jueves, 3 de marzo de 2016

Belén y Amalia, dos actrices de Teatro



Hoy día veintinueve de Enero del año 2006, al salir de misa de la Catedral, me ha parado mi amigo Julio Laliena y ha comenzado a hablarme de mi nieta Belén Almudévar Zamora. Me contó que hace unos pocos días el Te y el Ce, organismo que equivale a  Teatro y Cine, representó en el Teatro de los Salesianos, con motivo de la celebración de un homenaje a San Juan Bosco, varias obras. Entre ellas estaba Agencia de Viajes, presentada por el Colegio J. Rubio del Barrio de los Olivos.
Esta obra, redactada por alguien que tiene inquietud por los acontecimientos sociales que se están dando en nuestro País, presenta los problemas de las agencias de viajes, de los turistas españoles, que van a Egipto, a Filipinas y a todo el mundo, pero no sólo los problemas sino también las diversiones, que hacen pasar a los viajeros  unos ratos maravillosos.
En la obra que nos ocupa sale una familia en la que Belén representa al abuelo y Amalia Bonet Laliena hace de abuela.¡Vaya pareja ,compuesta por dos niñas que son responsables en sus estudios y libres en su humos, cuando están gozando de la libertad de su colegio y la de sus padres!. No es que las abandonen sus padres ni el Colegio, porque esto les fomenta la práctica del Teatro, que las hará felices.
Belén paseaba por el escenario, vestida de abuelo, con un traje negro, con corbata y con cabellos  del color blanco de las canas, completados con una pequeña barba en la que estaban mezclados los pelos blancos con los negros. Se sentía libre, sin sus padres que en esos momentos no podían echarle broncas ni hacerla estudiar y presidenta de unos numerosos asistentes, que estaban pendientes de sus palabras y de sus movimientos.
Con su bastón hacía movimientos que inspiraban la risa de los espectadores y cuando se dirigía a su esposa Amalia, lo hacía con unas expresiones orales y anatómicas, con una anatomía disimulada, que les hacía sentirse independientes de todos. La gente explotaba en carcajadas y ellas y los otros artistas del Colegio de los Olivos, compañeros y amigos suyos, se contagiaban de ese ambiente y reían y reían. A Belén le entraban también las ganas de reírse al verse con corbata, prenda que llevaba en esos momentos y que no había lucido en toda su vida. Al principio de la representación, los actores llamaban a  Paco con un suave grito:¡Paco!, pero después de las risas provocadas por Belén, gritaban :¡Paaacooo!.
Julio Laliena, estaba entusiasmado, escuchando las risas del público mezcladas con el humor regocijante de los actores, de tal forma que exclamó:¡ qué gran remedio es el Teatro para solucionar los problemas de los niños, de los jóvenes y de los hombres y mujeres juntamente!.



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