jueves, 13 de diciembre de 2012

Recuerdos del artista oscense, José María Lanzarote


Pintado por J.M. Lanzarote

Se nos ha marchado de Huesca el amigo verdadero, José María Lanzarote. ¡Qué apellido tan noble el tuyo, José María!, porque siempre lo he admirado, cuando lo pronunciaban los oscenses o simplemente, cuando tenía la oportunidad de conversar contigo. Pero no sólo te admiré por el bello y sonoro nombre de Lanzarote, Caballero de la Tabla Redonda, sino por tu nobleza que era suave y atraía a las personas que lo necesitaban. El Caballero Lanzarote fue protagonista de bellas aventuras y José María Lanzarote fue el pintor protagonista de miles de cuadros, que representaban la belleza de la Naturaleza con sus paisajes, con la arquitectura y el aire  de las mujeres y hombres ansotanos, con los que substituyó  las bellas aventuras de los Caballeros de la Tabla Redonda. Los caballeros eran duros en sus luchas, pero José María, era admirable porque su carácter era suave y atraía a las personas que lo necesitaban.

Yo lo conocí, hace ya muchos, muchos años, en el Taller de Carpintería, cuando tanto se nombraba la Plaza del Justicia, nombre muy aragonés, como áquel con que la llamaba el pueblo oscense, diciéndole La Plaza de los Tocinos. Ese nombre les resultaba a algunos un tanto vulgar, cuando esos animales en esa Plaza, depositados en cajones por los vendedores y sacándolos de ellos los compradores campesinos, gruñían y  les daban alegría y esperanza de que se hicieran bien gordos. Con cariño se los llevaban los compradores, con ilusión de alimentarlos muy bien para que  desde  pequeños,  se tornasen gruesos. Porque  aquella alimentación a los tocinicos, iba a ser la base de su propia alimentación, con su rico jamón  y con los guisos sabrosos que prepararían sus esposas en los hogares de sus casas. José María  todos los lunes, en que tenía lugar “La  Feria de los tocinos”,  los veía y escuchaba, desde su taller. A él acudían algunos vecinos de los pueblos cercanos y del mismo Huesca, para que le hiciesen algún mueble de carpintería, como mesas, sillas, para  en ellas comerse  los cerdos, con la comodidad que buscan aquellos que comen a placer.

Yo conocí, no sólo a José María, sino también a su padre, hombre muy simpático y amigo, ya entonces, de mi abuela Agustina Lafarga, viuda del Diputado Provincial Ignacio Zamora Blasco. Lo conoció en un piso del Coso Alto, donde hoy se encuentra el Colegio de Santa Ana, donde Cornelio acudía y más tarde José María, a colocar o a restaurar algún mueble. No es extraño que se trataran con mi abuela, pues en tiempos pasados, cuando todavía vivía mi abuelo Ignacio, que murió en 1914, vivía en una casa encima de la Carpintería de Lanzarote.

Nuestra relación y amistad nos unió en la restauración de muebles, que íbamos a usar en Siétamo. Ahora, cuando contemplo una alacena que José María convirtió en armario, me parece que José María con el armario construido por él, está ofreciendo a los que lo miran, la visión de los escudos de Almudévar y Azara. Pero yo me acuerdo de que el Caballero Lanzarote, fue más popular y mucho más antiguo que los Azara y que los Almudévar.

Se ha marchado José María Lanzarote y ha dejado a su esposa Lourdes , que Gracias a Dios no se queda sola , porque  la acompaña   el hijo de ambos, Historiador, que viaja por Roma y por París, de la misma forma que su padre José María Lanzarote, viajó por todo el mundo ,con multitud de cuadros artísticos.   

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