lunes, 30 de junio de 2025

Equilibrio entre la luz y la oscuridad


A un amigo mío, que nació donde empiezan a elevarse los Pirineos, se le apagó la luz del amor y su ilusión, que expresaba con esta canción: ”Miruflí y Miruflá- se querían casar- y querían vivir, a la orilla del mar”, le desapareció la letra de esta canción de su espíritu y se subió en el corral de su casa, por unas escaleras de mano, y allí se puso a esperar la muerte. Y yo describí la caída de su amor a la vida,  diciendo: “Para los enamorados llegó el fin, cuando quebraron el ciclo de su amor. El hombre vendió todos sus bienes, tomó los billetes y los quemó en el Bar, delante de las gentes del pueblo. El no se quemó, porque no era partidario de interrumpir los ciclos; a él se lo habían interrumpido y simplemente se fue a esperar, en un corral de su familia, se subió por una escalera de mano a un cañizo, clavado sobre unos maderos, cubierto por teja vana, con el horizonte abierto por delante a las diarias puestas del sol, que le producían cierta envidia, porque indefectiblemente, el día cumplía su ocio y él tenía que esperar muchos ciclos, día tras día. Y, como sabía que él tenía cortado su ciclo, esperaba y esperaba el fin del mismo”. La falta del amor, hizo desgraciados a dos enamorados. En cambio a Josán Rodríguez Zamora, con su segundo apellido, que viene de la Sierra de Guara del pueblo de Zamora, que ya ha desaparecido, pero que queda de segundo apellido en Josan Rodriguez y en Ignacio Almudévar y en muchos más. En algunos de primero. Al hijo del pueblo, que vivió en un alto gallinero, le vino la parálisis de su espíritu, pero a JOSÁN RODRÍGEZ ZAMORA, las heridas sobre su cuerpo, llenaron de espanto a los que lo recogieron cerca de la Sala de Fiestas, en que el atropello de un coche, quitó la vida a algunos de sus compañeros y dejó el cuerpo de JOSÁN, destrozado, pero su espíritu conservó la fe en su vida. Quizá la sabiduría de sus Médicos, mantuvieron su vida sosegada por un sopor, que le influyeron en su biología, que permitió que aquella fe en su vida,  se le conservara. “Al hijo del pueblo, que vivió en un alto gallinero, la parálisis de su espíritu, provocada por la pérdida de su amor, redujeron su espíritu a la nada. En cambio a Josán,  las heridas terribles de su cuerpo, entre el sopor y el enamoramiento de las cosas de la vida, se la prolongaron acompañadas   “por luces y sombras que iban con él”. “Prefirió siempre Josán ver las cosas buenas que las malas”, que le llevaron al triunfo de su vida sobre la muerte. Nació Josán el doce de Enero de 1976 en Huesca, capital, pero su familia vivía en Sesa y su madre era de Nocito. Estaban ambos pueblos unidos por el río Guatizalema. Tenía Nocito un territorio en contacto directo con la naturaleza. Tenía el pueblo de Sesa, una parte alta, en que había un convento, en el que en viejos tiempos, veraneaban los seminaristas de la Diócesis de Huesca. Muy cerca de él, se jugaba en el Campo de Fútbol. Cuando se trabajaba en las operaciones de riego del monte de Sesa, una niña, que conmovió a todas las personas de la provincia, cayó en un profundo pozo, que se estaba profundizando y producía lágrimas escuchar sus suaves quejas, con una voz angelical. Acudimos con la Doctora y Diputada Provincial, Doña María Dolores Santamaría y yo mismo a tratar de salvar a la niña, pero nuestro poder humano, era inútil para obtener su salvación. Siempre que paso por Sesa, recuerdo a la niña y a sus padres, llenos de carácter y de bondad. Escribe Josán de los animales que vivían en Sesa y yo no puedo olvidarme de unos galgos, propiedad de unos labradores del pueblo, que llamaban la atención por su belleza y elegancia. Yo fui en varias ocasiones a una casa- herrería en la que nació el Canónigo Abizanda. Me bajaba desde Siétamo, a orillas del río Guatizalema, el mismo que pasa por Nocito,  por Siétamo y por Sesa, Don José Bara Abizanda, Maestro Nacional de Siétamo. Allí vivía una Maestra Jubilada, tía de Don José Bara. Era Josán inteligente, “pero dejó de estudiar pronto, porque  pensaba que no era capaz. Más tarde, me arrepentí  muy rápidamente”. Josán tiene un recuerdo de Nocito, el pueblo de su madre.”Al llegar a Nocito, lo primero era echar la vista a la plaza de la iglesia. Allí siempre había gente, y a vedes te encontrabas con las gallinas de Antonio, Martina y Vitoria, Aquellos tres hermanos me parecían de la familia, ya que muchas veces acabábamos en su casa”. Yo me acuerdo de esos tres benditos hermanos, porque cuando subía a Nocito a vacunar los canes de sus habitantes, el señor Antonio que era el Alcalde del pueblo, me mostraba sus ovejas, corderos y cabritos. Hice una gran amistad con ellos, pero poco a poco, se fueron muriendo.”También comprobaba siempre que bajo el puente, en los huecos de uno de sus ojos, siguieron guardados el cojín y el jabón de mi abuela, esos que tantas veces habían usado cuando bajaba al río a lavar”. El pueblo de Nocito, del que yo era Veterinario, era un paraíso para Josán y lo recordó siempre, incluso cuando bajó a la Tierra Baja, a ganarse la vida y a sufrir un terrible accidente. Era un mozo inteligente y no quiso estudiar, pero valía para todo, pues ejerció una enorme cantidad de actividades. En el “Programa de fiestas de Nocito”,  escibe: ”hará unos diez años, estaba cortando el césped del jardín, cuando Segundo Nasarre entró a saludarme”. Este buen pastor, entre otras cosas, estuvo en Siétamo, con las yerbas del pueblo arrendadas y tuvimos con él, una gran amistad y Josán, a quien le gustaba tanto escucharlo, porque le hacía reír. Llegó el pastor Marino, nacido en Nocito, que fue amigo mío, porque lo conocí en Bandaliés, donde patoreaba sus ovejas. Como dice Johan :”Marino era otra persona, como Segundo, digna de ser escuchada…Segundo como Marino tenían sus formas de ver muy claras…y eran mis maestros sin darse cuenta”. Ambos han muerto y Marino tiene en el Cementerio de Nocito una Cruz de su familia, hermosa y que da fe. Una noche, volviendo de una reunión de amigos, entramos en una Discoteca, recién abierta. Estuvieron  allí hasta que cerraron el establecimiento “momento en el que salimos para casa. MIENTRAS LOS CLIENTES NOS DESPEDÍAMOS Y ESPERÁBAMOS A QUE LLEGARAN   LOS TAXIS, UN COCHE SE ABALANZÓ SOBRE NOSOTROS, A MÁS DE  CIEN KILÓMETROS  POR HORA. EN ESTE MOMENTO MURIÓ MI AMIGO JAVI. TAMBIÉN BENITO, UN CHICO JOVEN. VARIAS PERSONAS MÁS FUERON ATROPELLADAS, Y ENTRE ELLAS, ESTABA YO”. “Ese día supuso un antes y un después en mi vida. ERA LA ENTRADA AL TÚNEL MÁS OSCURO QUE DEBÍA ATRAVESAR. ME ESPERABA UN NUEVO CAMINO, PERO TAMBIÉN UNA NUEVA FORMA DE CAMINAR”. Reconoce sus dolores, cuando dice.”Ninguna de las lesiones que he sufrido, como la falta de piernas o la ceguera, es comparable para mí con lo trágico y amargo que me resulta sufrir por amor”. Josán reconoce que su mayor sufrimiento le viene por la falta de amor, que él padeció en algún momento. Yo me acuerdo de aquel amigo mío de una Sierra cercana a Nocito, al que se le prohibió el amor, como dice la canción: “Miruflí, Miruflá se quería casar y quería vivir a la orilla del Mar”. Su “orilla de la vida fue un gallinero al que se desterró y en él se puso a esperar la muerte. ¡Miruflí, Miruflá!, ¿qué pasará?. Pero, para Josán el amor es la solución de la vida en las personas, “y por eso se enamoran quienes son naturales y ante todo sencillos y viven felices en medio de las catástrofes diarias”.Josán ama y es amado y es ciego y carece de sus dos piernas, pero acompañado por el amor , es feliz. He de adaptarme a “un cuerpo realmente nuevo, porque pienso que las únicas heridas han estado en la parte externa de mi persona. Mi interior no ha sido dañado, sino que ahora es mucho más fuerte. Me siento mejor al valorar todo lo que me rodea, y agradezco el hecho de no necesitar nada.Todo está en mí para ser feliz y disfrutar de cada instante, y lo mismo EN EL ÚLTIMO ALIENTO, DISFRUTARÉ DE LA MUERTE”.

domingo, 29 de junio de 2025

Caballerizas


En los cortijos andaluces y un poco alejados de ellos, para evitar el olor que producen el estiércol y la orina de los caballos, se encuentran las caballerizas. En Huesca hacia el noreste del Cerro de Las Mártires Satas Nunila y Alodia, se alzan las caballerizas de varios gitanos oscenses. No son elegantes como las de los señores andaluces, son como chabolas, delante de las cuales se hallan los corrales, delimitados por delgados troncos de madera. Se encuentran dichas caballerizas o cuadras, debajo de otro cerro en cuya corona se encuentra u saso aragonés o llanura,  donde está enclavada una grande y bonita casa de un elegante gitano, que tiene también su propia caballeriza. En ella encierra caballos de montar y otros de raza pesada, que tienen como destino el matadero. En los días de Semana Santa se le ve andar por las calles de la ciudad  por las que pasan las procesiones y es que está vigilando a sus caballos, que forman parte del inicio de la procesión, con los soldados romanos que los montan. En distintas jaulas encierra, además de sus gallinas, a sus numerosos y “chulapones” gallos de pelea, con los que en ocasiones, cuando los oscenses están un día de fiesta por las playas, por los pueblos  o  por la Montaña, ellos hacen luchar a sus pollos con otros, que traen los gitanos desde los lugares donde moran. Al echar apuestas, toman sus cafés y consumen algún bocadillo. Y cuando el sol se esconde, entran algunos en su casa, en la que presidía la abuela y se ponen los visitantes a bailar y a cantar coplas gitanas, acompañadas por el sonido de sus palmas.
Parece que no tienen grandes conocimientos  religiosos, pero sus escasas ideas las tienen muy arraigadas. Un día pasaba por el Monasterio de la Asunción, cuya iglesia está casi siempre cerrada, pero aquel día que se veía abierta, entré dentro y me encontré los bancos todos ocupados por gitanos, entre los que se hallaba el elegante dueño de los caballos. Le pregunté qué era lo que hacía en el templo y me contestó que todos los años iba a rezarle a la Majarí, como los gitanos llaman a la Virgen María. Entré un día de esos del mes de Marzo, cuando empieza la primavera, en la caballeriza o conjunto de cuadras de los gitanos oscenses y allí estaban varios de ellos, a los que saludé, los que no me conocían no me contestaron, pero los conocidos se alegraron mucho. Unos estaban sacando el “fiemo” de las cuadras y había uno, ya mayor que estaba acompañado por  un joven  gitanico  y por un elegante caballo hispano- árabe,  que habían hecho correr sujeto con una larga cuerda y sudando como estaba, no paraba de relinchar, como llamando a sus compañeros de cuadra. Por lo que pude apreciar quería el Curro vender el caballo y tenía necesidad de conectar con el teléfono inalámbrico, y le pidió al muchacho que lo llamara. Así lo hizo el muchacho y cuando contestó, habló con él y allí se quedó esperando a que llegara. Le dije: ¡qué cariño les tienes a los caballos!, y él me contestó: ¡Ay, sí, porque los quiero como si fueran parte de mi familia!.
Yo me fui y al llegar a la carretera que está debajo de las cuadras, oía cantar con una enorme energía, a una multitud de gorriones. Miré  hacia arriba y sobre unas zarzas los vi como estaban cantando felices y yo creo que lo hacían porque estaba llegando la Primavera. ¿Por qué se reunían en tal lugar los pardos pajaricos?, sencillamente porque, como yo había visto minutos antes, alrededor de los corrales había  montones de cebada de la que se alimentaban y bebían en las bañeras, que habían puesto para darles el agua a sus caballos. Asocié enseguida aquella banda de gorriones a las “cuadrillas” de gitanos, que como ellos viven inocentemente, confiando en la Naturaleza y en la solidaridad que entre ellos se tienen. Hace falta que no sean discriminados y que acudan a los trabajos, con los que podrían salir de esa situación de discriminación, para ser libres, como los pájaros.

sábado, 28 de junio de 2025

La fuente y el río Guatizalema


Ahora son abundantes y cómodas las piscinas ,pero cuando yo era niño, hace ya muchos años ,tantos que todavía no había llegado la Guerra Civil a las orillas del río ,hermoso río, que pasa por mi pueblo de Siétamo, era una felicidad para todo el mundo ese paso de las aguas del río.

Era nuestra ilusión su corriente ,sus aguas frescas y agradables y nuestro deseo de bajar a él para bañarnos y jugar y merendar en la fuente que se encontraba cerca , nos hacía cantar a los seis hermanos :"Iremos a la fuente de mi tío Rafael - el - el ", fuente que así llamábamos , no se por qué , ya que no recuerdo a ningún Rafael ,que poseyera por ahí alguna fuente. La finca de al lado era de la familia Calvo y ahora es de un simpático Rafael ,que la heredó de la casa a la que pertenecía su padre ,Tomás Calvo.

Al llegar el verano ,con su correspondiente calor ,sentíamos la necesidad de bajar al río y a la fuente y todos nos poníamos a cantarle a nuestra tía Luisa la citada canción. Mi tía Luisa nos escuchaba y queriéndo hacernos felices , preparaba la excursión ,para cumplir la promesa que nos iba a dar esa felicidad.Ya había pasado la Primavera y hacía calor y habían florecido los sauces del río y los litoneros del camino que a él conducían .Y mi tía Luisa, hermana de mi padre ,vivía lo que la Naturaleza gobernaba y tenía un corazón de oro y al llegar el solsticio de Primavera se le despertaba el deseo de llevarnos a la fuente de "mi tío Rafael " ,para que nos bañásemos los niños y jugásemos con la arena de las orillas del Guatizalema y bebiéramos las aguas que surgían de la fuente que manaba a su lado.

Aparejaban la burreta torda-platera ,a la que por detrás del cuello, colgaba tía Luisa las alforjas con pan y chocolate y nos montaba a los tres hermanos pequeños, a saber Luis, Jesús y yo mismo ,mientras mis hermanos mayores ,Mariví, Manolo y María iban a alcanzar las aguas del río y de la fuente caminando y teniendo cuidado ,junto con la niñera de que no cayésemos de los lomos del asno al suelo.

¡Pobre tía Luisa ,qué cuidados y qué trabajos le proporcionábamos todos los niños allí reunidos, pues no estábamos sólo los seis hermanos ,sino también otros niños del pueblo, que tenían las mismas aficiones!. Yo mismo no quería bañarme con el bañador puesto ,porque decía que no quería mojarlo .El lugar donde nos bañábamos no era ninguna badina peligrosa ,sino un lugar donde el agua corría escasamente profunda.

Algunas niñas tomaban el sol ,mientras los otros se lanzaban agua del río entre ellos y algunos trataban de pescar algún pequeño pez que nadaba por aquellos lugares.

Y cuando llegaba la hora de merendar ,todos acudíamos a la fuente ,donde tía Luisa sin hacer diferencias entre los niños ,nos daba a todos la merienda que había traído de casa y hasta la burra merendaba por su cuenta ,comiendo yerba del prado donde estaba atada y algún trozo de pan que le dábamos sus amigos los niños.

Tía Luisa vivía para los demás y después de muerta en su Torre de Huesca ,que heredó de su madre Pilar Casaus ,ha completado su labor social y humana porque dicha Torre ,se ha convertido en el Hospital de la Seguridad Social ,en un enorme conjunto de edificios donde viven los oscenses ,en varias fábricas y en un enorme paseo con una hermosa fuente ,al que yo llamo no de Rafael ,sino de mi tía Luisa.

viernes, 27 de junio de 2025

Los burros o asnos




En la cuadra de caballos, mulas y asnos de nuestra casa de Siétamo, yo le tengo una devoción especial al pesebre de nuestra  burreta  torda, con la que íbamos a la fuente a buscar agua para hacer con ella los distintos usos de higiene y cocina. Tenía su capa de color tordo y como a veces no le echaban de comer con la debida frecuencia, mordía la soga, que la unía al pesebre, la partía y escapaba a la era a comer los cereales, que allí se preparaban para trillar. Yo amaba a mi burreta y quería ser siempre compañero suyo y unas veces la llevaba a la huerta a recoger verdura o al monte, para subir leña para el hogar. Pero como no siempre encontraba motivos para hacerme compañero y amigo de la burreta, iba a buscarla y la llevaba a beber agua a la Fuente. El animalico bajaba por el camino a la misma fuente, despacio, pero como ya estaba harta de beber agua tantas veces, al cambiarle la dirección al agua por la dirección hacia arriba, empezaba a marcarse un galope hacia la era, donde esperaba hartarse de cereales.
Y   yo,  que  como un caballero, “cabalgaba” la burreta, me desequilibré y caí al suelo, dándome un golpe en la cabeza. Rápidamente el barbero Señor Jorge, me curó la herida y me aplicó algunos puntos sobre ella.
A mí me llevó mi padre a Huesca, acabadas las vacaciones y la burra se murió de vieja y está enterrada detrás de casa, donde al mirar su terreno, me acuerdo de  “mi” burra.
Hoy en día, hablo con Don Luis Garay, de apellido vasco y nacido en Extremadura, donde los asnos, son animales humildes de carga, de acarreo y portadores en la Montaña, de los corderos, que iban pariendo las ovejas. Los burros bajaban a los corderos sobre sus costillas a las parideras, donde las ovejas que los habían parido, les daban la leche de sus mamas, para alimentarlos.
Eran los burros animales solípedos de tamaño menor que el de los caballos, pero eran aprovechados por el hombre para descargar sus faenas sobre estos buenos animales. Los pastores que subían a las montañas con sus ovejas, llevaban cargados sobre sus costillas, los objetos que luego necesitaban para cocinar sus alimentos y las bebidas que necesitaban para  refrescar sus comidas.Pero además de los asnos de pastoreo, se usaban los burros como animales de carga y a veces, los bajaban al cauce del río, donde les cargaban de arena sus lomos y al subir a la llanura ,escasamente podían subir y sus dueños les gritaban :¡arre burro! Y les azotaban con varas para obligarles a que hicieran esfuerzos enormes para subir la arena de las obras, a las que estaba destinada.
El servicio que hacían los burros a los pastores, era más compasivo que el que los arrieros, que les exigían servicios de carga, por ejemplo de arena. El servicio que los asnos prestaban a sus dueños era una joya que el Hombre encontró durante toda la Historia. Se cuenta que en cierta ocasión un hombre que usaba asnos para resolver su trabajo, ante otro conductor de asnos, le pidió ayuda, pero este se la negó. Entonces le dijo: “arrieros somos, por el camino andamos, y por ese camino nos veremos”.
Todavía quedan asnos en nuestra vida y algunos son para montarlos como se monta a los caballos y los niños son muy felices montándose en ellos.
Pasando por la carretera que va de la de Jaca a Montmesa, en la puerta de una nave , vi tres pequeños asnos gozando de la vida. Hay personas que gozan con la presencia de los asnos y quieren,que que convivan con ellos, en cambio en Montmesa, había una “parada” y usaban caballos y asnos para perpertuar las especies equinas y hoy ya no se ven ni asnos por dicho pueblo.
Me ha dicho don Pepe, que cuando hacía el Servicio Militar en Soria, por el año de 1950, veía al dueño de unos doscientos asnos, que empleaba para sacar áridos del Río, para construir una carretera de Soria a Almazán. Ahora han disminuido los asnos y sin embargo se conservan pequeños grupos de ellos, que son tratados con mucha mansedumbre y que dedican a formar pequeños equipos de asnos, que cuidados con mucho cuidado, se dedican a formar equipos de turismo, en los qucorpuse cabalgan los niños paseando por el monte. Otros que los usaban para acarrear agua a sus domicilios, se tienen como compañeros de los niños en sus casas.
Pero ya hace muchos años el Poeta  Juan Ramón Jiménez, amaba a los asnos y les dedicaba poesías. Escribió un libro poético titulado “Platero y Yo”. Trata toda la vida en el pueblo, como una relación de amistad entre el burro Platero y todos los seres vivos, que vivían, amándose unos a oros. Un muchacho iba a ver a Platero a su cuadra , al mediodía y “Diana una cabra que se echa sobre las patas del asno, se acerca al muchacho como jugando y lo mira. Y Platero rebuzna de felicidad”.
Cuenta Juan Ramón Jiménez que “había un potro negro, con tornasoles granas. En sus ojos parecía que había fuego. Y pasaba por las calles como un campeón. Cuando entró en el corral, cuatro hombres lo cogieron y lo tiraron sobre el estiércol,y, después de castrarlo parecía otro: blando, sudoroso, triste, etc. Lo levantó un hombre y se lo llevó”. Pero parece que la alegría había brotado en su cuerpo y que manaba de su cuerpo y por esa alegría se puso a comer flores.
¡ Qué pena, que ahora ya casi no se escuchan por los huertos, los cantos del grillo!. Antes, yo recuerdo que cuando bajaba su brillo, el Astro Rey comenzaba a subir su  son, como un sonido nocturno, pero antes, en mi niñez, su sonido de tanto producirlo, se perdía. 
Y Juan Ramón Jiménez quería tanto al borrico Platero que no puede menos que recordarlo porque el Día del Corpus y “la tarde cae con el latín andaluz de los salmos: Platero cuando todos estaban callados y había silencio,rebuzna y parece parte de la procesión”.
Yo también he sido compañero de burros, como lo fue  Juan Ramón Jiménez,que escribió con su alamel Paraiso  del burro Platero.E igual que Juan Ramón se acordaba de Platero , yo me recuerdo de mi burreta Torda- Platera.

Nueva vida para un Padre Carmelita


Iglesia San Miguel (Huesca).


Fui el domingo pasado, día 21 de Junio de este año de 2003, a ver a la religiosa del Convento de San Miguel, donde el corazón se llena de paz y la mente de esperanza y me dijo la hermana portera: no puede recibirle porque está pendiente del teléfono, para hablar con su familia y con sus amigos, porque esta noche le han comunicado la muerte de su hermano el carmelita.
Me acordé entonces de él y de su hermana también monja carmelita, como la que sirve y ruega al Señor en San Miguel, donde  estuvieron pasando unos breves días con su hermana y con todas las demás hermanas y hablé con ellos con el respeto que inspira la dedicación a Dios de las vidas de una familia turolense.
Eran los miembros de aquella familia de un pueblo de la aragonesa provincia de Teruel, hijos de una tierra dura en su clima y escasa en población, pero con sensibilidad por el arte mudéjar, del que la provincia es la primera en el mundo y de historias y leyendas, en que interviene el Cid Campeador. Es vecina de Valencia, donde el clima se hace productivo, como se ve cuando uno baja en automóvil desde Teruel a Sagunto, en cuyas cunetas de la carretera se ve el cambio de la dura vegetación turolense por la proliferación de plantas y de flores.
Quizá los componentes de esa familia vieron el cambio de la vida austera por una vida más llevadera, como el cambio de las vidas de los hombres en este mundo, donde es frecuente que la gente prefiera el gozo corporal, que termina siempre en el dolor corporal y en la muerte y entonces Dios hace que los humanos se conviertan en habitantes  de la Gloria, pero ellos prefirieron la vida religiosa más austera.
Y una de las hermanas estaba en Roma, desde donde el Papa viaja por el mundo, para que los hijos de Dios recuerden el camino que los conducirá a la vida eterna. Y ella, imitando al Papa, marchó a Ruanda, donde está trabajando por sus hermanos más pobres.  El hermano, que ayer murió, para celebrar en el cielo la noche de San Juan, igual que aquí en Cillas, miles de peregrinos rezan y piden al Señor por la salud de los cuerpos y por el fin glorioso de esos cuerpos. Seguramente que cuando, siendo niño, escuchaba  en el viejo convento de los Camelitas, que estuvieron en su pueblo Gea de Albarracín,  la Salve que todo el pueblo cantaba a la Virgen y que así decía :Salve Regina, “Mater misericordiae, vita , dulcedo,spes nostra ,¡Salve!”,  sentiría el llamamiento  de la Virgen , a la que veía como vida ,dulzura y esperanza suya y nuestra.
Y el hermano difunto, agradeció al Señor el haber recibido dones naturales y sobrenaturales y lo mismo en España que en América se dedicó a devolverle con sus labores misioneras los favores que le había dado.
No hay que sentir su muerte porque sigue viviendo en la gloria de Dios, pues él, cuando vivía, rezaba esta oración: “Tomad, Señor y recibid, toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer; Vos me los disteis, a Vos  Señor lo torno; todo es vuestro; disponed  de todo a vuestra voluntad. Dadme vuestro amor y gracia que esto me basta”.
¡Hermana de San Miguel, donde gozáis de la alegría divina, aunque sea mezclada con lágrimas por un recuerdo tan humano como el de vuestro hermano, cuya nueva vida os aumentará la dicha que sentís en vuestro corazón, rezad no sé si por él, porque no lo necesita, sino por vuestro  cuerpo y por vuestra  alma, por los de las hermanas con las que convivís en el convento y la de todos los seres humanos y si es posible, acordaos de este pobre pecador!. ¡Salve Regina, Mater misericordiae!.  

jueves, 26 de junio de 2025

“España llega tarde a todas partes…” (Blas Otero)



“España llega tarde a todas partes…” aunque  en cuestión de Autonomías actuó con mucha rapidez,  pues dejó muy pronto   de ser una Nación Autónoma.  Esto lo escribió Blas de Otero y y yo, al leerlo, me fijé  que España  y su pueblo, al dividirse en naciones o regiones autónomas, ya no es dueña totalmente  de sí misma. Hay naciones como Cataluña o como el País Vasco, de donde salió el nombrado escritor Otero y está Aragón, que según el Conde de Aranda era una nación.
Y  ahora,  Blas Otero, exclama: “Por tierras de Aragón, oigo sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros, abiertos entre las sombras que aún perduran”. En su libro que trata de España, nombra poco a Aragón, pero cuando oye sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros, parece referirse al Arbol de Sobrarbe, presente en el Escudo de Aragón, con la Cruz de Iñigo Arista elevada en la copa del Arbol. Iñigo Arista jefe común de Navarra, de Aragón y del Sobrarbe, aparece también en el Escudo de Aragón. Cuando Otero nombra aquellas viejas hojas secas del árbol de unos libros, me recuerda aquellas,  que nombra Madoz , en su “Libro geográfico, estadístico e histórico”. Caen aquellas hojas de los árboles de las orillas del río Ara, que corre por el Sobrarbe y Madoz  habla de ellas, al verlas salir por el caudal de la   Fuente del río Mascún, cerca de Rodellar.  ¿Son esas, que bajan por simas excavadas en la Sierra, desde el río Ara hasta el Barranco de Mascún,  las viejas  hojas secas del Arbol de Sobrarbe ?.
Va nombrando Blas Otero  a Castilla y a León y a Francia con su capital parisina y a China y a Cuba, pero a Aragón lo nombra de una forma breve. Parece que busca el porvenir de la sociedad española, pero a Aragón,  le “hace soñar en las viejas hojas secas del árbol de unos libros”, que parecen referirse al Arbol de Sobrarbe.
Históricamente  Aragón fue la nación que formó,  bajo el gobierno de Fernando el Católico, con Cataluña, Valencia y Baleares, una potencia que se unió a España. Y ahora Aragón se siente humillado,  ante los territorios que ponen de manifiesto  que son naciones.  Sí,  se proclaman, como si lo fueran, por ejemplo con sus ferrocarriles que pasan por Port Bou o por Irún, como si ellos, vascos y catalanes, fueran sólo ellos, vecinos con Francia.  Aragón, queda olvidado,  como un rincón, que no tiene porvenir. Parece que  quieren aislarlo   de Francia, para ser los vascos y los catalanes, los que gobiernen  el tránsito de la península con Europa.
Aragón  parece no acordarse del ferrocarril del Canfranc  y de la autopista que desde Zaragoza, llega hasta la frontera francesa. En “Aquellos libros abiertos en medio de las sombras,  que aún perduran,  escritos por Joaquín Costa, “se oyen  sonar las viejas hojas secas del árbol de unos libros” y los oigo, como se ven las hojas caídas de los árboles  del río   Ara,  que por debajo de la tierra, en corrientes de agua subterráneas, llegan hasta Mascún. Aquí, en Aragón,  los ferrocarriles no pasan  nunca a Francia, pues por lo visto ya lo hicieron bastante en tiempos pasados y por las carreteras, se circula a veces, y pasan con muchas dificultades. Dice Otero.”España llega tarde a todas partes…en su concepto histórico, único que queda de ella, no es una nación autónoma, dueña de sí”. No es España autónoma, pero lo son casi todos sus  territorios. Blas Otero murió en 1979 en el centro de España y nació en el País Vasco el año de 1916, pero él quería a toda España, cuando  ahora,  los que gobiernan, no buscan la Autonomía para toda España, sino que  quieren algunos vascos y catalanes, una vez conseguida su propia autonomía, su propia independencia. Piensan y  obran muchos, que quieren esa independencia, porque “en su concepto histórico, único que queda de ella, (de España) no es una nación autónoma, dueña de sí”.  Esto lo escribió el vasco –español, Blas Otero, en unos versos dedicados a Aragón. Añade el poeta:”Dime lo que el pueblo come, y te diré el papel que desempeña en la historia”.  ¿Cuántos aragoneses viven y comen en su tierra?.  Son muy pocos, porque en Teruel están desapareciendo sus escasos habitantes, como pasa también en los pueblos de Zaragoza y de Huesca. La capital de Aragón, Zaragoza tiene más habitantes  que el resto de Aragón,  pero está esperando que se abran los pasos de los PIRINEOS  y entonces será el corazón, del comercio y el turismo entre España y Europa.  Y hace Blas Otero, esta observación:”Dime lo que el pueblo come y te diré el papel que desempeña en la historia”. Anima el poeta, diciendo: “transformaremos, este río seco en río vivo y corriente”. Ya lo intentó Carlomagno, hace muchos siglos. Y ya lo dijo Joaquín Costa y lo escribe Blas Otero en su poesía sobre Aragón: “Escuela y despensa, despensa y escuela”.   
Me he quedado emocionado de leer las obras de Otero, el vasco,  que sentía España en su corazón, pues dice: “Claro que el mundo no es España. Ez significa en euskera, no. ¿ Sabemos acaso  qué es España?.  Meditemos. ¿Es un cielo? ¿una historia?”.
 Otero vivió tres etapas en su vida, siendo la primera la religiosa, pues era cristiano practicante y creía en las doctrina de la Iglesia Católica. En el año de mil novecientos cuarenta y cinco, pasó de la etapa religiosa a la existencial, porque al verse vacío del consuelo religioso, lo buscó en la poesía existencial. La pérdida de su fe, le hizo buscar a Dios, como ocurrió con su “Cántico espiritual”,  con el que Blas Otero buscaba el amor a lo divino. Pero no lo alcanzaba y llamaba al Señor, con gritos, que le daban, al escucharlos una impresión de soledad, lejos de conseguir la paz de su alma. Se sentía aislado y sólo, llamando a Dios y no sintiendo su respuesta. Esta falta de unión con Dios, le hizo pensar en que esa deseada unión, la encontraría en la muerte.
En estas fases de abandono y soledad, se puso a  pensar, en diferenciar el “ser” del “existir”. Se fijaba en los objetos, que no tienen ninguna acción derivada del pensamiento, del que carecen y se ve claro,  que allí “están”.  Pero, en cambio, el hombre “existe”, porque  tiene un alma, que tiene un fin espacial y tiene a su vez un cuerpo,  que ”es”, simplemente, una cosa más. Los cuerpos humanos han sido incluso venerados, pero en los tiempos actuales, esos cuerpos son abrasados, convertidos en polvo. Los cadáveres del hombre en distintas épocas prehistóricas y también en otras épocas históricas, ha sido quemado, desde luego por procedimientos lejanos a la técnica actual. 
El cuerpo “es” y va desapareciendo, pero sigue “existiendo” el alma que tiene aspiraciones a la eternidad. Esta Etapa del Existencialismo, llamada la segunda etapa del pensar de Otero, la asumió el año de 1950 y  le hizo sufrir, porque llamaba a Dios y no le contestaba.
Y se encontró en una Etapa Social, en la que se pasaba  del “yo” de la persona, al “nosotros”. Blas Otero pasó de su primera Etapa Religiosa, a una  segunda Etapa con ideas que le producían  la poesía existencial, que con la doctrina existencialista, le hacían buscar  a Dios. Se sentía el hombre aislado y sólo y buscaba a Dios, pero se dio cuenta de que la única forma de alcanzar esa unión con Dios, es la muerte. Y en esta Etapa Existencial que le llegó en 1950, piensa en las diferencias que se dan entre el “ser” y el “existir”. Los objetos que “son”, no protagonizan ninguna acción. El espíritu del hombre  existe, porque la muerte, aparta del conjunto humano su cuerpo,  que “es” una cosa, pero permanece su espíritu, que tiene un fin especial, porque “existe”. El espíritu humano del hombre, tiene un fin en los espacios, después de vivir contenido en su cuerpo. Antes de morir tenía el hombre, una aspiración a la eternidad. El hombre que tiene un cuerpo que “es” y un alma que “existe”, con ese espíritu,  aspira a la eternidad.
Ya sus pensamientos le llevaban a darse cuenta de que la existencia abarca la Etapa Social del hombre. En 1955 su poesía convirtió el “yo”  en el “nosotros”, uniéndonos a todos los hombres, en cuya solidaridad busca una religión, basada en  la libertad y el amor. Debo preguntarle a San Agustín si existió en aquellos siglos una religión de la libertad y del amor.
Esta Epoca de poesía social, comienza en el año de 1955 y el camino que buscó en la religión, lo busca en la solidaridad de los que sufren. Sus sentimientos sobre España, le proporcionan,  amor y dolor. Con el dolor evoca un pasado lejano, pero también un pasado cercano: el odio, la guerra, la sangre. Con esos sentimientos, a la vez lejanos y también próximos, conoce estas tierras españolas. Tuvo el poeta un extraño sentimiento  de odio y amor simultáneamente, que lo llevó a ir a París. Ese sufrimiento causado en él,  por su lucha interior entre del amor y el odio, lo desvió a afiliarse en el año de 1952, en el Partido Comunista. Pero no fue una filiación política, sino por afinidad, porque en sus doctrinas veía concretos sus ideales humanistas.
Se le estaban presentando problemas y buscaba soluciones a esos problemas humanos. Blas Otero estaba encontrando una solución al problema de la lucha entre el amor y el odio y a él y a muchos hombres,  les parecía que el verso se había convertido en el medio de hacer desaparecer el odio entre los hombres.
En los últimos años de su vida se convirtió en misionero del pueblo llano, pues “convivió y trabajó con mineros, recorrió los pueblos del interior de Castilla y León, sin apenas dinero, viviendo del trabajo y de lo que le ofrecían los amigos que iba haciendo por el camino”.
Parece ser que buscaba a Dios, como Cristo, Dios y hombre verdadero, como el “nosotros” y el “yo” de la doctrina existencialista. Blas Otero se queda con Dios y con “nosotros”. Y yo me quedo con Cristo, que también es Dios, ”que sin apenas dinero, caminaba por el Mundo, Pidiendo la paz y la palabra”.

miércoles, 25 de junio de 2025

El Hombre , el Caballo y el Toro



En la antigua Iberia, es decir en España, se encontraba el hombre acompañado principalmente por caballos y por toros y el íbero, inteligente, quiso hacer amistad con ambos. Con el caballo lo logró rápidamente. Y todavía después de muchos siglos, les une una amistad que casi los identifica. Ya lo profetizaron los clásicos con el mito del Centauro, que tenía su tronco humano, con su cabeza y sus brazos, en tanto el cuerpo era el de un caballo con sus cuatro remos y su rabo. Al toro lo han amado mucho los íberos e incluso en nuestros tiempos se han elevado hermosas siluetas de toro, sobre las colinas, pero salvo algún pastor que vivió con él en las ganaderías, no ha conseguido el hombre ser amigo íntimo del toro, como lo ha sido del caballo. Van cambiando las costumbres y parece ser que la introducción de la vaca holandesa berrenda en negro, gran productora de leche, empezó a promover que los habitantes de alguna gran ciudad, miraran a los toros y a las vacas bravas, con poca simpatía. Pero todavía quedan ciudadanos como José María Sorribas, nacido en el pueblo de Ibieca, que recuerdan con nostalgia su vida en común con novillos de origen bravo. Me contó que cuando tenía unos dieciocho años, bajaba a Tardienta y le compraba a un tratante, llamado Antonio Álvarez y apodado como el «Campando». Le llegó a comprar una docena de esos novillos que sin recibir la denominación de bravos, lo eran. Procedía de Navarra y varios pueblos de las Cinco Villas, como Ejea o Fuencalderas. Aquellas vacas que criaron a estos novillos eran terribles recién paridas y no se podía el hombre acercar a ellas porque le acometían. José María Sorribas conducía, de cuatro en cuatro novillas, de unos tres meses, desde Tardienta a su pueblo de Ibieca. Era aquel viaje una procesión de sufrimientos y dolores, porque aquellos novillos llevaban sangre del "tauros ibéricus" y aunque no tenían tanta bravura como los destinados a las corridas, acometían y tenían que castrarlos para que trabajaran como bueyes. Eran auténticamente bravos, pues al sacarlos de Tardienta, de la compañía de sus madres, a cada instante retrocedían, hasta que llegaban al Castillo de Cuervo, que está a unos doce kilómetros de Tardienta y cerca de Sangarrén. Al llegar a Cuervo estaban cansados y ya no causaban tantas molestias. a Sorribas. Por caminos viejos y poco usados iban de Sangarrén a Albero Alto y luego a cruzar por la ermita de Bureta de Fañanás, al empalme de Liesa e Ibieca. Llevaba Sorribas, como pastor, una buena vara de avellano, pero al llegar a Ibieca volvían a sublevarse, tanto más cuanto más comían. Atacaban fuertemente cuando estaban hartos y aquella manifestación le hizo pensar a José María, que tal vez fueran animales destinados a vivir en soledad, en amplios prados y bosques, donde hubiera paz y no tuvieran enemigos. Es más, cuando en Ibieca los soltaban a abrevar a la fuente, si encontraban mujeres qué iban a buscar agua, las acometían, las tiraban por el suelo y les rompían los cántaros. José María no atribuía a estos hechos su afición a las corridas de toros, pero cuando en la plaza de toros se sentaba en su puesto, se le revolvía la sangre con la de aquellos novillos, que quizá tuvieran la misma que los Carriquiris, que tenián sus antecesores en Navarra y en Ejea. Lo que vio Sorribas en aquellos novillos procedentes de Ejea, lo descubrieron, por ejemplo, aquella monja de clausura, que me contó, que allá en Gella, provincia de Teruel, vio ya hace unos sesenta años, una corrida de toros, con la participación de una joven rejoneadora y que su satisfacción artística fue enorme, pero como los portugueses, se quejaba de la muerte de los toros. Y yo a los cinco años de edad, me asomé cierto día al balcón que asoma al corral en nuestra casa de Siétamo y vi que estaba lleno de vacas "rayas" y negras, que llevaban colgando de sus cuellos unos troncos de madera. Eran para impedirles emprender carreras por los caminos, ya que las llevaban a Barbastro. Lo que dijo Sorribas de que los toros tal vez deberían encontrarse en grandes bosques y prados y vivir en paz, lo descubrieron también los poetas, que pensaban que existía una guerra entre los hombres y los toros. En el Libro Número Uno de Cossío, está escrito lo que un poeta soñó con los toros: "Partido en dos pedazos, este toro de siglos, -este toro que dentro de nosotros habita: -partido en dos mitades, con una mataría- y con otra mitad moriría luchando ... ". Pero no fueron solo los hombres sencillos, como Sorribas y los poetas, cuyas poesías acabamos de leer, los que se dieron cuenta de los misterios del toro, sino que también artistas geniales como Francisco de Gaya. Este pintó treinta y tres láminas de aguafuertes, sobre la Tauromaquia, tema que tanto amó, ya que dicen que en su juventud, realmente toreó. En estas obras se ven multitudes de ciudadanos con expresiones contradictorias, que son como contrastes. Son contrastes entre "La Diversión" y la tragedia. Parece ridiculizar a los ejércitos de Napoleón, que ejecutaron "Los fusilamientos" de aquellos que ya sabían de sangre, por su asistencia y contacto de siglos con los toros, que hizo patentes en los cuadros de "La Tauromaquia". Picasso con su arte pictórico no solo toreó con los misterios del toro bravo, que en algunos cuadros les pintó una cara bondadosa, sino que alabó la belleza del caballo y su amistad con el hombre ibérico. Su arte lo dedica a la muerte, no solo del hombre, sino también la del toro y la de los caballos. El año de mil novecientos treinta y tres, expuso una verdadera obra maestra sobre este tema, titulada "Corrida: la muerte del caballo", en la que se ve la actividad del toro y del caballo y se contempla la muerte del torero, que aparece sobre la cabeza del toro, vestido con su llamativo traje de luces de colores verde y oro. El vientre del caballo perforado por los cuernos del toro está echando sus intestinos sobre el rojo capote que parece ser una alfombra tétrica en el suelo. El toro estaba también destinado a morir, lo que da la impresión del significado necrofílico de los toros. Picasso trata de comprender el misterio de los toros españoles y como no puede expresarlo con palabras, lo pinta en la cabeza del toro con amor, haciéndola aparecer en medio de la terrible escena con una gran nobleza, que hace dudar a los que atacan la fiesta taurina y a los que la aman. Igual que lo que pensó José María Sorribas, que le llevó a decir "tal vez fueran los toros animales destinados a vivir en soledad, donde tendrían paz sin enemigos". Las corridas de toros han sido mal vistas por los extranjeros, pero hay que tener en cuenta que el Señor puso a estos bravos animales sobre la Península Ibérica y del contacto con los íberos, surgieron aspectos románticos como el pastor tranquilo sobre aquellos prados con encinas, a cuya sombra se acuestan, por otro lado viene la "Diversión", que representó Gaya, en la que se mezclan la vida y la muerte. Pero no tenemos por qué avergonzarnos de los toros, como debían hacerla con las cacerías de raposas en Inglaterra, las luchas de gallos, por ejemplo en la República Dominicana, las luchas organizadas de perros, la monta de una especie de búfalos cheposos en Estados Unidos y Méjico y hoy día algunas carreras destructivas de vehículos con la muerte de sus conductores en algunos países. Pero Picasso fue capaz de torear con su arte el miedo a la muerte, pero no solo del toro sino también del hombre y del caballo y resucitó la visión del Minotauro. Por eso, unas veces, pinta la cabeza del toro con rasgos de nobleza y de bondad, y en otras "con una loca agresividad". Parece ser que Picasso buscaba una explicación del comportamiento del toro y resucita la figura del Minotauro, como enemigo de los hombres, igual que pintó el Guernica, con el que maldice la violencia de los que la bombardearon, haciendo morir a tantos ciudadanos. Así como en las plazas de toros se exhiben capillas con Cristos, Vírgenes y Santos, entre los cuadros de Picasso, aparece Cristo en la Cruz, con su brazo derecho suelto y con un capote en la mano. En la mente del poeta Rafael Morales, se plantean preguntas como la siguiente: "¿Qué tenebrosa fuerza, qué delirio- mueve los corazones de estos toros?". Esta misma pregunta se hacen Picasso, Sorribas, la monja y yo mismo; al contemplar las corridas de toros: "¿Qué río de odio, de dolor, de ira,- se despeña en las astas,- y qué secretos ángeles de vino- enloquecen la tarde plateada?".

martes, 24 de junio de 2025

Sanjuanarse


Sanjuanarse era un rito, por el cual se lavaban, para recibir la bendición de San Juan, que daba hermosura a las mujeres y salud a ambos sexos. Se celebraban sus fiestas en todos los pueblos, y yo he escuchado contar su amor a las aguas y a las plantas medicinales. Ponían una hoja verde mojada con la esencia de una planta, al lado de la Cruz de las Nogueras, para que  cuidase su perfección. Y por tanto coger yerbas  aquella noche, para hacer infusiones, que curaran las enfermedades, se convirtió en una costumbre de sus aldeanos. En un huerto  de  algún  vecino, en el muro había dos yerbas salutíferas que era una de hojas anchas, que todos los años serviría, para curar granos e inflamaciones  y  la otra se   conservaba, para utilizarla cuando fuera preciso. Estas conversaciones las llevaba yo con los campesinos y tenía que aguantar sin enterarme de todas las propiedades de las plantas. Manzanilla ponían en los huertos y su padre la enfrentaba al Sol, sobre unas hojas de periódico. Otras veces cogían Yerba Loca, que hace blancas boletas con forma de O. Dicen que huele mal y se criaba en Vachifitera y la colgaban en la cola de las vacas para que tirasen la placenta o las “esparrias”, después  de parir. Las  alorzas  son plantas que causan vómitos, son dulces y emborrachan, pues llevan   alcohol . La abuela de Melillos  (Borau), cuando se ponía alguna vaca enferma, se acercaba a ella y decía: “He cortado una yerba y como se vayan secando, sus hojas, se curará la vaca, porque ya he dicho una oración y creo que, hipnotizada por este hecho, la ha transmitido a su nieta”. Eran oraciones secretas,  se aprendían en Casa de Andreu de Colungo. En todos los tozales de la Sierra de Guara, se celebraban aquelarres. A los cuales acudían brujas de toda la Comarca, Fue famosa la bruja María Buero, que practicó la brujería  por el año de 1570  y sobre ella se abrió un Proceso. Estaba  la Sierra por Alberuela de Laliena, a la izquierda del río Isuala. En Alberuela se encuentra la vieja Cabañera, por la que corrían los ganados  desde los Monegros hasta el Valle de Broto y viceversa. Se encuentra Alberuela de Laliena entre Bierge y Abiego, donde encima de dicho pueblo, desemboca el Isuala en el río Alcanadre. La Presa de Bierge, en terreno de tal localidad y cerca de Alberuela de Laliena , se encuentra dicha presa, donde se bañan multitud de ciudadanos, en plena Naturaleza. Yo conocí a Mosen Félix Rufas, nacido en Bierge, cuya familia cuidó la Presa. Se crió en la presa de Bierge, cerca de Alberuela de Laliena y murió de sacerdote en Lanaja, hace muy pocos años. Se crió en dicha presa, que está en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, (Huesca).Era un hombre de una gran Fe y hablaba con él, de la Presa, cuando venía al Obispado de Huesca. Así como dicha Presa de Bierge, cerca de Alberuela de Laliena, era un lugar de una gran belleza, que merecía visitarlo, la afición moderna a los baños ha hecho que allí se  reúnan  cientos de visitantes. Esta presa de Bierge, cerca de Alberuela de Laliena, es uno de los mejores puntos de baño en Aragón, pues se lanzan los bañistas  unos diez metros de altitud, igual que si se lanzaran al vacío. En esta zona de Guara, desde Alberuela de Laliena hasta Colungo, era notable  la celebración de  la Noche de San Juan. Mi amigo Andreu, que vive hoy en día en Huesca, en la carretera de Sariñena y que tiene unos noventa años, me explicaba que “antes de la salida del Sol, la chica de Colungo,  que se quería Sanjuanar, tenía que lavarse en siete fuentes. Así estaría  muy  fina  y  guapa,  todo el año. En el Término hay muchas Fuentes, pero para recorrer siete hay que hacer un sacrificio. Dice Andreu: Voy a citar las siete que pudieron recorrer las mozas de Colungo,  antes de salir el Sol. Eran la Estaona, la Boresol, los Arregueses, el Lavadero, Fontelna,  la Fuente Baja, Picodas, que era la más resistente a las grandes sequías. Todas las fuentes tenían huertos a su lado.nOtra costumbre o capricho era verter la clara de un huevo en un vaso con agua la Noche de San Juan y a la mañana siguiente, aparecía una figura parecida a un barco de vela. Andreu no se acuerda de la posible interpretación de esta costumbre. En Siétamo cogían Cardo Santo y la colgaban en las cuadras para que las caballerías no se “atorzonaran” o cogieran un cólico. En el Sobrarbe, la Ruda era la mejor defensa contra las brujas.En San Juan de Plan se conserva una de las tradiciones más espectaculares, es decir la Fiesta de la Falleta , en la que los jóvenes caminan desde la Ermita de San Mamés hasta el Cementerio del Pueblo, con las antorchas encendidas la noche de San Juan. Esta pasmosa fiesta coincide con el  Soslticio  de Verano en el Hemisferio Norte.  Es el día más largo del Año y la  noche más corta, que  marca el paso de la primavera al verano, alcanzando en la Primavera, el paso más largo al Verano. El 21 de Junio, en el Hemisferio Norte es el día más largo del año y la noche más corta. En esta celebración de la Noche de San Juan de Plan, parece que el espíritu da fuerzas a los jóvenes del Pueblo y uno piensa en los Aceites de Hierba de San Juan, al que llaman hipérico, que es una droga especial, para los hombres en aquellos momentos que se vive dicha Noche de San Juan.  Este Aceite de Hierba de San Juan  (Hipérico), que contribuye a relajar nuestros espíritus en épocas de tensión emocional o de estrés. Ese Aceite de San Juan , que algunos llaman Corazoncillo,constituye un bálsamo para nuestro carácter. El clásico Hipocrates, que se considera  como padre de la Medicina, lo utilizaba como relajante  del decaimiento emocional y actúa contra el estrés en nuestra sicología. “¡Dios mío, ¡qué ilusión tiene el pueblo en esta Noche ,pues en mi  pueblo de Siétamo, recoge las manzanetas de San Juan, chiquitinas y royas y tan buenas de comer!. Recogen las flores de los Tilos y se remojan en la Fuente Pública, armando “chabisque” e incluso algunos se meten en la pial,como lo hacía Trullenque. Algunos más exquisitos se beben el rocío, que como perlas acuosas está colgado de los pétalos de las flores. El escuchar las “Mañanas de ilusión-mañanitas sanjuaneras- que antes de salir el sol-lagente en la calle espera”,tehacen creer que el agua tiene virtud y verdaderamente algo tiene el agua cuando la bendiceny, más esta bendecida por San Juan. “ que antes de salir el Sol, la gente en la calle espere” 

lunes, 23 de junio de 2025

Van desapareciendo nuestros pueblos

Monasterio San Victorian

El día veintidós de Diciembre del pasado año de dos  mil seis, el escritor  de Puyarruego, que siempre manifiesta sus sentimientos y pensamientos aragoneses, le firmó su libro “José un hombre de los Pirineos”, a mi hijo Ignacio. Este lo leyó emocionado y me lo regaló. Yo también lo leí. Había leído otros libros suyos y en su obra “ Bardaxí” sobre “cinco siglos de historia de la pequeña nobleza aragonesa”, encontré como escribe sobre la familia Azara de Barbuñales, emparentada con los Azara de Siétamo, antepasados míos.”En Siétamo, no lejos de Barbuñales, alzaba sus muros de arenisca dorada el palacio de los condes de Aranda, amigos de la casa de Azara. Un tío de María Ana era canónigo de la catedral de Huesca. Cuando ( Azara) iba a visitarlo pasaba por Siétamo. Se detenía en el palacio de los condes. Admiraba los salones. Allí había libros y estampas, telas exóticas y muebles hermosos: todo el lujo tranquilo y claro, confortable y pulcro que promovían los ilustrados del siglo como ambiente donde desarrollar tertulias razonables, conversaciones interesantes y debates acerca de la felicidad del género humano conseguida por medio del desarrollo de la inteligencia y de la riqueza”. Esas palabras me impresionaron porque en mi casa quedan algunos muebles de los Aranda y unos bellos mosaicos, que mi padre recogió entre las ruinas del palacio. Aquellas piezas quizá fueran fabricadas en Valencia, donde el Conde de Aranda tenía unos talleres de mosaicos, donde a sus obreros les introdujo, en aquellos viejos tiempos una especie de seguridad social.
Una hija de la casa Azara de Siétamo se casó con un Almudévar Altabás, que bajó de Barluenga y originario este segundo apellido de Grañén, siendo parientes de los Azara y los Bardají  y María Ana Azara, la única hermana de los Azara de Barbuñales se había casado con Bardají. de Puyarruego. Todos aquellos eran gente noble, ya que Almudévar era infanzón como los Azaras y además uno de sus  antepasados fue Bayle en la recientemente conquistada Villa de Almudévar y otro fue Señor de Aniés, junto a San Román de Morrano. Escribe Vicén Dó Río en su obra “Linajes de Aragón” : Miguel Almudévar Guiral de Sieso,”celebraría matrimonio con Doña Paciencia de Aniés, heredera de este Señorío, pasando todos los derechos y posesiones a los Almudévar”.  Es que estoy pasando de la alta nobleza de un aragonés, Conde  y Marqués,  y apellidado Abarca, a la  infanzonía aragonesa de José Castillón Peiret, que excepto su período de servicio militar, pasó toda su vida trabajando en la aldea de la Mula; se llamaba José Castillón Peiret y Severino Pallaruelo en su obra “Bardají”, dice que todos los altoaragoneses eran infanzones. En el año 1360, ”El rey Pedro IV de Aragón firmó el día 28 de Abril en Zaragoza, un privilegio reconociendo la infanzonía de todos los vecinos de Puyarruego”, con los de Sin, Muro de Bellós y Coscojuela de Sobrarbe”.
Severino Pallaruelo describe la historia de la familia Bardají y de todos sus vecinos, desde que tuvieron su residencia en Puyarruego con su capilla de San Victorián. Escribe del antiquísimo origen del Monasterio  del mismo Santo, que vino a las laderas de la Peña Montañesa por los años cuatrocientos y pico, donde había un convento, que habían fundado los visigodos. Pasaron después a Graus, donde en su casa estaba “el salón …. presidido por el busto del Azara presumido (como lo llamaba una descendiente suya), mientras caía el ocaso suave del estío ribagorzano”. Severino en su obra no habla mal de nadie pues sólo cuenta lo que ha visto en sus investigaciones  y que nos hace pensar en la dureza de la vida  de aquellas pobres gentes, en la crueldad de aquellos que convertían los sacrificios de la misa en sacrificios por  los que el pueblo tenía que empeñarse. Y corre la historia y vemos como pasan los franceses que se mean en las pilas de agua bendita, de los carlistas y por fin de la guerra civil del año 1936, en que se oía decir: “ni esa mujer es tuya, ni aquella mía, todas son de todos” y destruyeron  el Palacio de los Aranda en Siétamo.
Pero Severino siempre se ha acordado de la Peña Montañesa y del Monasterio de San Victorián y muy cerca de ambos encontró a José Castillón Peiret, al que ha conocido profundamente en la aldea de La Mula, donde, ahora, vive sola una hermana suya. La vida de José recuerda la de aquellos infanzones de Sin, Muro de Bellós y Coscojuela de Sobrarbe, cuando escribe Severino: ”En la Mula, en la vida diaria de José, permanecen vivos y en pie de igualdad todos los sentidos, se mantienen en la misma jerarquía del vocabulario que durante muchos siglos rigió la vida de nuestros antepasados. Los términos elementales ocupan el lugar primordial”. Efectivamente los vecinos de los tres pueblos tenían que aportar los alimentos  en una comida que celebraban juntos,  a saber “los de Cosculluela  hayan de proveer el vino necesario y los del Muro de Vellós y Puyarruego el pan y los del lugar de Sin la carne”.”Al obscurecer, cuando ya no quedaba pan, ni carne, ni vino recordaban el motivo de la reunión. Entonces…alguno de los reunidos sacaba el pergamino del viejo privilegio del Rey Pedro y después de leerlo en voz alta preguntaba a los demás si renovaban los acuerdos de hermandad”.
Igual que los de Cosculluela y Puyarruego cenaban al pie del hogar, José cenaba “sentado en la cadiera, cerca del fuego, el olor del humo y el crepitar de la llama”. Acompañado por perros y gatos “la obscuridad envuelve la casa perdida en los montes olvidados. Las estrellas están en el cielo. El humo asciende. La luna mira, con ojos de plata, los precipicios de la Peña  que se alza sobre la aldea. Y José, José de La Mula, cena sentado cerca del fuego”. Si, en la vida de José “permanecen vivos y en pie de igualdad todos los sentidos, como “fuego, ganado, casa, humo, noche, brasa, pan, agua” Y estos términos los expresaba José otras veces en su “fabla” aragonesa, que por desgracia va desapareciendo, ya que ahora es difícil poder escuchar a las gentes “fablar” o hablar en esa “fabla “ o lengua, que conmovía el corazón. A los habitantes de los pueblos les decían que hablar en “fabla “ era “hablar mal o charrar  basto” y éstos no han defendido el “conservar las formas puras y evitar el mestizaje lingüístico”, es decir su castellanización. ¡Cómo las iba a defender José, que vivía junto con su hermana, en medio de una inmensa soledad!, ya que unos doscientos pueblos y aldeas de Sobrarbe y Ribagorza han desaparecido. “Ahora sólo habla los martes”, porque como no escucha o “ascuita o trucar d’as astrals en os troncos d’os arbols”, ni  cada día la voz de los leñadores ni contempla subir el humo de los cuidadores de las colmenas, siente la necesidad de buscar algún lugar donde hablar con otros hombres y ese lugar es el pueblos de Ainsa, en que cada martes se celebra un mercado. Iba a dicho mercado pero no sólo a comprar sino a hablar con viejos conocidos, con los que había cortado bosques o les había vendido cañablas o miel. No podía aguantar esa soledad de su casa en la que no se escuchaba ni un “sacre”.
Severino Pallaruelo, examina su tarea etnográfica en la vida de José en el medio de la Peña Montañesa, en que se encuentran su propio pueblo Puyarruego,  el Monasterio de San Victorián y la aldea de la Mula y estudia los resultados de las obras de Violant y Simorra, de Andolz y de otros franceses o alemanes, de los que dice: “Entre el colorido vivo y cambiante de la realidad y los tonos ajados del viejo escenario de un teatro anacrónico, los etnógrafos suelen  optar por los segundos”.
Pero el libro de Severino Pallaruelo no es una obra de teatro anacrónico, sino que “todo es como la poesía o como la literatura en general: inútil pero necesario”. Es que Severino habló mucho con José, como dice cuando escribe: “habla de cualquier tema,  mezcla los relatos de viejos acontecimientos con las descripciones de trabajos, de paisajes y de sentimientos propios y ajenos”. La lengua en la que José se expresaba era la misma de Severino de Puyarruego: el aragonés.
Los “sentimientos propios y ajenos” llegaron a los corazones de los lectores de “José”,como me dice el catalán Antonio Segales Alegre,que ha vivido muchos años en Siétamo y en el Paraguay, cuando en una carta de 2006,me escribe “Con la lectura de la obra de Ignacio Almudévar “Retablos del Altoaragón” y la de Severino Pallaruelo, titulada “Bardaxí”, aseguro que se puede llegar a tener la pretensión de conocer bien, lo que ha sido y es todavía, la vida del Somontano y del Alto Aragón, con sus gentes de carácter firme y noble, con personalidad modelada por su entorno”. Conoció la obra de Severino porque es un consejero de una Asociación sobre  Don Félix de Azara
Mi hijo Ignacio Almudévar Bercero, ha viajado a la aldea de La Mula a recordar a José y a ver si podía conocer a su hermana, a la que tanto quería, porque no se vendía las ovejas, a pesar del cansancio que le producían, porque le entusiasmaban a ella. Al preguntarle si la había visto,  me contestó: su hermana se camufla  con el paisaje porque desaparece como los lagartos, como si estuviese mimetizada con la tierra y con las plantas. Ignacio guarda no sólo la poesía de La Mula, sino también una cuchara de madera, trabajada por José y numerosas fotografías que saca cuando sube al lugar donde nació ese aragonés ejemplar, al que Severino Pallaruelo ha dedicado un gran libro.
Cuando vea a Severino, le preguntaré por la querida y solitaria hermana de José.    

Navarra y Aragón


Rey Sancho Abarca

Es curioso que Navarra y el Alto Aragón, tienen  una historia medieval que es común. Basta ver un libro navarro en que describe la arquitectura y señala en él, al Monasterio de Montearagón. Alfonso el Batallador, rey de Navarra y de Aragón luchó en la conquista de Fraga, donde fue herido y conquistó para Navarra la ciudad de Tudela. Pero basta mirar los apellidos y los nombres de los campos de Navarra y son coincidentes en gran parte con los de la provincia de Huesca. Cerca de Benasque tenemos a Benabarre y al pueblo de Navarri. Y si nos ponemos a repasar apellidos y topónimos de nuestra provincia nos encontraremos con un sinnúmero de palabras vascoibéricas, por ejemplo Abarca, Algerri (molinos de Algerri, propiedad de Guillermo de Artasona, procurador del prior de Roda), Andría o San Julián de Andría, nombre ya casi olvidado, pero que los de Lierta han renovado su uso. Hay que recordar que numerosos nombres vasco-ibéricos se van perdiendo en su uso  y más al quedarse desiertos numerosos pueblos en nuestra provincia. Quedan personas con el apellido Isarre, procedentes del pueblo desaparecido de Isarre, cerca de Murillo de Gallego; existía también otro Isarre cerca de Santa Eulalia la Mayor y todavía vive gente en la provincia de Zaragoza cerca de Sos del Rey Católico, en el pueblo de Isuarre.
Pero leyendo periódicos, revistas o consultando mapas se encuentra uno con Astazu, Arraro, Bara, Barasona, Bareche, Belarra, Esco, que es un pueblo a las orillas del pantano de Yesa y ya despoblado, que en vasco significa mano y del que se derivan apellidos tan aragoneses como navarros, como Escuer o Escoain y del río navarro-aragonés Esca se derivan  los apellidos Escabosa, Escanero, Escario, Escartín y Escar.
Pero el apellido Abarca, navarro-aragonés, entra a formar parte de los orígenes de los reyes de Navarra y de Aragón, teniendo el primer Rey de Aragón tal apellido, siendo llamado Sancho Abarca. Como escribo  en mi libro Retablo del Alto Aragón, “En la página 273 del libro tercero de la obra Corona Real, editado el año 1638, en el capítulo VIII dice el fraile de San Juan de la Peña, doctor La Ripa, que este príncipe don Sancho Abarca, llamado Cesón, tuvo un nacimiento casi, o poco más o menos, milagroso”. También el padre maestro Pedro Abarca, que siendo historiador luce también el apellido Abarca, en sus Anales refiere el caso “milagroso” en la siguiente forma: “Cuando los moros acometieron y mataron a los reyes don García y doña Urraca, llegó presto…un rico hombre que en unas historias era navarro y en otras de los Abarcas de las montañas de Aragón, lo que pone de manifiesto que en nuestros Pirineos había hombres y mujeres a los que llamaban Abarca… y encontró el cuerpo de la reina, que por la boca de una grande herida descubría el hijo, que se esforzaba en vivir, sacando por ella la manecilla, como pidiendo socorro, para huir de aquel cadáver y sepulcro. El caballero lo escondió en lo alto de las montañas y en ellas lo crió. De este interregno o período en que Sancho Abarca vivió oculto vienen confusiones de fechas históricas, pero la solución de estos problemas las dan historiadores navarros y la oscense  Angelines Campo, cuando dice: “Se cree que el linaje aragonés de los Abarca procede de Sancho Abarca, hijo del rey de Navarra García Iñiguez y de su esposa la reina doña Urraca Jiménez, hija del conde de Aragón”.  Ambos monarcas a saber padre e hijo fueron  enterrados  en San Juan de la Peña.
Pero no quedó en estos nombres la historia, porque “en la Crónica de los Reyes de Navarra del Príncipe de Viana está escrito que algunas veces calzaba abarcas y tomó muchos lugares entre los cuales había uno que hoy se llama Sancho Abarca”, que está en las Cinco Villas. En mi libro Retablo del Alto Aragón,  se lee: ”Ustarroz, gran amigo de doña Ana Francisca Abarca de Bolea, le escribió a don Bernardo Abarca de Bolea y Castro que su origen por línea recta de varón era la del rey don Sancho Abarca, uniendo aquella sangre real a la de las nobles casas de Castro e Híjar, que continuó con las casas de Aranda, Sástago y Fuentes”.El Conde de Aranda, que sabía que su familia y la de los Abarca Señores de la Garcipollera y de Gavín, cuya casa tiraron hace poco en la calle Sancho Abarca, escribió una carta al abad de San Juan de la Peña, porque le facilitó sus investigaciones sobre “su entronque con los reyes de Aragón “ y con el fin de poder ser enterrado con ellos, como efectivamente lo está.
El Conde de Aranda, que participó durante algún tiempo en la política de España, buscó siempre su desarrollo, hablando de la nación aragonesa y en esos años un tanto retrasados, él “dejó a sus obreros de la Cerámica de Alcora, la jubilación con su sueldo íntegro”. Ya sus antecesores, como Ana Abarca de Bolea “estuvo siempre preocupada por la mejora de la condición de las mujeres”. Ella para  relacionarse con los libros y con el arte no se quiso casar y se quejaba de que las monjas, sin saber latín, tuvieran que rezar todos los salmos.
Don Pedro Pablo Abarca de Bolea venía de una de las familias más ilustres de Aragón y por tanto “echaba todavía de menos los privilegios arrancados a su tierra, la más enérgica de los diez o doce pueblos distintos que encierra la Península”. ”En cambio durante sus estancias en el extranjero, Aranda fue más español que nadie”. Y como prueba de lo dicho, se preocupó por la construcción del Canal Imperial y  por la Sociedad Económica de Amigos del País.
Pero llegó el año 1700 y en España los Borbones  “crearon una monarquía administrativa cuyas acciones gubernamentales fueron cumplidas al unísono por todas las clases y todos los territorios” y creyeron que con este sistema iban a resolver los problemas políticos de la unión entre todos los pueblos de España. Pero el conde de Aranda ,que como acabo de escribir “fue más español que nadie”, “echaba todavía de menos los privilegios arrancados a su tierra”.La nueva dinastía de los borbones iban anulando los fueros para gobernar de una forma castellana y francesa. En la Enciclopedia de Aragón pone: ”La entronización de la dinastía borbónica en España, en virtud del testamento de Carlos II, fue aceptada en Huesca, como en el resto de Aragón, sin dificultad, si bien se mostraba una cierta preocupación por el mantenimiento de los Fueros”. En 1707 cayeron Valencia y Aragón, Mallorca en 1715 y Cataluña en 1716 y acabaron con sus prerrogativas políticas y judiciales, perdiendo sus foralidades  históricas, políticas y judiciales.
Por eso el conde Aranda no estaba contento con esa política, en cambio Navarra y el Pais Vasco, como eran fieles a los Borbones, se vieron libres de perder sus fueros, porque se suprimieron los poderes forales en diez de las Capitanías creadas y únicamente Navarra conservó la figura del virrey. Además “las Cortes forales aragonesas fueron eliminadas y únicamente Navarra conservó sus prerrogativas y funciones”.
El Alto Aragón se separó de Navarra cuando Ramiro el Monje casó a su hija doña Petronila con Ramón Berenguer IV de Barcelona y entró a ser manejado por Zaragoza; los nobles oscenses se fueron marchando casi todos a esta ciudad, buscando las ventajas a recibir del centralismo burocrático. La Universidad fue durante el siglo dieciocho objeto de ataque por Zaragoza, que la quería cerrar y en la Enciclopedia Aragonesa  dice: ”las confrontaciones con Zaragoza por la Universidad siguieron a lo largo de este siglo, agriadas a partir de 1656 con el asunto de las aguas del río Gállego”.  Huesca obtuvo sentencia favorable, que fue objeto de desacato por Zaragoza. Huesca a pesar de la lucha por las aguas del Gállego, que  quería traer con un canal a través de la Sierra de Presín  y Zaragoza rechazó, seguía preocupándose del agua, como demostró con la construcción del pantano de Arguís. Pero en 1875, Zaragoza consigue que se suprima la Universidad de Huesca, que quedó como frustada, siendo una ciudad culta,  en todo el siglo XVIII, con Lastanosa, Aranda y los Azaras.
Aranda miraba mucho por Aragón, pero Floridablanca y Godoy le tuvieron manía, pero él siempre fue un amigo de los Fueros de Aragón. Unos eran los foralistas, que defendían el reconocimiento de los privilegios o fueros de excepción y la restauración de las instituciones que fueron quemadas cuando llegaron los borbones. En cambio los liberales decían que lo antiguo estaba pasado. Estas ideas dieron lugar a las guerras carlistas, en el siglo XIX, con más intensidad en Vascongadas y en Cataluña y aquí en el Alto Aragón hicieron sufrir a sus habitantes, como aquel vecino de Ola, que al ser utilizado por un grupo carlista de Navarra, exclamó: “más vale humo que ir a Quicena” y en pueblos como Siétamo,  que tenían desde 1830 el proyecto de regar su monte con el río Guatizalema, vieron como se deshacía, con una de aquellas guerras carlistas.
 Dionisio Ridruejo, sufriendo por estos problemas ,propone en 1962 y publicado en la Argentina   que “para hacer frente al problema, reconociendo su fuerza de realidad, habrá que ir, evidentemente, meditando nuevas fórmulas, alejadas del centralismo  imperativo que hoy se practica y capaces de orillar las reacciones que dieron respuesta en el pasado a las fórmulas de autonomismo, cuando estas parecían sospechosas de privilegio…encubridoras de un espíritu de fuga y exención frente a los  problemas de las regiones de bajo desarrollo o anticipadoras de la pulverización de España”.
¿Porqué, pues los altoaragoneses no hemos progresado como los navarros?. Algunos dicen que porque somos vagos y envidiosos, pero eso es mentira porque genéticamente somos como los navarros de razas de lengua vasca y de celtas primitivos y después procedentes de las invasiones de los bárbaros. Joaquín Costa al que no hacemos caso o más bien no se lo hacen, decía: ”No tenéis los canales de Tamarite y de Sobrarbe porque no queréis. Por vuestra desidia, por vuestra falta de constancia, por vuestra indolencia”. Es “cabreante” al pasar por Angüés, ver como a la calle por la que pasa la carretera, la llaman Avenida de Joaquín Costa, como si este pueblo, casi despoblado, estuviera esperando todavía que por él pase el Canal del Cinca. No son los altoaragoneses los culpables de este retraso, sino los caciques, que han deshecho las ideas del pueblo sobre su futuro. Contemplemos los castillos o enormes fincas que desde Ayerbe van bajando hacia el sur y sepamos que los caciques de entonces se negaron a su riego.Y como hemos visto el gran cacique que Huesca soporta es Zaragoza, que nos suprimió la Universidad, cuando en Pamplona existen dos universidades. Pero no sólo ha sido Zaragoza la culpable de nuestro retroceso, porque también Huesca, ya hace años tomó las aguas del Somontano , al que hoy llaman Plana de Huesca, pero no hizo nada para que aquellos pueblos de San Julián, Barluenga , Loporzano y los de la ribera del Guatizalema no pasasen la necesidad de agua, que ahora están sufriendo. En estos momentos del año 2006, se ha aliviado algo la escasez ce agua, por las obras que el año pasado, se realizaron. Esa antigua conducta de no resolver a los pueblos el problema del agua es insolidaria y tiene malas consecuencias porque, siendo pocos como somos, vamos  camino de nada.
Siempre los altoaragoneses han acudido a actos de confraternización, como a la procesión de Santa Orosia en Jaca y en Yebra de Basa, al Pueyo de Jaca los de Barbastro y una gran comarca del Somontano, con pueblos como Antillón, a la ermita de Santa Quiteria en Tardienta, etc., etc. y a la Ermita de Loreto en Huesca, donde parece que todos los que allí van, aman y son amados por San Lorenzo. Allí se oyen jotas, como se escuchaban antes en todos los pueblos de la provincia, pero no se unen aquellos hombres para que el Alto Aragón progrese y  no tengamos que marchar todos de emigrantes, como por ejemplo mi hermano Manolo. Existe también la desidia, que hace creer a la gente que su  esfuerzo no va a traer el bien común,  quizá porque han visto a los caciques trabajar sólo en su beneficio.
Esta sequía puede que haya sido San Lorenzo el que se la ha pedido al Señor, porque con ella se ha conseguido sacar agua del Canal del Cinca, pero es preciso que se dé la solidaridad entre todos los miembros de la Comarca para solucionar fraternalmente el problema de la falta de agua a Huesca, en primer lugar y los demás pueblos, que carecen de ella.

En Pamplona en la iglesia de San Lorenzo se guarda durante el año la figura de San Fermín y en sus paredes cita a San Lorenzo, hijo de Huesca. San Lorenzo era amigo del agua porque al lado de la ermita se encuentra la alberca de Loreto. 

Curas y labradores

  Son las ocho y media de la mañana del último día de Agosto de este caluroso verano del año 2003. Aparco en la subida que está frente al ja...