jueves, 30 de mayo de 2019

El carretero de Almudévar.-




El día 10 del húmedo mes de Abril del año 2.002, mi consuegro Rafael me llevó a ver a un antiguo fabricante de carros de Almudévar, que tiene sus orígenes en  Chimillas, de donde salió su abuelo llamado José Latorre Pallás, que se casó con doña Emilia Atarés Val, de casa Mola de la Villa de Almudévar, para dar a sus descendientes el carácter de Saputos o Sabios no en ciencias abstractas, sino en el manejo de la madera, con la que se dedicaron a montar carros, galeras, volquetes o “vulquetes”, como los llamamos en nuestra Fabla, pero entre estos carros los había como portadores de cubos de agua. No es extraño este detalle de ir a buscar agua, porque Almudévar siempre soñó con este elemento, ya que según dice Braulio Fonz en su magnífica obra “Vida de Pedro Saputo”, en esta Villa había muy pocas fuentes y ningún río, lo que hacía que el agua fuera escasa, tanto que no podían moler con molinos, que se levantan a orillas de los ríos, sino con molinos de viento.
Y ¿qué madera emplearían los fabricantes de aquellos molinos, de los que por desgracia, ya no queda  ninguno?. Supongo que la misma que usaron los carreteros para hacer las galeras y carros, pues como me dijo mi amigo José María Latorre, ya que por amigo lo tuve enseguida, por descubrir en su personalidad en escasos minutos de trato a un señor amigo, sabio o saputo y generoso, que la madera que empleaba era toda procedente de la comarca y comprobó sus palabras al mostrarme un eje de carro del siglo XVI, que es de carrasca y en ella misma están escritos los números romanos. Ese eje le salió al tirar una ventana. Conserva el brillo del roce de los cubos de las ruedas y una fortaleza casi metálica, y este eje que debe entrar cuando José María   desaparezca  de este mundo, en el que ha de vivir tantos años como su buena madre, la señora Eugenia, que ya tiene en estas fechas noventa y ocho, en el Museo Histórico de Almudévar, que se ha de hacer o preparar en uno de esos molinos de viento , que hay que recuperar, como se están recuperando las antiguas bodegas de la Corona y las de las Crucetas.
Han llegado unos tiempos en los que ya no se fabrican carros, sino automóviles, pero José María que ya está cobrando el retiro de aquellas nobles tareas, sigue trabajando la madera y uno se llena de emoción, al entrar en el patio de su casa, paso precedido por el caminar por el antiguo corral, hoy más bien jardín, donde están plantados un laurel, unas cepas trepadoras y unos rosales. Esas oliveras le recuerdan los viejos tiempos en que alguna vez acudía a coger olivas, para gastar aceite durante todo el año, en unión de sus familiares y ¡por qué no decirlo!, para alimentar los candiles con que se alumbraban los carreteros en sus talleres, en las horas que se llevaban la luz, o por las noches cuando esta luz escaseaba.
Estamos ya en el patio y vemos las puertas que en él se encuentran para dar acceso a otros locales, en los que en tiempos, en algunos de ellos, se encontrarían las cuadras y esas puertas de madera de pino de Huesca, labradas con viejos adornos, imitados de otros que todavía eran más antiguos y estas puertas tenían unas cerraduras , con picaportes ingeniosos, hechos a forja. En los lados del patio se encontraba un banco enorme, que  me  recordó  las cadieras que todavía yo conservo en mi pueblo, junto al hogar o  fogar  de mi casa ( Casa Almudévar). Tiene las esquinas o ángulos del techo adornados con madrera labrada y al subir por la escalera, en los lados, hasta las paredes están cubiertas por bello maderamen.
Y José María me invita a subir y me encuentro en un recibidor, presidido por un reloj de pared, como aquel que cantábamos de niños y que decía: “ mi  abuelito tenía un reloj de pared que compró cuando él nació, pero un día el reloj de tan viejo se paró y con él, mi abuelito se murió”. Y es que estos relojes no  traen  más que recuerdos, al mirarlos, porque su esfera y su péndulo están llenos de imágenes troqueladas y pintadas con jarrones y flores, que encienden los espíritus de estética o de belleza, como todos los objetos que José María fabrica.
 Y, al decir esto no puedo menos que acordarme de Antonio Bello, al leer lo que escribía:
“cuando empezaba a estar preocupado con la naturaleza del arte…creí ver la respuesta a este interrogante”.  Se trataba de una tribu de robustos salvajes en  una  danza….sólo bailaban de un modo frenético, al son de tambores incansables…Era el esfuerzo tan duro que aquellos hombres robustos…que por fin caían   exhaustos,  rendidos”. Y en estas palabras comprendí como José María entró en el arte, porque “Todo el enorme mundo del arte…tiene de común con la danza…el huir del trabajo como servidumbre… Puede  exhibirse  el  arte como una rebelión auténticamente humana : una reacción del hombre”. Y en el caso de los danzantes la reacción   tenía   lugar  contra el trabajo en las continuas expediciones de caza ,que les hacía buscar el arte y el descanso en la danza. En este caso de José María,  que  a  sus numerosos años de rudo trabajo con maderas duras como la carrasca, le ha nacido una danza del arte, que lo hace feliz. Si y lo hace feliz, porque también él hace felices a los hijos de su Villa, Almudévar, fabricándoles cientos de almudes, que son como “objetos parlantes” de su noble  escudo  y  del mío, pues acudí a la carretería a comprar otro nuevo, aunque tengo varios de los que se fabricaban en mi casa.
Y en el recibidor, presidido por el reloj de pared, se encuentra otro hermoso banco en el que apetece sentarse, para contemplar la tan trabajada caja o ménsula de madera de dos pisos, sobre el que reposa un hermoso y supongo que hace años, apagado brasero, pero que hace arder de entusiasmo artístico a José María.
Y por fin, nos introdujo en un gran salón-comedor, con una enorme mesa, frente a la cual se encontraba en la pared, una capilla ocupada por San Roque, con un mordisco o “mueso” de perro en la rodilla y el propio perro de como acompañante del santo. Pero  en  este comedor había multitud de obras de arte, que yo estando,  ya casi saturado de belleza, no puedo recordarlas todas.
Además estaba admirando tanto a San Roque, que José  María  abrió la puerta de la capilla y sacó un libro de cuentas  de aquellos que usaban en su taller, y hacía ya años y al mirarlo, vi una cuenta que ponía,  por celebrar una misa…tanto, por cantar en el coro…  tanto y así sucesivamente, lo cual me causó una impresión que me llenó de entusiasmo y de admiración por un taller y unos artesanos tan trabajadores y tan enamorados de la iglesia y de sus santos. Entonces me fijé, de repente, en dos iglesias de Almudévar, de una altura considerable, que José María había convertido en  dos  recuerdos de madera. ¡Impresionantes!.

martes, 28 de mayo de 2019

Personas de mi familia en la película de Nemesio Sobrevila. (1927).

LUNES, 13 DE MAYO DE 2019



Rafaela Almdévar

Coche de Rafaela Almudévar de Carderera

Explicación de la foto enviada por Teresa Cornejo Torino.

Me escribe el gran aficionado al Cine  oscense, Angel Santos Garcés, comunicándome su deseo de conocer datos de los y las oscenses que participaron en la película del director de cine y arquitecto, de origen oscense, Nemesio Sobrevila.  Esta película se rodó en la finca oscense de Torressecas el año de 1927, y en su rodaje participaron varios parientes míos. Se titulaba “Al Holliwood Madrileño”. Por lo visto la película trataba de varios asuntos y Garcés me escribe: ”Uno de estos asuntos es histórico. Se refiere a la persecución y muerte de Ferrán Sánchez, hijo bastardo del rey aragonés don Jaime… En el trágico fin de Ferrán Sánchez interviene Silvio Kosty, que hace de rey don Jaime”. Y aquí le empiezo a dar la razón a Garcés en el parentesco y amistad que con mi familia tuvieron varios de los artistas, que en la película de Nemesio Sobrevila, participaron, porque Silvio Kosty era un seudónimo, pues su auténtico nombre era Manuel Bescós Almudévar. Su padre Bescós, era Ingeniero Agrónomo, políticamente carlista y consevador. Nació en Santa Cilia de Panzano, donde quedan bastantes parientes suyos. La madre de Silvio Kossti era hermana de mi abuelo Manuel Almudévar Vallés y era muy piadosa, tanto que la llamaban la “beata”.  Manuel Almudévar Vallés aparece  junto con su esposa Pilar Casaus de Jaca,  en la parte trasera del coche de los Carderera de Huesca, aparcado en la puerta de casa Almudévar de Siétamo el año de 1926.

Se comprende como Silvio Kosstti tenía afición a las, entonces modernas, películas de cine, pues él fue un hombre de gran imaginación y un notable escritor, autor de “Las tardes del Sanatorio”. Silvio Kosti (1886-1928), fue muy amigo de Costa.   Su padre fue socio de mi abuelo en la construcción de la entonces moderna Fábrica de Harinas de Siétamo.

El padre de Silvio Kossti era Ingeniero Agrónomo y nació, como he dicho, en Santa Cilia de Panzano, donde todavía se conservan junto con los de Panzano, sus parientes, de apellido Bescós.
La esposa de Silvio Kosti, era de Casa Juan Lino de Quinzano, donde yo acudí acompañando a una hija de Silvio Kossti de cien años de edad,  a ver sus parientes de Quinzano.
Murió Silvio Kossti el año 1928, un año después de haber participado en el rodaje de la película “Al Holiwood madrileño”, en compañía de su hijo Rafael, al que conocí yo de niño y que llevaba la Central Eléctrica Oscense.

El año 1927 fue el año en que se rodó esa película histórica en el Castillo de Torres Secas, en la que participó la bella señorita Rafaela Almudévar. Como dice Garcés, “del sexo feo”, participaron también, Antonio Potoc, Antonio Almudévar, Luis Allué, Mariano Santafé y Plácido en su calidad de chofer. Pero en el año anterior, es decir el año de 1926, el uno de Enero en la fiesta del Santo de Manuel Almudévar, es decir de Año Nuevo, un coche propiedad de los    Carderera, parientes de los Almudévar de Siétamo, se paró delante de la puerta de Casa Almudévar. Allí se encontraba la bella Rafaela Almudévar, que se casó con Carderera. Se encontraban también los hermanos José María y Antonio Almudévar Manzano, sobrino de mi abuelo Manuel Almudévar Vallés y primos hermanos de mi padre. Como me explica Garcés también participaron en la película de Nemesio Sobrevila. Estos Almudévar Manzano poseyeron y vendieron en la Casa Ford, en la carretera de Zaragoza y acabaron poseyendo dos hermosas y modernas fincas de  regadío y de ganadería,  en la Tierra Baja. Antonio y José María ya murieron,  pero les quedan hijas e hijos, que trabajan en Zaragoza. A estos dos primos míos no los traté, siendo unos hombres de un carácter muy humano y ejemplar. Yo no los conocí en el coche, llegado a casa Almudévar de Siétamo, porque todavía no había nacido, pero más tarde tuve el placer de tratarlos y de gozar de su compañía e incluso visité sus fincas modelo,  allá en la Tierra Baja.

En la fotografía que me ha llegado hace escasos días de la Argentina desde donde me la mandaron a Huesca,salen mi madre con mi hermana mayor Mariví, salen también como he dicho José maría y Antonio Almudévar Manzano y Adela, mis tíos Teresa, Luisa, José María, que, que fue soltero  toda su vida y frecuentaba con Ricardo Serena , Gobantes y el “Geta”, un Bar de la Plaza de Lizana.

Parecía aquella gente optimista que estaban celebrando en la puerta de Casa Paternal de Almudévar, una fiesta patriarcal. La dueña del coche Rafaela Almudévar, casada con un Cardedera,  resaltaba con su belleza el portal y la fiesta.

En este mundo todo se pasa y el sacerdote,  ya difunto Don Jesús Vallés Almudévar, cuando vivía ya hace unos años, me dijo que había aparecido anunciada la venta del hermoso retrato de Rafaela. Intentó comprarlo,  pero el precio elevado se lo impidió. Yo saqué una fotocopia en colores del mismo y le encargué a una artista pintora,  que me lo reprodujese. No me lo ha reproducido, pero tengo dentro de mí, el recuerdo de la belleza de mi tía Rafaela, que en el año 1927, ya participaba en la filmación de esa película, llamada :” Al Holliwod Madrileño”.

El autor de la película Nemesio Sobrevila era íntimo amigo del escritor y gran periodista López Allué y este autor escribió en el Diario de Huesca el 29 de Septiembre de 1927 y luego el ocho de Octubre del mismo año un artículo sobre esta película y cita las personas que ahora busca el amante de la Historia de Huesca, Garcés.

sábado, 25 de mayo de 2019

Recuerdos del Hospital Viejo.-


     
                                                
Casi todos los días paso por la Alameda y no puedo dejar de mirar la fachada de un gran edificio, que además de su gran tamaño, tiene un aspecto noble y en lo alto de su pared, proclama la Salud. Se accede a él, desde la Alameda, por una avenida, que acaba en una doble  y larga escalera, acompañada por una pista por la que suben las sillas de ruedas. De lo alto de dicha escalera se entra en el recibidor del Hospital del Sagrado Corazón u Hospital Viejo, creado por la Diputación Provincial. Hay quien lo llama Hospital Viejo, cuando algunos oscenses hemos conocido otro todavía más antiguo, que se encontraba en la Plaza del Seminario, frente al Museo. Allí estaba de administrador el señor Del Cacho, que tenía  un hijo gran amigo de mi hermano el Psiquiatra muerto en Canadá,  Manuel  Almudévar. Allí, quizá se le despertara su vocación por la Medicina y aprendió a criar “crietas” de gorrión, que habían perdido a sus padres. En aquel Hospital las salas eran enormes y acogían en sus camas de hierro a enfermos y lesionados, pero en la Guerra Civil eran muchos los heridos y los muertos. Yo tengo mis recuerdos de dicho Hospital, pero cuando llegué al de la Alameda, para que me rehabilitaran mi brazo derecho, me saludó un empleado ,que es uno de los que más datos tiene de los doctores, enfermeros y enfermeras, farmacéuticos, comadronas, monjas y administrativos preocupados por la salud de los individuos y de la sociedad. Este empleado es un archivo vivo, que ha tenido la costumbre de acumular datos. Me contó, entre otras muchas cosas del antiguo Hospital de la Plaza del Seminario, pues de niño ya entraba en su interior, que una fuente presidía el centro del patio, acompañada de cuatro palmeras, una en cada esquina. Yo tenía un recuerdo de su persona, pero él lo tenía más claro que yo, pues me habló de mis visitas al Hospital, que yo hacía siendo diputado provincial.  Al llegar a recuperar los movimientos de mi brazo,  lo veía empujar  no una silla de ruedas,  sino dos, lo que hacía con gran habilidad. Un día lo encontré enfadado porque le había desaparecido un tajador o sacapuntas, con el que afilaba los lápices de los empleados de Rehabilitación y es que hacía diecisiete años que lo tenía al servicio de sus compañeros y lamentaba el no poder serles útil nunca más.
Parece ser que en el Hospital de la Alameda tuvieron que acoger a Don José Pla, Presidente de la Diputación. Era éste un señor auténtico, alto y delgado , que usaba sombrero y se servía de un bastón y además tenía un corazón noble, porque se dio cuenta de lo incómodos que tenían que estar los enfermos en salas de diez camas y más cuando a él tuvieron que añadirle una cama con la que se hacían once. Era natural de San Esteban de Litera. Estando yo en la Diputación lo conocí en cierta ocasión en que vino a Huesca y entró en ella para saludar a su Presidente. No se debió de sentir cómodo en la enorme sala y tuvo la idea de fundar un hospital más moderno. Así se hizo y el antiguo Hospital del Seminario se convirtió en Psiquiátrico.
Al principio la distribución de los servicios era completamente distinta de la actual Entrando por la puerta principal y a la izquierda estaban los rayos X,  servicios de laboratorio, urología, farmacia y consultas de pulmón, corazón y medicina en general.
Entrando por el otro lado, se  encontraba la Medicina Militar y de la Guardia Civil. En el primero estaba el piso para las compañías de pago e igualatorios.
Toda esta organización estaba dirigida por  unos doctores sabios y eficaces, como el Doctor Bragado en Cirugía, ayudado por don Jesús Recreo, hombre callado y bondadoso, que me operó a mí las glándulas tiroideas. En Traumatología estaba Don Luís Coarasa, gran amigo mío y de un buen humor, que un año para San Lorenzo en los toros, no lo dejaban entrar, siendo él médico traumatólogo. Le dije que debíamos ir a hablar con algún “mandamás” pero me dijo que se iba a su casa y que cuando lo necesitaran, lo llamarían y  ya iría a la Plaza. Tiene un hijo traumatólogo que ha intervenido en mi rotura del brazo derecho. ¡Gracias Luís!, junto con la doctora Sanz.
Me acordé de Don Tomás Lanzarote, de don José María Borrel, con el que hablé en la plaza de la Inmaculada. A don Daniel Carmen lo veo y nos hablamos en el Parque Municipal al que asiste a mantener la tranquilidad psíquica, con hombres y mujeres, orientados por un chino, que parece sabio. A don Manuel Fuentes Linás, doctor andaluz lo conocí en Siétamo, de donde era médico titular. En el laboratorio dirigía los análisis don Mariano Mallén, padre de mi amigo y compañero de estudios Maito Mallén, que creó los Laboratorios Mallén. En el Hospital Militar dirigía el cirujano y traumatólogo don Antonio Agüeras.
He hablado  de la alta función de los médicos, de los que he nombrado unos pocos, pero que en realidad fueron muchos más y eficaces los que trabajaron por la salud de los enfermos y enfermas, unos infecciosos  otros heridos o lesionados. Otros en cambio trabajaban por la perpetuación de la especie humana, ayudando  a venir al mundo a muchos niños y niñas. Estaban además los servicios antituberculosos, en cuyas salas estaban los infectados en sus camas, con las ventanas abiertas, aunque disponían hasta de seis mantas. Aparte se encontraban los Servicios de Maternidad, de los que me eligieron encargado en la Diputación. En cierta ocasión tuve que asistir a la entrega de un niño adoptado y al preguntarle al administrativo de la Diputación, señor Burgos, éste me contestó que no podía aclarar los orígenes del niño, a pesar de mi cargo oficial. En otra ocasión, haciendo una visita ordinaria, una monja de Santa Ana me presentó una cabecita cortada de una imagen de San José, envuelta con un escrito por un trozo de plástico cosido por sus bordes. Pone,  pues todavía conservo esa cabeza, que la había encontrado un oscense en mi casa de Siétamo y se la había traído a su esposa, que iba a dar a luz en la Maternidad. La monja sabía la historia de dicha imagen y yo, me di cuenta de que era la cabeza que una bala de fusil se la había cortado delante de mi padre. Me emocioné y la hermana me entregó la imagen que guardo en mi casa, como recuerdo de la misma  y de la casa de todos los oscenses, llamada Diputación Provincial.
Grandes figuras, la mayoría de ellas ya desaparecidas, pero que llenan nuestras mentes, como la García Bragado, que era un cirujano que con escasos medios, operaba incesantemente o como Cardús, que constantemente traía al mundo muchos ciudadanos y hay que tener en cuenta, que no sólo eran médicos aquellas personas entre las que existían los personajes, sino comadronas como doña Anita, de grueso cuerpo y de gran amor a las madres y a los niños. Más tarde acudió Pilar Puyuelo de Siétamo y  pariente mía, que siempre se está riendo. Recuerdo también a mi pariente Manolo Morlán, que trabajaba en la Farmacia, después de haberlo hecho durante muchos años en la Farmacia de Llanas. Me dice Miguel que a Manolo le pedían antiparasitarios, purgas, polvos para limpiar sus dientes y otra multitud de remedios, que él componía y que resultaban baratos. En aquellos primeros años se hablaba de las sulfamidas y no habían salido todavía los antibióticos. Los médicos visitaban a los enfermos de cama en cama, acompañados por las monjas, que se apuntaban los medicamentos que recetaban y luego los iban a buscar a la Farmacia y vigilaban su aplicación.
 Miguel trabajaba en todas las faenas ordinarias y extraordinarias, pues tenía que “escobar”  los suelos de los pasillos  y de las escaleras con  serrín  mojado con agua y con jabón. Dice Miguel que entonces se trabajaba más que ahora, pues para bajar a los enfermos a Rayos X, los tenían que coger entre dos personas y vencer a pulso la diferencia de altura entre la mesa de los Rayos y la camilla,  que entonces no llevaba ruedas. Con las monjas repartían las comidas. Empezaban a trabajar los enfermeros a las seis de la mañana y después de barrer todos los pasillos, repartían el desayuno y luego aseaban a los enfermos. Tenían que atender las llamadas de los enfermos que querían entrar, atender las salas por si lod enfermos querían agua o alguna otra cosa como medicamentos. Cuando moría algún enfermo, lo tenían que amortajar y lo llevaban al depósito, que estaba en la otra punta del Hospital, al lado de San Vicente de Paul y junto al crematorio. Por las noches, cuando llovía, se les agarraban los pies en la tierra mojada y notaban enormemente el peso de los difuntos. No tenían casi luz y tenían que caminar entre los pinos,  para llegar al depósito. Las monjas cuando sospechaban que alguien había muerto, le ponían un espejo delante de su boca y si no lo llenaba de humedad, era señal de que había muerto.
Allí, en el Hospital se daba la diferencia entre el optimismo y el pesimismo, entre la vida y la muerte, pero los médicos y empleados luchaban por la Salud de los hombres y mujeres. Algunas veces se introducían en la capilla de la iglesia y algunos rezaban por los enfermos y éstos por su porvenir eterno, La verdad era que aquella iglesia, con su arquitectura graciosa y bella, inspiraba optimismo.
Hoy, fuera de las diferencias entre la vida y la muerte, entre la juventud y la vejez, uno encuentra diferencias entre lo antiguo y lo moderno del Hospital, pues me reconocieron muchos empleados y sobre todo encontré alegría con Miguel , al que llaman el Pim-Pam –Pum y con don Javier Lera, con un título nuevo, elegante y eficaz, como es el de Fisioterapeuta. El mal llamado Pim-Pam-Pum no deja el buen humor y aunque ya no tiene el antiguo sacapuntas, parece ser que ya tiene otro y está dispuesto a afilar lapiceros de todos los funcionarios de Rehabilitación.
Don Javier Lera tiene una personalidad especial , pues es sobrino del autor de la canción aragonesa S`ha feito de nuey, que parece se está convirtiendo en un himno del Alto Aragón Parece ser que sin darse cuenta está él mismo dispuesto a crear una música profesional de los Fisioterapeutas Rehabilitadotes. Yo, en sesiones que me daba en mi brazo derecho, le oía producir sonidos bien sonantes, es decir que eran auténtica música y que consonaban o coincidían con los sonidos, dolores y choques interiores de mis músculos y tendones con mis huesos. Cuando a él le pregunté si sería capaz de escribir esas piezas musicales, parece ser que debió ver las mismas dificultades que yo encontré en ese problema, pero yo creo que sabrá resolverlo. Que tiene una personalidad extraordinaria es evidente, porque de vez en cuando, sin decir nada a nadie, aparece con un vendaje en uno de sus brazos, porque de tanto trabajar y hacer esfuerzos para devolver la misma fuerza a sus enfermos, se le lesionan sus brazos y hay que tener en cuenta que todavía es muy joven. Ama la Naturaleza, pues en el pueblo, bajo la Sierra de Guara, llamado Ibieca, cultiva un huerto con el que sueña y tiene una piscina, que cada año pinta  con pinturas, que le proporciona su íntimo amigo el almacenista de pinturas Sorribas. Con aquella pintura parece que pinta las rehabilitaciones, que acompaña con su mente y que hace en el Hospital.
Este Hospital ya no es el viejo ni el nuevo, sino que es un Hospital de la Seguridad Social y atiende a los enfermos con gran dedicación por parte de sus médicos y funcionarios, porque en aquella gran sala de rehabilitación ,cada día se trabaja y su directora se preocupa de reponer salud y vida en los enfermos y dirige y colabora con Javier ,  mientras Miguel, el Pim-Pam-Pum se interesa por todos los  funcionarios y enfermos, tanto que presumía el otro día de que también él, en otros tiempos y dirigido por un experto trataba de rehabilitar a los inhabilitados.  
El otro día en una conversación escuché que una enferma recibió la oferta de un médico de ser operada, pero la doctora de Rehabilitación le propuso que ella se encargaría de rehabilitarla.
¡Gracias, doctora y gracias a Javier y a Miguel por haberme rehabilitado!, ¿Cuánto tiempo durará?. No se sabe pues el tiempo y el paso del tiempo dan la solución a la vida y a la muerte, mientras yo me lo he pasado muy bien con la compañía de Javier y de Miguel y soñando con música rehabilitadota.


viernes, 24 de mayo de 2019

LUIS, con su “Yayo”, escribe un cuento de San Jorge.


Luis estaba en su casa, en la plaza de la Inmaculada, y por el balcón veía una ermita o pequeña iglesia toda pintada de blanco. Se ve un tanto alejada, desde el piso que habitaba y se daba cuenta de su altura, un tanto lejana. Desde una  ventana de su cuarto piso, contemplaba una hermosa ermita, encima de un tozal, todo vestido de verde por estar plantado de pinos. Entonces Luis me preguntó que era lo que había en aquella ermita y yo le dije : allí encima de esa colina o tozal, ofrece la contemplación mística de San Jorge, montado a caballo, que está dentro de ella.
 Y entonces me volvió a preguntar: ¿quién es San Jorge ?, y yo le respondí. Es un santgo que durante su vida en la época romana, fue guerrero, montado sobre un caballo. Pero este soldado oriental, que era un oficial en el ejército romano, con la fama de su santidad y de su antigua lucha guerrera, se convirtió en santo protector de Oriente y de Occidente. Fue tan famoso que dicen que fue un guerrero que ayudó a los cristianos de Huesca o de Aragón en la batalla del  Cerro de su nombre, que convirtió a Huesca en la capital de la libertad del Reino Cristiano de Aragón.
Luis Manuel y sus dos hermanas  Marina y Naralia  y sus primos hermanos Ignacio , Luis y María, conocieron desde ese piso de la Plaza del Teatro Principal, en un observatorio en que veían la Sierra de Guara ,que une y que separa a los Pirineos de la Tierra Baja. Y desde el piso situado en el mismo lugar , donde antes se encontraba el  Teatro Principal, pudieron ver mis nietos la unión de los Pirineos con la Tierra Baja. Desde la altura de aquel piso, observaban el Cerro de San Jorge, coronado por la bella Ermita dedicada a este Santo.
Desde lo alto de la casa,donde radicaba el Teatro Principal, se miran al Cerro de San Jorge, coronado por una blanca ermita, y sus laderas mostrando  un verde pinar, plantado a principios del siglo XX. La altura del  Cerro le ha dado una situación estratégica, tanto que fueron los romanos los que lo fortificaron y el Rey aragonés, construyó una fortaleza para vigilar a los musulmanes, que hizo se llamara a este lugar  como “El Pueyo de Don  Sancho”.  Este Cerro de San Jorge es un lugar que hace soñar a los oscenses como una aproximación al cielo, por su altura, por el deporte del Fútbol , que ha hecho soñar a los oscenses que San Jorge los ha elevado a primera división. Se respira en ese Cerro la pureza que los pinos, que dan una gran salud al ambiente.Es un lugar bendito para pasearse por él y para mantener la afición al deporte. San Jorge, gran militar del  Ejército Imperial en la Capadocia, que hoy es Turquía,vivió entre los años del 270 y el 303 y su conocimento lo hizo patrono en Italia, Inglaterra ,Grecia , el Reino de Aragón e incluso la isla de Malta.
Pero en Huesca su Fiesta tiene un espacio extraordinario, que este año lo he visto con menos peregrinaciones de alegría dirigidas  a San Jorge. Hace muy pocos años se veían y se oían voces y notgas musicales por el Parque, por el que pasaban grupos de jóvenes, que iban al Cerro a cantarle a San Jorge. Hoy en día hay menos jóvenes y sus familias se los llevan de viaje ensa días de fiesta. Antes,cuando llegaba san Jorge y a celebrar el Día de San Jorge,se llenaban los accesos a su Ermita de jóvenes que subían a venerar  y a celebrar su recuerdo en aquel Cerro de su nombre. Se veían por el Parque subir jóvenes y niños, llenos de alegría y algunos hacían sonar guitarras u otros instrumentos musicales y almorzaban por el camino a San Jorge, y bebían vino que les alegraba el corazón. Si subías al Cerro de San Jorge, oías a los y a las jóvenes, cantar y alegrar los corazones de los oscenses. Se veían pavos reales en los grandes árboles de la carretera de Zaragoza y oías los sonidos que lanzaban dichos animales y observabas alguno que celebraba el día su Patrono ,irguiéndose y levantando su bella cola ,que extendían por el aire.
En lo alto del cerro y dentro de la Ermita con sus arcos de un gótico tardío, se veneran en él a San Lorenzo y a San Vicente, que son venerados como patronos de Huesca y acompañados dicho patronos por San Orencio y Santa Paciencia,acompañados por el santo y noble guerrero , luchando con un dragón.
En  la Guerra Civil dicen que subieron a lo alto del Cerro los que estaban intentando conquistar Huesca y a sus pies estaban sus defensores, con algunos soldados y militares, ocupando un hexágono defensivo, que duró muchos años y que se desmontó cuando se urbanizó el monte de la Tore Casaus y se  construiyó  debajo del mismo, el Hospital de la Seguridad Social, porque  a la guerra siguió la paz.
Y hablando con mis nietos les enseño a mirar el paisaje que desde el tejado del edificio de la Plaza de la Inmaculada, y se contempla, al recrearse con el Parque Municipal, el Pabellón de Deportes adjunto y pasando a la Calle de San Jorge, se llega al Cerro del mismo Santo, a cuyos pies se alza el Hospital ,que se acuerda de la salud de todos los oscenses.
 Mi tía Luisa, Penélope  para los leñadores, era amante de observar los ruiseñores en las yedras del jardín de la Torre de Casaus  y aseguraba que,  según opinión del gran pintor Zuloaga, las puestas del sol del Cerro de San Jorge, eran las más bellas en variedad de colorido de toda España. No tengo noticia de que llegara  a conocer a tan eximio pintor; tal vez escuchara esa opinión de boca de su primo Don Manuel  Bescós Almudévar (Silvio Kosti), pintor,  además de escritor y rico en relaciones humanas de todo tipo.
De todas formas, no creo que se sacase la opinión de la manga, pues las mangas, por sí solas, constituían en aquellos tiempos una cuestión de moral conflictiva y que hacía que las pobres modistas unas veces tiraran de ellas para arriba, y otras para abajo. En aquellos tiempos, la moral se calibraba , se ponderaba escrupulosamente, y por tanto, el dejar al descubierto  unos centímetros más o menso de tejido epitelial de las extremidades superiores, constituía materia de consulta en el confesonario.
En cuanto al tejido epitelial de las extremidades  inferiores, más vale no “meneallo”,  porque mi tía, se levantaría de su tumba para amenazarme como a los leñadores que talaban los corpulentos  y copudos árboles de la carretera de Zaragoza. De esta anécdota le vino que su sobrino y primo mío José Antonio, la llamara Penélope por mal nombre; si se mete uno a redentor, sale crucificado.
¡Pobre tía Luisa, amante de la naturaleza y de la belleza visual y auditiva!. Tenía una borrachera de belleza ambiental cuando,  a la puesta del sol refulgente, se unía la frondosidad de aquellos enormes árboles y, sobre ellos, el “triunfo de los pavos reales”, que con su rueda erótica, competían en color con el ocaso. Aquellos pavos reales fueron uno a uno, aplastados  por el tráfico en aumento de los vehículos de motor; los enormes árboles, cuya tala  no pudo evitar mi tía, cayeron estruendosos, víctimas de la sierra también de motor. En cambio su prima la escritor María Cruz Bescós, consiguió que se respetase el Plátano de Indias gigante,  que todavía se alza frente a la puerta de su casa.
El ocaso sigue cada día  teniendo lugar, y seguirá mientras exista el sol, pero su colorido espectacular y cambiante se ve oscurecido  y como emborronado por el humo que vomitan las altas y negras chimeneas que por aquella zona proliferan. Me queda el consuelo que tantas veces, y en plan irónico, se aplican las gentes entre ellas: ¡ya vendrá el verano para que no se eleven esos humos negros, que velan la hermosura de nuestras puestas de sol en el Cerro de San Jorge!. Las más bellas de España.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Las tijeretas.-






En la clasificación entomológica, la tijereta es un insecto dermáptero, pero  si  además
digo, que se llama forfícula, nadie, me entenderá; por eso tiro por la calle de en medio y la seguiré llamando tijereta. Cuando el pueblo, con su sabiduría basada en la observación la llamó así, por algo sería. Ese algo se ve mirando correr a una de ellas, fusiforme como un pequeño huso, alargada, de color marrón claro y portadora en el extremo de su abdomen de un instrumento de dos hojas, en el que algunos reconocen unas tenazas, pero la mayoría unas tijeras.
En esta discusión estaban el herrero y el sastre de un pueblo y cada cual arrimaba el instrumento a su taller y aquel juraba que eran tenazas y el costurero, más comedido, afirmaba que eran tijeras. ¿Para qué las quiere ese bicho?,gritó el bruto del herrero;¡desde luego que para nada ,ninguno de los dos!,exclamó la señora María.¡Pues no  tiene razón la señora!, añadió un monaguillo pillo pues las ¡quiere para cortar las mininas!. Y un coro de niños empezó a cantar:” ¡ra-ra-ra, suelta la tijereta que te la cortará, ra-ra-ra!. Los niños cogían las tijeretas y las hacían correr por sus brazos y bromeaban sobre sus aficiones cortadoras, pero jamás se supo que  sólo  uno de esos
Cucos, se la cortara a ninguno.
Sin embargo, el mundo de los adultos abundaba más en picardías en lo relativo a las lides del amor y del sexo.
De la misma forma que se rezaba a San Antonio o se preparaba un elixir para obtener el amor de una persona determinada, se usaban conjuros, ensalmos y filtros para romper el amor o impedir su ejecución a una pareja, de uno de cuyos  miembros,  el que los usaba, estaba enamorado y había recibido calabazas. Esta  magia  en Francia se conocía como “denoument de noeuds”, es decir romper los nudos de la pareja víctima del conjuro. En castellano no sé como se llama, pero en el Alto Aragón a esa faena la llaman “incortar”. No sé si se trata de cortar nudos o de cortar otra cosa y si se trata de esto último, nada mejor que un filtro en el que  entren  cortamininas  picados.
Ya ven que no hay nada nuevo bajo el sol  ni  “a media luz los dos”, pues entonces para evitar acoplamientos se utilizaban tijeretas y ahora para cortar fecundaciones, además de “pindoletas”, se usan toda clase de artefactos, artilugios y “artularios”.
Los adultos ya no usan tijeretas para sus pócimas, pero los niños en los pueblos, siguen jugando con ellas y cantándoles sus romances.


lunes, 20 de mayo de 2019

Manuel Almudévar Casaus,¡mi padre!.-




Manuel Almudévar Casaus, hijo de Manuel Almudévar Vallés, nacido en Siétamo y de Pilar Casaus López de Botaya, perteneciente a una familia que tuvo relaciones con Francia por medio de una banca, que pusieron en el Coso Bajo, donde después se estableció la tienda de tejidos de Blecua. El apellido López viene del pueblo de Botaya, cerca del Monasterio de San Juan de la Peña. Tengo unos libros, que parece ser que tenían su origen en dicho Monasterio y que recogieron por aquellos pueblos, al ser abandonado, debido a la Desamortización de Mendizábal, evitando así que se los llevaran los forasteros o extranjeros.  Eran dos los tomos de Corona Real del Pirineo, escritos por Domingo la Ripa y editados en 1685 y encuadernados con piel animal. 
Nació, como he dicho en Siétamo,  el día veintiocho de Febrero del año 1885.   Su primera comunión la recibió, según el pequeño cuadro de recuerdo, que todavía se conserva en Casa Almudévar, el día diecinueve de  Abril de 1896.Asistió en Huesca a un colegio que se encontraba en el Coso Alto, cerca de la casa de sus parientes los Carderera, de cuya tía, hermana de su padre no tuvo un gran recuerdo. Este Colegio se llamaba de San José y el año 1897, el día 10 de junio tuvo la siguiente calificación Religión y Moral, a saber sobresaliente; Lectura: notable; Escritura : regular. No me extraña que tuviera esa nota, pues a pesar de escribir con mucha corrección y elegancia, su letra siempre ha sido, como dice en la calificación, regular. En aritmética obtuvo sobresaliente, así como en Gramática  Castellana,  en  Geografía e Historia y en Geometría. En Física e Historia Natural, Dibujo lineal, Música, Francés y Teneduría de Libros, obtuvo la calificación de Notable. Después asistió interno al Colegio de los Escolapios de Jaca, donde tenía a sus parientes los Ripa de Jaca, uno de ellos casado con una hermana de Pilar Casaus López ( de Botaya), esposa de Manuel Almudévar Vallés.
Su padre Manuel Almudévar Vallés había estudiado en los Escolapios de Barbastro  y  su hijo conservaba y yo guardo unas cartas que el niño escribía a sus padres. En una de ellas dirigida a su madre Doña Margarita Vallés Acebillo, escribe: Barbastro 18 de “Mi querida Mamá  he sabido por  Buisán estaban V.V. buenos de lo que me alegro mucho  pues yo disfruto de igual salud.
El objeto de escribirle a V. es para decirle que tengo muchos deseos de ver a uno de V.V. y así espero que para la comunión general vendrá V., con la niña pequeña.
Mucho sentí que no viniera Papá para la feria de la Candelera pues lo esperaba con mucha ansia.
Expresiones a todos los de casa y en particular a Papá y V. disponga  de  su muy humilde y amante hijo que le ama de todo corazón.
                                I.B. S. M.
                                Manuel  Almudébar.”
Su hijo o sea mi padre  añadió  con su  regular letra, Vallés, cuando su padre escribió aquella carta con una letra casi perfecta. Pero la sensibilidad de mi padre la manifestó conservando esas cartas del abuelo, cuando todavía era un niño. Quería a su padre, a pesar de que era un hombre bastante autoritario, no dejando a mi padre ejercer sus ideas, a pesar de ser trabajador, como se demuestra cuando en cierta ocasión se aproximó a una antigua máquina del campo arrastrada por mulas y al echar estas  a  andar, él tuvo que dar un salto gimnástico, que le salvó la vida. En cierta ocasión encontrándose en San Sebastián veraneando, mi padre hizo un pozo en la era, donde había agua y al volver, mandó, sin dar explicaciones, que lo rellenaran de tierra.
Era un hombre de una gran actividad, porque además de agricultor levantó una fábrica de alcohol o alcoholera y con el padre de Silvio Kosty,  a saber el ingeniero Don   Bescós Lascorz,  nacido en Panzano, levantaron la Fábrica de Harinas que se encuentra en Siétamo cerca del río Guatizalema, de donde provenían las aguas que movían las poleas con las que se molía el trigo. Hicieron una acequia, que todavía perdura y ahora se emplea para el riego, que viene desde lejos de dicha fábrica y llega hasta ella. Procuró que la salida de las aguas estuviera lo suficientemente elevada, para poder regar la finca del Tapiado, obra que no se realizó. Avelino Zamora y               Cabrero ,que estuvieron toda su vida trabajando de molineros, me recordaban con frecuencia esa circunstancia.
Tenía conciencia social, pues en el pueblo, que posee el título de Villa no había ni médico ni  Mairal  es decir veterinario, porque no tenían casa donde vivir y él levantó dos casas, al lado de la alcoholera y donde estuvieron viviendo el médico de Siétamo y el veterinario. Hoy dichas casas las poseen una, mi hija Elena Almudévar Bercero, que está ejerciendo de médica en Pamplona y otra Pilar Almudévar Bercero ,que es ingeniero técnico en Zaragoza. Ambas son hijas mías y de mi esposa Felisa Bercero Abril.
Cuando iba a ver el trabajo que realizaban los obreros, se acompañaba con un bastón y si estaban labrando, lo clavaba en la labor y  decía  cuando esa labor no era profunda:¡ah, puñeteros , ya podéis clavar más la reja del aladro! .Tengo  una fotografía en la que está de pie sobre la atalaya del castillo, donde nació el Conde de Aranda y que era de su propiedad y desde ella miraba al monte para ver a los trabajadores. Se ve al fondo el tozal que hay entre Fañanás y Pueyo de Fañanás y escasamente se ve alguna carrasca. Para la Guerra Civil no podían circular por él los milicianos porque se veían, pero hoy día está el cerro totalmente poblado de carrascas, porque casi no se usa la leña y los habitantes de esos pueblos han emigrado casi todos. En ese torreón del castillo –palacio tenían palomas, que durante el año se alimentaban solas y criaban, pero al llegar el invierno, para no gastar alimentos para ellas, me acuerdo que con mi tío José María, íbamos al palomar a quitarles los nidos para que no pudiesen criar.
Fue agricultor y sufrió como todos los habitantes de su pueblo, las consecuencias de la Guerra Civil. Su padre, además de agricultor, creó la Fábrica de Harinas y una >
los dos Hermanos Casaus, siendo ambos solteros y que tuvieron una banca en el coso Bajo.
 Manuel Almudévar Casaus nació el día veintiocho de Febrero  del año mil ochocientos ochenta y cinco y murió a los ochenta y ocho años de edad, el día uno de Julio de mil novecientos setenta  y tres. Hizo su Primera Comunión el día diecinueve de Abril del año mil ochocientos noventa y seis en la iglesia parroquial de Siétamo.
En un cuaderno, que titula: Nacimientos, defunciones y otras notas familiares, escribe: El primer Almudévar de la casa de Siétamo, fue Don José Almudévar y Altabás; vino de la casa de Barluenga a casar con Doña Francisca Escabosa y Azara de Siétamo.A Don José Almudévar y Altabás sucedió su hijo Esteban Almudévar y Escabosa,que casó con Doña Francisca Cavero y Abad. Los hijos de Esteban Almudévar y Escabosa y Doña Francisca Cavero, fueron, primera María Teresa, nacida el día 20 de Mayo del año 1803.Fue su madrina Doña Francisca Escabosa, su abuela. Segundo:Manuel José, Antonio, Esteban que nació el 17 de Diciembre del año 1805.Tuvo por padrinos a Don Marcos Cavero y a Doña Ignacia Abad. Tercera:Manuela Sebastiana,nacida el día 20 de Enero del año 1808 y fue su madrina Doña Manuela Escabosa, su tía. La cuarta María Francisca, nació el día 9 de Julio del año 1815 y fue su madrina María Teresa Almudévar. La quinta fue Agustina que nació el día 23 de Abril del año 1818 y fue su madrina Agustina Cavero. El sexto fue José María Dolores Esteban, que nació el día 9 de Febrero del año 1821 y fue su padrino el Doctor Don Joaquín Mayner.
A D.ESTEBAN ALMUDEVAR Y ESCABOSA, le sucedió su hijo MANUEL ALMUDEVAR y CAVERO,que casó con DOÑA MARGARITA VALLES Y ACEBILLO de Castilsabás.Don Manuel Almudévar y Cavero falleció en Siétamo el día cinco de Marzo de 1873. Su esposa Doña Margarita Vallés y Acebillo falleció el día once de Abril del año 1885,en Siétamo.
A Don Manuel Almudévar y Cavero sucedió su hijo MANUEL ALMUDEVAR Y VALLES, que casó con Doña PILAR CASAUS LOPEZ ,de Huesca y proveniente de Botaya. Tengo cuatro libros, editados ,uno titulado Teatro Histórico de las Iglesias del Reyno de Aragón,impreso en la imprenta de Joseph Longás el año milsetecientos noventa y dos, otro que contiene noticias del Reyno y de la Ciudad de Zaragoza y la apología de la venida de Santiago a España,editado el año milsetecientos ochenta y dos.Estos libros proceden ,según mi opinión , de San Juan de la Peña. Falleció Don Manuel Almudevar Vallés a la una del 17 de Enero de 1931, a los ochenta y ocho años de edad. Su esposa Doña Pilar Casaus López,falleció a las diecinueve del día 6 de Marzo de 1931, a los setenta y cinco años de edad.
A Don Manuel Almudévar Vallés sucedió su hijo Don MANUEL ALMUDEVAR CASAUS, que casó con Doña Victoria(nuestra madre de los seis hermanos) LOPEZ DE ZAMORA de Huesca en 29 de febrero de 1923.Don MANUEL ALMUDEVAR CASAUS nació en Siétamo el 28 de Febrero de 1885 y Doña VICTORIA ZAMORA LAFARGA nació en Huesca el 20 de Marzo de 1899.
Tuvieron seis hijos, a saber: MARIA VICTORIA ALMUDEVAR ZAMORA que nació en Huesca el 9 de Enero de 1924
MANUEL ALMUDEVAR ZAMORA, nació en Huesca el 8 de Mayo de 1927.
MARIA ALMUDEVAR ZAMORA nació en Sietamo el 29 de Enero de 1929.
IGNACIO ALMUDEVAR ZAMORA nació en Siétamo el 16 de Noviembre de 1930.
LUIS ALMUDEVAR ZAMORA nació en Siétamo el 3 de Abril de 1933.
JESÚS ALMUDEVAR ZAMORA nació en Siétamo el 6 de Octubre de 1934.
DOÑA VICTORIA ZAMORA LAFARGA,madre de los seis hermanos antes citado falleció en Huesca del día 8 de Noviembre de 1943, a los cuarenta y tres años de edad.
Victoria , a saber mi madre era hija de Don Ignacio López de Zamora Blasco.El López está presente entre comillas ,en una firma suya ,siendo todavía un muchacho joven. Se quitó el López  de, parece ser que por la moda liberal de aquellos tiempos, pero en la Infanzonía y en otros papeles de sus antepasados figura como López Zamora o López de Zamora. Eran una familia de Huesca capital ,al mismo tiempo que fueron, en tiempos anteriores, seguidores de una casa ,llamada López de Zamora en Bandaliés. Un López de Zamora se casó y le dio a su esposa del derecho de “casamiento en casa”.Murió sin hijos y el patrimonio pasó a su mujer, siendo en la actualidad la casa llamada deVallés de Bandaliés. En Huesca los antepasados de Don Ignacio fueron “esparteñeros y sogueros “, perteneciendo a la Comunidad de los mismos. En casa de mis primos hermanos ,hijos de Eugenia, hermana de mi madre, tienen un Cristo antiguo que fue de la Madre Berride ,que tiene adjudicada una calle en Huesca.Una hermana de la madre Berride se casó con un Zamora, antecesor de mi abuelo Ignacio.
Aquellos Comerciantes de su producción iban con cierta frecuencia a Barcelona a vender y cobrar sus alpargatas y esparteñas y al marchar iban a ver a la madre Berride, que les daba unas pequeñas estampas, para que los protegieran cuando pasaran por el río Cinca. Entonces no existían casi puentes para pasar dicho río y en varia ocasiones, estando el caudal crecido, tuvieron un gran peligro de ahogarse, pero se encomendaban a la Virgen que representaban las medallas ,que les había dado su tía y en cierta ocasión le llegó una rama de árbol a la que se agarró y salvó su vida. La madre de Don Ignacio, llamada Martina Blasco nos dejó una “imagen de la Santísima Virgen de los Dolores, tallada en madera, que como propiedad suya guarda y venera en su casa Doña Martina Blasco, y por delegación apostólica concedemos también la indulgencia plenaria aplicable única y exclusivamente a dicha Señora”.Esto pone en un documento del obispo oscense el Doctor Don Honorio María de Onaindia, con fecha dieciséis de Mayo de 1884.
Asistió al Colegio de Santa Ana y dejó varios adornos hechos por ella y tenemos dos cuadros de palomas formando unos paisajes muy bonitos. Parece ser que dichos paisajes los pintaban para aprender a hacerlos, pues mi hermano pequeño Jesús vio unos cuadros semejantes en una casa de la Montaña. Pero los de mi madre tienen un carácter especial de buen gusto. Su padre don Ignacio fue Diputado Provincial y tuvo parte en la reconstrucción de la Ermita de San Jorge. En una de las llegadas del Rey de España a Huesca para ver la obra de la Estación de Canfranc, yo no sé si en la Alfonso XII o Alfonso XIII, tuvo que dormir el Rey en Huesca y lo acomodaron en la Diputación Provincial y por lo visto Camo habló con mi abuelo Ignacio y éste le dejó usar su cama matrimonial, que hoy se encuentra en Siétamo.
La Madre Berride formó una comunidad de hermanas de Santo Domingo, pero no pudo reunirlas durante su vida. Pero su familia estaba pendiente de las intenciones de la Madre y a los trece? Años de su muerte, un sacerdote de la familia de López de Zamora, que estaba de párroco en Santa Eulalia la Mayor, compró una casa, donde actualmente se encuentra la iglesia de Santa Rosa o al lado y se la entregó a las hermanas de la madre Berride. Allí se fundó la Comunidad de Santa Rosa.
Tuvo un tío Carmelita ,que lo guardamos retratado en casa.
Asistió al Colegio de Santa Ana e hizo su primera Comunión en la Iglesia de dicho Colegio el día 7 de Mayo de 1911.Según su madre Doña Agustina Lafarga era una niña muy buena y piadosa. Su padre murió pronto a principios del siglo XX. Tuvo además de su hermana Eugenia , un hermano llamado           ,que también murió muy pronto ,pues era solamente un niño. En cierta ocasión lloraba y su padre  le  decía : los hombres no lloran.
Cuando murió mi madre, el día trece de Noviembre de 1943, yo estaba en Escoriaza (Guipúzcoa), donde había ido en Septiembre del mismo año, para estudiar y hacerme Clérigo de San Viator. No me dijeron nada de acercarme a Huesca para asistir a su entierro y ver a mi familia. Un día estando en oración en una clase, me entraron ganas de llorar y debí de hacer algún ruido y  el  padre  viatoriano  que dirigía aquello, me echó una bronca, como si yo tuviese intenciones de boicotear aquel acto. No lo he podido olvidar nunca, aunque perdonado se quedó el padre, porque yo no dije nada ni me entraron ganas de retirarme.

Mi padre Manuel, nació en Siétamo el día 28 de Febrero de 1885, casi quince años antes que su esposa o mi madre, que vino al mundo en Huesca, el día 20  de marzo del año 1899. No tengo muchos relatos de su niñez, pero su madre era muy buena y comprensiva con sus hijos. Tenía tres hermanas, la mayor se llamaba Pilar y se casó con Feliciano Llanas, farmacéutico y fueron padres del alcalde de Huesca José Antonio Llanas Almudévar. Cuando se murió Pilar se casó con su hermana Teresina, con la que no tuvieron hijos. Tuvieron también a Luisa que se quedó soltera toda su vida y fue un ejemplo de caridad con todo el mundo y luego tuvieron a José María que también se quedó soltero. Estaba estudiando Perito Agrícola en Zaragoza, pero no estudiaba nada. Lo suspendieron y su padre le preguntó que si estudiaba y él no contestaba. Entonces le dijo si no quieres estudiar, no vayas a Zaragoza. No fue y toda su vida la pasó sin trabajar. Era un hombre simpático y vividor, pero sin pretensiones económicas. Hasta que comenzó la Guerra Civil vivía en Siétamo, donde iba a cazar, pero  a  caballo y a veces ni se bajaba del caballo desde el que había disparado, para coger un conejo. También le gustaba conducir, pues en casa, antes de la Guerra Civil,  hubo  dos coches Ford y él los manejaba. Después de la Guerra se fue a vivir a Huesca con su  buena hermana Luisa y al  principio estuvieron en casa de Llanas y más tarde en la Torre Casaus. Iba a misa  todos  los  domingos  y estuvo en Acción Ciudadana para la Guerra, en que  cogió la afición a beber vino. Las chicas estuvieron en un colegio de monjas francesas, que habían sido expulsadas de Francia.
 Mi padre estuvo en el ya olvidado Colegio de San José, dirigido por Don Miguel Mingarro. Entonces en  Huesca  no  había  religiosos. El colegio estaba situado en el Coso Alto. El día 10 de Junio del año 1897, le dieron la calificación de su conducta, aplicación y aprovechamiento durante el curso y la calificación obtenida en los exámenes, que fueron Religión y Moral Sobresaliente, lectura : notable, escritura: .regular, Aritmética :Sobresaliente, Gramática Castellana: sobresaliente, Geografía e Historia: sobresaliente, Geometría: sobresaliente y notable en las asignaturas de Dibujo Lineal, Música, Francés y Teneduría de Libros. En Escritura le pusieron una nota regular y no me extraña porque durante toda su vida demostró tener mala letra. En música conservó sus estudios porque siempre supo tocar la guitarra. Cerca del Colegio estaba casa de  Carderera,  cuyo  dueño estaba casado con una tía suya,  e iba a verla, pero no le daba mas que una castaña de mazapán.
El año 1902 estuvo estudiando en Jaca, en el Colegio de Escuelas Pías de dicha ciudad. El uno de Abril del año 1902 es la fecha que llevan las notas que recibió durante el mes de Marzo de ese año, sacando en Conducta, Aplicación, Aseo, Catecismo, Religión y Moral buena calificación y en  Psicología,  Historia Natural y Agricultura  la calificación de bien. Conservo el papel del Colegio de Escuelas Pías de Jaca, donde estuvo interno. Estas notas las firma como director Mariano Landa. Se notaba en su vida diaria que había estudiado Aseo, porque se lavaba durante mucho rato y perdía tiempo en secarse y en mantenerse limpio. El 26 de marzo mi padre estuvo acatarrado y pasó dicho catarro en Siétamo, a donde este Mariano Landa le escribió una carta en la que decía entre otras cosas: ”si tomas la leche de burra procura no aficionarte mucho a ella no sea que te nos vayas a convertir en un pollino”. También lo saludaban en la carta varios condiscípulos suyos, como los hermanos Revuelta, Lorenzo Sanz, Enrique Lalaguna, Antonio Márquez y los hermanos Lazcorreta. Tengo un papel del Estado, correspondiente al pago por derechos de depósito del Título de Bachiller de mi padre, con fecha 27 de Diciembre de 1902.
En Religión sacó buenas notas y aquellos Escolapios se preocuparon de su formación religiosa, porque ese año de 1902, la dieron un pequeño folleto titulado Devociones Semanales de la Familia Cristiana, editado en el mismo año de 1902.En mi casa hay bastantes libros de piedad, pero éste lo guardó mi padre junto a las notas que había obtenido en el Colegio de Jaca y hoy ,día 19 de Septiembre de 2004,yo he rezado muchas de las oraciones que se encuentran en el folleto. No se sabe quien es el autor porque pone escrito por E.M .(Con licencia eclesiástica). Mi padre siempre rezaba y aunque yo no me acuerdo de verlo leer el folleto antedicho, leía otros libros piadosos, que tenía siempre en su habitación. Cuando iba por el campo y sonaban las doce del mediodía, rezaba el Ángelus y como yo lo sabía, si estaba yo con él, lo acompañaba. Al preguntarle por esta costumbre, me dijo  que  en su niñez, era lo corriente rezar el
Ángelus, pues a él se lo había enseñado su padre.



sábado, 18 de mayo de 2019

El viejo Doctor y la amante de los gatos


                     
                 
Estaba sentado con mis amigos, alrededor de un velador, para tomar un café, en el “Bar Galileo”. Desde   aquel  observatorio,  dos o tres días antes, mirando al cielo, que se levanta sobre una enorme Plaza, en cuyo centro se abre un inmenso espacio de tierra, en el que se conserva, cerrado hace ya años y donde está ya parado, un taller de automóviles. Desde nuestro velador, admira uno la belleza de aquel cielo, en cuyas alturas vuelan golondrinas y acuden a nuestras  mesas  gorriones  que  esperan  que los clientes les partan trozos de pan, que les echan para que acudan a comer las migas que les echamos. Aquella tarde  volando  por  encima  del  solar,  volaba un ave de rapiña  que daba vueltas por el aire, al enorme solar. En éste hay árboles en los que anidan picarazas y crían a sus hijos. Esta   ave   de  rapiña  espiaba  los nidos  que  en esos árboles, en cierta elevada altura, habían construido y esperaba dando vueltas volanderas, alimentarse de algún pequeño pájaro, hijo de las picarazas. Volaba esta ave de rapiña, sobre la gran plaza y le daba vueltas desde lo alto del cielo y giraba y giraba, dando vueltas para vigilar un nido de picaraza, en el que esperaba apoderarse de alguna pequeña cría. Yo desde mi observatorio, instalado sobre una mesa rodeada de sillas, miraba y remiraba volar al ave de rapiña y de vez en cuando, desde la copa de un árbol, en el que colgaba en una rama el nido de una pareja de picarazas, salía con un vuelo rápido una de las dos y se elevaba sobre el ave de rapiña y la amenazaba con su ataque. Se contemplaba al ave de rapiña volar por las alturas de aquel terreno casi despejado, pero de repente se lanzaba en su persecución la picaraza y volaba   por   encima   del   ave  de  rapiña,  cuidando  que desde una situación superior, no pudiera alcanzarla. Se veía una situación de ataque de la picaraza, de un tamaño mucho menor que el ave de rapiña, procurando conservar una situación en el aire más elevada, para que el milano no la atacara con violencia. 


Pero no ha sido ésta observación la única que he  podido  hacer  en  las alturas del cielo, sino que en el suelo, es decir en el antiguo taller que dejó de funcionar hace ya muchos años, que he podido contemplar animales no volanderos, sino amigos antes del hombre en sus hogares, en sus cocinas y que ahora se ven  expulsados de vivir en compañía del hombre. Ahora viven en compañía los gatos, que antes lo hacían con los seres humanos y penetrando en aquel taller abandonado, por pequeñas roturas de paredes y suelos, pasan su triste vida, esperando que buenas    personas,   los   alimenten. En aquel edificio abandonado, viven los gatos abandonados por el hombre. Y cuando paso por la entrada a su pobre domicilio, me miran con esperanza de ser acariciados, mezclada con temor a ser apaleados por alguna persona, que no se siente sensible ante su soledad.
Yo conozco a una señora, que ha cuidado esos gatos durante muchos años, a la que veía pasar por aquel edificio abandonado y les proporcionaba alimentos.  No      si   esperaba que fueran felices esos gatos con los alimentos que les proporcionaba o  sólo  podía consolarlos de su abandono. Pero la bondadosa señora no se ha olvidado de los gatos abandonados y otras mujeres la han remplazado. Y me he enterado de que una buena mujer ha comenzado su buena misión de apoyar a los gatos abandonados. Esta se sentó en el mismo velador en el que yo me encontraba con un amigo suyo. Y yo escuchaba su preocupación por aquellos desgraciados gatos, y llegó un señor, desconocido por mí, pero que con su conversación me enteré de que era un Médico, que se dedicó durante su vida profesional a vender distintas especies de animales y a darles un tratamiento. Era un médico idealista y acabó arruinado en su   amorosa   dedicación  a  las personas y a los animales. La joven que se iba a hacer cargo de cuidar a los gatos abandonados, hablaba y hablaba con el Doctor y ninguno de los dos, me escuchaba las preguntas que yo les hacía. Al fin, se levantaron de las butacas que ocupaban y se fueron andando al ruinoso edificio, que acoge a los gatos.
Yo me quedé pensando en el cariño que el Doctor y la señora que iban a cuidar de los michinos, iban a repartirlo entre ellos, pero yo me quedé pensando en la difícil tarea de esa pareja humana tan amante de los gatos.
El Doctor y su esposa se negaban a consumir los medicamentos que por un tiempo los había hecho ricos y deseando la esposa su muerte, no se moría, pero sufría al verse tan afectado por la   muerte  que  les amenazaba. Le pregunté su identidad, pero no quiso contestarme. Sólo quería su muerte, pero no deseaba vivir por más tiempo.
Desde mi silla contemplé como unidos caminaban a la pobre residencia de los gatos abandonados, pero no conseguí enterarme en qué habían quedado para hacer felices a aquellos pobres que esperaban su muerte.    

San Urbez o SANTURBEZ desde Villalangua

  La vida de San Urbez se ha venerado en el Alto Aragón y se venera hoy en día, pero desde aquellos años en que los moros, invadieron nuestr...