domingo, 23 de marzo de 2014

Conventos de Santa Teresa de Jesús en Huesca

Convento Carmelitas Descalzas de Huesca.

Conventos de Santa Teresa de Jesús los hay en España con una gran proliferación y Huesca no podía ser menos porque yo me acuerdo,  de haber estado en dicho convento en varias ocasiones. Una, cuando mi tía Luisa, hermana de mi padre, me llevaba con ella a visitar a las Teresianas Descalzas,  que seguían  el ejemplo de Santa Teresa de Jesús  en  ese Convento, localizado en la Plaza de Zaragoza, que fue construido entre los años de 1641 y 1704.Quedaba yo impresionado en aquella iglesia de estilo barroco, con sus imágenes impresionantes y sus pinturas en los muros. Más tarde tuve que ir en alguna ocasión a llamar a las monjas,  con una campana, cuyo badajo tenía que mover con una cadena. Acudían a  abrirme monjas con sus rostros tapados con velos y me conducían al gallinero, donde yo tenía que visitar a los gallos y  a las gallinas. Las monjas, para verme actuar con los gallos, se levantaban el velo y cuando yo levantaba la vista, hacían volver al velo a ocultar su rostro.
Tenían costumbres antiguas, porque Santa Teresa de Jesús, va a hacer quinientos años, que nació. Hoy las Teresianas Descalzas,  han abandonado el antiguo Convento y se han trasladado fuera de la ciudad de Huesca, en la carretera de Zaragoza. En ese lugar, lejos del “mundanal ruido”,  se dedican a leer las obras de la Santa y a estudiarlas, otras veces, en otras ocasiones consideraban,  por ejemplo aquellos viajes, que montadas en carros se trasladaban a fundar nuevos conventos o moradas. En muchas ocasiones se dedican a leer  y reflexionar sobre los escritos de la Santa.
El viejo convento de la Plaza de Zaragoza inspira un respeto imponente y ahora, atendido por los Padres Carmelitas, sigue siendo visitado por muchos oscenses, que asisten a misa y a pensar en los problemas espirituales. Pero aquel histórico convento, como he dicho construido entre 1641 y 1704, se ha visto rodeado por edificios civiles, que casi impedían a las Carmelitas contemplar la Naturaleza por sus lados y tenían que mirar siempre hacia el cielo. Gracias a los Carmelitas se van conservando, por ejemplo la imagen de la fachada de la iglesia, que representa a Santa Teresa de Jesús, a la cual las palomas iban destruyendo poco a poco. A la derecha de la Iglesia se entra en un claustro,  en el que en Navidad se exponen Belenes y en Semana Santa se recuerdan las procesiones, que hacen vivir a los fieles,  la muerte de Cristo.
Pero las monjas querían salir de aquellos apretados muros para contemplar al Señor en un ambiente libre del mundo y cercano a la gloria del cielo. Leyendo a Fernando Patxot, en “Las Ruinas de mi convento” y mirando la alegría de su arquitectura, leo  “Parece una habitación levantada en medio de un campo verde y frondoso. Por donde menos dista del poblado es una legua. En los inviernos rigurosos, aquel verde de diversos matices, se cubre de una blancura brillante”. La nieve vuelve blanco el paisaje y parece que las almas de las monjas, derraman un brillo de sus almas.

Las Carmelitas, cuando abandonaron el convento del centro de la capital, se llevaron consigo el mosaico, de 1792, que adorna el recibidor, y  que colocaron debajo de la reja. Es una reja luminosa, que no está, como las de los antiguos conventos, oscurecida por cortinas que impedían verse a los visitantes con las hermanas visitadas. Ahora esos mosaicos, transmiten la antigua alegría que transmiten sus flores y sus pájaros y que, cuando las monjas vinieron de la Plaza de Zaragoza, quisieron llevarse consigo el placer que les producían, y que siguen produciéndoles. Ese placer las unía con Dios.  

No me extraña que esos mosaicos alegrasen a las Carmelitas Descalzas, porque a mí,  que me siento, frente a la reja del recibidor, cuando los miro me llenan de contento el corazón,  porque exponen ante mí, un color blanco y azul, convertidos en vida. Una vida que viene de muy lejos porque en medio de la escena de los ciervos, los pájaros, la gran variedad de flores y un jarrón, pone la fecha de 1790,en que todavía vivía el Conde de Aranda en Siétamo y de donde saqué, después de destruido su castillo, unos mosaicos ingenuos, que también alegraban el corazón. La fecha de la muerte del conde es la de 1798 y la fecha que preside los del convento de las monjas descalzas del Carmelo, es la de 1790. Proceden los alegres y artísticos adornos del año de mil setecientos y pico y la vida de esos ángeles que acompañan a las flores y a las aves, vienen todavía desde más lejos que de la fecha de mil setecientos.
El fondo de los mosaicos es blanco y el color de los ciervos, de las aves y de las flores, es azul, como el color del cielo. Al otro lado de la reja se divisan las sillas en que se asientan las carmelitas, que no tienen necesidad de ver tales dibujos tan alegres, pues sus almas limpias, sienten alegría sin ver las flores y los pájaros, en cambio en mi mente esas flores y esos animales, purifican la conciencia de mis pecados en este mundo.
La Madre Superiora, me hablaba del origen de todas las hermanas carmelitas, unas españolas, otras africanas, otras asiáticas  y muchas americanas. Y me explicó como Santa Teresa de Jesús, cuya figura presidía el recibidor,  acompañada por San Juan de la Cruz, vivía en una época, en la que existían muchos mayorazgos y valoraban mucho el ser personas de sangre limpia. Santa Teresa nunca consintió que se supieran los apellidos de las familias de cada monja, para ayudar a todas las demás. Han pasado muchos años y hoy se aprecian en plan de igualdad, la patria o la raza de cada una de las hermanas del Convento de las Teresianas Descalzas. Todas son hijas de Dios. En prueba de este pensamiento, se divisan escudos del Carmelo entre todos los animales y flores que están representadas en los mosaicos. Para la Madre Superiora todas las monjas del convento son Hijas de la Virgen del Carmen y hermanas de Cristo. Sigue diciendo la Madre, prescindir de la humanidad de Cristo, es un fracaso,  porque la humanidad es la que te abre las puertas de la Divinidad. Jesucristo es Dios y hombre, pues dijo Cristo: “Quien me ve ha visto a mí, ha visto al Padre”.
Muchos ateos dicen  que no creen en Dios porque no lo han visto y ahora que se están estudiando las Partículas de Dios o bosones de Higgs, que  no se sabía que existían, porque no se veían,  pero ahora ya se ven. Dios es Todopoderoso y el hombre es su criatura. ¡Qué fe tiene la Madre Superiora de las Carmelitas Descalzas de la carretera de Zaragoza!
Ahora se están preparando las monjas carmelitas para celebrar el quinientos aniversario del nacimiento de Santa Teresa, el 28 de marzo de 1515. Todas las monjas de Santa Teresa del mundo, se reúnen en comunidad, porque todas son Hijas de Dios, discípulas de Santa Teresa  y por tanto Hijas de la Virgen del Carmen y Hermanas de Jesucristo.

   

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