miércoles, 18 de enero de 2012

El antiguo trabajador,Lloret


Nos encontramos en una época, en que la gente, ya casi ha acabado de huir de los pequeños pueblos y se encuentran en las capitales. En los pueblos soñaban que en la capital vivirían felices,irían sus niños al Colegio y sus padres vivirían en elegantes pisos. Ha pasado una etapa en que aquello parecía ser verdad,porque abundando el dinero, que los Bancos prestaban con gran facilidad, se llegaron a construir pisos y pisos, que ahora, muchos de ellos, están cerrados sin nadie que los habite. Pero aquella ilusión se acabó, porque los Bancos derrocharon el dinero entre los jóvenes, para que éstos se compraran pisos.Les dejaban cantidades,  a veces superiores al precio de los pisos y les añadían cantidades para que compraran,  al mismo tiempo, automóviles. Pero llegó el paro y el gobierno decía que aquello no tenía importancia, y los jóvenes y también mayores,se quedaron sin trabajo y no podían abonar las deudas que habían comprometido con los Bancos. Muchos habían abandonado sus estudios, al ver como iban a ganar dinero trabajando en la Construcción, pero al cesar ésta, se convirtieron en parados, con sus mentes vacías de conocimientos y en deudores. Pero no sólo se hicieron deudores a sí mismos, sino que también convirtieron en deudores a sus padres y abuelos, que les firmaron sus créditos. ¿Qué ocurre ahora?, pues según algunos, lo que ahora ocurre, es que estamos hundidos en una terrible crisis, que como me explica Lloret, consiste en una “vida muy jodida”. Este don Salvador Lloret se puso a recordarnos los tiempos pasados.Decía que su padre nació en Sanlucar de Barrameda y se casó con Dolores Arias. Por medio de parientes altoaragoneses,soñando con heredar parte de la herencia de sus padres, volvieron desde las Islas Canarias, donde vivían, a Fañanás. Y allí, vivían  con tres hijos,el mayor de los cuales era Salvador,con sólo cuatro años; se murió su padre y no tuvieron más remedio que trabajar, porque no heredaron nada ya que en Fañanás, según el derecho aragonés, el heredero, se quedaba con todos los bienes de la familia.Entonces se tuvieron que poner a trabajar en la agricultura, en la ganadería,  en el Campo de Vuelos sin Motor de Monflorite y “en todo lo que salía”. Ahora,  encambio, nadie hace caso de las ofertas de trabajo que anuncian en el periódico,  sino que están esperando, que los vayan a buscar a sus casas .Si algún patrono de los pocos que van quedando, les va a contratar, les exigen que , por ejemplo no quieren utilizar carretillas ni palas de mano, sino que el trabajo, que les ofrecen, sea cómodo. Ahora se encuentran obreros parados, que no han sido nunca trabajadores, pero  aquellos que lo son, porque el trabajo les agrada, no lo pasan mal del todo.
Lloret está jubilado por enfermedad pulmonar, pero ha sido un gran trabajador, pues a los cuatro años ya tenía que fijarse en el trabajo de su abuelo y de su madre.Así,  a lo largo de su vida trabajó en multitud de oficios,primero de cocinero, luego de carpintero, después de pintor, de albañil, en una palabra como buscaba siempre el trabajo,encontraba en él,  todos los oficios.Un día del año 2012,encontré a Llovet,  en un Bar de los Porches, comentando el pasado, con un antiguo vecino suyo de Fañanás y allí, éste,  habló de una ocasión en que con dos compañeros suyos, pidieron y obtuvieron un crédito de doscientas mil pesetas.Cada uno hizo con su parte lo que pudo.El amigo de Salvador Lloret  compró seis terneros para cebarlos y desde aquel día, ya no le faltó trabajo.

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