martes, 23 de julio de 2013

El pantano de Siétamo

 
La fuente de Sietamo.

Suena extraño que en Siétamo hubiese un pantano de riego  para cultivar los huertos que se divisan al Sur del Castillo –Palacio del Conde de Aranda. Pero repasando la historia, uno se encuentra con estas líneas, escritas por Rafael Olaechea y el jesuita oscense José A. Ferrer Benimeli, que dicen lo siguiente: ”Al menos desde 1760, y para colaborar a la limpieza del pantano y represa de Siétamo, Aranda solía dar seis cahices de trigo, y otros seis azumbres de vino. Cuando murió el Conde, éstas y otras quedaron abandonadas, y el 14 de Agosto de 1803 el Ayuntamiento de Siétamo elevó una petición a la viuda de Aranda, para que continuara la costumbre de la limpieza del pantano”. Parece ser que la Condesa contribuyó a la limpieza del pantano o represa. Dicho pantano ocupaba el paseo que hoy llaman Arboleda y que todavía unos pocos de sietamenses la llaman  la Paul. Entonces, el agua acumulada en el pantano, venía desde el Manantial que se encuentra debajo de la zona de recreo, antes de casa López y hoy municipal, por cuyo subsuelo brota el agua dentro de una caseta. Dicha caseta se levantó  para que no se contaminase el agua con la del pantano, que producía infecciones, malos olores y proliferación de mosquitos.  Dirigían el agua que brotaba del  manantial   a la fuente de los Siete Caños, por un conducto que bajaba por el actual huerto de Oliva, por el terreno del Bar La Arboleda y por solares de la actual Panadería, para salir a desembocar en los caños de la Fuente pública, el abrevadero y el lavadero. Los antiguos habían apartado el agua limpia que manaba en la Caseta, para que no tuviese contacto con el agua acumulada en el pequeño pantano.  Al lado de la caseta del manantial, brota otro, que lanza su corriente de agua por una acequia que separa la Paul o Arboleda  de la finca de Santafé, luego de la finca de Antonio Barta Viñuales, y va a unirse frente a la fuente, con la que se riega toda la huerta de Siétamo,  con la cual se une. Dos huertos, uno el del cura y otro, en el otro lado de la carretera N-240, propiedad de Ignacio y Manuel Almudévar Bercero. Estos dos huertos se riegan con el agua del manantial menor, que brota cerca del mayor, que nace en la Caseta. El agua baja por la acequia que va desde el manantial, hasta una tajadera, donde se desvía a regar los dos huertos, con el agua única del manantial de menor volumen.  En esta acequia que baja por el lado derecho de la carretera de Castejón a Siétamo y que va a dar en la Carretera General N-240, hay dos fuentes públicas, de las que una mana y la otra, desde que Moreta fue alguacil de Siétamo, nadie ha podido beber agua en ella.
Ahora se ha desviado la conducción del agua del manantial grande, de las tuberías que pasaban por propiedades particulares a otra tubería, que desciende por el centro de la Carretera de la Arboleda o de la Paul, al punto donde ya baja el agua a regar los numerosos  huertos de Siétamo. Parece ser que las dos pequeñas fuentes, que se encuentran bajando de Castejón en el lado derecho de la Paul, manarán agua tomada de la Caseta Nueva, donde hay un motor que sube el agua al depósito general, desde el que se suministra a todo el pueblo. Al final de la Arboleda o La Paul, antes de bajar el agua para el riego, se encuentra la Fuente de los Siete Caños, a la que acudíamos todos los habitantes de Siétamo a buscar el agua. Unos y otras iban con cántaros, botijos y otros con burros que soportaban unas algaderas, en las que se colocaban cuatro cántaros, para suministrar a las diversas casas. Yo recuerdo un depósito de madera, provisto de ruedas, en el que se subía una cantidad de agua notable. Tiene la fuente, toda de piedra, un arco que protege los siete caños y una  cubierta también pétrea, con un pequeño monolito que se erige en el centro. Por su lado Norte se abre un caño pétreo,  por donde baja gran cantidad de agua, que cae en el abrevadero, donde acudían las caballerías del pueblo a beber agua. Ahora que ya no se usa dicho abrevadero para que los animales consuman el agua, hay quien echa peces, que divierten a aquellos que van a admirar ese sistema de aprovechar el agua. El tercer aprovechamiento consiste en un Lavadero Público, en el que hasta hace poco tiempo se veían mujeres que de rodillas,  lavaban la ropa usada por los miembros de su familia. Al principio no tuvo tejado dicho lavadero,  pero Regiones Devastadas lo cubrió con un hermoso tejado, sostenido por arcos. En un lado del lavadero, había unos espacios para que saliera el agua, en los cuales lavaban, entre otras ocupaciones, las tripas de los cerdos que sacrificaban todos los años.

Siétamo se encuentra debajo de la Sierra de Guara y por Nocito, donde se venera a San Urbez, patrono de las aguas, pasa el río Guatizalema, que cruza la Sierra y pasa por Siétamo. El agua que manan las fuentes en Siétamo, parece natural que provengan de la Sierra, paralela a la que  circula por el río Guatizalema. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La muerte, la niña y el hombre caramelo

  ¿Tres años tiene la niña?, tal vez cuatro, no lo  se.  La conocí en el coro de San Pedro el Viejo, donde acude a una misa con su madre. El...