jueves, 15 de octubre de 2015

Clamosa y Puidecinca




Año de mil setecientos noventa y ocho.-Especial para recibir y cobrar y Luir en su caso.
(Los Azara y los Almudévar).
En el Lugar de Siétamo a los once días del mes de Septiembre del año mil setecientos noventa y ocho. Que nosotros don Joseph de Almudévar y doña Francisca de Escabosa y Azara ,conyuges y vecinos del Lugar de Siétamo, y como Patronos y yo dicha doña Francisca Escabosa y Azara, como capellana de la Capilla mía fundada por nuestro difunto tío don Juan de Azara Presbítero que fue y Cura Párroco del Lugar de Puidecinca y por lo mismo y sin revocar los demás procuradores por nosotros antes de ahora nombrados como patronos y Capellana sobre dichos ahora de nuevo, en dichos nombres y de Nuestro buen grado y ciencia cierta y certificados de todo nuestro derecho, constituimos y nombramos en tal a don Miguel Pons, labrador y vecino del Lugar de Clamosa, ausente como si fuese presente, especialmente y expresa para que por y a nombre nuestro y en el del Patrono y Capellán sobre dichos pueda recibir y cobrar, reciba y cobre todas y cualesquiere sumas y cantidades de dinero, capitales y pensiones de censos y cualesquiere otros efectos y cosas, que a nosotros como patronos y  Capellana sobredichos y tocante y pertenecientes y que nos pueden tocar y pertenecer. Y de todo lo que en su razón recibiere y cobrase el dicho nuestro procurador, pueda otorgar y otorgare recibos, cartas de pago y cancelaciones que le fueren pedidas o que le parecerá, con todas las aseguraciones y salvedades y en su caso con las cláusulas  correspondientes de recibos, Apoca y Cancelaciones para el mejor y debido efecto de lo dicho y de cuanto en virtud del presente perviva y en su razón sea necesario otorgar en favor de los solventes y  redimentes o luyentes en su caso: Assí mismo, para que a nombre nuestro y en el de patronos y Capellana sobredichos pueda intervenir e intervenga en cualesquiera pleitos, cuestiones, peticiones y demandas civiles, que tenemos y esperamos tener con cuales quiere personas, cuerpos, colegios, capítulos y universidades de cualquier estado y condición, que sean para lo cual así en Juicio como fuera de él se presente y ofrezca de cuales quiere peticiones, presente (Euras.cio) Autos, testigos, probanzas, recusaciones, pida secuestros, execuciones, embargos, desembargos, oiga sentencia de sentencias, así interlocutoria como definitiva, acepte las favorables y ya con libre y general administración ya con facultad de substituir  en cuanto al pleito tan solamente, y nombrar uno o más procuradores, revocar aquellos y nombrar otros de nuevo, pues para todo ello ()largefiat().
Testes: José Viñuales y Francisco Zabal, ambos labradores y residentes en el dicho lugar de Siétamo.
Joseph Almudévar en dicha causa otorgo lo dicho.
Francisca Escabosa.
Francisco Isabal, soy testigo de lo dicho y firmo por  mi con riesgo. José Viñuales que dice no saber.

Nota de Ignacio Almudévar, hecha el año 2002.-

Los Marqueses de Torres eran barones o Señores de Clamosa y Puidecinca, donde el presbítero Don Juan Azara, estableció la Cofradía que fundó en Siétamo, siendo cura de Puidecinca  y de algún  lugar más, como en Clamosa y Puigdecinca; sería ¿algún sobrino o hermano suyo?. Esto contribuye a demostrar que estos Azaras eran parientes de los de Barbuñales y por tanto amigos del Conde de Aranda, Marqués de Torres y Barón de Siétamo y además de los dos citados pueblos. El escudo de los Azara que está grabado en una alacena junto con el escudo de Almudévar, coincide con el de los Azara de Barbuñales, en un ave que parece un azor, pero que dicen los libros de genealogía que se trata de un ave un tanto arisca.  Más tarde en el escudo de armas de los de Barbuñales, fue creciendo en armas, por su larga carrera de nobleza.
En el libro de Severino Pallaruelo, titulado ” Bardají”, que estudia la historia de una familia de la pequeña nobleza aragonesa, durante cinco siglos, dice que en la Plaza de Graus estaban las casas de los Bardají (Palacio).”Desde los balcones, a la derecha, se veía una casa también hermosa pero más pequeña”. Esta era la casa de los Heredias.”Andando el tempo una Heredia se casaría con un hermano de Dionisio Bardaxí, el de la Rota”.”A finales del siglo XVIII, cuando los vasallos de Bardaxí comenzaban a cultivar patatas, en casa de los Heredia, vivía el sabio don Ignacio. Era un  ilustrado. Un hombre de su tiempo, dirían algunos. Había estado en París. Había sido comisario de guerra. Había servido muchos años al Conde de Aranda como secretario”.
En la página 158 del libro “Bardaxí, escribe Severino PALLARUELO:”Cerca de Barbuñales había lugares señoreados por nobles de título que vivían en palacios grandes amueblados con esmero. Albergaban en sus ricos caserones cuadros con retratos de antepasados, terciopelos, damascos y rasos. La casa de Azara de Barbuñales estaba bien relacionada con los marqueses, los condes y las dignidades eclesiásticas. En Siétamo,  no lejos de Barbuñañes, alzaba sus muros de arenisca dorada el palacio de los condes de Aranda, amigos de la casa de Azara. Un tío de María  Ana era canónigo de la Catedral de Huesca. Cuando iba a visitarlo pasaba por Siétamo. Se detenía en el palacio de los condes. Admiraba los salones. Allí había libros y estampas, telas exóticas y muebles hermosos, todo el lujo tranquilo y claro, confortable y pulcro que promovían los ilustrados del siglo como ambiente donde desarrollar tertulias razonables, conversaciones interesantes y debates acerca de la felicidad del género humano conseguida por medio del desarrollo de la inteligencia y de la riqueza.”
Un  día de este mes de Septiembre del 2004, llegó a Siétamo Ana Alfaro, viuda de Palacio, que estaba encargado de los obreros en la construcción de la dos últimas torres del Pilar y del puente de Santiago en el río Ebro y me dijo que había vivido en el Palacio del Conde y su hermana Dorita había nacido en él. Contaba que cuando llegó la guerra civil del 1936, rompieron los platos y vajillas, que pertenecieron al Conde y que eran de porcelana fina con muchos adornos dorados.
La familia de los Azara constaba de muchos hermanos y sólo de una hermana. Hermanos, como José Nicolás acabó de embajador en París, Félix fue naturalista  y escritor, Eustaquio llegó a ser obispo de Barcelona, Lorenzo presidió el cabildo de la catedral de Huesca y Antonio se quedó en su casa de labrador.”Las mujeres en aquellos días, sólo podían aspirar a una carrera: la del matrimonio. En 1758 María Ana tenía 18 años. Ya estaba en la edad. Era necesario buscarle un buen partido”. Y se casó con don Joseph de Bardají de Puyarruego.
En el Arbol genealógico de los Azara, que se encuentra en casa Ric de Fonz, pude ver como Juan Francisco Almudévar se casaba con Justa Los-Certales de Adahuesca y con escasa diferencia se casaba un Azara con otra mujer de dicha casa y familia.



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