miércoles, 23 de noviembre de 2011

Ramón J. Sender Garcés y Antonio Mindeguía de Zizur


Como en muchas ocasiones Antonio el de Zizur,  me ha escrito algún recuerdo de su vida. Y hoy, día veinticinco de Noviembre de 2011, me ha contado lo siguiente:”En una Noche Negra, había una ardilla que saltaba de coche en coche, en el Parking. Llamaron a la Policía y a los Bomberos, para cogerla, pero la ardilla llegaba de una punta a otra de la ciudad, saltando”. Yo no he visto ardillas o esquiruelos en Zizur, pero en el cerebro de Antonio, saltaban y saltaban, de tal forma, que “los peatones no tenían sitio ni para pasear”. A Ramón J. Sender Garcés, cerca de Navarra, por el Santuario de la Virgen de Sancho Abarca, le saltaban ideas del pasado, representadas por las ardillas y  mezcladas con el futuro, representadas por los automóviles. Y así como Antonio Mindeguía (el semillero), describía la diferencia entre el pasado de las ardillas y el futuro de los hombres invadido por los automóviles, Ramón J. Sender Garcés, exponía su propio  pasado, a través del pseudo-individuo Pepe Garcés, cerca del Santuario de la Virgen de Sancho Abarca, en Tauste. En “Monte Odina” y en “Crónica del Alba”, escribe Ramón J. Sender sobre el Castillo del Rey Sancho Garcés Abarca, recreando recuerdos de ficción de lo antiguo y visiones de rectitud de la ermita de la Virgen de Sancho Abarca.” Hay una distancia insalvable entre el “Alter Ego” de Sender, a saber “Pepe Garcés”,narrador y protagonista del viaje que la familia hizo al Castillo y Ramón J. Sender, autor real”.
Hay un paralelismo entre el Castillo inexistente del Rey Sancho Garcés Abarca y la ardilla saltona de Antonio Mindeguía “en una Noche Negra”. Igualmente se parece el tormento de los automóviles con su vertiginoso circular, sus ruidos, contaminación y aparcamientos a la vida de Sender, con el fusilamiento en la Guerra de su hermano  y de su esposa, las agonías que los políticos apretaron sobre los españoles y la fuga a Méjico y a los Estados Unidos.
Sender en los Estados Unidos se encontró con numerosas y cariñosas ardillas y se recreó en el recuerdo que le traían de aquellas, que en su juventud contemplaba en  la Ermita de San Cosme y San Damián, al lado de Huesca. Igualmente los vecinos de Zizur,  pueden contemplar las ardillas o esquiruelos, subiendo algún día festivo a las montañas próximas y pueden olvidar el fragor de los automóviles, siguiendo la Vía de Santiago, que sube a Galar.

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