lunes, 19 de agosto de 2013

Santa Orosia de Yebra de Basa





El Himno a Santa Orosia, canta:  “Todos los pechos aragoneses- y los de Yebra en la Montaña, - a Orosia claman con frenesí”. Es verdad lo que canta el himno, pues yo de unos seis o siete años, en Jaca conocí la cabeza de Santa Orosia, que traían los de Yebra al templete, donde se veneraba a la Santa, en la Plaza Biscós y rogaban ellos, unidos a los de Jaca, por la paz y por los endemoniados, que iban acompañando a la Santa para verse libres del mal demoniaco. Era una batalla en la lucha del bien contra el mal, era una manifestación de los aragoneses unidos de Yebra de Basa con los de Jaca, contra el odio, que la Guerra Civil había traído por estas tierras. Conocí, en aquella ocasión, la personalidad secular de la santa centroeuropea, que vino a casarse con un Rey de Aragón, pero que fue martirizada por un Rey moro, que la deseaba para él mismo. Tuvo lugar dicho encuentro el día veinticinco de Junio del año 1937, en la procesión que cada año se celebra durante la Fiesta que tal día celebran en Yebra, en honor de la Santa. Acudimos los hermanos acompañados por mi padre y allí nos encontramos con el jacetano don Paco Ripa, primo hermano de mi padre, caballero del que todavía poseen su casa, sus nietos, después  de cien años de vida, en la Plaza Mayor, con su jardín y su capilla, dotada de piezas litúrgicas. Hace de este encuentro con Santa Orosia, setenta años, pero he descubierto la verdad del Himno a la Santa, porque en su rústica oficina, que Sorribas posee junto al Hotel  Monteargón,  lo he encontrado un día del mes de Julio, acompañado por Santiago Villacampa, natural de Yebra de Basa y allí llegué yo a conocer a un gran amigo de Santa Orosia. Durante tres generaciones tienen el salterio o chicotén,  Alfonso Villacampa el padre, Faustino Villacampa el hijo y ahora está Rafael,  que sobrino de Santiago y nieto de Alfonso, es hoy día el músico que hace sonar el “chuflo” o el chiflo, en el Baile de Yebra.
Así como en Jaca hay una Hermandad de Santa Orosia, que ya dura siglos, descubrí por la conversación que mantenían el almacenista de pinturas Sorribas, con Santiago Villacampa de Yebra de Basa, que Ibieca,  pueblo que está al lado de Siétamo, en la Vía Romana, que iba desde Huesca hasta Alquézar,  veneraba a Santa Orosia, también desde hacía siglos. No en vano desde Ibieca, que está al Sur de Guara, se contempla dicha Sierra y desde el Norte de la misma Montaña, se observa mirando al Sur, desde la Cueva de Santa Orosia. Se celebra la Fiesta de la Santa el día veinticinco de Junio y poseen una reliquia de la misma. También cantan en Ibieca la canción de la Morena y la del Humo, como escuché al auténtico jotero Sorribas, cantarla emocionado.  Así como escuché a Sorribas recitar los versos de Santa Orosia, escuché a Santiago Villacampa, de una edad aproximada a la mía, los versos que componen los “Dichos de la Vida de la Santa”, como las  canta él, ya hace muchos años, en Yebra y que también se cantan en Egea de los Caballeros. Estuvo Santiago recitando unos larguísimos versos, que comenzaban así : ”Santa Orosia tan pura y tan bella-de tus brazos venimos en pos-te alabamos ilustre doncella- que el martirio sufriste por Dios”. El “chicotén”  o salterio, que hacen sonar, recuerda por su forma una caja de un reloj de pared, pero de un metro y veinte centímetros de altura, y que en lugar de apoyarse en una pared, lo hace en el pecho de quien lo hace sonar. Tiene para hacerlas sonar, cinco cuerdas, sujetas por su parte superior por clavijas de madera y por la de abajo, con pletinas de hierro. Dicen que el instrumento musical “chiflo” o “chuflo” que usan es vasco-ibérico y que incluso de él, se deriva el Txistu. Yo no lo sé,  pero, viendo a Santiago Villacampa, me hace la impresión de ver y escuchar a aquellos altoaragoneses, en la época en que fue martirizada Santa Orosia. Decía Santiago que hay cerca de Yebra de Basa una montaña , que la llaman el Puerto de Santa Orosia, que está al aldo del Pico de Furia, de 1920 metros de altura. En esta montaña y en su seno, se encuentra una cueva, donde la Santa estaba refugiada para no ser capturada por el Rey Moro, que la pretendía, para casarse con ella. A ella suben los vecinos de Yebra, acompañados por sus danzantes y Santiago Villacampa que nació el año de 1933, recita los “Dichos y vida de Santa Orosia”, que se sabe de memoria y que nos recitó a José María Puyuelo Sorribas,  a Tomás Sanz, funcionario del  Ayuntamiento de Huesca y a mí mismo. ¡Cómo no iba a saber tales versos, si durante años los ha recitado como Mayoral, con un enorme cariño!. En el Puerto y después de comer, actúan los danzantes y se explica la vida y el martirio de la Santa. Luego  bajan andando y al llegar a la primera ermita, implantan la Romería y entran en la Plaza de la Iglesia, donde hacen el ofertorio y veneran el cráneo de la Santa, actuando los danzantes. La música que acompaña a los danzantes se divide en la que producen el “Chiflo” y el “Salterio o Chicotén”.
Se goza en esta Romería de una música celestial y primitiva pues, como he dicho, el “chiflo” o  “chuflo” es un antecesor del Txistu de los vascos actuales, pues los de Yebra de Basa, son vasco-ibéricos, como el pueblo vascongado, dondecse encuentra el nombre de Ibero e Iberiu e incluso otro Viriato. Igual que penetraron los celtas en Aragón, en Vascongadas han penetrado, no sólo los celtas, sino muchos españoles de todas las provincias. Pero los de Yebra de Basa, sostienen en sus corazones, acompañados por el Salterio, Chicotén o Chuflo, su fe en Aragón, protegidos por Santa Orosia.

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