martes, 6 de marzo de 2012

TORO IBERICO




El Mediterráneo es un mar metido entre tierras llenas de color, de cultura y de vida. Toda su costa está ocupada por pueblos que constituyen el núcleo de la Cultura Clásica, como Roma, Grecia, Israel, Fenicia, Egipto, Cartago, Lyon y ¿cómo no hablar de la España Ibérica? Los iberos es probable que tuvieran su origen en el Mediterráneo o si no lo tuvieron, recibieron influencias de las culturas fenicia, griega, cartaginesa y romana, entre las cuales se la está reconociendo ahora. En el mes de octubre de 1997 se ha dado en París una selecta exposición sobre los iberos, exhibiendo más de trescientas piezas originales, encontradas en España y en la zona francesa del Mediterráneo. La cultura ibérica va del siglo VI al I antes de Jesucristo y sus conocimientos abarcan lo social, el arte, la escultura, los adornos, la cerámica y la escritura, afectando no demasiado a la arquitectura, que no destaca, aunque recientemente se ha encontrado en Valdetormo (Teruel), a orillas del río Matarraña, un fortín de esta cultura, con un torreón circular de doce metros de diámetro y cinco de altura. Don Ricardo Olmos opina de los iberos que "quienes labraron en oro diademas, como Javea,  o  esculpieron en piedra caliza las Damas de Elche y Baza no estaban lejos de aquellos otros artistas que crearon sus mejores imágenes para la Acrópolis de Atenas”.  Para demostrar esta afirmación se llevan a París el guerrero número uno de Porcuna, de los comienzos del siglo V a. e, objetos pertenecientes al tesoro de Tivissa (siglo II a.e), como un brazalete espiraliforme, la esfinge alada de Elche (no se lleva la Dama del mismo lugar) y un recipiente de cerámica que representa, en su superficie, la danza guerrera de Liria. Se han encontrado restos de muchas actividades humanas, de la caza, de los lobos, de la ganadería, entre los que se encuentra el toro de Porcuna (siglo VI a.e), otros toricos de Teruel y muchos más, que formaban parte, tal vez, de ganaderías que hubieran dado, artísticamente, origen al toro bravo español. En Navarra, en el pueblo de Artajona, se encontró una cabeza de loro en una columna, resto que puede ser fuera romano, que recuerda la ganadería de Karri-Kirri. En el Imperio de Tiberio, en las monedas de transición de! período ibérico al romano, salen toros en las de Calahorra, Cascante, Alfaro y Tarazona. Salen también en las monedas ibéricas de Tarragona, Sagunto, Cuenca y sobre todo en las andaluzas. Algunos de estos toros dan la sensación,  de ser verdaderamente bravos, porque en ocasiones están embistiendo. Pero hay una moneda de ITUCI (Tejada la Vieja de Sevilla), situada en la zona fenicia y que me regaló en Pamplona un simpático vendedor de la Plaza del Castillo, en cuya cara aparece un guerrero ibérico montado a caballo y portando un escudo, enfrentado a un toro. ”Ahora, al mirar la moneda, tengo dudas de si se trata de un toro”. Esta moneda no se encuentra en el libro Moneda Hispánica", publicado en 1992 y cuyo autor es Fernando Álvarez Burgos. Pudiera tratarse de un cuidador de toros, aunque parece extraño que un cuidador no estuviese en la moneda acompañado de más toros; parece, más bien, que es un precursor de "un caballero cristiano, que pide licencia, ufano, para alancear un toro " El hecho de estar sólo el ibero con un toro, da a entender que se trata de torearlo, pues Juan Belmonte escribe: "Es verdad, y todo el mundo lo sabe, que e! toro, en campo abierto, no embiste; sólo suele embestir el toro abochornado, es decir, que se separa de la majada después de una pelea” . "Se decide el toro a embestir cuando se le fuerza a ello, cuando no tiene más remedio, cuando ya está cansado de rehuir la pelea " De este texto podemos deducir que al toro de la moneda se le ha ~sacado del rebaño y se le ha buscado para que acometa”. Estamos, por tanto, en un precedente de la Fiesta Nacional de los toros, que seguira siendo la mayor afición del pueblo español en tiempos de Felipe II. "De los más de setenta mil habitantes de Madrid, las dos terceras partes acudían a la Plaza Mayor cada vez que se lidiaban cornúpetas, celebrándose el valor y destreza de los caballeros que se enfrentaban a los animales" (Arturo Pérez-Reverte). A estos caballeros les ayudaban los hombres de a pie, como el paje que sale representado en una tabla de Rodrigo de Osuna (siglo XVI), que está en Gandía, y que se sube a un árbol para evitar el ataque del toro. El toreo de a pie, durante el siglo XVI, era como una ayuda a los caballeros y en el siglo XVII,  como dice la Enciclopedia de los toros de Cosía, "acuden ya a las fiestas de toros verdaderas cuadrillas de profesionales navarros o andaluces”. Goya pintó mucho la fiesta de los toros e hizo un retrato del torero José Romero, vestido con un traje  regalado por la Duquesa de Alba. Hoy la fiesta taurina tiene amigos y enemigos, pero la moneda ibérica de antes de Cristo nos recuerda que va unida al pueblo español, desde siempre en el tiempo y geográficamente desde el norte en que se encuentra Pamplona hasta el sur donde se asienta Sevilla.

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