jueves, 2 de mayo de 2013

Siétamo- Geografía e Historia


Escudo de Los Abarca en San Juan de la Peña



La Villa de Siétamo está situada en las proximidades de la Sierra de Guara, en su cara Sur. La zona en que se encuentra tiene como nombre, Somontano de la Sierra de Guara. En ese Somontano oscense,  a una altura de unos 500 metros sobre el nivel del Mar, más o menos, según las variantes del relieve, se eleva Siétamo. Con la vista de la Punta de Guara al fondo, se encuentra una meseta, larga y estrecha,  que baja desde las Eras en que antes, se trillaban los cereales hasta las ruinas del Castillo- Palacio del Conde de Aranda. Esta meseta limita por el Este con el pequeño vallón de la finca llamada Valdecán y por el Oeste con la Paul o Arboleda,  lugar por el que corren las aguas de las fuentes,  desde sus manantiales hasta la Fuente Pública. Por encima de la Meseta, desde la era, antes propiedad de los Ordás, hasta la Plaza Mayor, a la que se ha puesto el nombre  del Cardenal Javierre, recorre la Calle Alta, de la que salen por la derecha, dos calles, que bajan a la Paul, y a la izquierda entra y sale la Calle de Valdecán, frente a la  de  Agustina de Aragón, que acaba por la derecha para asomar en el Arrabal. Una vez en dicha Plaza Mayor se alza la Iglesia Parroquial, construida en el siglo XV. Antes en tiempos medievales, antes de la conquista por los musulmanes, hubo una pequeña iglesia, en el terreno que hoy ocupa el templo parroquial, y en dichos restos de la dicha y antigua iglesia, es difícil calcular la época, en que fue construida. De esa antigua capilla, se asoma  una pequeña ventana, que da a la parte posterior de la Iglesia Parroquial, en la parte Este de la meseta, donde se asienta la parte vieja del pueblo, y desde dicha ventana,  se asoma  un profundo valle, el del Tapiado. Allí sigue la pequeña ventana, con parte de la reja que prohibía el paso por ella y que fue cortada para escapar del cerco republicano, los defensores de dicha Iglesia. El último de ellos fue el Sargento de la Guardia Civil Javierre, padre del Cardenal y del gran escritor José María. Ahora  los pocos que por allí pasan, se pueden dar cuenta de las viejas rejas y de las que después de la Guerra Civil de 1936, se volvieron a colocar.   

En la citada Plaza Mayor, se encuentra el Ayuntamiento, edificio levantado después de la Guerra Civil, sobre el solar derribado por la artillería y por el fuego de los atacantes. Se derrumbó de nuevo, después de construido por Regiones Devastadas y con los concejales Antonio Barta Viñuales  y Rafael Calvo Bruis, fuimos a Madrid y se restauró el edificio. Desde la Plaza Mayor desciende hasta el Castillo –Palacio, la Calle Baja o Calle del Conde, que acaba en la  Vía Romana, que desde Huesca subía a Alquézar y que pasaba por el Castillo. Siétamo mismo, que antes llamaban Sieteno, estaba en el Séptimo Millar de dicha Vía. En el Llano de Loporzano, encontré el miliar V, grabado en una piedra de sillería, sobre la que se mostraba el cinco romano, en forma de V mayúscula. No me la llevé para guardarla en el Ayuntamiento, porque, creí que estaría localizada para su conservación por el Museo de Huesca. Pero allí murió esa pequeña reliquia de la Historia.

Del citado Castillo se encuentran las ruinas, entre otras la de un pozo, casi frente a la puerta antigua del Palacio. Cerca  del Torreón, están los restos de una cuba para pisar uvas, para obtener vino. Casi al lado del pozo, se precipita la meseta, sobre la Carretera N-240, por su parte situada más al Sur. En la parte Oeste todavía se conserva un tramo de la antigua muralla, con una Torre, a la que miramos los hijos de Siétamo actuales, como han contemplado nuestros antepasados y allí está, continuando los recuerdos del pasado, a cada generación. Ahora miramos el tercio del Torreón derrumbado, cuando antes se subían a lo más alto y observaban el paisaje. Hay una fotografía de mi abuelo Don Manuel Almudévar, vigilando el monte de Siétamo y sus ganados. En la muralla se deja ver la entrada a un subterráneo, por el que dicen se bajaba a la balsa de la Huerta del Conde, mucho más abajo. Por aquella zona cubierta de arbolado, era fácil huir de los que  perseguían al fugitivo.
D. Manuel Almudévar

 El Doctor Cardús aficionado a estudiar la Historia, mandó a varios muchachos que entraran por aquel subterráneo, pero no pudieron pasar. Es de suponer que la vegetación, durante siglos, habría rellenado el pasadizo, con sus raíces,  de tierra, que conduciría a la Balsa de la Huerta. También se veía y recuerdo haberla contemplado en un lugar elevado sobre el suelo,  una horca para colgar a algún delincuente, pero no queda ningún recuerdo de que se realizase ninguna ejecución. En unas piedras o sillares, empleadas, después de la Guerra Civil, para hacer un local con arcos en su parte delantera, se siguen viendo muchas señales medievales, con las que se identificaban los que picaban las piedras de sillería,  varios picapedreros o albañiles.    

Dicen que este Castillo fue edificado en el siglo XIV y modificado en el siglo XVIII. En el siglo XVII, leyendo el libro de Don                 Severino Pallaruelo de Puyarruego, se ve la elegancia que los Condes de Aranda crearon en las salas del Palacio, para recibir, entre otros, a la familia de los Azara de Barbuñales, parientes de los Azara de Siétamo y amigos íntimos con el Conde. El escritor de Puyarruego, Severino Pallaruelo, es un gran escritor de temas aragoneses. En su obra “Bardají”, escribe sobre los viajes de la familia Azara de Barbuñales, parientes de los Azara de Siétamo, antepasados míos. Escribe lo siguiente:” En Siétamo, no lejos de Barbuñales, alzaba sus muros de arenisca dorada el palacio de los condes de Aranda, amigos de la casa de Azara. Un tío  de María Ana era canónigo de la catedral de Huesca. Cuando (Azara) iba a visitarlo pasaba por  Siétamo. Se detenía en el palacio de los condes. Admiraba los salones. Allí había libros y estampas, telas exóticas y muebles hermosos: todo el lujo tranquilo y claro, confortable y pulcro que promovían los ilustrados  del siglo como ambiente donde desarrollar tertulias razonables, conversaciones interesantes y debates acerca de la felicidad del género humano, conseguida por medio del desarrollo de la inteligencia y de la riqueza”. Esta lectura me emocionó porque me hizo recordar algunos muebles y mosaicos que mi padre recogió entre las ruinas del Palacio y unos mosaicos. Severino Pallaruelo, que conoce la fabla aragonesa, es de Puyarruego, cerca de la Iglesia de San Victorián, donde se levantó por los visigodos un convento en el siglo IV. Bardají tuvo mucho que ver con San Victorián. Pasó Bardají a Graus, donde se casó con la única hermana de los Azara María Ana, de Barbuñales. Sus hermanos, principalmente el canónigo de Huesca, visitaron el palacio del Conde de Aranda, mientras la vida lo permitió.     

Pero  su situación, al lado de la Vía Romana de Huesca a Alquézar, indica que allí siempre habrá existido un edificio para los guardianes de la misma, unas veces castillo guerrero y más tarde en el siglo XVII y XVIII, lo convirtieron en Palacio.

La Historia no ha dejado de ser la que ha visto renovarse las luchas y las guerras. ¡Cuántas se realizarían en aquellos terrenos próximos al Castillo!. Unas por los vasco-ibéricos y romanos, otras por los godos y más tarde por los moros con los cristianos y más tarde entre carlistas y liberales. El año de 1936 llegó la Guerra Civil, que destruyó a Siétamo y a su Castillo- Palacio, donde se recordaría toda la Historia de Aragón y de España y Portugal.

Mis vecinos de Siétamo y yo, conocimos aquel Castillo-Palacio, en el que mis antepasados, proporcionaban viviendas a muchas familias. Yo me hablaba con ellos, siendo todavía un niño pequeño y conservo la amistad con un sobrino del técnico en la construcción, que se había preparado en Francia y que construyó, entre otras notables obras, una torre de la Basílica del Pilar de Zaragoza. En dicho Castillo se encendió una guerra terrible, en la que los defensores, a última hora tuvieron que huir, al Estrecho Quinto. Entre los huidos figuraba la familia de Sipán, que un Escabosa Azara, hermano de mi antepasada Francisca Escabosa Azara, que en el alero de la casa colocó un azor de madera, como en mi casa Azara-Almudévar, pusieron cuatro azores en el desagüe de la canal, que recogía las lluvias. Esta familia de Sipán, en su huida desde Siétamo al Estrecho Quinto, perdió a su niña,  que fue encontrada por mi buen amigo, el doctor Coarasa de Torralba de Aragón. Cuando marcharon los héroes en aquella lucha, para entrar en otra en el Estrecho Quinto, aquellos milicianos, miembros de múltiples sindicatos, como  UGT, CNT, FAI, etc. que prendieron fuego a todo el Catillo- Palacio. Al acabar la Guerra Civil en 1939, se usaron sus piedras, para construir casas nuevas en Siétamo,  en Huesca, en Apiés, etc. Aquel castillo-palacio, quedó totalmente destruido y con esas ruinas, ya no recuerda casi nadie, la cultura, la sabiduría y la preocupación del Conde de Aranda, Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, por la diplomacia pues fue embajador en Moscú, en Varsovia, en París, por la lucha en las guerras en las que participó, como en Italia y en Portugal, donde se adjudicó a España la ciudad cercana a Badajoz, llamada Olivenza.   Pero le interesaba, además de la guerra defensiva de los intereses de España, su agricultura, pues en Epila hizo experiencias entre otras, la de las semillas de cañamón, para fomentar la economía, Se preocupó del Canal Imperial de Aragón, del que tenía la intención de dejar su entrada en el Mediterráneo, bajo la misma autoridad de todo el Canal. En Siétamo, en la Paul, hizo una balsa, para regar los campos con el agua de la fuente. En Valencia tenía una fábrica de porcelana y se preocupó de que sus obreros jubilados, cobraran un retiro

Dicen que el Castillo-Palacio, se construyó en el siglo XIV por un Señor,  al que el Rey, dio el dominio del pueblo, construyendo murallas, que rodeaban toda la meseta, sobre la que está edificado el pueblo. Arreglarían  en tal siglo la parte palaciega del castillo, desde el que actualmente se puede contemplar la parte baja de un Torreón de la muralla y una parte de la misma. Se puede ver también la muralla en la parte alta del pueblo, detrás del Restaurante, de la Arboleda o Paul,  como ha tenido por nombre hasta estos años. Queda un zócalo de un pozo de agua, en la parte que estaba al lado de la Puerta del Castillo. Yo,  al ver las ruinas del pozo, siento como en el pasado  sacaban agua del mismo, porque sobre las piedras que componían su pila, alrededor del agujero, por el que se veía el agua, se adaptaba una semicircunferencia de hierro forjado, en el cual se colgaba una cadena,  que daba vueltas para hacer subir o bajar el pozal, con el que se obtenía el agua. Estaba el pozo muy elevado en la meseta, pero de allí brotaba el agua. Mi tío José María me enseñaba el funcionamiento primitivo del pozo y con él subíamos al palomar para poner nidos a las palomas, en primavera y en verano y quitarlos en el invierno.

Antes de la caída de Huesca y de Siétamo en poder de los cristianos el año de 1096, tuvo que existir un edificio dirigido por los árabes y más tarde por Señores cristianos, y este edificio más tarde,  en el siglo XIV, se transformaría en Castillo- Palacio. Aquellos Señores cristianos,  cultivaban la tierra con los moriscos como agricultores, dirigidos por administradores. Estos vivían dentro de las murallas, como trabajadores  moros, y los cristianos, al principio, vivían fuera de ellas. Yo he visto el cementerio moro, cerca del actual de los cristianos, que se descubrió con el paso de tanques de purín, que lo arrojaban  por la tierra, al hundirse las ruedas en las tumbas. Están sus tumbas orientadas a La Meca, con unas pequeñas paredes, cubiertas con tierra y los cuerpos se ponían inclinados.

Fuera de la meseta, en las honduras colaterales a la muralla, se fueron creando barrios de casas, que tuvieron su antigua iglesia en la actual calle de San José, donde actualmente se encuentra un Chalet, y al excavar  una bodega, se encontraron, como he dicho, sepulturas cristianas, entre las que yo pude ver varias tumbas, incluso de algún  niño, en la cripta de la iglesia, hoy garaje. En esta parte exterior a la muralla se encuentra un camino, lleno actualmente de carrascas, al que llaman Camino de las Procesiones, que saldría de la citada iglesia. Por ese camino no recuerda nadie, haber visto pasar procesiones. En cambio al otro lado, saliendo de la misma iglesia se subía, haciendo el Vía Crucis a la Cruz elevada, que todavía se conserva y hemos caminado por él, rezando el Vía Crucis, desde la actual Iglesia Parroquial. De esta iglesia quedan escasos restos, como dos láminas  primitivas de piedra, en la pared Sur de la actual Iglesia, una de la cuales representa un ángel y otra una tiara papal. Al hacer la excavación para instalar en Siétamo el agua corriente, se encontró una figura de piedra, de las que sostenían los aleros, que se subiría de la antigua iglesia a las obras de la nueva. Pero, antes de la invasión árabe, ya había otra iglesia antiquísima, pues en la bodega de la actual, se ve  construido, dicho sótano con una arquitectura anterior a la románica. Al lado de la misma se encuentra una tumba de esas que tienen arriba una parte más ancha y abajo, donde se colocan las piernas y los pies, es más  estrecha. Estas tumbas, llamadas antropomorfas se encuentran por toda España. Están talladas en la piedra, encontrándose algunas aisladas y otras, unas excavadas en unión, en  terrenos pétreos. Esta circunstancia ha hecho que en su interior no hayan quedado restos humanos, entre otras razones por haber sido utilizadas   como bebederos o comederos,  para el ganado. En esas tumbas se enterraba a los muertos, sin ataúd. Aparecen ya estas tumbas antropomorfas en la época celtibérica y lego en los siglos VII al XI, las llamadas medievales.  

Cuando gobernaban los Aranda de Bolea, se aproximaron al pueblo los hidalgos  como los Cavero, que por cierto en el escudo, que se exhibe sobre el portal de una antigua casa Cavero, en su parte superior, está coronada por una noble corona; eran los Cavero, parientes de los Señores Marqueses de Torres de Montes y de mi  familia Almudévar. Estos Cavero de Siétamo, cuyo escudo se conserva con corona sobre él, proceden de Casa Cavero de Laperdiguera, donde se conserva una muy noble casa de los mismos.  También llegaron los Azara, amigos o parientes y se fueron introduciendo en el interior del pueblo, porque, además los moros fueron expulsados en año de 1613.   Pascual Azara, sacerdote y tío de mi antepasada  Francisca   Escabosa Azara, casada con José Almudévar Altabás, venido de la casa Almudévar de Barluenga, estudió en la Universidad de Huesca, donde también al Conde de Aranda le dieron un título, así como  por los mismos años estudiaron otros dos hermanos Azara de Barbuñales. A Don Pascual de Azara por su amistad o parentesco con los Aranda lo hicieron párroco del pueblo de Puidecinca, hoy desaparecido y cercano a la actual Torreciudad. En aquella época, Puidecinca, pertenecía a los condes de Aranda. Este sacerdote y universitario, Don Pascual Azara, creó la capilla del Santo Cristo dentro de la Parroquia de Siétamo, en colaboración con su sobrino José Almudévar Altabás, que bajó de Barluenga (Huesca) a Siétamo para casarse con Francisca Escabosa Azara, sobrina de don Pascual Azara que fue con los suyos administrando cofradías, de las que, al llegar a viejos los miembros de tal cofradía, cobraban una cantidad, que les proporcionaba bienes para vivir de ellos en Siétamo y en Castejón de Arbaniés.  En la capilla del Santo Cristo,que se encuentra en la Parroquia y en parte en casa Azara-Almudévar, colocaron el escudo de Azara. Estos Azara, se extendieron por Arbaniés, donde se acabó el apellido por haber tenido un Azara  seis hijas y ningún hijo, para transmitir su apellido. Otro Azara fue abogado en Zaragoza. En Arbaniés todavía en la antigua casa,  pone en su fachada CASA AZARA.  A visitar al Conde de Aranda, venían de Barbuñales,  cuando iban a Huesca los hermanos Azara, que tanto brillaron en la Historia de España y del Paraguay y en todo el mundo, con la Zoología, estudiada por Félix de Azara de Barbuñales, que se había creado a sí mismo un científico, en las verdes tierras del Paraguay además de ser militar.   

Los Aranda tuvieron su residencia en Siétamo, a pesar de las numerosas casas que tuvieron en Zaragoza, donde nació su tía Ana Francisca Abarca de Bolea, escritora incluso en aragonés, y en otros puntos de Aragón y Cataluña. Parece ser que los Aranda pasaban el verano en Siétamo, pero en invierno, vivían en Zaragoza, donde Don Pedro Pablo, estudió, siendo preparado, hasta que a los nueve años fue a Italia donde su padre dirigía las tropas españolas.  Allí gozó del arte, creando más tarde una fábrica de porcelana en Valencia  y allí sufrió con la guerra, siendo  herido, en la que, tanto él como su padre fueron  valientes militares.  

Don Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez  de Urrea, nació en el antiguo Castillo –Palacio de Siétamo,(Huesca), el uno de Agosto del año 1719, siendo bautizado en su Señorío,  y entregó su vida en Epila ( Zaragoza) en 1798.

Aquel Castillo- Palacio lo abrasaron los sindicalistas que al principio de la Guerra Civil de 1936, llegaron a  apoderarse  del mando de las operaciones del Ejército Nacional, pero aún queda el Almacén del Palacio, que fue construido por los administradores del Conde en 17.. y que yo, estoy tratando de conservar la memoria de esta familia de los Abarca de Bolea, que tanto hicieron progresar a España. Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, X conde de Aranda, ya propuso, dar la independencia a varias zonas del continente americano. Tal vez, si le hubieran aprobado su idea, se hubiera conseguido evitar tantas guerras y España con Hispano América, hubiese sido una gran nación, que tendría hoy mismo una gran fuerza en el mundo.

En la Parroquia de Siétamo se conservaba en el Folio 165, lo siguiente: ”El primero de Agosto fue bautizado el muy ilustre Señor Don Pedro Pablo (con cerca de treinta  nombres seguidos), hijo legítimo y natural de los Excelentísimos Señores Don Buenaventura Abarca de Bolea y Doña Jiusepa Pons de Mendoza, marquesa de Torres y duquesa de Almazán; fueron sus padrinos los nobles Don Nicolás de Olcina y doña Manuela Fernández de Felices, cónyuges”.  

En la página 257 de “Los Abarca de Bolea, Marqueses de Torres”, en el ordenador, pone:”El gran Conde de Aranda Don Pedro Pablo Abarca de Bolea, murió desterrado en su Señorío de Epila (Zaragoza), el nueve de Enero de 1798”.

Fue el Conde de Aranda, la figura más representativa de esta casa feudal, cuyo nombre hizo famoso en todas las Cortes de Europa, siendo embajador en Moscú, en Varsovia y en París. Como militar, fue valiente; como político y diplomático, experto y sagaz; como súbdito monárquico leal, como mecenas del arte, basta recordar los nombres de Goya y Bayeu. Contribuyó al progreso cultural y económico de España, nuestra patria, y Aragón, su tierra. Ayudó generosamente a su deudo, el canónigo de Mora don Ramón Pignatelli de Aragón y Moncayo, en la terminación de la obra del Canal Imperial, donde el conde de Aranda, quería que la desembocadura del río Ebro, fuera una con el Canal Imperial.

“El Conde de Aranda, terco de carácter, poco dúctil ante los ”grandes” con ribetes populistas y muy orgullosos de sus títulos y grandezas, nunca disimuló su desprecio por los “nuevos nobles”, es decir con los burócratas ennoblecidos: Floridablanca, Campomanes…”.

El padre de DON PEDRO PABLO ABARCA DE BOLEA y  Ximénez de Castro, (apellido que adoptó al heredar su padre el título de Conde de Aranda, con el que sustituyó el apellido de su  madre Pons de Mendoza), fue según le aplica el historiador oscense Ferrer Benimeli, Don PEDRO VENTURA DE ALCANTARA  ABARCA DE BOLEA, (En otras obras lo llaman DON BUENA VENTURA  ABARCA DE BOLEA,  Marqués de Torres, duque de Almazán y Conde de Las Almunias).  Se casó en Sangarrén en 1715, con la que después sería madre de Don Pedro Pablo, a saber   Doña IUSEPA PONS DE MENDOZA, perteneciente a la nobleza de Cataluña. Amaba el Conde con locura a la nación aragonesa, pero su tendencia, era universal, como se ve en sus embajadas enMoscú, en Varsovia, en Francia y en su intento de dar la independencia, hace ya tantos años a varios países hispanoamericanos. Se escribió con Voltaire , pero descansa en San Juan de la Peña, debajo de unas rocas pirináicas,cerca de Jaca. A partir de esta fecha  de 1723, pudo lucir el título de Conde de Aranda, pero no lo quiso para él, que fue el IX conde de Aranda y lo concedió a su hijo primogénito, Don Pedro Pablo Abarca de Bolea y Ximénez de Urrea, que pasó a ser el X conde de ARANDA.

El padre de Don Buenaventura Abarca de Mendoza, casado con doña Iusepa López de Mendoza Pons y Galba, fue, como he dicho, Don BERNARDO ABARCA DE BOLEA Y ORNES.

El padre  de Don Bernardo Abarca de Bolea y Ornés que estaba casado con Doña Francisca Bermudez de Castro,  fué Don Luis Abarca de Bolea y Fernández de Heredia casado con Catalina Barbara de Ornés.

El padre de Don LUIS ABARCA DE BOLEA y Fernández de Heredia fue don MARTIN ABARCA DE BOLEA Y CASTRO, casado con Ana Fernández de Heredia y de Hijar. Se casó por segunda vez con Ana Mur de Pallaruelo, con la que tuvieron a Doña Ana Francisca Abarca de Bolea, Religiosa de la Orden Cisterciense en el Convento de Nuestra Señora de Casbas, en la provincia de Huesca.

El padre de MARTIN ABARCA DE BOLEA y CASTRO, fue Don Bernardo ABARCA DE BOLEA Y PORTUGAL, casado con Jeronima de Castro y Pinos , señora de Sietamo  y dueña de su Castillo- Palacio.

El padre de Don Bernardo ABARCA DE BOLEA Y PORTUGAL , fue Iñigo Abarca de Bolea y Portugal , casado con Bernardina Velazquez en 1502 y fue copero Mayor con Fernando el Católico.

El padre de Iñigo Abarca de Bolea y Portugal, fue Fernando Abarca de Bolea Garroz, casado con María de Portugal.

El padre de  Fernando Abarca de Bolea Garroz, fue Iñigo Abarca de Bolea,  casado con N.Garroz, estuvo en las cortes de 1452 y fue Barón de Sietamo y Torres de Montes.

El padre de Iñigo Abarca de Bolea fue Pedro Martinez Abarca de Bolea, llamado el sordo y acompaño a Pedro IV en la Reconquista.
El padre de  Pedro Martinez Abarca de Bolea fue ALONSO ABARCA, casado en 1281 con Doña JUANA MARTÍNEZ de BOLEA. Contrajeron matrimonio con la condición de que los descendientes varones de dicha unión deberían llevar en primer lugar el apellido BOLEA.






A partir de ALONSO ABARCA CASADO CON JUANA BOLEA en 1251, un amigo mío ha preparado este Arbol Genealógico de los Abarca de Bolea, pero no sólo existieron los relacionados en el Arbol, sino que  los Abarca han sido y son un gran número de ellos,  unos en Navarra y otros en Aragón. A estos hay que anteponer los Abarcas que dieron origen a los que figuran en esta Arbol.

Dicen que los Abarcas eran unos nobles navarros y aragoneses, descendientes del Rey de Pamplona y Conde de Aragón don Sancho Garcés I, que rigió en aquellas tierras  por los años de 905 a 925.

Los Abarca y los Bolea, originarios del pueblo de Bolea, a catorce kilómetros de Huesca, en las personas de Don Alonso Abarca y Bergua, y doña Juana Martínez de Bolea, se unieron en Matrimonio y la citada doña Juana, impuso la condición  de que sus descendientes debían llevar en primer lugar el apellido de Bolea. Pero no se recuperó el Abarca, como primer apellido hasta 1620, que Felipe III, donó el marquesado de Torres a don Martín (Abarca) de Bolea y Castro, casado dos veces, una con Ana Fernández de Heredia y ora con Ana Mur de Pallaruelo.

El padre de Martín Abarca de Bolea Castro, fue Bernardo Abarca de Bolea y Portugal, que se casó  con JERÓNIMA DE CASTRO Y PINÓS, que era SEÑORA de Siétamo y perteneciente a la noble familia de los CASTROS y descendiente por vía ilegítima del rey Jaime I, el Conquistador.

La actual sucesora del linaje de los Abarca de Bolea es doña Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba.   

Este Castillo-Palacio pertenecía a los nobles, entonces don Pedro Castro de Pinós, señor de la baronía de Siétamo, de la real casa de Castro y a su esposa,   doña Isabel Ferrera, señora de Siétamo. Esta, dejó en testamento en 1556, herederas de sus bienes  a sus dos hijas, una Jerónima Castro de Pinós, BERMÚDEZ DE CASTRO y otra Isabel, que se casó con don Francisco de Altarriba, señor de la baronía de Huerto (HUESCA).

Yo ignoro si fue don Pedro Castro de Pinós o un antepasado suyo, que se llevó a vivir a una querida, sin matrimonio entre ambos. En aquellos tiempos, para evitar tal escándalo, acudieron soldados de Huesca, para deshacer esa situación. El Señor de Castro se vengó y entró en Huesca con sus seguidores, y trató de hacer la justicia, que a él le conv

En la obra de Rafael de Fantoni y Benedí en la página 248, dice que Jerónima se casó con don Bernardo de Bolea y Portugal, que hizo información de la nobleza de sus apellidos en la Audiencia Real en abril de 1547. En 1571, firmó la capitulación matrimonial con doña Jerónima  Castro de Pinós y Ferrera, señora de la baronía de Siétamo. Este don Bernardo no fue conde de Aranda, pero fue doctor en Derecho, noble de Aragón, virrey de Nápoles, en 1547, catedrático, regente del Consejo Supremo de Aragón y vicecanciller de la Corona de Aragón, y Gobernador de Portugal en el reinado de Felipe II.

Bernardo de Bolea y Velázquez Portugal, también es llamado Bernardo de Bolea y Portugal. Nadie o casi nadie se acuerda de tal habitante del Palacio de Siétamo y casado con Jerónima Castro de Pinós y Ferrera, Señora de la baronía de Siétamo, hija de los nobles Don Pedro Castro de Pinós, parientes del Rey de Aragón Jaime I, Señor de la baronía de Siétamo y de doña Isabel de Ferrera, señora de Siétamo, que fuera un personaje tan importante en la Historia de España. Llegó a ser gobernador de Portugal, en los tiempos de Felipe II, en que dicha nación se volvió a unir con España. ¿Qué inmenso poder tenía entonces España, unida a Portugal. La familia de los Abarca de Bolea, se adjudicó el nombre de Portugal. En estos tiempos parece ser que los portugueses no vacilarían mucho en reunirse con España, pero ésta no podría soportar la doble economía.

Don Bernardo de Bolea y Velázquez Portugal, más frecuentemente llamado Bernardo de Bolea y Portugal, fue hijo de Don Yñigo de Bolea y Portugal,que nació en Zaragoza y se casó con Bernardina Velázquez en 1502, hija de Ruy Velázquez del Puerco, que sirvió como copero de  Fernando el Católico y de Catalina Velázquez  de Olmedo,dama de Isabel la Católica. 

Su hijo don Martín Abarca de Bolea y Castro tuvo una hija llamada, Ana Francisca Abarca de Bolea y Mur, que por los años alrededor de 1550, que fue escritora de una obra pastoril en el Moncayo, vidas de santas y muchas poesías en aragonés. Se hizo monja en el Monasterio de Casbas, donde llegó a a ser Abadesa. Estaba en el monasterio con una prima suya, con el nombre de Magdalena y por apellido Bolea, lo que pone claro el problema entre los apellidos Abarca y Bolea. Tanto es así, que en un antiguo libro pone a Magdalena con el apellido de Abarca. Su padre era un Abarca, pero no de Bolea, sino de Serué y tenía una casa palacio en la calle de Huesca, que va desde los jesuitas hasta la Plaza de Lizana. En ella vivió Sender y Don Federico Balaguer me dijo haber visto a su madre, asomada al balcón de dicha casa ,que se orienta hacia el Norte. Esta casa hace muy pocos años ha sico reedificada y quitaron las bellas maderas que sostenían el alero. Ana maría Abarca de Bolea y Magdalena unas veces Bolea y otras Aranda de Serué, se  amaban mucho y están pintadas (ignoro si en verdad son ellas o es una ilusión) en un retablo del Monaterio de Casbas. Dicen que se publicaron las obras de Ana Francisca Abarca de Bolea, porque la monja prima hermana suya,Magdalena Abarca de Serué, impulsó para publicar la obra de Ana Francisca.  Federico Balaguer, gran historiador de Huesca me contó que en cierta ocasión, llegó a nuestra ciudad un Abarca, dueño entonces del Palacio de Huesca de los Abarca de Serué, de la misma familia que la prima de Ana Francisca Abarca de Bolea y se llevó  a Teruel , donde vivía, el escudo de los Abarca, no de Bolea. Pero la Familia de Carrera, que vive en Tudela, me enseñó una piedra ornamental, que se trajo de un huerto que poseyó en la separación del Coso Alto,detrás de los Salesianos.Fue en tiempos pasados aquel huerto adornado con parras y con adornos pétreos de los Abarca de Serué, lo compraron los Carrera en Huesca, a donde vivieron con la industria y comercio de los automóviles y colocaron el pequeño monumento a los Abarca de Serué, parientes de los de Bolea, en el jardín del chalet , en que vive la inteligente madre de Eliseo Carrera. Allí lo fotografié.

Ramón J. Sender, vivió,  como he dicho, en la casa que tenía Abarca de Serué en la Calle Sancho Abarca y no pudo menos que escribir, en el capítulo III de “Monte Odina”: “En el cuarto que hace esquina (piso principal) y que tiene un gran balcón al Norte, por el que se ve Salto Roldán y otro al Oeste, allí murió mi madre el día de Viernes Santo de 1926”.  El recuerdo de Abarca  y el afecto que dicha familia ha dejado en los aragoneses, lo demuestra en su obra “Crónica del alba”  Ramón J. Sender con la historia de Sancho Garcés Abarca, primer Rey de Aragón en el Castillo , que poseía este Rey, en la frontera con Navarra, allá en las Cinco Villas. Como digo en estel artículo “Siétamo, geografía e historia”, “ parece deducirse  que se trata del Castillo de Sancho Abarca, con su iglesia románica de Nuestra Señora y de su Plana, que están junto a los límites de Navarra y el pueblo de Sancho Abarca, situado en la carretera  que va de Tauste a Egea de los Caballeros”. Yo digo “Se daba cuenta  del origen de Aragón con los navarros, con los que gobernaban su antiguo reino en común y lo recordaría durante su destierro en California”, donde “asiduo de la casa de España, centro de la cultura hispánica, observó que en el edificio del neobarroco colonial figura una reproducción de la portada principal del Monasterio de San Juan de la Peña”, donde reposan desde Sancho Abarca hasta el Conde de Aranda, nacido en SIETAMO.

Sender recuerda en su obra:”Monte Odina” al castillo y a SIETAMO, cuando escribe: “Incluso en sitios tan tardíamente recuperados, como SIETAMO, cerca de Huesca, cerca de la casa de Bolea, Aranda, Abarca… y últimamente de amigos míos. Digo  últimamente pensando en tiempos anteriores a la guerra civil”. Esos dueños del castillo eran los Almudévar, y mi padre Manuel Almudévar, que formaba parte de  la administración del periódico La Tierra, dirigido por Sender, el padre de Ramón J. Sender.

Escribe Sender que dos escritores, uno alemán y otro inglés, que estuvieron en Siétamo durante los peores días de la guerra “los dos me dijeron que Siétamo quedó completamente destruido”.

Sender hizo una descripción física de mi abuelo Don Manuel Almudévar Vallés, que dice así:” Con justicia o sin ella a mí ese castillo me ha parecido siempre una fortaleza árabe o berberisca. Quizá porque el señor que la habitaba en 1920, (no la habitaba, pero la poseía), era un modelo y ejemplo estupendo de caid o sheik con su pálida cara ovalada, su barba tuareg, su tez de camellero del desierto y sus anchos y hondos ojos sombríos, en cuya fijeza había sugestiones misteriosas y ancestrales”. Habla el escritor Sender de que Siétamo “era un pueblo liberal y los fascistas debieron destruirlo con gusto  (un gusto entre bárbaro, estúpido y criminal) desde Montearagón”. Aquí Sender, que ya estaba al otro lado del Océano, se equivoca en parte por no estar bien informado, pues los cañonazos venían principalente del Este. Yo escribí: “El castillo fue destruido por ambos contendientes, pues los milicianos del gobierno lo quemaron y los que Sender llama fascistas, derribaron sus sillares de piedra, convencidos de que el conde de Aranda era masón”.

Pero no soy yo, únicamente el que se acuerda de Siétamo, deshecho por la Guerra Civil, sino que son muchos los que vivieron aquella catastrófica batalla y otros muchos que allí murieron. Estos días de 2013, ha muerto Pepe el Cartero, como algunos llamaban a José Ferrando, que al jugar con los restos de instrumentos de guerra, que estaban abandonados por la calle, le explotó una bomba de mano y se le llevó parte de su mano derecha.

Don José Borruel Oliva, Maestro Nacional jubilado, escribe los recuerdos y los sueños de Siétamo, por ejemplo de la romería que cada año se hace a Monflorite, donde tanto peleó el escritor internacional Orson Welles. Allí fue herido y trasladado al hospital improvisado de Siétamo, de donde lo llevaron a Tarragona. A última hora lo quisieron perseguir los comunistas, pero él huyó a Francia. Ya no volvió más por Siétamo.

Pero Don José Borruel, el año dos mil seis, dibujó un plantel de figuras de Siétamo, de la que escribe: “ Amigo Ignacio: Desde hace unos años tenía archivada la página adjunta titulada “Figuras”, y como entre los rostros dibujados me encuentro yo,daba un poco de rubor su divulgación…, pero he decidido enviarlas a cada uno de los “figurados” presentes y alguno de los ausentes”. Don José hizo estas “Figuras” de personajes históricos y algunas personas cercanas al devenir del pueblo.

Entre ellas aparecen el Excelentísimo Conde de Aranda, Capitán General, primer Ministro, Política, Embajador, Ilustrado. 1719-1798- Epila (Zaragoza), así como otros sietamenses notables en la Historia y otros que hemos vivido, en Siétamo y tenemos mutuos recuerdos de lo que pasó en nuestras vidas.

Como escribe Don José Borruel Oliva: “En esta documental se hace gala y lucimiento, mostrando en una sola página, la composición dibujada, de un sencillo y esquemático plantel de rostros inanes, que no son caricaturas, ni buscan parecido con la realidad, aunque haya algún detalle o atributo que se identifique con el nombre de la figura nominada. Todo viene endosado, por el deseo de interpretar un impulso imaginativo y afectivo, sin ser ninguna obra de arte, si no la pretensión de acercar pasado y presente, de algunas personas”.  

Trata José de explicar el sentido de su dibujo, pero al mismo tiempo, me justifica a mí, como expresa en el párrafo anterior, cuando dice “por el deseo de interpretar un impulso imaginativo y afectivo, sin ser ninguna obra de arte, sino la pretensión de acercar pasado y presente” de nuestra Historia de Siétamo, en la que,  no sólo entran los Abarcas, los Castros y el Cardenal Javierre, sino también gentes sencillas como Antonio Bescós o Trabuco y los que aparecemos entre las Figuras de José Borruel y todos los que han habitado la Villa de Siétamo.

1 comentario:

  1. Como todos los artículos de ignacio Almudevar Zamora me ha encantado, pues además de dar una visión de Huesca, la Hoya el Somontano durante el siglo XX, también incluye datos históricos de siglos anteriores. Hay otras razones que me han hecho muy agradable este artículo, pues aparecen datos sobre las familias Borruel y Azara, ya que mi abuelo se llamaba Antonio Borruel Azara, nacido en Pertusa. Hay otra circunstancia, estudié en Villava con Jesús Almudevar Zamora, hermano de Ignacio..

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