lunes, 19 de diciembre de 2016

El choque entre el hombre y el toro

Toro de la Vega de Tordesillas.

Cuando era niño, recuerdo como el corral de casa Almudévar de Siétamo, se llenó de novillos,que no recuerdo a donde caminaban, es decir si iban a algún mercado ganadero, o los llevaban a pastar al Pirineo o a la Sierra de Guara. A mí,  me producían,  no sé si un respeto o un auténtico miedo por su aspecto totalmente rústico. Unos eran negros y otros royos y todos ellos llevaban colgando de su cuello, unas cadenas, que arrastraban unos maderos, que les impedían acometer a sus pastores. Al día siguiente, los soltaron y por la cabañera, que está muy próxima, se fueron alejando. Los animales, que sufrían con  aquellas  cadenas y tablas no podían poner mala cara, porque no creo que supieran mostrar rabia u odio por el mal trato, que recibían con aquellas cadenas penitenciales. Pero no sé si les dieron de comer o no les dieron y marcharon agitados del corral de casa Almudévar.
Después de la Guerra Civil, en Huesca capital se contemplaron  escenas de rebaños de novillos bravos, que bajaban de la Sierra de Guara, propiedad de los Duques de esta Sierra, a la Estación de Huesca. Al llegar a la Plaza de San Lorenzo, coincidieron con la salida de los fieles oscenses  de Misa a la Plaza del Santo. Se armó un lío tremendo, pues los fieles chillaban y los novillos, miraban por los ventanales de los Comercios a su interior, consiguiendo uno de ellos romper la luna de una tienda, en el Coso Bajo, frente a la Plaza de San Lorenzo. Se pasó un rato de confusión y de miedo y por fin llegaron a la estación, donde los hicieron entrar en los vagones, para ser conducidos al Matadero.
Entre Carcastillo, pueblo navarro y Sadaba, aragonés  se ven las Bárdenas y allí se encuentran dos pueblos de Colonización, el navarro  Figarol y a unos cinco kilómetros, el aragonés Alera. Cerca de este pueblo se encuentra el pueblo de Layana con  Los Bañales, que consisten en manantiales de aguas calientes. En este pueblo se encuentra el santuario de la   Virgen de Layana.
En Alera no se encuentran iglesias antiguas ni ermitas, pero todos los años suben en Romería a visitar a la Virgen de Layana. “Por aquellas tierras aragonesas se encuentra, cerca de Alera, un monte, donde se crían vacas bravas, cuyos novillos se llevan a las Fiestas de los pueblos para divertir a su juventud”. Por Tarragona hay ganaderías de toros bravos y novillos,  que hacen divertir a la gente en sus días festivos.
En el castellano pueblo de Tordesillas, ha chocado la tradición de los amantes del Toro de la Vega y las autoridades. Es una tradición que la iglesia Católica no logró eliminar de España y es que esa tradición tan antigua y tan unida a las costumbres de la Tierra, da la impresión de que el pueblo  siente anulada su personalidad, ante la anulación de la fiesta de los toros. El Papa Pío V, en su pontificado ya prohibió las corridas de toros “con su crueldad”. En Portugal, más diplomáticos, obligan a que en las corridas de toros, se corten las puntas de los cuernos, para evitar graves peligros a los toreros y se evita la muerte del toro por la espada, al acabar su toreo.  En Francia se suprimieron las corridas en casi todo el País, menos en el Midi, al lado de España. En Méjico se debatió la prohibición de la muerte de los toros por los Obispos, sin intervención de los Poderes Públicos. En España Felipe II, intentó condicionar al Papa, cuando éste le pidió su ayuda para expulsar a los turcos de su enorme intervención en el Mediterráneo.  
Dice el Canon 285 : “Absténgase los clérigos por completo…” de asistir  a las Corridas de Toros. Hay que estudiar las costumbres taurinas en Colombia , por ejemplo, para darse cuenta de la unión de la mitología pagana, con las múltiples figuras, que en América, San Miguel sacrifica al dragón, que algunos identifican con el toro bravo. También en Méjico aparecen numerosos dragones. La antiquísima historia, cuenta que de  Europa se apoderó el Blanco Sol y llamó a Júpiter, que era el Toro Blanco y sensual, representativo del  Señor de la muerte, llamado por los aztecas Huemac, con el fin de que salvara del exterminio a los pueblos de los que había sido su madre. El señor del Sol salvó a los niños de color lunar de la tierra de Méjico.
Han desaparecido de Europa los bisontes primitivos, pero en España y en el Midi francés, se creó una vida, con Ganaderías Taurinas, de toreros a caballo y otros más humildes, que toreaban a pie, entrando, como podían en aquellos campos, unas veces para torear y “cubrirse  de gloria en aquellas soledades”, otras veces morían heridos por aquellos toros y toreando por las plazas de toros, con sus trajes de toreo, con su espíritu de valentía y con sus viajes por España,  que llevaron hasta América. ¡Qué espíritu tenían aquellos hombres, que se emborrachaban de placer, con los pases que daban a esos toros!.
¡Qué vida tan dura llevaban aquellos hombres de tiempos de Felipe II!, pero qué espíritu más identificado con el honor y con la poesía. Iban aquellos hombres por las plazas de los pueblos y querían mostrar su honor, toreando aquellos bravos animales taurinos. Manifestaban su valor y exponían ante los ojos de la multitud del pueblo, la belleza de sus arriesgados pases. Era motivo de su teatro entre la vida y la muerte, muchas veces el hambre o la necesidad de comer “el pan nuestro de cada día”. ¿Qué culpa tenían aquellos toreros, arriesgando su vida ante los cuernos de de esos toros españoles, de los que ya no quedaban en el Mundo, esos toros bravos, que también toreaban los caballeros , montados en sus nobles caballos?.  
Los toreros de a pié arriesgaban toda su persona ante aquellos toros bravos. Parecía que aquellos toreros pobres,  idealizaban el riesgo ante el toro, como una defensa de la vida humana,  muchas veces para poder comer y los  rejoneadores,  que montaban sus caballos, intentaban poner de manifiesto la lucha del bien, representado por el caballo y el mal representado por la agresividad de aquellos crueles cuernos o astas, que dirigían la testuz de los toros. Eran  los toros animales inocentes, pero el sacarlos de su ambiente, los convertía en toros bravos.
Los hombres siempre han estado en guerra y los toros han entrado en ella cuando han sido provocados para luchar. Los hombres no han sido formados para vivir en Paz y tampoco  han sido ellos los que han provocado muchas veces,  la lucha defensiva de los animales, si no es en prácticas de pastoreo de aquellos animales.
Han existido multitud de especies de animales y una,  como la de los caballos, educada por el hombre ha sido una portadora  del bien en las personas y otras veces ha sido el mismo hombre el que ha considerado agresivos a los toros, provocándoles su agresividad.
Hay que educar el comportamiento del hombre con sus prójimos y hay que corregir  toda agresividad entre ellos, pero para suavizar el comportamiento agresivo,  hay que buscar el convencimiento de la paz, a los que cometen actos agresivos, acompañándolo  por la suavidad.
Todavía se trata, a veces, a los animales con crueldad, pero todavía no es el amor el último trato que se les proporciona. Deben ser palabras suaves las que se dirijan a la crueldad de algunos tratos, porque la guerra, suele acabar con muertes y con heridas. Si, es duro el trato en el encierro del toro por muchas gentes que intervienen en  el lance, pero es más cruel el encerrar en una jaula a un pájaro,  amante de la libertad. Y así luchan con palabras los que quieren o no quieren el mal trato a los animales.
No cabe duda de que los que discuten sobre el trato bueno o malo a los animales, sufren con esos tratos malos.
Desde que antes de la Guerra Civil de 1936, entraran en el corral de Casa Almudévar, sometidos con cadenas y tablas de madera, unidas al cuello, he visto otros momentos de crueldad con los animales. Pero el año de 1936, en Siétamo murieron tal vez cientos de personas, unas en el frente y otras fusiladas. En toda España fueron alrededor de un millón de víctimas. Está muy bien que después de la Guerra, se originaran enfrentamientos entre unos y otros por las víctimas animales. Pero ahora que estamos en el año de 2016, siguen muriendo hombres, mujeres y niños, en Irak, en Siria y en  Africa  del Norte. ¡E incluso en Francia y en España!. Al acabar de escribir estas tristes noticias me entero que el 19 de Diciembre el terrorismo había matado en Alemania a varios hombres y mujeres y herido a un número considerable de ellos.
Juan XXIII, expresó en su Encíclica Mater et Magistra, que : “La Doctrina de Cristo,une, en efecto, la Tierra con el Cielo, ya que considera al hombre completo,alma y cuerpo,inteligencia y voluntad, y le ordena elevar su mente desde las condiciones transitorias de esta vida terrena hasta las alturas de la vida eterna”.” Un mundo nuevo había brotado setenta años después de la “Rerum Novarum”. Pero las bases sobre las que se erguía la civilización cristiana y la ética del catolicismo , seguían en pie,debiendo reconducirse tras el desaliento y la confusión de las décadas que siguieron a la Gran Guerra. Por ejemplo, la urgencia de denunciar la escandalosa distribución de la riqueza,cuando el impulso del progreso técnico ofrecía tantas opciones de bienestar.Por ejemplo ,el requerimiento a los gobernantes a comprometerse con el bien común,lo único que legitimaba de acuerdo con la doctrina política clásica del catolicismo.” Debía asegurarse que “le sea posible al hombre asumir la responsabilidad de lo que hace y perfeccionarse a sí mismo”.

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