domingo, 9 de septiembre de 2012

LA CUCARACHA



La Cucaracha de Kafka era rara, como lo eran las que caminaban por las paredes del dormitorio de la pensión de Zaragoza, donde yo dormía cuando en dicha Ciudad estudiaba. Al escritor centroeuropeo Kafka, un hombre se le convirtió en una enorme cucaracha, que colocada sobre la cama en decúbito supino, meneaba las patas impotente. No podía caminar, no podía progresar el negro coleóptero, porque como dice el refrán  se hace camino al andar. Le pasaba a la cucaracha de Kafka lo mismo que a la cucaracha española que nosotros, al menos mis compañeros de pensión y yo conocimos, porque al golpearlas por la noche, después de  encendida  la luz, algunas morían pero otras ya "no podían caminar porque les faltaban las  patitas de detrás", como se cantaba en aquellos tiempos. Si, se cantaba: "La cucaracha ,la cucaracha ya no puede caminar, porque le faltan, porque no tiene las dos patitas de atrás" y tal vez sufrieran la pérdida de sus patitas a causa de las marchas  cucarachiles  por los caminos de las paredes y los suelos, pues como dice no se quien, esas marchas además de proporcionarles las ventajas de la consiguiente concurrencia, en la que se sentirían felices, les han hecho sufrir los padecimientos de la persecución,  que llevaba consigo el tránsito de sus tropas por las viviendas del país que recorrían; si, del país habitado por los hombres y recorrido por las cucarachas. Pero parece ser que esta canción mejicana comparaba a los hombres con las cucarachas, como cuando dice :"Pancho Villa cuando viaja, necesita dos vagones, uno para su equipaje, y otro para sus talones” .Y el tránsito  de tropas sería el de los humanos que se defendían, contra el tránsito de las marchas cucarachiles, cuando todavía no existían los insecticidas, con alpargatazos y otros golpes violentos y otras veces el tránsito de Pancho Villa y sus guerrilleros, más pesados que las pulgas y que las cucarachas.

Hemos vencido a los insectos, pero sigue el tránsito de tropas, que no cojean sino que vuelan en aviones para trabajarse otros países que se quedarán patas arriba como la cucaracha de Kafka y negros de luto como ella y otros sin poder caminar, como le pasaba a nuestra cucaracha.

Durante estas noches de Enero, otro insecto me ha machacado la cabeza, como un compresor que con su cri-cri continuo y monótono me comunicaba y me hacía escuchar las explosiones en el Medio Oriente, allá  en Irak, en la Europa Central,  allá  en Kosobo o en Sierra Leona, en el  Africa  Occidental; tal vez fuera ese crí-crí  el grillo de la radio, que antes alargaba la noche con sus músicas nostálgicas. Y yo escuchaba ese crí-crí sonoro, que se extendía "sur toute la Vallée du coeur endolori", sobre todo el valle de mi corazón dolorido...y ahora todavía con el corazón más dolorido que el mío, el pueblo escucha los crí-crís de todas las emisoras, que no se limitan a poder ser oídos "sur toute la Vallée", sobre todo el Valle ,sino que se escuchan por todo el mundo.

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