lunes, 2 de agosto de 2010

La nube artificial del Camino de Santiago se instala en el Museo


Siete son las nubes artificiales que irán aparecido en cada uno de los Centros de Arte, que se encuentran en Oviedo, en Vic, en Vigo, en Logroño, en Pamplona y en Artium (Vitoria), y yo el día once de julio de este año de 2010, encontré a varios amigos de Huesca instalando en la "amplia memoria" de la Plaza del Seminario, del Viejo Hospital Provincial y del magestuoso Palacio de los Reyes de Aragón, hoy convertido en Museo, una nube de material plástico blanco que iba a elevarse y a caminar sin piernas, por el aire, toda ella con imágenes del Camino de Santiago y de sus caminantes.

Transportarán viajeros, peregrinos que ya han abandonado el caminar por las rutas a caballo o caminando, para ir volando a Santiago de Compostela. Cuando cumplan una etapa, la nube se anclará en un albergue de peregrinos o en un espacio público, donde se proyectarán las imágenes proporcionadas por los organizadores de las "nubes de memoria", que quieren recordar el "Arte itineris" o el Arte del Camino.

Constituye para mí una alegría contemplar a los peregrinos espirituales de Huesca, montando e hinchando la "nube de Memoria Jacobea", en el mismo lugar donde cada domingo en la fachada del Museo me fijo y piso la concha amarilla, que señala el Camino de Santiago.

Pero ahora, desde la visión de la nube, me acordaré de los peregrinos que van a venerar a Santiago Apóstol y contemplan cómo las nubes crecen, se deshacen, multiplicando los sueños, las imágenes, que hoy exponen en sus reproducciones fotográficas, a todos los que por aquellos Caminos Sagrados, van en busca de un porvenir eterno.

Algo así le ocurría al poeta León Felipe, cuando escribía: "Ayer estaba mi amor como aquella nube blanca que va tan sola en el cielo y tan alta, como aquella que ahora pasa junto a la Luna de plata. Mi amor tiene el ritornelo del agua, que, sin cesar, en nubes sube hasta el cielo, y en lluvia baja hasta el mar".

Y como escribí en un artículo, aquello que dijo León Felipe sobre "la hondura de la repulsa y el distanciamiento entre la España peregrina y la oficial", son los peregrinos los que elevan sus nubes a los cielos, como recogen el trigo y alimentan el fuego en el invierno, porque son ellos los que se llevan la canción de la virtud espiritual y de la virtud humana.

Se ven imágenes de órganos en grandes Catedrales y de arpas en Orfeones, como se ven las marchas de peregrinos haciendo sonar guitarras y tambores, txistus, bandurrias y gaitas por aquellos caminos del peregrino. Y gracias a mis amigos, entre otros muchos Álvaro, Julio y Andrés, podemos admirar el paso de las músicas y tener la confianza en el futuro de los numerosos peregrinos espontáneos que sueñan con el Camino de Santiago.

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