lunes, 27 de septiembre de 2010

Samblancat de Graus



Samblancat es un apellido extendido por casi toda España, no sólo en Cataluña sino también, por ejemplo, en Murcia. Pero fue en Graus donde nació Angel Samblancat, Villa ésta, donde a sus ocho años de edad fue a vivir “El León de Graus”, Joaquín Costa y donde vivió cierto tiempo el gran escritor y jesuita aragonés, autor del Criticón, Baltasar Gracián. Escribió la tercera parte del Criticón, con su nombre cambiado, lo que le causó que fuera desterrado a Graus, “sin libros, pluma ni papel”. Costa fue un gran político, jurista, historiador y regeneracionista. Fue más regeneracionista con el agua, que afirmó que tenía que llegar a todas las zonas aragonesas. Tanto es así que la familia del también regeneracionista Labordeta, ha enviado las flores que recibió por su muerte, a la tumba de Costa en Zaragoza. Baltasar Gracián, nacido en Belmonte en 1601, y en 1631 fue destinado al Colegio de Huesca. En su obra “El Criticón” relata los pensamientos de dos hombres que se encuentran en una isla: “Critilo es el héroe, el discreto y el político, el hombre que nunca combate, sino que gana las batallas con la prudencia” y Andrenio es un estúpido y gobierna todo lo que hay bajo el instinto del hombre. Estuvo en Graus, desterrado por la Orden Jesuítica y Samblancat lo cita en su obra. Pero es notable su conversión en un “criticón” de la política en España, porque trata a todos los políticos que lucharon en la Guerra Civil española, como Gracián trata a Andremio el estúpido. Samblancat no se debió dar cuenta del talento práctico del pueblo de Graus, que cada año celebra una fiesta en la que crean con tesón y con ganas de progreso, metros y metros de longaniza. Los de Graus amaban a las longanizas de la paz y el grausino Samblancat, escribe sobre la Guerra Civil con “la deformación esperpéntica de la realidad”. El comportamiento de los políticos en aquellos años de la República y de la Guerra Civil, lo define Samblancat con su “Yo acuso a las víctimas”, en su obra “Caravana nazarena” en que relata el “éxodo y odisea de España, desde 1936 a 1940”. Al ver en su libro aquello de éxodo y odisea de España, me acuerdo de mi gran amigo Antonio Bescós, al que en mi pueblo trataban como “Trabuco”, que huyó en masa con sus compañeros durante la Guerra, a Francia, donde pasó frío y hambre. Un pariente suyo, General del Ejército Nacional, le evitó la cárcel al volver a Siétamo, su pueblo natal. Yo tenía cinco años cuando empezó la Guerra y con mi abuela materna, mis padres y mis cinco hermanos, tuvimos que sufrir la odisea hacia Francia por Jaca y Ansó, pero no hizo falta pasar a Francia. ¿Quien tuvo la culpa de tales sufrimientos?; y contesta Samblancat diciendo “Yo acuso “, como víctima de aquel éxodo y odisea, en la que tomó parte, igual que sus enemigos políticos”. Y acusó obligado por el “temor creciente ante el horror de ser retornados a España, o ante el avance del Führer tudesco”.

A Franco lo llama “buitre de collar desde que nació” y a Azaña, Presidente del Gobierno en Mayo del 36, lo llama “Cucaña” y lo define como “Buda abúlico y panzón, con verrugas en la cara y en el alma”. Según Samblancat: “El cambio de régimen no fue más que una especie de pasarse el cubierto y la servilleta un equipo de juerguistas a otro”.

¡Cómo se olvidaron del progresismo de Costa!, pero Samblancat se acuerda de Gracián citando en su obra, la “Crítica moderna”. Samblancat escribe :”la guerra es el principio de todo el mal” y atribuye “al mal gobierno de la República el Alzamiento del 18 de Julio”. Si se hubieran seguido los consejos de los residentes en Graus: Costa, y Baltasar Gracián, se hubiera cambiado la Historia de la Guerra, en una Fábula. Pone en la obra que Ortega y Gasset “había publicado el año 1925, la Deshumanización del Arte, igual que ahora que ya no se escriben casi en los periódicos, artículos filosóficos, científicos y de Arte.

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