miércoles, 28 de octubre de 2015

“España llega tarde a todas partes…” (Blas Otero)



“España llega tarde a todas partes…” aunque  en cuestión de Autonomías actuó con mucha rapidez,  pues dejó muy pronto   de ser una Nación Autónoma.  Esto lo escribió Blas de Otero y y yo, al leerlo, me fijé  que España  y su pueblo, al dividirse en naciones o regiones autónomas, ya no es dueña totalmente  de sí misma. Hay naciones como Cataluña o como el País Vasco, de donde salió el nombrado escritor Otero y está Aragón, que según el Conde de Aranda era una nación.
Y  ahora,  Blas Otero, exclama: “Por tierras de Aragón, oigo sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros, abiertos entre las sombras que aún perduran”. En su libro que trata de España, nombra poco a Aragón, pero cuando oye sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros, parece referirse al Arbol de Sobrarbe, presente en el Escudo de Aragón, con la Cruz de Iñigo Arista elevada en la copa del Arbol. Iñigo Arista jefe común de Navarra, de Aragón y del Sobrarbe, aparece también en el Escudo de Aragón. Cuando Otero nombra aquellas viejas hojas secas del árbol de unos libros, me recuerda aquellas,  que nombra Madoz , en su “Libro geográfico, estadístico e histórico”. Caen aquellas hojas de los árboles de las orillas del río Ara, que corre por el Sobrarbe y Madoz  habla de ellas, al verlas salir por el caudal de la   Fuente del río Mascún, cerca de Rodellar.  ¿Son esas, que bajan por simas excavadas en la Sierra, desde el río Ara hasta el Barranco de Mascún,  las viejas  hojas secas del Arbol de Sobrarbe ?.
Va nombrando Blas Otero  a Castilla y a León y a Francia con su capital parisina y a China y a Cuba, pero a Aragón lo nombra de una forma breve. Parece que busca el porvenir de la sociedad española, pero a Aragón,  le “hace soñar en las viejas hojas secas del árbol de unos libros”, que parecen referirse al Arbol de Sobrarbe.
Históricamente  Aragón fue la nación que formó,  bajo el gobierno de Fernando el Católico, con Cataluña, Valencia y Baleares, una potencia que se unió a España. Y ahora Aragón se siente humillado,  ante los territorios que ponen de manifiesto  que son naciones.  Sí,  se proclaman, como si lo fueran, por ejemplo con sus ferrocarriles que pasan por Port Bou o por Irún, como si ellos, vascos y catalanes, fueran sólo ellos, vecinos con Francia.  Aragón, queda olvidado,  como un rincón, que no tiene porvenir. Parece que  quieren aislarlo   de Francia, para ser los vascos y los catalanes, los que gobiernen  el tránsito de la península con Europa.
Aragón  parece no acordarse del ferrocarril del Canfranc  y de la autopista que desde Zaragoza, llega hasta la frontera francesa. En “Aquellos libros abiertos en medio de las sombras,  que aún perduran,  escritos por Joaquín Costa, “se oyen  sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros” y los oigo, como se ven las hojas caídas de los árboles  del río   Ara,  que por debajo de la tierra, en corrientes de agua subterráneas, llegan hasta Mascún. Aquí, en Aragón,  los ferrocarriles no pasan  nunca a Francia, pues por lo visto ya lo hicieron bastante en tiempos pasados y por las carreteras, se circula a veces, y pasan con muchas dificultades. Dice Otero.”España llega tarde a todas partes…en su concepto histórico, único que queda de ella, no es una nación autónoma, dueña de sí”. No es España autónoma, pero lo son casi todos sus  territorios. Blas Otero murió en 1979 en el centro de España y nació en el País Vasco el año de 1916, pero él quería a toda España, cuando  ahora,  los que gobiernan, no buscan la Autonomía para toda España, sino que  quieren algunos vascos y catalanes, una vez conseguida su propia autonomía, su propia independencia. Piensan y  obran muchos, que quieren esa independencia, porque “en su concepto histórico, único que queda de ella, (de España) no es una nación autónoma, dueña de sí”.  Esto lo escribió el vasco –español, Blas Otero, en unos versos dedicados a Aragón. Añade el poeta:”Dime lo que el pueblo come, y te diré el papel que desempeña en la historia”.  ¿Cuántos aragoneses viven y comen en su tierra?.  Son muy pocos, porque en Teruel están desapareciendo sus escasos habitantes, como pasa también en los pueblos de Zaragoza y de Huesca. La capital de Aragón, Zaragoza tiene más habitantes  que el resto de Aragón,  pero está esperando que se abran los pasos de los PIRINEOS  y entonces será el corazón, del comercio y el turismo entre España y Europa.  Y hace Blas Otero, esta observación:”Dime lo que el pueblo come y te diré el papel que desempeña en la historia”. Anima el poeta, diciendo: “transformaremos, este río seco en río vivo y corriente”. Ya lo intentó Carlomagno, hace muchos siglos. Y ya lo dijo Joaquín Costa y lo escribe Blas Otero en su poesía sobre Aragón: “Escuela y despensa, despensa y escuela”.   
Me he quedado emocionado de leer las obras de Otero, el vasco,  que sentía España en su corazón, pues dice: “Claro que el mundo no es España. Ez significa en euskera, no. ¿ Sabemos acaso  qué es España?.  Meditemos. ¿Es un cielo? ¿una historia?”.
 Otero vivió tres etapas en su vida, siendo la primera la religiosa, pues era cristiano practicante y creía en las doctrina de la Iglesia Católica. En el año de mil novecientos cuarenta y cinco, pasó de la etapa religiosa a la existencial, porque al verse vacío del consuelo religioso, lo buscó en la poesía existencial. La pérdida de su fe, le hizo buscar a Dios, como ocurrió con su “Cántico espiritual”,  con el que Blas Otero buscaba el amor a lo divino. Pero no lo alcanzaba y llamaba al Señor, con gritos, que le daban, al escucharlos una impresión de soledad, lejos de conseguir la paz de su alma. Se sentía aislado y sólo, llamando a Dios y no sintiendo su respuesta. Esta falta de unión con Dios, le hizo pensar en que esa deseada unión, la encontraría en la muerte.
En estas fases de abandono y soledad, se puso a  pensar, en diferenciar el “ser” del “existir”. Se fijaba en los objetos, que no tienen ninguna acción derivada del pensamiento, del que carecen y se ve claro,  que allí “están”.  Pero, en cambio, el hombre “existe”, porque  tiene un alma, que tiene un fin espacial y tiene a su vez un cuerpo,  que ”es”, simplemente, una cosa más. Los cuerpos humanos han sido incluso venerados, pero en los tiempos actuales, esos cuerpos son abrasados, convertidos en polvo. Los cadáveres del hombre en distintas épocas prehistóricas y también en otras épocas históricas, ha sido quemado, desde luego por procedimientos lejanos a la técnica actual. 
El cuerpo “es” y va desapareciendo, pero sigue “existiendo” el alma que tiene aspiraciones a la eternidad. Esta Etapa del Existencialismo, llamada la segunda etapa del pensar de Otero, la asumió el año de 1950 y  le hizo sufrir, porque llamaba a Dios y no le contestaba.
Y se encontró en una Etapa Social, en la que se pasaba  del “yo” de la persona, al “nosotros”. Blas Otero pasó de su primera Etapa Religiosa, a una  segunda Etapa con ideas que le producían  la poesía existencial, que con la doctrina existencialista, le hacían buscar  a Dios. Se sentía el hombre aislado y sólo y buscaba a Dios, pero se dio cuenta de que la única forma de alcanzar esa unión con Dios, es la muerte. Y en esta Etapa Existencial que le llegó en 1950, piensa en las diferencias que se dan entre el “ser” y el “existir”. Los objetos que “son”, no protagonizan ninguna acción. El espíritu del hombre  existe, porque la muerte, aparta del conjunto humano su cuerpo,  que “es” una cosa, pero permanece su espíritu, que tiene un fin especial, porque “existe”. El espíritu humano del hombre, tiene un fin en los espacios, después de vivir contenido en su cuerpo. Antes de morir tenía el hombre, una aspiración a la eternidad. El hombre que tiene un cuerpo que “es” y un alma que “existe”, con ese espíritu,  aspira a la eternidad.
Ya sus pensamientos le llevaban a darse cuenta de que la existencia abarca la Etapa Social del hombre. En 1955 su poesía convirtió el “yo”  en el “nosotros”, uniéndonos a todos los hombres, en cuya solidaridad busca una religión, basada en  la libertad y el amor. Debo preguntarle a San Agustín si existió en aquellos siglos una religión de la libertad y del amor.
Esta Epoca de poesía social, comienza en el año de 1955 y el camino que buscó en la religión, lo busca en la solidaridad de los que sufren. Sus sentimientos sobre España, le proporcionan,  amor y dolor. Con el dolor evoca un pasado lejano, pero también un pasado cercano: el odio, la guerra, la sangre. Con esos sentimientos, a la vez lejanos y también próximos, conoce estas tierras españolas. Tuvo el poeta un extraño sentimiento  de odio y amor simultáneamente, que lo llevó a ir a París. Ese sufrimiento causado en él,  por su lucha interior entre del amor y el odio, lo desvió a afiliarse en el año de 1952, en el Partido Comunista. Pero no fue una filiación política, sino por afinidad, porque en sus doctrinas veía concretos sus ideales humanistas.
Se le estaban presentando problemas y buscaba soluciones a esos problemas humanos. Blas Otero estaba encontrando una solución al problema de la lucha entre el amor y el odio y a él y a muchos hombres,  les parecía que el verso se había convertido en el medio de hacer desaparecer el odio entre los hombres.
En los últimos años de su vida se convirtió en misionero del pueblo llano, pues “convivió y trabajó con mineros, recorrió los pueblos del interior de Castilla y León, sin apenas dinero, viviendo del trabajo y de lo que le ofrecían los amigos que iba haciendo por el camino”.
Parece ser que buscaba a Dios, como Cristo, Dios y hombre verdadero, como el “nosotros” y el “yo” de la doctrina existencialista. Blas Otero se queda con Dios y con “nosotros”. Y yo me quedo con Cristo, que también es Dios, ”que sin apenas dinero, caminaba por el Mundo, Pidiendo la paz y la palabra”.


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