lunes, 12 de marzo de 2012

CAROLUS REX Y LAS MUJERES


Estaban dos jóvenes varones al borde de la acera y a su altura, han parado su coche dos jóvenes mujeres. Entre risas de unas y entre bromas de otros, preguntaron la dirección para subir a Jaca, y observé que colgada detrás del parabrisas, bailaba salazmente una cuca, como la Cuca Roya, que se yergue allá, en la Sierra de Guara. Dieron explicaciones los muchachos, pero no entraron en cuestiones fálicas, porque en medio del falo, habían hecho un nudo. Era el nudo, tal vez una advertencia a los violadores o un “quereba y no quereba”,  como cuenta el romance, que le pasaba a la altoaragonesa Marichuana.

Hay acoso sexual a las mujeres por parte de los hombres y ese falo colgante tras el parabrisas, ¿no es un acoso a ciertos hombres, atenuado tal vez, por ese nudo o más provocativo todavía, para los que se sienten grandes machos?.

La educación sexual no se ha impartido adecuadamente, pero tampoco nos hemos preocupado del asunto. Para la convivencia y libertad actuales, ves esa educación completamente necesaria, y no ahora, pues ya los viejos pregonaban que el problema de la “yacencia”, no tiene enmienda. También, cuando alguno,  por descuido, llevaba  la bragueta descubierta, exclamaban, diciéndole: ”la sacristía abierta y el sacristán en la puerta”. Otros llamaban a ese sacristán, la escolaneta y algunos le daban otro nombre, que se canta en una jota, muchas veces escuchada y que así reza: ”cuando era chiquitito me meaba en la cocina y mi madre me decía, te cortaré la minina”

Sigo insistiendo en la educación porque como todos los hombres saben y muchas mujeres también, ese sacristán es un malmandado, porque cuando se abre la puerta de la sacristía, ya está fuera y no siempre para celebrar el rito ordinario, sino si puede el extraordinario.

Estas cosas las dice el pueblo, pero hombres de la categoría de Alberto Moravia, ¿casado ahora, con una zaragozana?, las confirma con un humor insuperable. Al,  a lo que nosotros llamamos sacristán, lo bautiza con el nombre de Carolus Rex, que es por cierto un Rey totalitario, inoportuno, molesto y comprometedor. Así como los psiquiatras hablan de la doble personalidad del esquizofrénico, Moravia habla de la dualidad conflictiva del varón, que tiene su discreción, y su autocontrol en la cabeza, pero se ve gobernado o dictado por ese CAROLUS REX, tan sinvergüenza, que cuando se pone excitado, no cree ni en el Señor. ¡Pobre Alesanco!, mira que acusarle de violador. Si es verdad que las rubias descendientes de las exuberantes mujeres de Rubens, se introducían en las habitaciones de los jugadores futbolísticos, no me digan, que no existía el acoso sexual femenino.

El sacristán estaba,  no con la puerta abierta, sino sin puerta y si además, ese sacristán es también el dictador Carolus Rex, pónganse la mano en el pecho y digan lo que hubieran hecho, a no ser que como Santo Tomás de Aquino, en caso semejante, hubiera lanzado a la descocada una tea encendida o actualmente el calentador de butano o la lámpara de la habitación.

Si añadimos a estas circunstancias,  que se trataba de un futbolista español, acostumbrado a aprovechar las oportunidades de meter goles, llevado por su furia nacional, lo comprenderemos mejor.

Al ser declarado inocente, todos nos hemos alegrado porque dicen que si ella se lo montó, bueno que fue un montaje.

A propósito de montajes, hagamos un juicio salomónico, acordándonos del “Tanto monta, monta tanto Isabel como Fernando” y saquemos la conclusión de que cada uno hizo lo que pudo, aclarando que Alesanco salió peor, como Fernando y su reino aragonés, más “fornicados”.

A la robusta moza Rubeniana, si hubiera echado el cerrojo, como suele hacer la Real Sociedad,”pa días” le meten gol.

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