jueves, 5 de mayo de 2016

Adoración a Nuestro Señor

San Cosme y San Damian (Huesca).



Un sacerdote iba a la Catedral y yo venía de ella porque había acudido a oír misa. Dicho sacerdote habla poco, al menos con los hombres, porque con el Señor debe estar siempre pensando y comunicándose con Él. Le pregunté que porqué rezaba tanto y me contestó que el mundo estaba hecho por Dios para que cantara su gloria y así lo hacen los animales,  unos con sus cantos y otros con su comportamiento y las plantas con sus flores. Pero sobre los animales, me indicó su diferencia con los hombres, ya que aquellos están regidos por los instintos que el Señor estableció en su genética y esos instintos son los que gobiernan sus actos; cuando el instinto les dice que tienen que emigrar, vemos como en pocos días desaparecen de nuestros pueblos las golondrinas y cuando vuelven al año siguiente vemos como movidas por ese mismo instinto, preparan sus nidos, se aman y ponen los huevos de los que saldrán las crías, que a su vez, cuando sientan la llamada de Africa  a sus tierras, ellas acudirán. Y vemos como el Señor ama los animales y las plantas, al leer en el Evangelio de San Mateo de la procesión del Domingo de Ramos, aquellas frases, que había dicho un profeta a la hija de Sión: “Mira que viene a tí tu Rey lleno de mansedumbre, sentado sobre una asna y su pollino, hijo de la que está acostumbrada al yugo…Y una gran muchedumbre tendía también sus ropas en el camino: otros cortaban ramos de los árboles y los extendían por el camino, y tanto las turbas que venían delante como las que venían detrás, clamaban diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David: bendito sea el que viene en el nombre del Señor!”.
Pero no sólo están en el mundo las plantas y los animales, sino que el Señor creó a los ángeles y a los hombres y los hizo libres, pues podían los ángeles contestarle que sí   a sus mandamientos y lo mismo podían contestarle que no. Muchos, entonces ángeles, no quisieron someterse a su autoridad y le contestaron que no, con lo que se convirtieron voluntariamente en demonios. Los hombres estamos sometidos a una  prueba parecida, y podemos amar al Señor, sometiéndonos a su voluntad y podemos convertirnos en sus enemigos, diciéndole que no estamos conformes con sus Mandamientos. Basta con ver a nuestros primeros padres Adán y Eva, que fueron expulsados del Paraíso Terrenal por desobedecer al Señor.
En las Sagradas Escrituras se lee como alguien hizo caso a Dios y Este le “creó descanso en su seno” y se quedó como “cedro del Líbano y cual ciprés en el monte de Sión”, resaltando las palmas, las rosas y los olivos, que cantan sólo con su presencia la Gloria del Señor. Basta  leer la Epístola para la misa del día quince a Agosto, en que se celebra la Asunción de la Santísima Virgen María, que está sacada del Libro de la Sabiduría (Eccli., 24,11,13 y 15-20)  y que parece tratarse de una profecía sobre ella y que así dice: ”En todas las cosas busqué el descanso de mi alma, y en la heredad del Señor fijé mi mansión. Entonces el Creador de todas las cosas dio sus órdenes, y me habló; y el que me creó descanso en mi seno,  me dijo: Habita en Jacob y sea Israel tu heredad, y echa raíces en medio de mis escogidos. Y así fijé mi estancia en Sión, y fue el lugar de mi reposo la ciudad santa, y en Jerusalén está mi trono. Y me arraigué en un pueblo glorioso, y en la porción de mi Dios, la cual es su herencia; y  mi habitación fue en la plena asamblea de los Santos. Elevada estoy cual  cedro del Líbano, y cual ciprés en el monte Sión. Extendí mis ramas como palma en Cades, y como rosal plantado en Jericó; me alcé como hermoso olivo en los campos, y como plátano en las plazas junto al agua. Como cinamomo y bálsamo aromático despedí fragancias, y como mirra escogida  exhalé suave olor”.
El hombre puede alabar al Señor, que es para lo que nos ha creado, como dice el salmo 137: ”¡Te alabaré, Señor, con todo mi corazón, porque has oído las palabras de mi boca!. ¡En  presencia de los ángeles te cantaré salmos, te adoraré en tu santo templo, y alabaré tu Nombre!”. Pero puede ofenderle, como le ofendió el demonio, como dice el Himno de San Miguel: “Él arroja al fondo del abismo la cabeza orgullosa del Dragón, y confunde a los rebeldes con su caudillo, expulsándolos del cielo”.
Y por allí andan tentándonos los demonios a los hombres, a unos para que pequen y no amen al Señor y otros tentando a aquellos hombres que tienen influencia en la sociedad y a alguno lo convencen para que canten canciones que van contra las leyes de Dios y a otros que gobiernan en el mundo les enseñan a perseguir las leyes justas y que el pueblo no sea enseñado en la doctrina de Cristo. Pero los demonios son derrotados siempre con la señal de la Cruz y con el nombre de Cristo y sin embargo vemos como parece que se acaban las buenas costumbres y las vocaciones religiosas, pero esto es porque los hombres no se oponen con energía a la labor demoníaca, ni se educa tan masivamente como antes a los niños, en la doctrina de Cristo. La labor de la adoración y alabanza a Dios parece disminuir porque vemos como van desapareciendo monasterios históricos y de gran entusiasmo por la Fe, como el de Casbas. Pero todavía quedan hombres como vosotros que pertenecéis a Adoración y Vela y que os dais cuenta de los peligros que corre la humanidad con la pérdida de la Fe y oráis y os empeñáis en defenderla.
Pero esta situación no es nueva pues ya el año 1935, en la vida de la Madre Pabla Bescós, nacida en el pueblo de la Sierra de Guara, llamado Panzano, cuenta como en esta población, juntos con los vecinos de Coscullano, de Santa Cilia y de Bastaras, iban junto a otros habitantes de encima y de debajo de la Sierra de Guara, en peregrinación al Santuario de los Santos Cosme y Damián. El ambiente era de gran fervor, pero en el libro Flores de Montaña de Luis María de Arag, dice este señor que “el año que yo acudí a la romería hizo un día verdaderamente esplendoroso. La Sierra de Guara parecía vomitar por sus brechas reatas interminables de cansinos burros y ligeros machos atalajados  con borlas y campanillas y llevando sobre sus lomos las rozagantes aldeanas, las repletas alforjas y a los pobres viejecitos, que venían tal vez a rendir el último tributo de homenaje a sus queridos patronos” y añade: ”El Sr. Damián me dijo…bueno es que gocen estos jóvenes, pero no piensan más que en la juerga y van poco a poco perdiendo la cristiandad, y eso no puede ser. Como siga así la juventud del pueblo, dentro de unos años tendrán que borrarnos de los cinco libros”. Pero al llegar al Santuario todos rezaban y cantaban al Señor. Entre ellos, en ocasiones, había estado también Pabla Bescós y sus amigas, entre las que se encontraba mi pariente Josefa Naya, naturales de Panzano y Pabla Bescós no siguió los atractivos de una vida cómoda y fácil, que seducían a otros jóvenes, sino que a ella “la vida sin El le parecía día  sin sol, flor sin perfume, desierto sin agua”.
Decidió que “sería religiosa y religiosa de clausura”. En Huesca “había observantísimos monasterios de clausura, el de San Miguel y otros no menos fervorosos y observantes. No lejos de su  pueblo se hallaba también…el Monasterio de Casbas de Religiosas Bernardas”, pero el Señor quiso que ingresara en las Hermanas de Santa Ana. Es que pensó que ofrecería los sacrificios que tuviera que pasar, con las oraciones que al Señor dirigiría.
Es un caso como el vuestro, ya que dedicasteis vuestra vida a diversos trabajos y el tiempo que os ha sobrado se lo dedicáis, como la Hermana Pabla a la Adoración del Señor y a velar por su Fe.
Pertenecéis a la Comunión de los Santos, que es  como una común –unión, que  se prolongará eternamente, cuando vuestros cuerpos sean gloriosos y no necesitarán más alimento que la presencia de Dios.


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