martes, 2 de agosto de 2016

El Saso Somontanés, encima de Huesca




Hay muchos Sasos en la provincia de Huesca, pero aquel del que se encuentra un espacio en el Monte de Siétamo, y otros al lado de Loporzano, de Tierz, de Monflorite, de Ola, de Alcalá del Obispo y de Argavieso, lo conozco bastante bien. Todos los días que subo desde Huesca a Siétamo, al pasar el río Flumen, empiezo a salir de la Fondura  u Hoya de Huesca y a subir por la carretera N-240, dejando el vértice Norte del Saso del Somontano, que mira fijamente a la Sierra de Guara y tiene, sobre  ella, erguida una Cruz, que recuerda la Guerra Civil de 1936.  Este Saso que mira fijamente a la Sierra es una Meseta, que por su extremo Norte, y desde lo alto, con su Cruz,  empieza con su punta sobre el trayecto carretero, con su mirada lanzada al  Pirineo, y con su Cruz, se mira fijamente al viejo y  derruido  Monasterio de Montearagón. Ese extremo Norte del Saso, desde el que se otea o mira al horizonte, comienza  en el  Monte de Loporzano, sigue por el de Tierz, luego  por Siétamo, luego por Ola y después por Alcalá del Obispo y Argavieso. Es este Saso o meseta,  una llanura con  algunas elevaciones en lo más alto,  está apoyándose sobre unas márgenes, más elevadas hacia el Oeste, que bajan hasta  Tierz  y no tan altas en Loporzano,  Siétamo, Ola, Alcalá y Argavieso.
Tierz se encuentra a 467 metros de altura y Ola, al otro lado está a 511 metros y en medio se encuentra la meseta del Saso, con más altura, alcanzando en la Cruz que mira a la Sierra, unos 584 y apoyada entre Tierz, Siétamo, Alcalá del Obispo y Ola.
Los Algares de Loporzano o Sietamo.

Este Saso es una gran llanura, con un manantial que  baja de la parte  de Siétamo, pero San Urbez,   lanzando su vara de pastor en Ola, la clavó en la tierra e hizo que  brotara una fuerte fuente de agua, que se llama Fuente de Valmayor. 


Edificio construido para conducir el agua al aeropuerto de Monflorite.

Fuente de Valmayor.


Ammonite encontrado cerca de la fuente del Señorio de Valmayor.


 Se subía desde Ola por un  camino,  que usaban los peregrinos  para ir a Santiago de Compostela, y por ella  subían   hasta el Saso   del monte de Siétamo. En el camino recogerían o beberían agua muy fresca y agradable, para seguir su marcha.
Como lo hicieron en la fuente arabe, de Ola aqui representada. 
En el Saso de Siétamo, al lado mismo de su  límite con Ola,  un vecino de Alcalá del Obispo de apellido Malo, levantó, hace poco tiempo,   una Granja de cerdos.
Yo he visto el agua correr por una acequia al lado de ese camino, pero no puedo dar un mapa, que indique exactamente su curso, pero bajando hacia Ola se notan pedazos de tierra, que están  empapados de agua. Un día, en Ola, me contó Ferrando, nacido en tal pueblo, y nieto de un abuelo de Siétamo de Casa Sipán, que en cierta ocasión llegó a Ola, una pareja de peregrinos de la parte oriental de la provincia de Huesca, y les ayudó, pero aquellos peregrinos iban con tanta fe, que se comieron un melón y bebieron un trago de agua  y se despidieron  de él,  prometiendo  rezar al Apóstol, cuando llegaran a Santiago de Compostela.
Cuando se encontraron esos romeros de la parte oriental de la provincia de Huesca, en la Vía Romana, ya en el Saso del Monte de Siétamo, con el granjero de Alcalá del Obispo, éste me dijo que se sintió obligado a darles alimentos de los  que había traído para él y de postre les obsequió con higos, que habían cogido en una higuera. Los de Siétamo estábamos muy lejos de la vía de peregrinación, que subiendo por Ola, pasa por el Saso, y yo no sabía que por él pasaban los peregrinos que van a Santiago de Compostela. En tanto los de Ola, estaban muy alegres de ver y hablar con los peregrinos, que subían al Saso.
Muy pocas construcciones había en aquel Saso, grande y con muchas plantas, porque en el Saso de mi familia, había y todavía está presente una carrasca gigantesca, a la que respetábamos. Con la Concentración Parcelaria ha cambiado de propietario la finca del Saso y su carrasca. 

 Aquella granja de mi amigo de Alcalá, dio nueva vida a un camino que va a Compostela y cuando yo subía a ver la carrasca, hablaba, con tal granjero. Me impresionó la Granja construida en aquel espacio del Saso, al que subíamos  desde la carretera N-240, saliendo a la carretera secundaria, que conduce a Alcalá del Obispo, y casi al principio de ella, subíamos por un camino de tierra,  amplio y recto, que sube directo al Saso de Siétamo y se encuentra uno con la Granja del granjero de Alcalá. Es un camino recto y amplio y lo cruza  el río Botellac o Botella y a continuación  lo hace  el camino que va desde Loporzano a Ola,  y desde él,  subíamos al Saso de  Siétamo por un buen camino.  También se alcanzaba el Saso, pasando por el empalme entre la carretera que baja a Alcalá del Obispo hasta el mismo pueblo de Ola,  ya que desde este pueblo también se sube hasta el Saso del monte de Siétamo. Cuando subes  a esta granja  desde Ola o bajas desde ella al citado lugar, hay agua de no mucho volumen, que a veces empapa trozos de tierra de labor.  Por un lado de este camino, baja agua del manantial hasta Ola.  Hace ya muchos años el agua buscada y hallada por San Urbez, no era la que bajaba justamente desde el Saso de Siétamo, sino la que mana más abajo en el Término de  Valmayor de Ola.  Allí he bebido agua fresca con Fernando Catevilla de Ola y hemos contemplado la Fuente de San Urbez, rodeada de diversos árboles y yerbas acuofilas, que ocupan toda la balsa, que en otros tiempos se usaba para guardar agua. Todo este ambiente está  acompañado por una hermosa Casa, que fabricaron, los Aviadores de Monflorite, para regular el agua que allí mana con abundancia y mandar al Campo de Aviación de Monflorite,  la necesaria. Sirvió agua a Ola y al Campo de Aviación de Monflorite, que se encuentra realmente en el Saso, en su Monte de Alcalá del Obispo. Es un agua fresca y agradable, que hemos bebido con Fernando el día 17  de Julio del  año 2016. Ahora suministra el agua no a Ola ni al Campo de Monflorite, si no que la despacha  al Barranco o río Botellac o Botella, en tanto otros lo llaman Pietaconera. Este barranco tiene dos trayectos, uno por el que todavía corre el agua y otro que permanece seco. Mi padre me explicó que hace ya muchos años, una gran tormenta convirtió un cauce del barranco en dos. Al nuevamente originado,  dice Fernando Cativilla que lo conocen como Barranco Segundo.
El Campo de Aviación de Monflorite se encuentra también en el Saso. Porque el Campo de Aviación de Monflorite, en Alcalá del Obispo, empezó a romper la soledad del Saso. Han pasado diversas crisis, pero  las va superando. Allí se han abierto Escuelas de Vuelos sin Motor y en su dirección ha habido notables aviadores. Cierto año, acudí al Campo de Aviación de Monflorite a vacunar un perro,  que era propiedad del Director del Campo. ¡Qué memoria la mía , que no recuerdo el nombre de tal señor, que andaba por la tierra, pero volaba por el aire!. Una vez vacunado su perro, el caballero sobre la tierra, convertido en un ave  o más bien en Piloto del Aire, me invitó a volar con él en un aeroplano, y yo quedé entusiasmado de su elevada generosidad, pero mi ánimo no pudo aceptarla, porque, sencillamente, me daba miedo subir en un ”caballo aéreo”. Este Saso, casi siempre desierto desde los años 700, está lleno de gentes que acuden a volar, incluso chinos,  que han estudiado en su Campo de Aviación.
¡Qué diferencia se da en este Saso, entre su desértica población y la actividad terrena y aérea entre esta parte del Saso, organizada por los aviadores y el Saso que está poblado por enormes carrascas, como la que ha vivido muchos cientos de años en la parte del Saso , que en otros tiempos perteneció a mi familia!.
Después de la invasión y expulsión de los  musulmanes “cubrieron la propiedad de la tierras, entre otros Martín Pérez, al que en el año 1287, Alfonso III de Aragón, le obligó a restituir el pueblo de Ola a Pedro Ladrón de Bidaurre. En el siglo XVI era las tierras de Carlos Heredia. En 1610 era el lugar de Martín Bolea. En 1641 se hizo el “Compromis y amojonación de la Alera de Loporzano y Sietamo”, que ya estaban ocupadas por sus vecinos y alcanzaron con dicho “Compromis” una situación legal.  En  aquellos viejos tiempos ni Siétamo ni Loporzano tenían parte en el Saso, como se ve en El Señorío, al que todavía llaman Señorío de Ola, que es un histórico miembro de dicho Saso, que en 1785, parte del Saso de Ola era un señorío secular.  Queda algún resto de una aldea en el Saso de Loporzano, que Fernando llama  O Cuarté, pero todo este Saso debe de hacer muchos siglos que desapareció, debido a pestes infecciosas. El pueblo que gobernó en tiempo de los romanos y que llamaban Plan de Quinto, formaba parte de la Vía Romana, que iba desde Huesca a Alquézar y estaba dominado por el Imperio Romano, y en su tiempo de dominio, su población se hizo cristiana.  También quedan restos del  pueblo romano de Quinto, cuyo solar se encuentra frente a dicho Saso y al lado de la carretera N-240. Tiene el nombre romano de Quinto por disponer desde la conquista romana  de una señal, muy bien labrada en piedra, es decir una V mayúscula, que como  número romano equivale a cinco. Quinto es el nombre de un miliar o milla romana, como Tierz   lo es del Tercer miliar y Siétamo del Séptimo. Yo  encontré ese cinco de piedra y de forma latina, pero mi excesiva vergüenza, no me lo dejó llevar, y a los pocos días, desapareció. También apareció un espacio muy pequeño de mosaico, formado con teselas. Yo conservo un número muy escaso de ellas, que me hará recordar, mientras viva, al pueblo romano de Quinto.  Al lado de la carretera  N-240 y de la Vía Romana que conduce a Alquézar, se encuentra una  colina, que no muestra nada a la vista del viajero, donde se alzaban los edificios de Quinto, pero allí estaba la V, que indicaba la quinta unidad de distancia, entre Huesca y Alquézar. Además recogí unas pocas teselas. Al lado de la Via Romana, se encontraba el Pueblo de Quinto y la distancia entre él y Sexto, era de una milla o un miliar; esa distancia entre uno y otro miliar era de 1.480 metros actuales. Esos miliares indicaban, aparte de la distancia entre dos distintas estaciones de la Vía Romana, el nombre de los postes, mojones o columnas, que marcaban las distancias, entre las antiguas Vías Romanas. En el Sexto miliar, recuerdo que había una casa y ahora es simplemente una ruina. Sus dueños vivían en Madrid, después de la Guerra Civil. Eran dos personas, marido y mujer, elegantes y han muerto los dos.Cuando venían a Siétamo, vivían en Casa de Martinico.  En el occidente del Imperio Romano, los últimos miliarios, se colocaron en nombre de los Emperadores Teodosio I, Honorio y Arcadio. Paralela a la carretera N 240, discurre la Vía Romana, que no sé, si desaparecerá, cuando acaben de hacer la Autovía desde Siétamo a Huesca.
Este pueblo de Quinto, tenía relación con el oculto monasterio, levantado unos años antes del ochocientos, continuación del eremitorio, que habitó   San Martín de la Val D´Onsera, entre los años de 702 a 802, durante varias temporadas.  San Urbez que vivió varios años en dicho lugar, pero no en un monasterio, pues era un eremita, que practicaba  esa forma piadosa de servir al Señor en  la ermita y más tarde fue  monje de varios Monasterios. Y con esta vida de santo, era ya sacerdote. Con este trabajo de cuidar ovejas, San Urbez tendría  el cuidado de hacerse pastor en el pueblo de Ola, que se encuentra a escaso pasos.
Iglesia de San Urbez de Nocito.

Había una dependencia entre Quinto y San Martín de la Val D‘Onsera, muy próximo a Ola,  porque Quinto   estaba habitado por cristianos. A continuación de su construcción en el siglo XII, estuvo convertido en Monasterio, pero más tarde, no sé la fecha, se acogieron mujeres viudas de los habitantes que morían en Quinto, a las que iban cuidando. Estos envejecían y morían por enfermedades infecciosas y sus mujeres eran acogidas en San Martín de la Val D´Onsera  por monjas. Más tarde, sin saber la fecha, fue atendido el monasterio por un ermitaño, luego olvidado y saqueado en la Guerra Civil. ¡Cómo va desapareciendo el eremitorio,  luego Monasterio de San Martín de Val D`Onsera y el pueblo de Quinto, que era un lugar donde estaba la V, que señalaba su distancia a Huesca de cinco teselas!. Ahora,  cuando abran la Autovia, ¿por dónde pasará?, no  sabemos los usuarios de la carretera N-240, si hará desaparecer la Colina, donde se asentaba el pueblo de Quinto.
Antiguas teselas del pueblo de Quinto en la Vía romana.
En el Saso de Siétamo, hasta que levantaron la Granja los hermanos Malo, de Alcalá del Obispo no había ninguna casa habitada aunque más hacia el Oeste hay una vieja Paridera de ovejas,  deshabitada y te impresionaba su soledad. Había subido multitud de veces a ver la gigantesca carrasca que se elevaba en nuestro Saso y nunca había encontrado ningún edificio, pero ahora hay a veces, ocasiones de hablar con algún vecino de Alcalá,  que cuida la Granja. Como acabo de decir, hay más hacia el Oeste una Paridera de Montori de Tierz, en la que cría corderos  una persona que pasa las horas en la soledad del Saso y que se llama Grasa de apellido. Un día acudió a Siétamo un musulmán, que vivía en Huesca y buscaba un cordero para sacrificarlo para su fiesta pascual. Lo acompañé a la paridera de Grasa a comprarse un cordero y me pareció recordar cuando los moros vivían en Ola y subían al Saso. Esta Paridera de Montori, se encuentra en el Saso de Siétamo, junto al los Sasos Bajo y Alto de Loporzano. Se vuelve al Saso de Loporzano, por donde sale un camino, que tiene ya trozos labrados y se lanzaba hacia Bellestar, que está debajo de Tierz, en plena Hoya de Huesca. Benedé bajó con un tractor y su remolque por aquel camino tan inclinado, bajando la pala para evitar una caída peligrosa. Ahora ese camino tan difícil, lo han hecho desaparecer.
¿Cuántos hechos habrán ocurrido a lo largo de los siglos en este Saso de Siétamo?. No lo sé, pero me acuerdo del señor Escartín, que ha muerto cerca de los cien años de edad y que conocía el Saso de Siétamo. Cuando iba a trabajar en bicicleta a Huesca desde Siétamo, madrugaba mucho y en la carretera N-240, subía al Saso, preparaba unos cepos para cazar perdices o conejos y después,  llegaba a Huesca a cumplir su horario de trabajo. Cuando volvía, subía de nuevo al Saso y se llevaba a su casa, las piezas de caza que habían  caído en los cepos.
Pero, ¿cuántos años pasaron desde que mi amigo Escartín cazaba en el Saso y aquellos en que San Urbez, cuidaba el ganado lanar de Ola, en aquella meseta?.  Pues creo que no sería decir ninguna exageración  que desde el día de hoy del año 2016 hasta el año en que nació San Urbez, el 702, han pasado 1384 años. En ningún libro de la  Vida de San Urbez, he leído las obras que este Santo, realizó en Ola y en el monte inmediato de Siétamo, pero en casa de mis parientes de Otal de Ola, siendo la fiesta Mayor del pueblo, hace ya muchos años, vi en la iglesia una estatua de San Urbez. Iba en alguna ocasión a celebrar las Fiestas de Ola, donde me llevaba mi buen padre y en la iglesia me fijé en una pequeña estatua de San Urbez, en un rellano de un altar. Le pregunté a mi padre que por qué razón veneraban en el pueblo de Ola a San Urbez y entonces él y mis tíos, dueños de Casa Otal, me contaron, que San Urbez era sacerdote o Pastor de almas,  pero también pastor de ovejas. Vivió San Urbez cien años y fue cambiando de residencia en la Montaña, pasando a morir en Nocito, pero antes dirigió el edificio de San Martín de la Val D´Onsera. Vamos a ver como no resulta extraño que San Urbez viviera cierto tiempo en Ola, pues casi en la base del Saso, en el camino que iba desde Loporzano a este pueblo y ahora cerca de la carretera N-240 y antes de la Cabañera, antes Vía Pública, desde Huesca a Alquézar, dividida en miliares, como Tierz, Quinto, Sexto y Siétamo y que ahora pasa  casi al lado del Pueblo desaparecido de Quinto, Y desde Quinto llevaron mujeres viudas a vivir a San Martín de la Val D´Onsera. Val D´Onsera, en plena Montaña, está muy cerca de Quinto, ya en la llanura, y al otro lado de la Vía Romana y ahora de la Carretera N-240, desde Quinto se subía inmediatamente al Saso, donde San Urbez  eremita- monje de este convento –monasterio, estuvo cuidando las ovejas. No se sabe en qué período de su vida estuvo San Urbez en Ola,  pues hay que adivinar en qué fecha exacta, pero antes del año de 802,  estuvo en este pueblo.  Los moros entraron en España en el año de 711; ¿estaban ya en Ola o no habían llegado con todo su poder, cuando San Urbez estaba en dicho pueblo?.  No es extraño que estuviese San Urbez en Ola,  que se encuentra muy cerca de San Martín de la Val D´Onsera, subiendo al Saso, en que pastoreaba el Santo. Ola, el año de 1104, tenía once fuegos y todos eran musulmanes. ¿Cómo se pasa de la época en que vivió San Urbez a la que volvieron los cristianos, que han conservado con tanta fe la vida del Santo?. Hasta la Expulsión de los moriscos, aquel Saso debía de ser un espacio para el pastoreo, pues  todavía se ven el corral de Isa, la paridera de Montori, el corral de Hilario, casa Coscojuela, etc. ¡Cuántos pastores con sus ovejas, han debido pasar por el Saso, a través de los siglos, unos cristianos y otros musulmanes, que fueron echados cuando la expulsión de España de los moriscos, del año de 1609!.
Pero en casa de Otal de Ola, en una antigua cuadra, se conserva una piedra rectangular, en la que dicen que dormía San Urbez, sobre pieles de oveja depositados encima de la piedra y otras pieles, que tapaban al santo. ¿Cómo se ha conservado tantos siglos en ese lugar, inspirando el respeto al Santo, como lo tuvo Don Antonio Otal, que al acabar la Guerra Civil, depositó en la iglesia parroquial de Ola, una figura de San Urbez, ya que la antigua la habían destrozado los que ocuparon Ola, para la Guerra Civil?. Hace muy poco tiempo, su hijo José María se mostró preocupado para conservar ese duro lecho, en que descansaba el Santo, porque me dijo que la piedra, que hacía de cama a San Urbez, se estaba estropeando.
La primera mención que se hizo de Ola fue en el año de 1104, en la Concordia que hicieron el obispo de Huesca y el Abad de Montearagón (según Ubieto Arteta en el Cartulario de Montearagón). Ola parece un satélite del Monasterio de Montearagón,  que parece que están eternamente  mirándose.
Montearagon.
Después de la invasión de los musulmanes, como he dicho anteriormente, que cubrieron la propiedad de la tierra, entre otros Martín Pérez, al que en el año de 1287, Alfonso III de Aragón, le obligó a restituir el pueblo de Ola a Pedro Ladrón de Bidaurre. En el siglo XVI eran las tierras de Carlos Heredia, según dice Durán (Canónigo de la Catedral de Huesca y gran historiador). En 1610 era el lugar de Martín Bolea. El 20 de Abril de 1334, Beatriz de Lauria entregó Ola a Teresa Jiménez y Gombaldo de Tramacet a cambio de Ibi,en Valencia. El 20 de septiembre de 1388, Juan I de Aragón vendió a Bernardo Galcerán de Pinós, la Honor de Blecua, con su lugar de OLA,  según dice Durán.  Todo esto ya no lo recordamos los ciudadanos actuales, pero todavía se sabe que hay un término llamado del Señorío, que está en el mapa y que recuerda a Ola en tiempos  pasados. Por la parte Norte el Saso de  Ola,  limita con el Saso de Siétamo, donde se encuentra la Granja de cerdos, de un vecino de Alcalá del Obispo. Por el Señorío corre el barrando que nace en Valmayor y repartía agua entre Ola con sus huertos y suministraba de agua al Campo de Aviación de Monflorite.
En 1641, se hizo “El Compromís y Amojonación de la alera de Loprzano y Siétamo”, cuando ya en el año de 1609, se dio la orden de expulsar a  los moriscos de Ola.   Once eran las familias moras que vivían en Ola y allí tuvieron que dejar el pozo de arquitectura árabe. Después tuvieron dificultades los oscenses de encontrar pobladores cristianos, pero los trajeron de la Montaña. Y allí están los Otal, los Guarga, Catevilla, los Escabosa, etc., que sustituyeron a los moros. En 1613 expulsaron a los moros de Ola y aunque todavía no habían venido los cristianos, que tenían que venir, hasta MIL SEISCIENTOS CUARENTA Y UNO, no se hizo “EL COMPROMIS, Y AMOJONACIÓN DE LA ALERA  DE LOPORZANO”. Cuando en el año de 1641, se redactó dicho documento, los habitantes de Siétamo y de Loporzano, ya habían distribuido las fincas del Saso, pues los Notarios redactaron la  “Mojonación de los términos de Loporzano y Siétamo, que abuegan con Olivito”, para legalizarla. Este documento estaba en mi casa y estando en Siétamo, los Trisán de Fañanás, para la Guerra Civil, cuando mi familia tuvo que huir de Siétamo, estuvieron haciendo la Guerra en Siétamo y vieron toda la Casa Almudévar, solitaria y se preguntaron, ¿que podríamos rescatar a los Almudévar?. El recuerdo de los Trisán de Fañanás,  me hace recordar a mi pariente   de apellido Almudévar y viuda de Vallés, y a su hijo de escasos quince años, que por aquellos días, hizo fusilar el alcalde analfabeto del pueblo. Los Trisán, como personas inteligentes, metieron en un saco todos los papeles antiguos que encontraron y los llevaron a Huesca a la Farmacia de Llanas, parientes nuestros. Así,  gracias a los Trisán de Fañanás, se rescató este documento, que está escrito, con su fecha de redacción de la siguiente forma: “ IN DEI NOMINE AMEN, manifiesto sea a todos que en el año contado del nascimiento  de nuestro Señor Jesucristo de MIL SEISCIENTOS QUARENTA Y UNO, día es a saber que se contaba a Diez y Seis del mes de Junio en los términos de la Villa de Sietamo y Lugar de Loporzano ante la presencia de nosotros Juan Crisostomo de  Canales y  Pedro Vicente Malo, Notarios de número de La Ciudad de Huesca y de los testigos abajo nombrados. Comparecieron y fueron personalmente Constituydos Pedro de Bal Banzo, Gobernador de la Villa, Baronía de Sietamo, domiciliado en dicha Villa, nombrado por la Iltsma.  Sra. Doña ANNA Pérez de Almazán y Heredia, viuda del Excelentísimo Señor DON MARTÍN ABARCA de BOLEA y CASTRO, MARQUESA DE TORRES (de Montes), domiciliada en la Villa de Madrid, Pedro Sipán, Justicia, Jaime Albero Jurado, Antonio Viñuales, Domingo  Linés, Juan de Alexandre, Juan Benedé, Martín Cabellut, Juan Foncillas y Pedro Linés Gobernador                  Jurado y vecinos de dicha Villa de Siétamo”.
“De otra parte los vecinos de Loporzano: Juan Bautista López, Jurado, Juan Franco , Martín de Seral, Martín Blasco, Pedro Monclús, Juan Barreal y Pedro Irazábal, Jurado y vecinos de dicho lugar de Loporzano y los Notarios en presencia de dichos testigos, dijeron que por  cuanto de común acuerdo, consentimiento, voluntad de dichas partes, debían conservar perpetua vecindad y concordia entre las dichas partes, han reconocido los términos comúnmente llamados de Olivito, que está incorporado en los términos de dicha Villa de Siétamo y Plan de Quinto que está incorporado ( a Loporzano) y para que cada uno de los dichos concejos y más entidades de la dicha  Villa de Siétamo y lugar de Loporzano, presentes, absentes,  advenideros, perpetuamente conozcan la parte de dichos Téminos y las aleras (mojones),  que cada uno de aquellos tiene en aquella mejorada vía, modo , forma, manera que de fuera dicho Vedado, hacerlo podrán y debían, para reconocer y amojonar en dichos términos y aleras que en aquellas hicieron y señalaron buegas”.
“Primeramente, desde la buega que divide los Términos de Loporzano Bandaliés (Puyal ) y el Término llamado Olivito, incorporado en los Términos de dicha villa de Sietamo, junto al Puyal del Vedado de dicho Lugar de Loporzano, (en este lugar al lado del Puyal del Vedado en Loporzano”.  Ittem, desde la buega que divide dichos Términos, (divide los términos de Bandaliés, Loporzano y Siétamo, donde hay un Tozaler) otra buega que confronta con campo de Martín de Ciprés, del dicho Lugar de Loporzano, y con campo vulgarmente llamado de Don Pedro de Castro. Ittem Desde dicha Buega , otra buega que está en medio del Barranco (río Botella), que divide dichos términos y confronta con términos comunes de Olivito y  Loporzano. Ittem. Desde dicha buega  o la buega al lado del Barranco que conjunta con dicho Barranco y con camino que va a Angüés.  Ittem,  desde dicha buega, otra buega que confronta con el Campo del Concejo de dicha villa de Siétamo (que hoy está cambiado por la Concentración Parcelaria, por la Costera), y con campo de Pedro Irazabal de Loporzano. Ittem, desde dicha buega , otra buega a las Peñas de Algar que conjunta los campos de los Concejos de Siétamo y Loporzano.  Ittem, desde dicha buega, otra buega en dicho Saso de dichos términos de Olivito y Loporzano y confronta con aquellos. Ittem, desde dicha buega otra buega en dicho Saso, que conjunta con dicho Saso de Olivito y con campo de Benedet de Loporzano y con campo de Benedet de Sietamo.( Hoy ya no es de Benedet y en ella se encuentra señales que indican la propiedad de Siétamo, allado de la de Loporzano). Ittem desde dicha buega otra buega en dicho Saso que confronta con campo de Juan Franco  de Loporzano y con término de dicho monte de Olivito”.
Sigue el documento citando todas las buegas o mojones que separan los términos de Siétamo y de Loporzano, pero es interesante el recordar y el aclarar otros mojones que se va citando a continuación. Por ejemplo.”Ittem desde dicha buega otra buega al lado del Barranco, y con camino que va a Angüés. Ittem desde dicha buega otra buega que conjunta con Campo del Concejo de Siétamo y con Pedro Irazábal de Loporzano. Ittem desde dicha buega otra buega a las “Peñas de Algar” que conjunta con los campos de los Concejos de Siétamo y de Loporzano”.
Paso a otras buegas o mojones, como la siguiente:”Ittem desde dicha buega otra buega que confronta con dichos términos y con carretera que baja de Loporzano a la Tierra Llana. Ittem, desde dicho lugar, otra buega al lado de dicha carretera, que confronta con dichos Términos de Olivito y con campo de Sebastián de Seral de Loporzano.
En la parte alta del Saso, dicho documento habla de “una buega que divide dicha alera de Olivito, correspondiente  a la buega de dicho Tozal, al lado del Camino de Siétamo,  que va a BELLESTAR. Ittem desde dicha buega, otra buega que divide dicha alera y confronta por una y otra parte, con dicho término de Olivito”. .. “Ittem , desde dicha alera otra buega de dicha alera, que confronta con dicho término de Olivito  con campo de Antón de Arnal de Sietamo”.
“Ittem prosiguen las buegas de la alera de dicho Lugar de Loporzano y aquellas que de lak Villa de Siétamo tienen en los Términos de Plan de Quinto y Loporzano.
Términos de dicho lugar de Loporzano y la primera buega de aquellas comienza desde la primera buega que divide los dichos  términos de Loporzano  Bandaliés y Olivito junto al dicho Puyal del Vedado”.
Ittem, desde dicha buega, otra buega de dicha alera, que conjunta con el campo de dicho Pedro Vitales y con campos de los herederos de Banzo.”
Por estas observaciones de los Notarios,  “fueron conocidas las dichas buegas y mojones”
“Según que nosotros dichos Notarios y testigos, abajo nombrados, ocularmente vimos y nos hallamos presentes a todo lo sobredicho. De las cuales cosas y cada una de ellas, dichas partes tiene presentes las sobredichas cosas y cada una de ellas se hallaron y requirieron por nos  a los dichos Notarios”.
A continuación está escrito: “Signo de mí Juan Crisóstomo de Canales, Notario Público de la Ciudad de Huesca y por autoridad Real por todo el Reino de Aragón, público Notario que a lo sobredicho, juntamente con Pedro Vicente Malo, Notario público de dicha Ciudad. Firma el comunicante y testificante et  per se testificantistas, de parte de arriba nombrados públicamente”. “Signo como Pedro Vicente Malo, habitante y Notario del número de la ciudad de Huesca y por Autoridad Real por todo el Reino de Aragón, público Notario que a lo sobre dicho juntamente con Juan Crisóstomo de Canales, Notario del Número de dicha Ciudad, simil Comunicantes et Testificantes et qui libra de per se, testificante, presente me halle et CERREX”.
“Son varios los parentescos más o menos lejanos que tengo en Ola, como Escabosa, Otal, López de Zamora, del que guardo en mi casa su escudo, además de Guarga, Cativilla, La Noguera, Baylo, Lalaguna, Lafragüeta y varios otros.
Escudo de casa Aysa cuya hija,  se caso con un Guarga.

 La casa Guarga, se llamó en otros tiempos casa Aysa, con su escudo, como el que está en Huesca subiendo a la Catedral desde la Escuela Pública, al lado de la Muralla de Huesca. El nombre de Aysa se cambió,  no por abandono de los Aysas, sino porque en una de sus  generaciones tuvo como heredera a una mujer, que se casó con un Guarga. La familia Aysa que es de origen vasco-ibérico y que quiere decir “buen pasar o bienestar”.Se levantó esta casa, al ser expulsados los moros, y pone la fecha encima de la entrada al cubo, en la que pone el año de 1659”. José María Almudévar, hermano de mi abuelo, se casó con una chica de Casa Sipán de Siétamo y tuvieron una hija, a la que  llamaron  Martina. A esta tía Martina, la conocí yo antes de la Guerra Civil, pues yo tenía cinco años y un día, atizando el fuego en el hogar de mi casa, se cayó en él,  pero no se hizo daño. Se reía con su pañoleta en la cabeza y con sus faldas o sayas. Al quedarse viuda vivió en en la casa de su padre José María Almudévar y viajaba a Lalueza  a visitar y ayudar a sus primas. Se casó con un Narbona y tuvieron un hijo, que se llamaba José María Narbona Almudévar. Este se casó con mi tía Concepción Guarga de Ola, de casa Aysa y tuvieron un hijo llamado José María Narbona Guarga, que estudiaba en el Seminario y murió en la Guerra Civil, en la provincia de Teruel y gracias a su primo Buisán, lo trajeron al cementerio de Huesca. Tuvieron además una hija llamada Pilar, muy simpática, que se casó con Jaime Vilaseca, hombre catalán, simpático y trabajador. Ambos tuvieron a Miguel y a Rosa. Esta Rosa, que todavía llama por teléfono a mi mujer, está casada con Juan Padilla de origen aragonés y  tuvieron a Irene, José Mari, Gema , Arancha….”
En 1646 ya estaban viviendo en Ola, dieciséis vecinos cristianos. Era parientes míos, los del apellido Aysa, Guarga, Otal ,Escabosa, y conocidos  los de apellidos  como Cativilla,  Noguera, Baylo, Lalaguna y varios otros. De casa Cativilla, tuve amistad con el abuelo, que murió cuando tenía noventa y cinco años de edad.  El respondía a cuantas preguntas le hacía sobre la historia de Ola. Me dijo que siendo vecino de Casa Guarga, antigua residencia de los nobles Aysa, cuyo escudo se alza en la fachada de casa Guarga, sólo había conocido a los Guarga. Se perdió el apellido de los Aysa porque se casó una joven de apellido Aisa con un Guarga. La historia hace que se acaben en Ola, los apellidos de los poseedores de las casa, como el de Casa Aysa, después, casa Guarga, posteriormente Casa España y ahora vive la familia Lafarga. Tengo un recuerdo muy grato y muy triste al mismo tiempo de José María Narbona Guarga, primero por verlo dar clases en Siétamo a mi hermana mayor Mariví y por alcanzar la muerte en la Guerra Civil, en la provincia de Teruel. Recuerdo su figura de simpatía y optimismo en su rostro.
La punta del Norte del Saso, todos los días cuando voy a Siétamo, me hace admirar la contemplación de las cadenas serranas, que dividen la Montaña y el Somontano de la Tierra Baja. Por arriba se ven la Sierra de Guara, la de Gratal, los Mallos del Salto Roldán, del río Flumen, por donde saltó el caballo de Roldán, guerrero al servicio  de Carlomagno. Este Militar  francés de Carlomagno, bajó arrastrado  su cadáver y el de su caballo, hasta Villanueva de Sigena, habiendo atravesado el Somontano y los Monegros del Alto Aragón. Entre dicha Sierra y la Cruz del Saso, se encuentra el Monasterio de Montearagón, que se miran hace ya siglos, como piezas  del Somontano, por arriba con la Montaña y por abajo con la Ciudad de Huesca, que el Rey Ramiro,  quería reconquistar, entre otras razones para que San Urbez, fuera  respetado también, debajo de la Sierra de Guara.
En esa punta del Norte del Saso,  se eleva un edificio de Radio Huesca, que en su principio era atendido por un señor mayor, pero ahora funciona automáticamente. Cerca de ese edificio hay una nave industrial, que se montó en aquellos años en que parecía que la industria iba a prosperar. Se ve desde el Llano de la carretera N-240, y pone en su fachada “MELTOR- Desguaces”. Cerca de ella hay una casa-chalet, donde vive un amigo mío. En ella he sido recibido  y mi amigo me ha enseñado libros de lectura, que le entretienen en los largos ratos pacíficos que pasa en su chalet. Fuera lo adornan varios árboles y los gatos le acompañan y que a veces son atacados por algún raposo silvestre. Muy cerca hay un huerto que cultiva un amigo suyo de Huesca. Y en aquel lugar, contempla, los Mallos de Salto Roldán, que el que está en el Este, representa los pies delanteros de un antiguo gigante, que habitaba las Montañas. Observa la figura de Montearagón, y éste, sustituye sus oraciones por otras dirigidas, por su torre,  directamente al cielo. Encima de la “muralla natural” que apoya al Saso, sobre Tierz, está localizado  un Observatorio de estructura metálica, desde el que se domina la Montaña, el Somontano, los viejos hombres gigantes de la Sierra de Guara, el Monasterio y por detrás de él, todo el Saso por arriba y la Hoya de Huesca por abajo. En lo alto de este Observatorio de estructura metálica, suele haber un observador de la Meteorología, que, desde lo alto de la torre metálica, observa lo alto de la Montaña, el Castillo Palacio de Montearagón, el Saso y la Hoya o Fondura de Huesca.
Pero esta tierra del Saso, prácticamente deshabitada, parece que no debía haber tenido en ella luchas, que no se pueden comprobar en otros países habitados, porque al acabar las guerras, sus habitantes han hecho desaparecer sus largos kilómetros de trincheras, algunas con galerías. Pero el Saso, donde a pesar de su vida principalmente agrícola y ganadera, ha sufrido terribles guerras, como se puede comprobar, viendo en  el Saso de Ola, las antiguas hoyas semiesféricas, que me llevó a contemplar mi amigo Cativilla. Fueron  escavadas  en las llanuras del Saso en las Guerras Carlista, para refugiar en ellas, los caballos de los Carlistas, que tenían un Hospital en la Ermita de la Virgen de Bureta, en Fañanás. Pero en la Guerra Civil de 1936, dejaron trincheras, búnkers y cuevas. En ellas se encuentran varias huellas epigráficas, muchas con firmas de los combatientes.
Del tiempo de las Guerras Carlistas, en la Plaza Mayor de Ola, se encuentra la casa del  señor Lafragüeta, cuya vida fue humillada por un Oficial Carlista. Estaban varios vecinos de Ola, preparando varios manjares, para celebrar la fiesta de su Santo. Aquella cocina  ardía y echaba una gran humareda. El dueño de dicha casa, el señor Lafragüeta, salió a la calle, como aquel que huye del humo, que molestaba sus ojos y le hacía toser. En seguida apareció por el camino que viene de la carretera que va desde la N-240,  un batallón de voluntarios carlistas, dirigidos por un Oficial, montado en su caballo. Iban desde la Ermita de Bureta, en Fañanás a Navarra. Le preguntaron al buen hombre que por donde se iba a Quicena. La verdad es que aquel problema no era fácil de entender, en aquel Saso, con sus salidas hacia el monte de Tierz, para llegar a Quicena, por unos caminos, que aun hoy día causan temor al que se encuentra con ellos. (Vicentico Benedé me contó que para bajar en su tractor por dichas cuestas, llevaba la pala de dicho tractor, echada en el suelo). Como no se entendían, le hicieron que los acompañara. Ante aquellas tropas, no le quedó más remedio que marchar por el Saso y por aquellas quebradas cuestas que bajan a Tierz y a Quicena. En Ola, aquellas buenas gentes que estaban invitados a un sabroso banquete, no encontraban al dueño de la fiesta y como locos,  se pusieron a buscarlo por el monte. Al día siguiente volvió caminando el guía de la tropa y recibido con gran alegría por sus paisanos. ¿Dónde te has metido?, le preguntaron y él respondió que fugándose del humo del hogar familiar, pero estaba alegre por un lado y humillado por otro y les dijo: “¡más vale humo que ir a Quicena!”.
El Saso está cerca de Huesca, desde el que se ve  aquella Hoya inmensa, pero la misión en la historia del Saso, le ha salido dura y ha dejado a veces de ser solitaria, para ser usado como un campo de batalla sangrienta.
La zona del Estrecho Quinto, que comparten Loporzano y Siétamo, fue empleada para colocar en ella multitud de instalaciones bélicas, como trincheras, bunkers y cuevas, con escritos en las piedras o sobre el cemento, unos patrióticos,  otros políticos, otros revolucionarios, otros de esperanza y muchos de nostalgia. Esta zona de Estrecho Quinto está llena de recuerdos de la Guerra Civil del año de 1936. Se levantó en el extremo Norte del Saso, una cruz, que se ve desde la inferior carretera N-240, como homenaje a los defensores que defendieron este lugar. Se puso en dicha Cruz una placa, que señalaba el sacrificio de los sublevados de la Guerra Civil. Hoy con buen criterio se ha borrado el texto de la placa, para recordar el sacrificio que supuso aquella Guerra sin sentido. He dicho que desde la carretera N-240, se ve la Cruz y desde lo alto del Estrecho Quinto se observa también dicha carretera. Por la cuesta que va desde el Llano de Loporzano  al río Flumen, bajaba el general Paul Lukács ( Matei Zalka, 1896-1937), judío húngaro, y le alcanzó  un disparo de artillería el día 11 de Junio de 1937.Esa Cruz inspira respeto a los que sufrieron las penas de la Guerra y nos recuerda la muerte y la resurrección de los que allí, en uno y otro lado, murieron y sufrieron las consecuencias de ducha lucha, y encontrándose resucitados los que salieron vivos de aquel infierno de luchas. Cuando subes a este Saso, hoy prácticamente un  desierto, invita a meditar entre la multitud de personas, que hay desde Huesca a Cataluña, en cambio  en  el Saso,  es muy difícil encontrar algún habitante.
Los defensores o sublevados, ya tenían costumbre de cavar trincheras en Siétamo, por fin se  refugiaron en el Castillo del Conde de Aranda, y desde allí huyerona al Estrecho Quinto, donde tuvieron que volver a cavar trincheras, en las que esperaban impedir la llegada Huesca de las columnas Milicianas, pero de la misma forma que tuvieron que salir del Castillo de Siétamo, lo tuvieron que hacer de las trincheras de Estrecho Quinto. Los defensores de Huesca en Siétamo tuvieron que marchar al Estrecho Quinto. El coronel Villacampa, mandó desde Siétamo a la señora Concha Ferrando, caminando desde Siétamo hasta el Estrecho Quinto, levantando una bandera blanca, pidiendo a los densores de dicho Estrecho, que se rindieran. La “Siña” Concha no recibió ningún mensaje de paz de los sublevados y no quiso volver a Siétamo. Allí, en Estrecho Quinto estaban muchos habitantes de Siétamo, como los de casa Sipán y el Doctor Coarasa de Torralba, como defensor contra los miembros de los sindicatos, entre los que destacaba el POUM.  Muchos años después coincidimos, él como Médico y yo como Veterinario, en las corridas de Toros de San Lorenzo.
Pero el ataque tan continuo de las milicias republicanas, que venían de Cataluña, era tan fuerte, que dejaron cercados a los escasos soldados y paisanos y paisanas sublevados. Estos,  como lo hicieron en Siétamo,  aguantaron hasta que acabaron con los alimentos y con las municiones. El día 30 de Septiembre de 1936 se retiraron por la noche, cruzando por las líneas republicanas.
Las tierras que comprenden el Saso de Siétamo y las que están a las orillas del Barranco o río Botella, han sido llamadas Olivito. Este pueblo estaba encima del Barranco, en su orilla izquierda y en orilla derecha, pasando este Barranco o río Botella por el camino o cabañera que baja desde las lomas, que separaban Siétamo de Olivito. Pasado este cruce del barranco, ahora, por un paso de cemento gracias a la “Concentración Parcelaria”, sigue este camino o cabañera en línea recta, que es cruzado con el camino que va de Ola a Loporzano, subiendo al Saso de Siétamo. Antes de llegar, bajando de Siétamo al Barranco de la Ripa, hay un campo llamado el Acunazo, que estaba rodeado de una pared de piedra de muchos años. En ese campo se encontraba el pueblo de Olivito, desde el que se ve Ola. Ola y Olivito. Esa construcción de piedra no parece normal que la construyesen lejos de un núcleo habitado. El individuo al que la tocó la finca del Acunazo, deshizo el muro y ahí, dentro del Acunazo, hay un pequeño tozal, en el que encontré algún sillar de piedra. Eran pocos y no se puede asegurar que ese lugar fuera el solar de Olivito. En el campo del Acunazo encontré, en dos veces, dos piezas redondas de piedra, de un molino de mano, que usaban aquellos hombres primitivos para moler cereales, para hacer pan.En la parte baja del Acunazo , a la izquierda y a la derecha, brota un manantial. Desde Olivito, mirando al Norte, se contempla Montearagón y antes, cuando las había, se oían sus campanas.En la Historia de Aragón de Ubieto Arteta, dice que Oliviyo es un despoblado, cerca de Siétamo. En Marzo de 1099, Pedro I de Aragón, dio al Monasterio de Montearagón la iglesia de ”Olevito”. Desde 1543 hasta 1646 tuvo un fuego, dicho Olivito y después se despobló.En 1616,marcharon los moros de Ola,que parece que tiene algo que ver con Olivito. Entre otras terminaciones de palabras,  se encuentran las de eto-eta y en ocasiones se transforma en –ito. Con Olivito se ve que hay una relación entre las palabras de Olit. Olite, Olive, Oliván y otras, como Oliveto como se llamaba al Conde Oliveto de Pamplona.Hay otras palbras con terminación en –ito o en –eto, como Nocito,Aineto,Cercito,Cheto y Echeto. Desde Olivito se ve en la Sierra, el accidente geográfico de Fragineto, según unos o Fraixinito, según otros. Se ve la relación entre la palabra ola y el nombre de Olivito.
Hay bastantes apellidos de Olivito en Aragón y estánr buscando el pueblo de donde procede la palabra. Este pueblo dominaba parte del Saso, el camino que va de Ola a Loporzano y el Barranco. Fue un lugar casi totalmente despoblado, que cogería bellotas en el Saso y cereales al lado del Barranco. Ola y Oliveto,tienen la misma raíz, Ola que quiere decir en vasco herrería y Olivito u Oliveto, que tal vez, quiera decir Etxea o Casa del herrero.
Qué grandeza tiene el Saso, con su extensión, sus carrascas, sus tierras de pastos, de las que gozó San Urbez, cerca de Plan de Quinto, de cereales, y con su Fuente de Valmayor, que suministró agua al Aeropuerto de Monflorite, cerca de donde está la Granja porcina de mi amigo, Abadías. Ha pasardo largas épocas de paz y se han dado en el Saso guerras, unas antiquísimas, otras Calistas y la guerra del año de 1936, con sus restos, que se han cuidado, con sus trincheras, bunkers, dibujos sobre la piedra y gran cantidad de nombres, escritos, recordando las glorias y las miserias del pasado.

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