sábado, 19 de noviembre de 2011

Mikel Martínez Sapiña Areizaga, de camarero en el aniversario de su tía María Antonia


Conocí en el noventa aniversario de María Antonia Vázquez, viuda de José Antonio Llanas Almudévar, a un niño de unos once años, que se prestó voluntario junto con su primo Javier Martínez Sapiña, para hacer llegar a los numerosos asistentes a la fiesta, que se celebraba en honor de María Antonia y de su hija Teresa Llanas, dulces pastas, pasteles e incluso champán. Con toda amabilidad se acercaban a las señoras, señores, señoritas y a todos los asistentes, con bandejas en sus manos, ofreciendo, con amables palabras los dulces y licores, unos alcohólicos y otros coca colas y jugos de frutas. Tenían los pequeños camareros voluntarios alguna dificultad para que aceptasen sus ofertas, porque había preparadas tres tartas enormes, de las que consumida la primera, ya no querían más. Mikel, con sus ojos negros y sonrientes, ofrecía sus dulces con amables palabras, como: perdonen, ¿quieren los señores tomar algo? ¡Con qué educación ofrecían los productos destinados a celebrar la fiesta y algunos los aceptaban, pero otras que ya estaban totalmente satisfechos de tanta delicadeza, decían que o deseaban nada más. Mikel y Javi, siempre sonrientes, en esas ocasiones en que se negaba la aceptación de sus dulces, me parecía que se les entristecían sus ojos y se les deshacían sus sonrisas. Ellos se volvían a esforzar, diciendo a los asistentes: Por favor, por favor, tomen un poquito más, para que nuestra tía-abuela María Antonia y nuestra prima Teresa, se queden satisfechas de verlos consumir sus obsequios.

Ellos no participaban en aquellas fiestas de la gloria de las alabanzas y de las músicas que les dedicaba el público, pero tenían un gran entusiasmo de que esa gloria llenase por completo los espíritus de los homenajeados. Ellos se conformaban con su trabajo por ellas, aunque tenían que entristecer su bella mirada y abandonar su sonrisa. ¡Que encanto llenó sus corazones, sin mirar para ellos ningún premio material! Yo al ver la generosidad de unos niños tan tiernos y jóvenes, me llené de emoción y me dije: ojalá que seáis muy felices porque habéis mostrado vuestra enorme humanidad, en esos cuerpos todavía sin alcanzar el desarrollo de las personas adultas. ¡Qué suerte habéis tenido, Miren y Manolo, con un hijo que se sacrifica por sus antepasados, ¿cómo se comportará con unos padres tan cariñosos como vosotros?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Rebrota en el mundo la Peste Negra.-

        ¡Cuantas pestes ha sufrido la Humanidad, a las cuales, han llamado Peste Negra!. Un equipo de investigadores ha extraído el genoma  ...