domingo, 28 de julio de 2013

EL HUMOR ALTOARAGONES




Una chispa en unos casos enciende un placentero cigarro y en otros un incendio. Pero para que haya humor tiene que saltar la chispa de ese humor. Si no hay chispa no funciona, como le pasó al alcalde de Albero, que estaba frente al Correos, dale que te pego, al pedal de la moto y no se ponía en marcha. Al preguntarle un guasón que le pasaba a la moto, le contestó el de Albero: ¡qué ha de pasar, que no "espurnia"!.
En el humor salta la chispa del roce o contraste entre lo serio y lo ridículo y el buen observador ve  saltar la chispa, simplemente, mirando el contraste. En la vida, entre el sentido común y el humor, tantas veces irracional, absurdo o ridículo, se goza del humor vital.
Una de las definiciones del humor, dice que consiste en presentar de un modo serio a alguien o a algo ridículo, como hacía aquel sacristán que de una mujer “pintarrojeada”, super acicalada y super ataviada, vestida con ropas que pretendían ser originales, cuando en realidad parecía un espantapájaros, decía : !parece una madama!.
Una madama en nuestros pueblos era una señora vestida elegantemente.
Ese fijarse, con sus redondos ojos, aparentemente ridículo de la lechuza que anidaba en La Compañía, lo cambiamos por esos ojos escrutadores de Unamuno y habremos hecho humor, como cuando a este señor lo caricaturizaron de lechuza, pero con su sentimiento y resentimiento trágico de la vida dijo: "Eso que se llama por ahí humorismo, el legítimo ni ha prendido en España apenas, ni es fácil que en ella prenda".





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