lunes, 29 de febrero de 2016

Pablo



Santiago se había ya hecho mayor y por consiguiente había dejado de criar corvetas en el Castillo de San Luis, pero se había casado con Elena ,con lo que la suerte que Dios les dió, les trajo un hermoso niño ,al que pusieron por nombre Pablo. Era un muchacho encantador y por no dejarlo sólo en su casa, porque ellos tenían necesidad de ir a trabajar,le buscaron la compañía de una chica con la que se quisieron mucho, se llamaba Marta y lo sacaba de paseo por la Ciudadela de Pamplona. Pero, siendo aún muy pequeño iba al colegio, donde aprendía a jugar, a escribir, a cantar y a dibujar. En cuestión de dibujos destacó desde el principio, pues cogía una cuartilla y la llenaba rápidamente de hombres, de animales, de flores y de habitantes de otros planetas como Marte. Después los coloreaba y se hacía merecedor de premio. Efectivamente, pues en cierta ocasión pintó, aunque sólo tenía tres años y medio, dos aviones volando sobre unas casas, rodeadas de  árboles y le dieron el primer premio de su clase. Después su abuelo, lo enmarcó y sus padres lo colgaron en el dormitorio de Pablo. Pero no sólo jugaba, cantaba y pintaba, sino que iba con sus compañeros de colegio a lugares típicos de Navarra, visitando entre otros lugares Belascoain, donde había una casa, donde embotellaban agua; estaba dicha casa rodeada de  árboles, a los que los niños denominaban casas, debajo de las que se ponían a trabajar, porque como me recuerda  Pablo, allí había tierra. Sus amigos más íntimos eran Luis, Pablo  y David, con los que fuí a Belascoain y trabajaron como negros para hacer trampas, en las que esperaban que cayeran sus enemigos, entre los que uno muy peligroso se llamaba Ignacio. Gracias a Dios nadie cayó en la trampa.
Pero Pablo se estaba haciendo mayor de cinco años y el Señor le dió la suerte de tener una hermanita, a la que pondrían por nombre María y Pablo estaba  lleno de alegría, pues ya no se encuentra tan sólo en su casa cuando sus papás están trabajando y la quiere tanto que, no sólo la acompaña ,sino que incluso la lava, incluyeno el pompis, pues no sólo no le da asco, sino que se siente feliz de ver feliz a su hermanita y le prepara pasteles, pues coge manzanas, naranjas, fresas y danones, miga de pan y agua en un plato o en un tazón, después de partidos y mezclados todos los componentes citados, ya tiene preparado el pastel, que yo he probado y resulta exquisito.    Si, Pablo quería para su hermanita la misma felicidad de la que él había gozado con Marta en la Ciudadela, con Joaquina en Siétamo, con sus conejos, con su primita Belén, tan bien acompañados por su madre, la tía Paz; si, quería que fuese feliz como lo habían sido sus padres, su madre en Huesca y en Siétamo y su padre, también en Huesca y en el Castillo de San Luis con sus cornejas cascabeleras. Quería verdaderamente que su hermanita María fuese feliz con las muñecas como él lo era ahora con su fighter.

viernes, 26 de febrero de 2016

Paco, entre el amor y la libertad, ¿está alejado del alcohol?



Paco es uno de los hijos de un hortelano de la capital. Tenía su padre la huerta, al lado de la Ermita de la Virgen de Salas. Eran felices en la huerta, porque vendían hortalizas en  la Plaza de López Allué, en el Mercado Viejo, todo él construido con madera, pintada de color verde, como el Mercado de Zaragoza. Los hermanos ayudaban a su padre, pero Paco, como era el menor de los seis hermanos, era considerado como “el vago” de todos ellos y no  iba siendo acogido  en  la vida de trabajo en común. Su padre  no quería ver vagos ni maleantes entre sus hijos, de tal forma que Paco a los catorce años,  ya se dedicó a vivir por su cuenta, pidiendo limosna, porque comía con la limosna que le daban. Pero siempre surge el amor, que ayuda al hombre, en este caso el amor materno, que a escondidas le proporcionaba alimentos e incluso y a veces lo dejaba dormir en un edificio de su calle de San Martín.  También quería a Paco una hermana, que ¡cosa rara!, en desequilibrios éticos como el presente, también le ayudaba.  
Aproximadamente a sus diecisiete años, lo encontró un hermano suyo, en la casa de todos los hermanos y cogiendo una silla, se la iba a estrellar contra la cabeza de Paco, pero éste reaccionó, porque cogió un cuchillo que se encontraba próximo,  y le hundió su corte en el muslo de su pierna derecha.
 Unos eran buenas personas y otros por las riñas y el odio creado por ellos, se volvieron malos, como dice la gente y según otros, cayeron en la culpa, aunque algunos de sus corazones volvieron a amar. La madre amaba, incluso a su hijo menor, Paco, pero aquel matrimonio era una unión entre un dictador y una sierva. De niño era feliz en la huerta que cultivaba su padre y sus hermanos, pero iba comprendiendo que con ella, no podrían vivir todos los hermanos. Yo no sé si a esa lucha que entre ellos se estaba despertado, un día a un hermano suyo, le clavó un cuchillo. No lo mató, pero los jueces lo enviaron a la Cárcel por “intento de asesinato” y allí permaneció durante seis meses. En la Cárcel lo pasó bien Paco, pues decían que la Cárcel de Huesca era como una guardería infantil. Pero tenía un gran inconveniente, que era la falta de libertad, que le hacía a Paco el estar siempre entre los muros de la cárcel. De la celda iba al patio y del patio a la celda. Aumentaba  su sensación de soledad el hecho de que ningún miembro de su familia lo iba a ver. Pero el amor es el que alivia la vida de los hombres, y es que su madre le mandaba giros postales, que le permitían comprar alguna chuchería o algún paquete de tabaco en el Economato. Los productos eran baratos, pues parece ser que la administración de la prisión,  no quería ganar dinero,  sino atender a los presos. Un café le costaba veinticinco céntimos. El dinero recibido se lo cambiaban por chapas, que eran un dinero de la cárcel, convertido para que gozasen los presos.
Al salir de la Cárcel,  parece que quiso ser un hombre libre de limosnas  y humillaciones y se fue a trabajar a Ayerbe, con un contratista, que según Paco era buena persona. Algo de amor de Dios y de prójimo debían existir en su corazón. Este contratista se dedicaba a reparar canales y trabajó también en Jaca y por varias centrales eléctricas. Trabajó con Lucán de Quicena y en el túnel grande de Monrepós. También trabajó con Claver de Apiés y en la Torre de Cavero de Siétamo.
A sus cuarenta años, dejó de trabajar porque ya estaba harto y cansado de tanto sufrir y quizá se acordó de cuando era niño, que hacía de mendicante. Los mendigos unas veces están saciados, hartos y otras carecen de casi todo lo necesario, pero prefería esta forma de vida a la de un prisionero, al que le pesan continuadamente los muros de la Cárcel sobre su cerebro. Aunque Paco había sufrido el odio de algún hermano suyo, se acordaba del amor casi clandestino,  que le guardaba su madre y una de sus hermanas. Y lo que él quería era la libertad y el amor, que a él no le tenían,  pero él amaba a su sobrino Pepe, hijo de su hermano con el que se odiaban y quería locamente a una pequeña sobina. Yo soy testigo de lo que quería a la niña, porque sufriendo ésta de una infección en una muela, me encontró Paco por la calle y con lágrimas me pidió diez euros para comprarle un medicamento. No se lo pude dar porque no llevaba dinero y Paco marchó corriendo a pedir a la gente. Cuando lo vi,  a los pocos días, me dijo que le había comprado la medicación y que la niña se había curado.
A él no lo amaban, pero él amaba a los sobrinos de un hermano, con el que lucharon a muerte, tanto es así que su sobrino Pepe, según su propia opinión, es su ojo derecho.
Paco vive en una “caseta” que se levantó él mismo, en la que tiene una cama y varios armarios con productos conseguidos de Caritas, “banco de la alimentación de los pobres”. Se da cuenta de que hay organismos digeridos dos por los corazones de los hombres, para dar de comer al hambriento. Vive en su caseta de madera, cubierta  con  tejidos impermeables,  que coloca sobre el techo de la caseta y a su lado tiene un cubierto de tablas y cañizos,  en el que se reúne con algún amigo. En su “campa”, como llama Paco a la “caseta” con el terreno que la rodea, goza Paco y no necesita demasiadas cosas para vivir, porque Caritas le proporciona  alimentos. Estos los guisa o calienta en un hogar, levantado por el mismo, con dos piedras y allí quema tablas abandonadas. Allí duerme por las noches y allí se refugia los días de lluvia.
Es feliz porque ama a sus sobrinos y vive libre como los pájaros, que se posan en los árboles, que dan sombra a su “caseta”. El  amor de sus padres y hermanos, que perdió de niño, lo ha recuperado en estos tiempos con sus sobrinos, como Pepe, que se ha convertido en su ayudante. La libertad en contra de la que se vio privado en la cárcel, la está gozando de una forma total. Todos los días en el ámbito de su “caseta”, Paco piensa  en esos espacios de libertad y de amor, que le parece que se acercan a él, cuando lo va a ver su sobrino: ¡algo tiene que haber, creado por el Creador  de la Humanidad, promovido por el amor y la libertad!.
Dice que siente una emoción por vivir en este lugar prehistórico y como sentir esa dulce  alegría, es mejor que vivir en una de esas viejas calles aisladas, sin ser abrigado por la sombra de estos árboles.
El hombre es un ser libre y por tanto, también tiene parte en conseguir o perder la felicidad. La última vez que fui a verlo, sintió un malestar que le oprimía el estómago, se retiró tras la caseta y devolvió, no sé si algún alimento o más bien, alcohol que tal vez ingirió durante la noche, fuera la causa de ese vómito. ¡Es mala la libertad que da el alcohol, porque es producida por la esclavitud a que éste somete a los hombres!.
El amor de su sobrino Pepe y de su sobrina le  ayudan,  pero la esclavitud del alcohol, tal vez contrasta con la libertad y el amor, que siente cada día.  


martes, 23 de febrero de 2016

El corazón musical de Valentín Artero



Valentín Artero, en ocasiones  escuchaba a su corazón, emitir los sonidos  de un tic- tac, ininterrumpido. Entonces  él, exclamaba: ¡sí, canta, corazón, canta!, para que esté alegre tu espíritu!; ¡corazón, canta, para que ese sonido, alegre tu espíritu, para que tu vida, que discurre por el mundo, sea feliz y goce del amor, de la convivencia y de la vida!.
Tanto pedirle al corazón que cante en tu interior, hace que ese tic-tac  sonoro, se transforme en un sonido sonoro y armonioso, que alegra, al escucharlo a todos los ciudadanos, que lo escuchan.
Esa belleza interior se transforma en el interior del corazón, que toda una vida sigue latiendo con su tic-tac sonoro, en una música poética, que se “cría” o se forma dentro de tu corazón, en lo más interior del “órgano cardiaco”, que rige toda tu vida.  No se nota en tu figura exterior, porque ella, está influenciada por el sol, el agua, el calor, el frío y otros fenómenos de la Naruraleza.
¡No, no  viene el sonido conmovedor de fuera de tu cuerpo, sino que se “cría! o se forma en tu corazón, en el interior del organismo cardiaco, que rige tu vida!. Y cuando  el misterio del amor de tu corazón inspira los sonidos musicales, que conmueven a los hombres, a las mujeres, a los niños y a todos los miembros de la Madre Natura, brotan por tu boca, convertida en un altavoz,  en forma de fuente sonora, conmueven los corazones humanos de los seres que te escuchan, y que se conmueven con tu sonoro cantar, que iguala la belleza  de los cantos del ruiseñor  y de todas las aves canoras, que vuelan y cantan en sus recorridos por el cielo, de los parques y jardines de las bellas ciudades, por los que vas acompañado por la bella Nona, recorriendo toda Europa.

(Pueden escuchar la música de Valentín, en zunzún. Bandcamp.com).  

lunes, 22 de febrero de 2016

Aún nos quedan las ranas



No sé que tiene la rana, tan verde tan simpática, que cantando su cu-cú a las orillas del agua, hacía que el caballero con su capa y su sombrero, se descubriera ante ella. También se enfadó la rana, cuando pasó una señora, que iba comiendo “esquerola”; cuando le pidió una hoja, no la quiso dar; la cogió del moño y  la  echó a rodar. La llaman “grenouille” en Frania y en nuestras tierras oscenses la llamamos la “grenota”. En Ayerbe, no hace mucho, jugaban a la “grenota”; era una rana de hierro, de hierro de fundición y la pintaban de verde, dejando abierta su boca por la que echaban distantes, unos discos metálicos, que a fuerza de entrar en ella, le despintaban el rojo de sus fauces y su lengua. Las ancas de nuestras ranas son un plato muy sabroso y prestan su agilidad a los músculos humanos y hay quien dice, por aquello de que  “a veces las ranas se vuelven peces”, son útiles al hombre político, para sus metamorfosis. No conozco de este anfibio propiedades curativas, basadas en sus órganos, ni glándulas endocrinas, pero es notorio a las gentes que influye  en la curación de golpes, roces y heridas, que se producen los niños. Invocaban a la rana, aquellas viejas de antes, cuando los niños lloraban, aquejados por sus males, con esa copla sencilla que a todos enamoraba: ”Cura, cura, mal de rana, si no te curas hoy, te curarás mañana”. El mal seguía su curso, esperando ese mañana, pero los lloros cesaban como por arte de magia. ¡”Siña” Concha, ”siña” Concha, cuantas veces me cantaste esta coplilla, que reza: ”cura, cura, mal de rana!. Ha llegado ese mañana, un mañana muy lejano y aún me acuerdo de tu canto, y me sirve de consuelo y me ayuda a curar otras heridas, que no se dan en la piel, sino más bien en el alma. Las pobres ranas se acaban,  las que en las balsas saltaban, las que en el río croaban, amantes de los pobres renacuajos, “los cabezudos del agua”. El sapo canta el cro-cró y la rana su cucú. El sapo, más egoísta, está cantando ese cro, que es como un yo monótono, pero la rana amorosa, siempre está diciendo tú. Cuando llegue  la calor, acude al oscurecer, bajo los cielos nocturnos, tachonados por estrellas, a escuchar en el ranero de juncos y de espadañas, el cu-cú, cu-cú de miles de verdes ranas, que es como un himno sencillo, que le canta a la esperanza.

Acuerdo del pueblo de Siétamo, para regar su Monte con aguas del río Guatizalema

El pueblo de Siétamo ya soñó con regar sus tierras de labor, con las aguas del río Guatizalema, porque en unos papeles  firmados el día veintisiete de  Agosto de 1822, se comprometen el Albañil Pascual Borruel y veinticinco agricultores de Siétamo, en hacer posible el regadío de este Monte.


“ACUERDO DEL PUEBLO DE SIETAMO PARA REGAR SU MONTE CON AGUAS DEL RIO GUATIZALEMA.”
Este acuerdo está escrito a mano, el día once del mes de Enero del año de 1823.
Sale en cuartillas y a pluma escrito, lo siguiente:
“EN EL LUGAR  DE SIETAMO, A ONCE DÍAS DEL MES  DE ENERO DEL AÑO MIL OCHOCIENTOS VEINTE Y TRES, El vecindario de este Pueblo que subscribe para llevar adelante el Proyecto de extraer las aguas del rio Batizalema y abrir el Canal que las ha de conducir á este monte; se ha convenido en las condiciones siguientes.
1.ra….. Todos los vecinos deberán contribuir  en proporción del Terreno que hayan de regar á cuantos gastos se ofrezcan en la indicada operación con hombres y dinero según las necesidades.
2ª….Para la dirección y distribución de los trabajos que se requieran en la fabrica ó construcción del Canal e inversión de los canales que se necesiten y demás atenciones que pida la obra se crea una Junta compuesta del Señor Retor, el Sr, Alcalde, el Sr. Síndico Sr. Almudévar, Sr.Cabero, Sr. Labastida, y Sr. D. Vicente Benedet, la cual entenderá exclusivamente en todo lo Gubernativo, económico y distributivo de este negocio, así en lo respectivo á los operarios, como con los directores del agua, debiéndose estar en todo tiempo a sus decisiones.
3ª…. Se pondrá por de pronto á disposición de la misma Junta la cantidad de cien duros satisfechos por los vecinos con la insinuada proporción para atender á las primeras necesidades, llevando cuenta formal de su inversión y recaudación que estará a su cargo para darla á su tiempo al Común.
4ª…Queda la misma Junta facultada para tratar con los Pueblos  participes de las aguas así para el tanto que estos deban contribuir, como para el tiempo que deban disfrutar de aquellas.
Así se acordó y firmaron los que saben; siendo testigos: Juan Antonio Guallar, Maestro de niños y Ramón Sen Cirujano- Ambos residentes en este Pueblo.”




“EN OTRAS DOS CUARTILLAS, APARECE EL  “COMPROMISO de PASCUAL BORRUEL, QUE FIRMA CON LOS  LABRADORES LA CONSTRUCCIÓN DE LOS RIEGOS DE  SIÉTAMO”.
“El abajo firmado me obligo por el presente á dirigir una acequia para conducir el agua en el monte y termino de este pueblo, empezando á abrirla desde el enfrente del molino del Lugar de Castejón de Arbaniés, llevarla por el terreno que crea por conveniente en el monte de dicho Castejón de Arbaniés, llevarla por el terreno que crea por conveniente en el monte de dicho Castejón, por la Rambla Carrascal de S.E. por encima del Torno, o Molino de Aceite de don Antonio Cabero, por detrás del Corral del Piquero, por Baldecán, a cruzar por una mina, por detrás de la Fuente Alta; por detrás del huerto de d. Felipe Banzo, por la Costera del Llano a desaguar al Pendón. Deberá proseguir la acequia por la falda de la questa de la Morera, Cuesta de Baldedona hasta la Buega del monte del Lugar de Bandaliés.
Se me ha de satisfacer por todos estos trabajos y se deberán todos los abajo firmados á su cumplimiento obligar; a saber: En dinero metálico ciento quarenta  escudos, ó, libras jaquesas en esta forma Setenta libras en llegando la acequia a la fuente alta, y los otros setenta restantes a la conclusión enteramente de la construcción de la acequia, en el monte de Bandaliés. Además dos caíces de trigo y dos nietros de vino, esto y durante el tiempo de mis trabajos y siempre y cuando pida la cantidad de estos frutos, o, porción que me acomode.
Con la circunstancia de que para la construcción de esta Acequia deberán darme y poner a mi absoluta disposición quarenta hombres jornaleros diariamente y por el tiempo de quatro meses y medio, hasta llegar a desaguar al Pendón: los meses para franquearme los quarenta jornaleros deberán contarse de treinta días que se trabaje.

Y para que conste lo firmo en el Lugar de Siétamo, hoy veinte y siete de Agosto de mil ochocientos veinte y dos.
 A todo lo dicho me obligo PASCUAL BORRUEL.





NOTA AL MARGEN
No se le pida el tiempo, al obligado para la continuación de esta acequia, sino es que emplee todo el que necesite, quince días  más, ni mes menos.
   Zenón, Valles Al




“En vista de la antecedente obligación de PASCUAL BORRUEL, juntos y congregados en la Casa del LUGAR de este Pueblo, todos los interesados, y que abajo firman; se obligaron, y comprometieron y obligaron a cumplir en todas las partes y quanto contiene, y con la circunstancia de que el Ayuntamiento de este Lugar de Siétamo, ha de ser el que responda de la satisfacción de dicho Borruel contratante del dinero, trigo y vino porque queda pactada esta construcción.
Se le da facultad a dicho Borruel para que en caso de enviar algún interesado jornaleros inútiles y que no le acomoden, los despida y se deberán reponer los que sean sin contradicción ni escusa alguna.
Y para que pueda servir esta obligación de Documento suficiente para hacer se cumpla y execute en todas sus partes que esto contiene, la firmamos en Sietamo, hoy veinte y siete de Agosto de mil ochocientos veinte y dos”.
A continuación firman los vecinos de Siétamo.
“Estevan Almudévar  Antonio Cavero  Zenon Vallés y firma por Esteban Bruis  Felipe Banzo  Francisco Morcate     Agustin Calvo.  Francisco Bibián     Ramón Sipan    Antonio Bescos  Bicente Benedet    Joaquín Soys   Antonio Carilla  Mariano Arnal   Ramon Oliva    Juaquin Brabo y firmo por Justo  Jiral    Salbio Fabrega  Antonio Alfaro, Ramón Nadal y firmo por Ramón Simón 
Zenón Vallés firmo por Josef Lobaco y por Antonio Lopez  Nicolás Urraca”.







En otro documento:
Varios recibos de la compra de terrenos necesarios para la ejecución de la acequia de riego:
“Recibo del Alcalde de Arbaniés Joaquín Catalán de cuatro Duros, recibidos de manos de Josef Isabal de Siétamo. Arbaniés y Enero a 21 de 1823. Firma Joaquín Catalán, Alcalde”.
“El abajo firmado Digo haber recibido de Francisco Morcate Diez Duros de Cuenta a la finca vendida para Cequia de Siétamo. Arbaniés y Febrero a 6 de 1823, Joaquín Catalán, Alcalde. Son 10 Duros”.
“A Don Estaban Almudébar (año de 1829).Syetamo”.
Huesca y febrero, 4 del 1823.
Muy Sr. Mío Don Esteban. A ya 5 del corriente se yco (hizo) la obra de las sogas A toda perfepción, cuanto puede ser en mi empleo de cabestrero.
Su peso cinco arrobas y quatro libras. Su importe quinientos once reales Bellon Cien reales Bellon por otra  que asy fue el precio ajustado---dispondrá Vd. dellas sin dinero y con él.
 No ofrece otro Mando Vd. a su amigo que desea servirle.
Rafael Lopez de Zamora
Son 511 Rvn.”.


                                            Siguiendo la Historia fracasada del regadío.
Estos son los documentos que conservó mi padre Don Manuel Almudévar Casaus, en su casa de Siétamo. Al llegar la Guerra Civil de 1936, se quedó dicha casa, abandonada por la llegada de los, oficialmente miembros del Ejército Gubernamental, pero según la realidad, ésta, fue dominada por  diversas unidades anarquistas y sindicalistas. Entraron los “Rojos” en Siétamo durante escasos días y durante ellos el señor Trisán de Fañanás, que hacía de chófer de los sublevados contra la  República, recogió los documentos, entre los que se encontraba el proyecto de Regadío de Siétamo de 1823, que lo entregó a mis primos, dueños de la Farmacia  de  Llanas.  Allí los guardaron y allí nos los entregaron al acabar la Guerra Civil. Pero al fin se apoderaron los “Rojos” de Siétamo y Durruti, ocupó Casa Almudévar,  al lado de una ventana que se asomaba a la Plaza Mayor de Siétamo, hasta que fue llamado a la Capital de España, donde murió, como una víctima más de aquella salvaje Guerra.
La Guerra es sinónimo de Muerte, que sacrificó  en Madrid a Durruti y a Siétamo, lo convirtió en un inmenso Cementerio, donde dicen que “descansaban” unos blancos y otros de color rojo, pero no sólo morían los de color político, sino el pueblo inocente, que amaba el trabajo y la paz.
Basta abrir los ojos para ver la destrucción, la huida de los sirios de su Patria y la muerte, que acaba con miles de vidas.
Ahora, en Siria, mueren los seres humanos, y entonces en el año de 1833 en la Primera Guerra Carlista, en Siétamo, se desaparecieron las obras, algunas, antes de empezarlas, como las “Obras del Pantano de Vadiello”, con el que se regaría el Monte de Siétamo. Ese Riego ya quedó destrozado cuando en 1832, José Borruel con los vecinos de Siétamo, hicieron el Proyecto, que acabamos de leer y el escaso pueblo que todavía vive, se acuerda de aquellas aguas de riego, cuando canta:”Los  señores de Siétamo pusieron el monte en Huerta, y “pa” la Virgen de Nuca pasa el agua por la acequia”. ”Ay , que me mojo” “Almudévar y Cavero, se pusieron los primeros; lo tuvieron que dejar porque se acabó el dinero” y brotaban las quejas del pueblo, cuando gritaba: “ay, que me mojo!. Estas coplas son el escaso recuerdo de aquel fracaso, que sin corregir, todavía dura en este pueblo. Ahora no ve pasar el agua por la acequia y se les moja el alma, no con agua, sino con su escasez. También “lo tuvieron que dejar, porque se acabó el dinero”.
¡Como nos hacen oír estas jotas, la pre destrucción, que sufrió Siétamo, con la Primera Guerra Carlista por los años de 1833 y siguientes!. Si, fue la primera destrucción de los riegos de Siétamo, a la que siguieron, el cambio de destino de las aguas del pantano de Vadiello,de las orillas de Guatizalema a la Ciudad de Huesca, porque el destino del Pantano de  Vadiello, como dice Julio Alvira Banzo, para San Lorenzo, el Ingeniero Joaquín Cajal Lasala, firmó el proyecto del Pantano de Vadiello, el cuatro de mayo de 1911. Como he escrito el ingeniero “Cajal Lasala planteaba un embalse  de 10 Hectómetros  cúbicos de capacidad, destinado al riego en 22 municipios de la cuenca del Guatizalema, con una población (entonces) en torno a los 8.000 habitantes, desde que el río abandonaba las sierras exteriores,  hasta el azud de Abrisén”. Justo cuando se acaba el Monte de Siétamo, se encuentra el Azud de Abrisén. Ese proyecto, hoy año de 2.016, ya tiene más de cien años. Y el proyecto que hizo el Albañil Borruel en 1.823, ya va cumplir doscientos años.
Por Ley de 5 de Febrero de 1943, fue incluido  entre las obras a realizar en la Cuenca del Ebro, dentro del Plan de Obras Públicas de 1939. Por fin, la Presa de Vadiello fue construida por la empresa Hemalsa, para entrar en sevicio el año de 1.971. Puede recoger 16 Hectómetros Cúbicos. El destino del Pantano de Vadiello es el riego de más de 2.000 hectáreas y el suministro de agua potable a la ciudad de Huesca.
Se pudo realizar en 1823 el riego del Monte de Siétamo, pero si la Primera Guerra Carlista, impidió regar el monte de Siétamo, la construcción del Pantano de Vadiello, volvió a dar la negativa a esta villa, de regar su monte, porque en la construcción del Pantano, se volvió a dejar a Siétamo sin agua. Los escasísimos habitantes de Siétamo ignoran el fracaso de la construcción de los riegos de Siétamo. Pero tienen en sus memorias, esas coplas, que, antes, les salían de sus gargantas, cuando cantaban:”Los señores de Siétamo-pusieron el monte en huerta, y “pa” la Virgen de Nunca- pasa el agua por la acequia”. Y las causas de esa ruina, las proclaman cundo siguen cantando:”Almudévar y Cavero,- se pusieron los primeros,-lo tuvieron que dejar –cuando se acabó el dinero”.
Por tercera vez se perdió la oportunidad de aprovechar los 209´96 hectómetros cúbicos “que entre el Alcanadre y el Ara suministran para la Hoya de Huesca-Somontano de Guara”. En la “Propuesta de Estudio de la Nueva Zona Regable Hoya de Huesca-Somontano de Guara”, Carlos Albasini Martínez, era partidario de la “construcción de doe embalses,uno ya proyectado en el río Ara,el de Janovas, y otro nuevo,en el río Alacanadre,que denominamos el embalse de Pedruel.
Desde este embalse, a través de túneles, sale el agua al río Formiga, cerca de la carretera de Panzano a Morrano.
Estas obras se han frenado, pero como dice Albasini: “la provincia de Huesca debe tener una preferencia absoluta para utilizar en su beneficio, sus propias aguas”.
El río Ara en Jánovas, tendría ahora dificultades para crear un pantano,  pero la parte norte del Rio Guatizalema, para regar el monte de Siétamo, tendría suficiente agua con la del Alcanadre, retenida en Pedruel. Los pueblos desde Aguas hasta Siétamo y  sus vecinos del Azud de Abrisén, volverían a vivir, pues se están muriendo.
No les ha faltado a los aragoneses empeño en convertir sus secanos en regadíos, pero no sólo han sido fallos económicos, sino los fallos políticos, los que trajeron la Primera Guerra Carlista, que destrozó el Regadío de la Villa de Siétamo. El segundo fallo de este riego se debe a la Guerra Civil Española de 1936, que mandó a Huesca Capital, el agua que se esperaba, ya hacía muchos años, que regara el monte de Siétamo. ¿Cuál fue  la causa de la falta de riego, por la pérdida del embalse de Jánovas y el agua del  embalse de Pedruel, del río Alcanadre?. Escribe Carlos Albasini “Dos ríos ricos, ayudan a un río necesitado de auxilios: no deja de ser un símbolo aleccionador”. Es decir que los ríos Ara y Alcanadre podían suministrar agua suficiente al Somontano, desde Aguas hasta el monte de Siétamo, en el principio del monte de Fañanás, en el azud de Abrisén.
Desde 1832 hasta el año actual del 2016, se intentó regar el monte de Siétamo, tres veces y todavía no se ha conseguido nada.
En Valencia se producen manifestaciones para que se permita regar su tierra, y en Aragón, no conseguimos regar el Somontano de Huesca, que ya está casi despoblado. Piden agua los hortelanos del Mediterráneo y los aragoneses quieren que en primer lugar se rieguen sus tierras.
En España se han fomentado las autonomías, hasta convertirlas en países independientes. Para ello dicen que hay que conducir las aguas que nacen en el interior del Pais, a climas mediterráneos, donde la producción de frutas y verduras será enorme. Y así se quiere convertir a España en un territorio, pobre en su interior y de brillantes países independientes en sus costas. A Aragón, muy pocos años después de la muerte del Conde de Aranda, se agregó a Cataluña la desembocadura del Río Ebro y Aranda la quería, como capital del antiguo Reino de Aragón.   
Joaquín Costa soñó con un Aragón regado y gran productor de alimentos, pero sigue la política, impidiendo el desarrollo de esta Región y al mismo tiempo no permite que se enriquezcan otras zonas, como Valencia y otras.
Desde 1823, tres etapas se distinguen en la anulación de los riegos del SOMONTANO, pero ahora siguen dándose las dificultades para que Aragón prospere, dentro del mapa de España.

Carlos Albasini Martínez, en su “Propuesta de Estudio de la zona regable Hoya de Huesca-Somnotano de Guara, escribe: ”Tenemos un patrimonio hidrológico que hay que aprovechar en beneficio de Aragón en cuanto sea posible, por sistemas antiguos o por sistemas nuevos, buscando siempre la mejora social. Creo que los países con gran futuro no son los productores de petróleo, sino los poseedores de agua. Hay que aprovechar el agua y si no lo hacemos, no nos quejemos de que oros quieran hacerlo”. 

lunes, 15 de febrero de 2016

Pedro Nunilo Gabás

Bar El Temple


Es un hombre de apellidos aragoneses, que cierto día me conoció y escribió en el Periódico del Alto Aragón, este bello artículo, que merecen gozarlo conmigo, él y  sus compañeros de mesa, alrededor de la cual se hallaban en un Bar, a saber, Jesús,Toni y Alfonso. No sé quien quedará   de sus amigos, porque me he enterado que Pedro y dos más, fueron víctimas de un accidente automovilístico, en Monrepós,  cuando bajaban a Huesca, desde un pueblo montañés, en que estaban trabajando de albañiles. Me dolió  la crueldad de su accidentada muerte, que   me hizo recordar  su  espíritu y su humanidad, casi poética, al leer su artículo, cuando recuerda a San Lorenzo, El recuerda a San Lorenzo, pero lleva, después del nombre de Pedro, el de Nunilo. Santa Nunila y Alodia, vivían en Adahuesca y fueron martirizadas en Huesca por los años del 806, cuando tenían diez y seis años aproximadamente.  El joven Pedro, unía a este nombre  el del piadoso   Nunilo y por apellido ostentaba el de Gabás, pueblo que se encuentra en Francia muy cerca de Biescas. Aquí , en Aragón tenemos muchos apellidos pirenáicos,  pues los Pirineos han estado unidos, hasta que fueron divididos, por las Guerras de Carlomagno y el también francés Simón de Monfort, que mató a Pedro II de Aragón.
He hablado con muchos oscenses sobre Pedro Nunilo Gabás. Todos me han hablado de la bondad de Pedro Nunilo Gabás.  José María Javierre Zamora, primo del Cardenal Javierre y su hermano José María gran escritor me dijo que Pedro “ era una buena persona, “un feliz infeliz”, porque miraba siempre el bien de los ciudadanos, dejándose llevar a veces, por impulsos ambientales”. Se adivinabaen él, una buena persona, porque siempre abundaba su bondad. A veces tuvo que pagar las manifestaciones, que promovían los demás, porque, dándose cuenta de su bondad, los promotores de los líos, lo hacían ser uno de los más rebeldes a situaciones que él mismo, no había creado.
Murió en Monrepós, viviendo de trabajar en la Montaña.

Titula  Pedro Nunilo Gabás su artículo: “IGNACIO DE HUESCA; ALMUDÉVAR DE SIÉTAMO”.
Era uno de esos sábados, que temprano me levanto. Sábados que hacen semanas, meses, años, vidas, pero ese sábado me dio un regalo inesperado.
El almuerzo hay que ganárselo siempre .Eso me enseñó mi abuelo, por eso mi andada antes de esa mesa de las diez de la mañana. Templado ando hacia el Temple, para que temple mis cansancios.
Mi chorizo ibérico, mis vinos calatulleros  y al lado, mis olivas negras junto a mis amigos de mesa, Jesús, Toni, Alonso. La mesa está preparada, es un manjar que desaparece en un abrir y cerrar de ojos, menos la boca que obedece a esos pensamientos gastronómicos, y charrada a charrada aparece Anadón con un amigo recién levantados, peinados, en busca de charla. Almuerzo y vino mañanero, cuando de repente se abre esa puerta suavemente y aparece una cabeza, persona mayor, que entra junto a ese airecillo fresco de calle sombrera llamada la Palma, donde el sol no hace daño, es calle casta, de memoria, noticia, historia, y la llevaron a esas modernas calles que no sabemos  dónde  nos llevan, hacia donde van. ¡Cras!, la puerta cerrada estaba ya, y se escuchan unos buenos días correspondidos.
Las miradas eran unas mismas miradas. Miradas de vista, recuerdos y cartas. Los cafés con su olor servidos estaban, cuando no sé por qué, esa persona vieja y culta empezó a hablar. Era Ignacio Almudévar, conocido por todos de oídas, pero vale más una voz fresca que cien oídos de otros oídos. En ese momento eran nuestros oídos los que escuchaban esas voces. Empezó a hablar y a calentar nuestros cafés. Cafés de tertulia que enseña.  Huesca, era su tema. Siguió con Huesca y terminó con Huesca. Nosotros, sorprendidos, no sabíamos si aplaudir  o callar. Callamos, qué remedio, con la cabeza gacha de pequeña gran lección recibida. Así fue como conocí al señor Almudévar, en ese lugar, en ese momento. Nos despedimos y nos fuimos y nos dijo hasta otra, esa otra que fue el diez de Agosto, cuando los danzantes bailaban. Nosotros almorzábamos en el mismo lugar, y llegó otra vez esa persona mayor en edad. Su sabiduría no se mide en años, pero sí su alma de poeta joven. Vino con una carta poética de los danzantes, que seguían danzando, brincando brincos altos hacia esos balcones de abuelas emocionadas por el tiempo y el recuerdo, nos las recitó con fuerza y nervio de joven poeta en ese Temple que templó nuestras emociones, heló nuestras lágrimas y creó un profundo vacío.

Perdone por dedicarle poco rato hablado, pero mucho escondido, en esos escondites del alma que me hicieron escribir esta carta, señor Almudévar. Soy ese pequeño crío de cuarenta años que vio en El Temple y que un sábado cualquiera recibió  un grato, hermoso regalo que no esperaba. Abrí la cinta, rompí el papel y apareció un gran libro que hablaba, era su voz, la voz de Ignacio de Huesca y Almudévar de Siétamo. Encantado de conocerle, señor Almudévar.

domingo, 14 de febrero de 2016

Miguel Arnal Orduna



El Callejón de Siétamo, no es un simple callejón, sino una calle especial, donde se goza de paz. Se entra en ella por la era de Sipán y se sale al Arrabal, entre casa de Narbona y una gran casa de piedra, donde “Antoñito el Herrero” suministraba en la tienda, a la gente de Siétamo. Agustina de Aragón le dio su nombre a esta calle y  en ella vive gozosa la familia de Miguel, con el apellido Arnal. Es un apellido hermoso, que expresa en aragonés una colmena de abejas, que viven en armonía, fabricando para el hombre la dulce miel del amor y la cera de las velas, que en la iglesia y en  su casa encienden a Dios del cielo. Era Miguel el modelo de un buen padre de familia, con Luisa su buena esposa y sus  hijos María Jesús y Miguelíto.  “Ramonito de Cavero” con su buena esposa Nati, hermana de Miguel, viven en la misma colmena, pues así se puede llamar a ese callejón, que es un lugar lleno de paz, pues en él vivió siempre feliz la familia de Miguel. En verano y en medio de la calle, como afluyen las abejas al “arnal”,  se sentaba numerosa, la familia de Miguel en animado coloquio, acomodados en sillas y allí gozaban del aire que corría a lo largo de la misma. Presidía el buen Miguel, cual un patriarca sacro, acompañado también por su hijo Miguelito, por su nieto Miguelín y por su nieta María.  Se encontraban, también,  Luisa, su santa esposa,  María Jesús, su  rubia hija, cuyos cabellos recuerdan a los ángeles del cielo y ésta con sus hijos y su esposo Carlos, unida a Miguel, su hermano, acompañado por su esposa y por sus hijos, no sólo le hacían compañía, sino que lo cuidaban y le colocaban los cables que enviaban oxígeno a sus dolidos pulmones. Allí llegábamos muchos, de los pocos que quedamos, nacidos en la Villa de Siétamo y era agradable ver a Miguel, conversando de la vida, de las tierras y del “cura desconocido”, que murió para la Guerra a las orillas del Río. ¡Qué agradable resultaba aquella conversación, en que Miguel no callaba y “Ramonito” animaba con su humor y su optimismo, escuchándose las risas de Nati, hermana de Miguel y esposa de “Ramonito”. Allí rodeado de todos sus seres queridos y por todos los que en el pueblo lo amábamos, pensábamos  como van desapareciendo los antiguos hijos de Siétamo. Parecía una escena patriarcal, con el recuerdo del cura tío de Miguel y de la monja, hermana de su esposa Luisa. Entre aquel coro celestial, dirigía la escena el buen Miguel y todos, ante aquel panorama que parecía una despedida de este mundo, sonreían, disimulando su temor a la muerte del  padre y patriarca de aquella familia. Llegó el Otoño y no se repitieron aquellas reuniones al aire libre del Callejón,  porque su hija y su hijo, pensaron que en el mal tiempo, no podían abandonarlo, sino buscarle como dicen que hace Santa Ana,”buena muerte y poca cama”. Y lo llevaron a un piso, junto al suyo, donde Miguel gozaba con las visitas que le hacían los vecinos de Siétamo; si, gozaba porque se llenaba de satisfacción al contemplar a los visitantes a los que preguntaba sobre la vida de su pueblo y de su Callejón. Los visitantes observaban también el cuidado de su esposa,  de sus hijos y de la cuidadora Nieves, en las atenciones a Miguel, que parecía que estaba gozando de la vida, en lugar de sufrir los dolores de una cercana muerte. Y así fue su muerte, el fin de una vida en la que trabajó y pasó sus buenos momentos y otros más duros, convirtiendo su familia en un capítulo de felicidad, el tiempo que tardó en llevárselo el Señor. Murió sin sufrir y a su entierro acudieron multitud de personas, entre las que estuvieron mi hija Elena, gran amiga de María Jesús, acompañada desde Pamplona por su marido Santiago. Yo creo que no hay que rezar por Miguel,  sino decirle que pida al Señor para que nosotros seamos tan felices como él, en la hora de nuestra muerte,

Hoy, en el cielo se han juntado de nuevo Miguel y Luisa, su santa esposa Las lágrinas de Miguelito y de María Jesús , hoy las derramarán por el recuerdo sagrado  de Miguel y de Luisa, pero dentro de sus corazones recordarán que Miguel con Luisa, les dieron una vida feliz.    

viernes, 12 de febrero de 2016

Huesca a su alcance



PRESENTACIÓN  de “Huesca a su alcance” por el Doctor Don Manuel Tomé. (Siétamo, a 4 de Mayo de 1997).
Me encuentro gozoso en estos momentos por presentar, aquí en Siétamo, mi pueblo, a Don Manuel Tomé Bosqued, como estudioso de la Informática; nacido en  nuestra capital aragonesa: Zaragoza, donde hizo sus estudios en el Instituto Goya y los superiores en su Universidad. Y llevó a cabo una tarea contraria  a la que habitualmente se suele hacer en Aragón, que es nacer en cualquier punto del Antiguo Reino y marchar a vivir a la gran ciudad, que algunos,  llaman con gran sentido de Humor, “Zaragón”, pero don Manuel hizo lo contrario, es decir nació en Zaragoza y se vino  a Huesca, donde, en el Ambulatorio del Santo Grial, ¡nombre tan oscense!, desarrolla su benemérita y científica actividad en la Seguridad Social. Y  aquí lleva viviendo veinte años con la muy simpática Reyes, con la que ha tenido dos hermosas hijas, a saber, Myrian y Paola, cuya vida, en Siétamo, llena de alegría las calles, cuando pasan por ellas, bien paseando o en sus motocicletas.
Pero este cambio de Zaragoza a Huesca, tiene un tinte más intenso, pues se ha construido un chalet en este pueblo, en la hermosa urbanización que se ha realizado, aquí enfrente, en una zona verde, de grandes árboles, con sus fuentes públicas y privadas, frente a este Bar y a la muralla, casi oculta por los árboles de la antigua Villa de Siétamo. Y es a esta villa a la que  quiere  honrar, presentándonos su obra informática  “¡Huesca…siempre a su alcance!.”
La informática se basa “en el conjunto de conocimientos  científicos y técnicos que  hacen posible el tratamiento automático de la información por medio de los ordenadores electrónicos” y el Doctor Tomé es un gran aficionado a la Ciencia y a la Técnica, pero como ha vivido veinte años en Huesca, siente la necesidad de recoger información sobre ella y su provincia, no sólo para los forasteros, sino también para sus mismos habitantes, que en algún caso estamos un tanto despistados de lo nuestro. En cambio el Doctor Tomé, observa todo lo altoaragonés y busca información en multitud de autores como Cayetano Enriquez de Salamanca, Alfonso Zapatero, Antonio Durán, Santiago Broto, sólo por citar alguno de los autores que han escrito sobre Huesca, pero no deja de lado publicaciones tan corrientes como la Guía Telefónica, la Cartografía de la Editorial Planeta, “imágenes fijas de las fuentes citadas y de recursos propios”. Y de esta serie de informaciones recogidas por él, saca todos los temas provinciales en su programa y no tenemos los videntes más que pedir datos concretos, por ejemplo sobre el Parque Nacional de Ordesa, pasando por Arguis, Benabarre, Gistain o sobre el Valle de Tena: y si queremos conocer el Aneto, el Monte Perdido o el del Turbón, no tenemos más que consultar el programa de nuestro amigo, como también podemos consultar sobre personajes como Manuel Bescós Almudévar, sobre los hermanos Azara, sobre Carderera, Costa, etc., etc.
Si queremos realizar un recorrido, como el que va de Benasque,  por ejemplo, no tenemos más que consultar el programa, como si lo que queremos es tener conocimiento de leyendas y costumbres. Pero,  al llegar a este tema, yo creo que se emociona en la costumbre aragonesa de la Jota, y, como aragonés no puede olvidar la copal que dice:”No sé que tiene la Jota-No se lo que tiene, madre- Que hace llora a los viejos- Y alegra a la gente moza”. Y a continuación de este profundo sentimiento, comienza a informar de la Jota en el Alto Aragón, a estudiar su geografía y el entorno con sus vestimentas, instrumentos, las coplas de picadillo y la historia de las mismas.
Y no olvida tampoco la Sierra de Guara, a cuyos pies nos encontramos los de Siétamo y los de la Sierra; se acuerda al mismo tiempo de la nacida en Zaragoza como él, y que vivió en los pueblos subterráneos de Siétamo y Casbas, Ana María Abarca de Bolea, escritora aragonesa del siglo XVII, barroca, como demuestra su “retraimiento conceptual” y que escribió un “Romance a Guara”, que dice:
“Ya se ha despertado Guara,- ya se ve a medio vestir-previniendo tocas largas- por la muerte del Abril.
Si habitas casi en los cielos-no tienes más que adquirir,-advierte que tus grandezas- mendigarlas tal vez, vi.
Lo mal que te paga el tiempo,-no quieras pagarlo en mí,-dando por paga a mi amor-mucho hielo que sentir.”
Observemos como Ana Abarca de Bolea, tía del Conde de Aranda, se queja de que “el tiempo le paga mal a la Sierra” y veamos, como ahora, se está recuperando su prestigio, como podemos ver en este programa del Doctor Manuel Tomé.
Ahora vamos a ver “Huesca…a su alcance”, pero yo sé que está investigando información, entre otras cosas, de la brujería, antigua y moderna, su relación con la lucha por el poder temporal, religioso, ateo y el contacto, que tiene en muchos casos con la Medicina.
Está la Sierra de Guara, hueca y llena de cuevas, a las que en aragonés las llaman “espelungas”.
El agua, la tierra, el cielo, estos tres bellos elementos están casados en Guara, la sierra de tres dientes, que preside nuestro Somontano y que hacen profunda mella en la identidad de sus habitantes, ”aserrín, aserrán, manzanetas de San Juan, unas vienen y otras van”. Pretende también con su Puntón, arrascarle la tripa al cielo y aunque no llega, el cielo mismo le manda boiras, que se le agarran, se amoldan a sus formas serranas y la mojan, al tiempo que la besan. A veces parece que las nubes quieren quedarse porque se “agafan” al Puntón, como envolviéndolo, como una ameba envuelve su alimento o como el rano o macho de la rana, se adapta al dorso de la rana, y más arriba el cielo se despeja azul, azul, azul… Y es que dicha Medicina es una Ciencia en la que los médicos usan la Informática, recogiendo datos que enriquecen su conocimiento de las enfermedades y que facilitan su tratamiento.
Precisamente la Radio hablaba hace unos días, que en Francia se va a hacer obligatorio el uso de la Informática en las consultas médicas, con los fines que acabo de citar; obligando al secreto de los nombres de los enfermos estudiados.
Se está dando en es estos tiempos una gran inquietud en la Informática, existiendo una Red de la misma, que se comunica con todo el mundo: la Internet. Para integrarse en tal Red, hacen falta algunos pagos y buenos ordenadores y conocimiento de lenguas.
La obra turística de Manuel Tomé, debía integrarse en la Diputación Provincial, con lo cual esta Entidad, podría dar a conocer Huesca por España, por Europa y por el Mundo entero, para que así como a Zaragoza la llaman Zaragón, Huesca no se quedase en HUESQUETA.

¡En hora buena, Don Manuel Tomé, por esta obra , que nos va a presentar!,

jueves, 11 de febrero de 2016

Alegría en Siétamo, por el nacimiento de Vicente Benedé




Carta escrita en 1974.

Hoy es día de alegría y de esperanza en este pueblo de Siétamo, porque en casa de Vicente Benedé, ha nacido un nuevo ciudadano, llamado Vicentico. Y repito que es motivo de alegría, porque en la parroquia de este pueblo, hacía años que no se bautizaba a un niño; en sus naves estamos juntos con frecuencia, acompañados de numerosos visitantes, pero es desgraciada  suerte, que sea para entierros.
Tanto es así, que hemos comenzado el acondicionamiento de un camino sin retorno, un camino por el que te conducen y no vuelves y así, señores, el pueblo se despuebla. Pero Vicente Benedé, por apellido uno de los que más años  lleva arraigado en esta villa, acompañado y en colaboración con su esposa Nieves, ha hecho una hombrada; ha traído al mudo un zagalico para que el pueblo no se acabe. Será preciso que el pueblo no se acabe, que lo imiten otros porque sino habrá que echarlos al “bacibo”.
Es Vicente de Casa del Cortante, como se dice en aragonés al Carnicero, un hombre inquieto, que no para y al mismo tiempo es un naturalista, porque después de recorrer tierras extrañas, ha vuelto a sus raíces, a continuar las labores familiares e igual que la olivera introduce sus raíces en la tierra, él también las afinca en el pueblo que lo vio nacer, como viera nacer a sus padres y a sus antepasados. Su padre también ha “redolado” mucho por estos Somontanos y a pesar de los males, que le aquejan, “redola”, aunque sea sobre ruedas, lo que muchos, por desgracia ya no pueden hacer.
Aquí se juntan tres generaciones, con voluntad de seguir luchando en esta tierra, que es su patria chica.

El alcalde les desea suerte, salud y larga vida, al tiempo que acoge con cariño al nuevo ciudadano,   

martes, 9 de febrero de 2016

El inglés Paul Adhinson, se quedó en Huesca, al jubilarse



Tiene sesenta años y está jubilado de su trabajo con Don Antonio Porta Labata. ¡Qué recuerdos trajeron a Huesca este Don Antonio Porta, los Albajar, fabricantes de una máquina Cosechadora, el harinero Don José Porta Callén, el creador,  entre otras máquinas, de las grúas de Luna y tantos hombres industriales, que hicieron parecer que Huesca, estaba subiendo desde su bajo nivel agrícola, hasta una Era Industrial!.
Yo estaba labrando en el monte de Siétamo, hasta que me ofreció trabajo de Veterinario, Don Angel  Escartín  Barlés, para hacer  propaganda de los alimentos compuestos, para los animales de las Granjas. Conocía yo a Don Antonio Porta Labata  y a todos los veterinarios que trabajaban en su empresa para la alimentación de los animales,  fabricando piensos compuestos. Eran todos ellos elegantes, intelectuales y trabajadores. 
Pero no conocía solamente a ellos, pues también conocí  a otros trabajadores. Entre ellos me llamaba la atención un auténtico “mister inglés”, al que conocí mejor por su elegante figura física que por su nombre.  Era un individuo  elegante y me agradaba  escuchar su nombre y apellido ingleses, a saber Paul Adhinson.  Se correspondían  el nombre y apellido con su figura, auténticamente inglesa. Era y sigue siendo un hombre alto de alrededor de un metro con ochenta centímetros, que destaca todo él por su figura estrecha y elevada, con la piel blanquísima en su rostro y  en su cerebro, calvo por encima, pero rodeado por todo su alrededor, por una cabellera, propia de un  “gentelman” inglés. Sus ojos están protegidos  por unas gafas cristalinas, que dan la impresión, que uno duda, si son  minerales y por otro lado,  algo intelectuales, que protegen sus pensamientos de los contactos, a veces materiales totalmente, que entran por sus ojos. Sin embargo, ahora que converso con él, veo que su mirada no es material, sino  qué  está impregnada por la nobleza de un auténtico “gentelmen” y el serio humor inglés.   Se acuerda de su hija, que fue a Marruecos a esquiar, y además  cita, con gran cariño, a su nombrada  buena y bella hija. Tiene además, un corazón generoso, porque constantemente me está ofreciendo cigarros y tazas de café, para que lo pase bien, aunque yo no  sé  los acepto, pues mi avanzada edad,  no admite ni el tabaco ni el cortado.  Se acuerda Paul de que cuando celebraba la Navidad en  Inglaterra, escaseaban los racimos de uva, en la última cena de Noche Vieja,  pero se contaban también desde los doce  granos de uva, cuando los había, hasta el último grano consumido en aquel año, siguiendo la campana del Big Ben. Consumido ese grano de uva, se daban besos y abrazos. Luego,  se cogían de la mano y entonaban la canción tradicional “Auld Lang Syne”.
  Ahora estamos en Navidad, pero su recuerdo ha pasado por la cría de las aves y de los cerdos, con los que trabajaba sin considerar horarios, pues consideraba el trabajo como una acción continuada, porque no se privaba de vaciar los ceniceros o servir  a los visitantes, un café. Porque los jefes como Porta, que era un auténtico Porta, que se había hecho a sí mismo en el pueblo de Las Casas, él mismo se preparaba el café y acudía algún domingo a la Churrería a comprarles churros a sus nietos.
El problema de la educación en la ciudad de Londres, consiste en que sus habitantes, caminan muy deprisa, casi sin mirar a nadie y se empujan con unos  y se dan tropezones con otros y a veces sueltan algún insulto, como “sorry”. En cambio la gente, aquí en la pequeña ciudad de Huesca, camina por la calle, con más respeto. Por mucha educación que tenga la gente, llega a perder el respeto cuando circula por tránsitos sofocantes, pero aquí en Huesca,  Paul no ha perdido jamás el respeto a los valores de cada ser humano, aunque sean éstos ancianos, ni a los bienes públicos ni a la propiedad ajena.
Y yo he contemplado un acto de respeto a la humanidad, estando sentado con Paul Adhinson  y nuestro común  amigo Artero, alrededor de un velador. Estábamos tomando un café, cuando llegó a nosotros un marroquí y con su deseo de vender cuchillos, pajaritos y graciosos farolillos, se puso a vendernos alguna de aquellas cosas bonitas, pero,  que casi no hay compradores que las necesiten.
Estaba el  “gentelmen”, aparentemente tranquilo, pero en su interior, aquellas escasas vísceras de su estrecho cuerpo, empezando por su corazón, notaba movimientos sentimentales, aunque los ingleses en su interior, no los manifiesten. Le preguntó al moro por ciudades marroquíes, como Fez, Tetuán y Rabat. Pero al final,  no pudo quedarse sin preguntarle por una montaña en la que se goza de una estación de esquí, porque en ella, su hija se había deslizado por la nieve, al mismo tiempo que respiraba aquel aire tan puro, que parecía ser una llamada desde  “allá arriba”.
Me dio la impresión de que a Paul se le había conmovido el corazón y le entregó al moro un billete de valor considerable. Allí se acabó la discusión sobre los objetos que quería vendernos, le invitó a una botella de un líquido sin alcohol y el moro, se despidió de nosotros, con un beso en medio de nuestra cabeza. No me fijé si besó la piel de la cabeza de  Paul, que carece de pelo o lo que acarició fueron sus cabellos, que le cuelgan de su calva y acarician sus orejas.

No sé tampoco si su hija, en aquellos momentos, sentiría el amor de su padre Paul.   

lunes, 8 de febrero de 2016

Un marroquí en el Bar de Valentín Artero



En el mostrador del Bar-Restaurante de la Fabla Aragonesa, conocí al  marroquí Mohamed Chtioui, de nombre árabe. Tenía una edad de unos cuarenta y seis años, con su rostro moreno, como lo tienen muchos marroquíes que vienen a España. Hay que tener en cuenta que no todos los rostros de los marroquíes son morenos, sino que muchos no se distinguen del rostro de los españoles. Incluso se encuentran algunos  marroquíes con sus cabellos rubios. En la parte montañesa de Marruecos viven los bereberes, que trajeron la rubicundez de sus cabellos en una emigración racial, procedente del Cáucaso.  Pero ese aspecto claro de sus cabellos, no viene sólo directamente de Europa, sino que muchos godos, también rubios,  se hicieron musulmanes en España y al ser expulsados de nuestra nación, fueron a parar al Norte de Africa. Cuando los musulmanes conquistaron la península, derrotando al Rey Don Rodrigo  de raza visigoda, en la Batalla de Guadalete, bastantes godos o visigodos se convirtieron a la Religión Musulmana. Los godos eran rubios y cuando los moros fueron expulsados de España, muchos de ellos, pasaron  al Norte de Africa. Quedaron en Marruecos rubios procedentes de una emigración caucásica, muy antigua, viviendo con los rubios  godos, que ocuparon España. ¿Ya se habían convertido en bereberes?.  Por lo menos así lo  ha parecido durante siglos.
Eran dos las razas principales que vivían y siguen viviendo en Marruecos, a saber la árabe y la bereber.
Ambas hablaban su lengua, pero en Marruecos hay muchos que hablan las dos lenguas. Hay teorías que dicen que el vasco y el bereber tienen el mismo origen, tal vez procedente del Cáucaso. El francés se habla mucho en Marruecos, así como el español en el Riff, al Norte y en el Sur,  al lado del Sahara que fue español. Como acabo de escribir, las lenguas antiguas son el árabe y el bereber. Repasando la Historia se queda uno sorprendido de que muchos bereberes han sido personas de gran inteligencia, como el norteafricano San Agustín.
Todas estas lenguas que se hablan en Marruecos, como en España, donde se cultiva  también el vasco, pariente del bereber, el catalán, el gallego y varias otras, revelan  que los hombres están evolucionando, para llegar a hablar en una lengua universal. ¡Es tan corta la vida de los hombres que se tardará mucho tiempo en que el dominio del inglés y el castellano,  por ejemplo, o el chino y el árabe,  sean los más hablados en el Mundo. No hay que despreciar que cada grupo humano conserve sus lenguas primitivas, que alegran sus corazones, pero para facilitar toda la vida común de la humanidad, tiende la humanidad a restringir tantas lenguas y dialectos. Todas las lenguas, que se hablan en Marruecos y en España, indican que los hombres están evolucionando, para hablar, principalmente, una lengua universal.
Ha sido curioso el comprobar en mi conversación con Mohamed Chtioui, los pensamientos de un hombre de origen árabe, sobre la comunicación entre los hombres,  por medio de palabras.
No sé si se acordará de la filosofía antigua, que aprendería escuchando a algún antepasado suyo o la ha aprendido, trabajando en España, donde en lugar de mirar de resolver los problemas con luchas sociales, él querría conversar con sus patronos, compañeros y compradores, para resolver esos problemas. El medio era la palabra, que usaba mucho con su patrono, mi amigo el Veterinario y empresario de una gran empresa de construcción y hoy que ya estaba en paro, debido a una gran crisis. Le he preguntado cómo se arreglaba estando en paro,  para vivir y me ha contestado que cuando trabajaba, seguía una política conservadora y  ahorraba dinero. Conserva el recuerdo de su trabajo y de la autoridad moderada de Valentín Artero, y con su cerebro, no para de pensar. Con esos pensamientos se da cuenta de que los hombres son superiores a los animales, porque sus cerebros crean las palabras, de las que unas actúan como sujetos y otras como verbos. Dice que hay que usar las palabras, unas veces, sujetos y otras verbos, con medida. Si, hay que usarlas con medida, para que el hombre, use una autodisciplina, que lo siga manteniendo cómo un ser superior, cercano a Dios. Los animales no evolucionan, ni suben moralmente en la vida, sino que siempre actúan como seres autónomos y con unas costumbres iguales en la vida. La vida es una palabra nominal y Dios ha dado al hombre medios para acrecentar su bondad, dando al hombre libertad para que use las palabras con rectitud. Dice Mohamed: “la vida es un verbo bueno y se permite actuar usando el verbo vivir”. Pero el hombre, encuentra en su pensamiento unas palabras buenas y otras malas. Por tanto tendrá que usar los verbos buenos, pero cada uno en su tiempo, en su lugar y sin pasar los límites. Si nos limitamos a usar las palabras buenas, a saber sujetos y verbos, viviremos correctamente y en esta vida reinará la Paz, practicando el respeto, la lealtad, la libertad y la igualdad, (como dicen en una comunidad de musulmanes de la India), pero si cambiamos las palabras, es decir los nombres o sujetos y los verbos por otras que hacen brillar el mal, entraremos en la CRISIS. Cuando decimos, “los hombres amamos a los otros hombres, sentimos la simpatía, la generosidad, la compasión y la generosidad”, pero cuando cambiamos el verbo amar por el verbo odiar, entramos en la crisis de la buena relación entre los humanos. Me dijo el moro Mohamed,  que si hablando, cambiamos las palabras que hacen de sujetos y los verbos buenos, que las deben acompañar, se pierden la lealtad, la libertad, la igualdad y el respeto.
Cuando vanos a misa, el sacerdote, después de leer el Evangelio, dice ¡Palabra de Dios!, y el pueblo le contesta: Alabamos a Dios.
Si en lugar de usar las buenas palabras, se usan las órdenes tajantes, en lugar de venir la Paz, vendrá la Guerra.


El Instituto Ramón y Cajal, por los años cincuenta

Me he acordado del Instituto Ramón y Cajal de Huesca, al hablar con un amigo de mi hermano Jesús, con el que juntos estudiaban. He reflexion...