viernes, 19 de agosto de 2016

El hombre siempre busca las Fuentes



Cuando yo era un niño, en esta parte occidental  del Parque, observaba como se cultivaban huertos, que regaban con el agua proveniente de la cercana Fuente del Angel. Con aquellos huertos, alimentaban sus cuerpos  los oscenses, y recibían la alegría de la Naturaleza, y hoy día con Fuentes, como la del Parque, recién estrenada, alimentan sus espíritus y su razón. Acuden a observar su conjunto, que parece la fuente de un paraíso, y no pueden resistir a contemplarla y gozar de su Corona circular, apoyada en delicadas columnas, que mezclan su color plateado brillante, con el “color incoloro” del agua, que baja desde la elevada Corona, hasta los depósitos, que la recogen. En su exterior, se acomodan hermosos jardines, que no pierden la frescura del agua que cae desde la Corona y en su interior, rodean el círculo unos bancos, que invitan a descansar, y que recordando el antiguo mármol en el que descansan, hacen gozar  a los oscenses de la frescura que producen, al sentarse en ellos. Y ven las paredes de agua que bajan alrededor de los bancos, desde la Corona de la Fuente, hasta los depósitos, que parecen fabricados de mármol blanco. Se oye el sonido de la caída de las paredes acuosas, que se van a los depósitos, pero nuevas corrientes de agua continuas, hacen escuchar su rumor …mor, mor…que no se modifica. Al bajar el agua, de la Corona a los depósitos sienten los oscenses la frescura de dichas aguas, e impiden la visión clara del exterior de aquellas paredes acuosas, lo que les anima a concentrarse en el bienestar, sentados en el seno circular, de la Fontana del Parque. Esta, no mantiene los cuerpos de los que acuden a gozar de la misma Fontana, pero  reciben la impresión de que sus cuerpos van a convertirse en espíritus dotados de belleza, que no mantienen sus cuerpos, pero que les ayuda a convertir su estancia dentro del círculo de la fuente, en belleza.
Hoy, domingo, día siguiente al de inauguración de esta Fontana, estoy contemplando la felicidad que causa en los corazones de los oscenses, que se sienten obligados a contemplar su belleza. Está situada la Fuente, en el cruce del paseo que por el parque, va de Oeste a Este, y con las sendas que bajan a los visitantes desde el Norte, donde los patos nadan, a la Calle de Don Vicente Campo. Donde se cruzan ambos pasajes, existe un círculo de árboles, llamados en nuestra Península  plátanos, que parece que fueron plantados en aquellos años anteriores, como dando fe de que allí había un buen solar, para implantar en él una Fontana, que sustituiría a un viejo y estropeado surtidor. En ese círculo, convertido en solar, no sé  qué cerebro pensó en construir sobre él, pero  en escasos días han convertido en una Corona Real, porque realmente, sostenida por delicadas columnas de brillo metálico, asienta sobre ellas una Corona, en cuyas superficies circulares, se ve el reflejo del agua, que cae sobre la balsa, que con sus aguas, refresca a los oscenses, sentados en los bancos, interiores de la Fontana. A veces con el reflejo poderoso del agua,  se mezclan las figuras humanas, que por  delante de la Corona circulan, exhibiendo los colores de sus rostros y de sus ropas en los lados en ella.
En el centro de aquella isla, rodeada de agua, se sientan los oscenses y recuerdan los esfuerzos que los altoaragoneses, han hecho, para convertir el Secano en una Gran Huerta.
Responde la Tierra al casi continuo riego del agua,que desprende en forma de lluvia,la corona de la Fuente. Y con ayuda de la citada agua, las plantas que crecen alrededor de dicha Fuente, florecen con alegría y embellecen, su visión. 
En el Parque, han representado, un monumento a las aguas, que refrescan nuestras vidas.



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