viernes, 10 de junio de 2011

La fuente y el río Guatizalema




Ahora son abundantes y cómodas las piscinas ,pero cuando yo era niño, hace ya muchos años ,tantos que todavía no había llegado la Guerra Civil a las orillas del río ,hermoso río, que pasa por mi pueblo de Siétamo, era una felicidad para todo el mundo ese paso de las aguas del río.

Era nuestra ilusión su corriente ,sus aguas frescas y agradables y nuestro deseo de bajar a él para bañarnos y jugar y merendar en la fuente que se encontraba cerca , nos hacía cantar a los seis hermanos :"Iremos a la fuente de mi tío Rafael - el - el ", fuente que así llamábamos , no se por qué , ya que no recuerdo a ningún Rafael ,que poseyera por ahí alguna fuente. La finca de al lado era de la familia Calvo y ahora es de un simpático Rafael ,que la heredó de la casa a la que pertenecía su padre ,Tomás Calvo.

Al llegar el verano ,con su correspondiente calor ,sentíamos la necesidad de bajar al río y a la fuente y todos nos poníamos a cantarle a nuestra tía Luisa la citada canción. Mi tía Luisa nos escuchaba y queriéndo hacernos felices , preparaba la excursión ,para cumplir la promesa que nos iba a dar esa felicidad.Ya había pasado la Primavera y hacía calor y habían florecido los sauces del río y los litoneros del camino que a él conducían .Y mi tía Luisa, hermana de mi padre ,vivía lo que la Naturaleza gobernaba y tenía un corazón de oro y al llegar el solsticio de Primavera se le despertaba el deseo de llevarnos a la fuente de "mi tío Rafael " ,para que nos bañásemos los niños y jugásemos con la arena de las orillas del Guatizalema y bebiéramos las aguas que surgían de la fuente que manaba a su lado.

Aparejaban la burreta torda-platera ,a la que por detrás del cuello, colgaba tía Luisa las alforjas con pan y chocolate y nos montaba a los tres hermanos pequeños, a saber Luis, Jesús y yo mismo ,mientras mis hermanos mayores ,Mariví, Manolo y María iban a alcanzar las aguas del río y de la fuente caminando y teniendo cuidado ,junto con la niñera de que no cayésemos de los lomos del asno al suelo.

¡Pobre tía Luisa ,qué cuidados y qué trabajos le proporcionábamos todos los niños allí reunidos, pues no estábamos sólo los seis hermanos ,sino también otros niños del pueblo, que tenían las mismas aficiones!. Yo mismo no quería bañarme con el bañador puesto ,porque decía que no quería mojarlo .El lugar donde nos bañábamos no era ninguna badina peligrosa ,sino un lugar donde el agua corría escasamente profunda.

Algunas niñas tomaban el sol ,mientras los otros se lanzaban agua del río entre ellos y algunos trataban de pescar algún pequeño pez que nadaba por aquellos lugares.

Y cuando llegaba la hora de merendar ,todos acudíamos a la fuente ,donde tía Luisa sin hacer diferencias entre los niños ,nos daba a todos la merienda que había traído de casa y hasta la burra merendaba por su cuenta ,comiendo yerba del prado donde estaba atada y algún trozo de pan que le dábamos sus amigos los niños.

Tía Luisa vivía para los demás y después de muerta en su Torre de Huesca ,que heredó de su madre Pilar Casaus ,ha completado su labor social y humana porque dicha Torre ,se ha convertido en el Hospital de la Seguridad Social ,en un enorme conjunto de edificios donde viven los oscenses ,en varias fábricas y en un enorme paseo con una hermosa fuente ,al que yo llamo no de Rafael ,sino de mi tía Luisa.

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