domingo, 2 de diciembre de 2012

“La albada al Nacimiento” de Ana Francisca Abarca de Bolea





El tiempo va pasando y nos vamos olvidando de nuestros antepasados que eran gente sencilla o ilustrada, como por ejemplo de Ana Francisca Abarca de Bolea, que trabajó hace ya cerca de cuatro siglos, es decir en el siglo XVII, en la cultura del pueblo aragonés, en el que no existían todavía escuelas para todos. En el año 1979 se cumplió el tercer centenario de la publicación de un libro, escrito por Ana Francisca Abarca de Bolea, titulado “Vigilia y Octavario de San Juan Baptista”, del santo que anunció la venida del Señor, que en los días de Navidad, tanto preocupa a los hijos de Siétamo.

Hasta hace pocos años se creía que había nacido esta ilustre mujer en el Castillo-Palacio, que se levantaba en esta Villa y que era propiedad de la familia aragonesa de los Abarca de Bolea. La profesora doña Angelines Campo, muerta hace muy poco tiempo, demostró que había nacido en Zaragoza, en 1602. Era tía de Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, Barón de Siétamo, Marqués de Torres y  Conde de Aranda, título que heredó de una noble familia de Epila.  Amaba a su familia, y a su Casa-Palacio de Siétamo, pero tenía casas en Huesca, en Zaragoza y por todo Aragón, pues como dijo su sobrino Don Pedro Abarca de Bolea, Aragón era una nación. Pero no sólo estaba pendiente de los asuntos aragoneses, sino de los de España, ya que participó, siendo muy joven, en la guerra de Italia, fue embajador en Moscú, en Polonia  y en París. ¡Qué tiempos aquellos tan lejanos! pero ¡cómo en las Estados Unidos de América, recuerdan a Don Pedro Abarca de Bolea, porque intervino en ayudarles a conseguir la independencia de Inglaterra ! .

Su tía Ana Francisca buscaba la paz y como descendía de Sancho Garcés, Rey de Navarra y Conde de Aragón, al tiempo que llevaba dos abarcas en su escudo civil, se preocupaba de componer obras literarias sobre la Navidad y de cantar villancicos, acompañados por instrumentos musicales. Su sobrino se preocupó de que lo enterrasen en San Juan de la Peña, pero ella, siendo todavía una niña pequeña, de tres años y medio, ingresó en el Monasterio de Casbas. Ella misma confesaba “el amor que se cobra, a los puestos donde uno recibe la primera enseñanza” Mucho le costó llegar a convertirse en monja, porque estudiaba y consideraba la posibilidad de casarse, ya que los hombres despreciaban la lucidez del cerebro de las mujeres y por eso, en aquellos tiempos, la mujer no tenía conocimientos y la convertían en analfabeta.

“Ella, junto a su candor y espíritu religioso, al tiempo que aumentaba su cultura, pues ella misma se autoeducada leyendo una colección de “libros sagrados, espirituales, historiales y de todo genero de buenas letras, entendiendo el latín como si ex profeso lo hubiera estudiado. Llegó a adquirir la destreza en todo género de música, así de instrumentos como de voz, y   a permitirla en decentes recreos de religión, ya encaminada a sagrados cultos”.Decentes recreos de religión eran aquellos en que hasta el baile se practicaba, como ocurrió en Valencia en 1438, en que para celebrar una fiesta religiosa,”hasta los frailes de San Francisco salieron por las calles saltando y bailando”(La Inmaculada del padre Juan Mir,S.J.,pág.128). Siempre ha inquietado la cultura a los de Siétamo, como preocupó a Ana Francisca. Yo me acuerdo de la Escuela de Siétamo, antes de la Guerra, en que Don José Bispe, los sábados nos miraba la limpieza de nuestras manos y de las uñas para que nos cuidáramos de la limpieza de nuestro cuerpos, en tanto el Cura Don Marcelino Playán, se preocupaba de enseñarnos la Doctrina. De ahí salieron,  no sólo agricultores, sino hombres cultos como el Cardenal Javierre. Escribió Ana Abarca, en la página 48 de “Catorce vidas de santas de la Orden del Cister”: “El estudio y la música hacen admirable consonancia, y más allá de ser esta ocupación tan plausible, es crédito de buen gusto”. Me acuerdo de Mariano Cabrero, padre del sacerdote José Marí, párroco de Alquézar y también padre del entonces Marianito, que también cantaba en latín, pero ahora que ya jubilado, se ha convertido en Marianaz porque es un hombre al que hay que añadirle el aumentativo aragonés, ya sigue participando en los conciertos y coros que se celebran y cantan en la Iglesia, como lo hizo en vida de su padre el señor Mariano.   Estábamos también los malos cantores, porque Marianito, en el coro, me hacía callar. Allí estaban también, el señor Andrés de Lobateras y otros que “tenían tanto aprecio a esta liberalísima arte, que entre los de Siétamo, el no ejercitarla con particular cuidado se tenía por negligencia,  muy culpable. No aprendían a cantar para vivir desatentos, sino para el recreo del ánimo y alivio de sus mayores ocupaciones y trabajos”. Siempre ha cultivado Siétamo la Música, aún en aquellos tiempos de pobreza, en los hermanos Burgasé, conocidos como “Los Ciegos”, tocaron la música y cantaron por toda la Provincia de Huesca.

Poseía su familia varias casas en Huesca, a donde iba con cierta frecuencia a la bulliciosa y ardiente actividad académica aragonesa, donde alrededor del prócer oscense Don Juan Vicencio de Lastanosa, se juntaban Baltasar Gracián, Juan de Salinas, Ustarroz y tantos otros ,como ella misma.

Y yo, como nacido en Siétamo, recuerdo a Ana Francisca de Bolea, cuando veo “el extremo de la meseta sobre la que se asienta este pueblo, que está presidido por el Castillo, que saludaba  la Fondura, que riega la fuente de los seis caños; dicho Castillo-Palacio fue donde nació Ana Francisca. Colgada en una pared yo veía colgada una antigua cuna familiar, donde puede ser que la niña soñase sus primeros sueños”.

Nunca pudo olvidar la “fabla” aragonesa, que escuchó a los empleados de su Castillo. Desde Siétamo a Casbas se ve al Norte la Sierra de Guara, sobre la que escribió una poesía, de la que escribe al llegar el frío invierno: “Mas,¡ay!, que tu amenidad, hoy se llega a reducir, a verte ajada y marchita por un invierno civil”. Pero luego le dice a la Sierra, que no desespere, que luego vendrá una nueva Primavera:”Muy compasiva te aviso no te procures el fin, que si se ha visto tu oriente, pronto vendrá tu nadir”.

No se olvidaba la poetisa sietamense  de las distintas conmemoraciones, que se hacían a lo largo del año y escribió “El baile pastoril al nacimiento”, en el que expresa los dichos del pastor Blas:”Dende que ha plegato, lo cuento a os hermanos. Hoy ha nachito en Belén, según el anchel lo dijo, porque habez  paz en a tierra, no en puede sino está Cristo y así sapez que ese Dios, feito hombre, ye tan niño, que entre trapez, dice Lucas, le trovarez escondido”. También escribió “La albada al Nacimiento”, en la que escribe:”Media noche era por filos, las doce daba el reloch, quando ha nacíu en Belén, un mozardet como un sol. Nació de una hermosa Niña, virgen adú que parió y diz que dexó lo cielo por este mundo traidor. A su madre y a Chusepe, pus lo merecen los dos, dársele la norabuena, diste fillo que tenión”.

No hay que olvidar las tradiciones populares, como ocurrió con mi padre, que escribió en los años cuarenta un cuento en fabla, que decía :”María y José marchan de camino-Van con asperanza-De que un ser devino,-Que mora n’a entraña, de ra Virgen pura,-Alcuentre un asilo, palacio u cabaña-Que haga menos dura, ra triste chornada………..Les avisó a ros pastores,- Y ascape fueron llegando-Repatanes y mairales,-Craberizos,vaciveros, - Yegüerizos y duleros-Mocetas dixas que cudian –os pavotes y os verracos-Y mientras filan estambre,- apacientan os rezagos.- todos veneran contentos y todos trayeban algo- Pa ofrecelené a Jesús-Y al mesmo tiempo adoralo.-Trayeban figos de Fraga.- Orejones d’Estadilla- Y pasas d’ixas qu’escaldan-En Lascellas y en Velillas.- Vino de Castilsabás-Y corderotes d’Albero-Billota de Banastás-Y conejos de Pebredo-Tortas d’aceite d’Ayerbe-Turrón guirlache de Jaca,- Castañas de mazapán-Dá zucrería Lasala,-Tortadas de Berbegal-Y pan moreno d’Angúés-Pedos de monja de Casbas.-Juguetes de Bandaliés.-Entre gente tan humilde-Tan humilde como güena.- Quiso el Redentor del Mundo- presonase aquí en a tierra,- Era pa danos ejemplo- Que toda su vida dio-…Y nos llevará t’al cielo”.

Hemos visto como se mantiene y ahora se refrescan las tradiciones de este pueblo con la llegada a nuestras casas, de modernos aragoneses, entre los que se encuentran músicos,”que saben cantar la gala musical a los cielos”.

Pero noté que en el paso de los portadores de la Cruz, en Semana Santa, se han perdido los instrumentos que lo acompañaban, incluidos los tambores, pero el pueblo quiere formarse para acompañar sus pasos con su tan-tarantán-tan.

¡Qué bello es marcharse de un pueblo, que trata de resucitar sus costumbres!.

 

 

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