sábado, 30 de enero de 2010

Semana Santa en Huesca

Por los años trescientos cincuenta la monja Eteria, gallega y abadesa del Monasterio del Bierzo ,viajó a Tierra Santa, como ahora siguen haciendo numerosos oscenses, a alguno de los cuales oí hablar de si los autobuses que los llevaron al Monte Sinaí, eran judíos o jordanos. Debía tener Eteria grandes conocimientos bíblicos ya que recorrió muchos lugares , como la Tumba de Job . Llegaría a tales lugares andando o montada en algún asno o en algún camello. Eteria describió en su libro Peregrinación a Tierra Santa los ritos litúrgicos con que celebraban en Jerusalén la muerte de Cristo, comentando que eran muy semejantes a los que se celebraban en su tierra gallega. En Huesca, por entonces la Osca romana, ocurriría lo mismo.
Don Ricardo del Arco dice que en el desfile del Santo Entierro aparecen Isaac, Abraham, Melquisedec, Moisés, Aarón y David, vestidos con magníficos trajes de época y el pintor oscense Hermano Martín Coronas diseñó los vestidos de las Sibilas, esas jóvenes profetisas paganas. No se limitaba la esperanza en la llegada del Mesías al mundo judío, sino que en todas partes sentían la necesidad de algo nuevo. Me acuerdo del Oficio de Tinieblas, que empezaba el Miércoles Santo y uno se quedaba sorprendido de que al acabar, todo el mundo procuraba hacer ruido, golpeando los bancos y haciendo sonar carracas y matracas. Dicen que hace años esas matracas y “carraclas” se hacían retumbar por las calles de Huesca. El gran maestro Arnal Cavero escribe:”En la torre suena la matraca grande”; ”Es monótono y angustioso su canto, como si dentro de él vibrase un corazón, que dejase en lo hueco de cada vibración una gota de sangre y una gota de llanto”.De niños en Siétamo , el día de Jueves Santo ,haciendo sonar las matracas, gritábamos: “A ver el Monumento que Cristo está dentro” y a continuación:”el diablo de rodillas, a romperle las costillas”.
Antes estaba la imagen tan de moda, que existían los imagineros, que nos dejaron las imágenes del Ecce Homo, tallada por Marqués o el Nazareno del escultor Orduna, en la procesión del Santo Entierro., como puede verse al contemplar cuadros en los que en lugar de imágenes hay figuras que uno no puede comprender. Otras veces se ven imágenes que nos llevan al consumismo materialista y otras tienen como fin convertir al hombre en objeto de producción sin alma. Pero todavía quedan multitud de personas, que en Huesca, acuden al Coso a contemplar los soldados romanos, montados en sus caballos y a escuchar el choque de sus cascos con el pavimento, que todavía era de adoquines, saltaban chispas como también ocurría al golpear los romanos de a pie con las conteras de las lanzas
Hay que buscar el equilibrio del espíritu y de la materia y vemos como en la Semana Santa se bendice el agua, como se guardan en los balcones los ramos del olivo y vemos llegar estos día a las golondrinas, que a Cristo le quitaron las dolorosas espinas, que mortificaban su cabeza; contemplamos también a ese Cristo montado en una humilde asno. Y Jesús se va, pero se queda y se fue, celebrando un ágape y se queda dejándonos el pan y el vino, pero a pesar de todo eso el hombre sigue matando, cuando tiene el recurso de de beber la sangre en el cáliz, que Él nos dejó y que tantos años tuvimos en San Juan de la Peña.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La muerte, la niña y el hombre caramelo

  ¿Tres años tiene la niña?, tal vez cuatro, no lo  se.  La conocí en el coro de San Pedro el Viejo, donde acude a una misa con su madre. El...