domingo, 3 de agosto de 2025

Curas y labradores

 



Son las ocho y media de la mañana del último día de Agosto de este caluroso verano del año 2003. Aparco en la subida que está frente al jardín que hoy ocupa el solar en el que se encontraba edificado el cuartel, que estaba debajo del actual museo y frente a la parte lateral del Seminario. En ese cuartel cumplió el servicio militar de alférez, mi hermano Manolo, que atendió a mi amigo y paisano Cabrero, cuando le cayó un rayo en el Campamento de Igriés. Yo estuve con mi hermano, que fue a visitar a un soldado enfermo y me acuerdo del aprovechamiento de las antiguas construcciones, que hoy día  muchas de ellas se han derribado. Fui andando a la Catedral y al pasar por el seminario vi a Don José María, párroco de Coscullano, que por lo visto había madrugado, para ir a decir misa en diversos lugares, porque ahora son escasos los sacerdotes. No me vio, pero yo miré hacia la pequeña plaza, que está al lado de la puerta del Seminario, donde está el busto de Ramón y Cajal, que parece seguir meditando. Entra por dicha plaza el sol que brilla intensamente, a pesar de haber cambiado enormemente el tiempo, porque el calor ha cedido y el sol, a estas horas parece que me llama y me atrae, para que goce de sus rayos, mientras contemplo la ilustre cabeza de nuestro sabio y después me miro hacia el Monasterio de Montearagón, que parece estar paralelo a nuestra ciudad, a la que mira como la miró en los años de mil noventa y cinco y noventa y seis, con deseos de poseerla, pero los tiempos avanzan y todavía mira a Huesca, en la que ya no contempla el convento de San Bernardo ni el Cuartel ni tantos monumentos, pero que sin embargo la ve crecer. En cambio Huesca se mira a Montearagón con indiferencia porque se ha convertido en una ruina. Sigo por la puerta del Museo y entro por la calle de San Bernardo, oigo la cerradura de una puerta falsa y me parece que por ella, como otras veces, va a salir un labrador oscense, que vive en la calle del Suspiro. Sale por fin el esperado Claraco, saca su bicicleta y nos ponemos a hablar el uno con el otro. Tiene un año más que yo y a pesar de encontrarnos tantas veces, no hablamos de la Agricultura hasta el día de hoy, en que me dice que se va al huerto, porque ya no labra sino que tiene la tierra dada a cultivar por algún otro; es que se van envejeciendo los labradores y como los curas quedan ya muy pocos y pasa con los labradores que están abandonando el cultivo de la tierra y los sacerdotes al morir  no son sustituidos por otros que se dediquen al culto divino. ¡Qué dedicación la de los curas y de los labradores al culto divino del pueblo de la vecina Sierra y al cultivo de la tierra oscense!. Claraco conserva el apodo que, con gran honor, llevaba su familia desde siglos, como todas las casa de labranza de Huesca llevaban el suyo!, ya que su auténtico apellido es el de Sauqué.  Llego por la calle de Dormer a la Catedral y allí observo la cultura del hombre, por ejemplo en el arte del altar mayor, esculpido por Damián Forment y por su hija, cuyos bustos, como el de Cajal en el Seminario, se exponen a la contemplación de los visitantes  y de los fieles, que se quedan admirados por la belleza de la hija escultora. Al marchar, otra vez al lado del Seminario me encuentro a un anciano sacerdote, que casi siempre va sólo, como meditando. Me pongo a hablar con él y me llena de frases sagradas, como la siguiente: la Naturaleza inferior de los animales se rige por las leyes de esa Naturaleza, pero a los hombres Dios nos ha hecho libres y la libertad nos hace a unos, creer en Dios y a otros, como a Ramón y Cajal, dudar de El. El Señor nos dio la libertad.

sábado, 2 de agosto de 2025

La poesía


Fray Luis de León.

“¿Qué es poesía, me preguntas?, mientras clavas en mi pupila, tu pupila azul “, le decía  Gustavo Adolfo Bécquer a una bella joven y se había quedado tan extrañado, que tuvo que  añadir: “Y tú me lo preguntas… poesía eres tú”. Y de la misma forma en que Bécquer hace tal pregunta, nos la hacemos los hombres y mujeres, preocupados no sólo por unos bellos ojos, sino por mil motivos poéticos. Me regaló el matemático Carlos  Torres un libro, que presentaba la misteriosa poesía que se vive con los teoremas y con las distancias interplanetarias y con los múltiplos. Parece ser que la poesía es un secreto que guardan las Musas, pero que nunca se ha descubierto. T. S. Eliot dice que   “La crítica…nunca ha descubierto lo que es la poesía, en el sentido de lograr una definición adecuada”. Según el mejicano Arias de la Canal, hay sueños caprichosos o inspiraciones fantásticas que originan “la palabra  en el inconsciente humano y se transmiten al mundo a través del poeta médium”. Un poeta basa su creación en la inspiración y en su palabra poética, que es algo especial, ya que un prosista no puede utilizar el lenguaje poético. La poesía se basa en los traumas cerebrales,  que pertenecen al  inconsciente colectivo y el poeta-medium  los concreta con sus palabras. Mijail Bajtin(1895-1975) a las preguntas que le hacía Arias, contestaba: “Un poeta se apoya en su inspiración y en su especial lengua poética. Un prosista no dispone de semejante lenguaje poético, “distinto del que habla el prosista, que tiene sus argumentos, su experiencia, sus experimentos. Un prosista no dispone de semejante lenguaje poético”.
En cambio en el poeta Fray Luis de León parece que brota de su pluma un vocabulario poético, como cuando  escribe: ”Despiértenme las aves-con su cantar sonoro no aprendido;-no los cuidados graves,-de que siempre es seguido-quien al humano trato está atenido”. Y al recordar el huerto, nos hace soñar con el nuestro, pues dice.”El aire el huerto orea-y ofrece mil olores al sentido,-los árboles menea-con su manso ruido,-que del oro y del cetro pone olvido”. Se estaba materializando la sociedad y ya casi nadie cultivaba los huertos, pero ahora, que la gente ya no cree en las riquezas y en el poder, vuelve a gozar de la poética estancia en ellos.
León Felipe hijo de un notario, viajó por América y sintió en su cerebro todas las piedrecillas “del río Duero,-del enjuto  Manzanares,- del Hudson,- del Magdalena”. En una de sus poesías hizo  ver “ la hondura de la repulsa y el distanciamiento entre la España peregrina y la oficial”, a la que le dijo ”Tuya es la hacienda,-la casa,-el caballo  y la pistola.-Mía es la voz antigua de la tierra,-Tú te quedas con todo-y me dejas desnudo y errante por el mundo…-mas yo te dejo mudo…¡Mudo!-¿Y cómo vas a recoger el trigo-y alimentar el fuego-si yo me llevo la canción?.

Pero todavía quedan poetas y poetisas, que como la señora Josefa, exclaman:”la poesía es vida y yo amo la vida”. ¿Cómo no iba a amar la vida una señora que ha dado a luz a doce hijos e hijas”?. Después de lo anteriormente dicho, afirmaba que sigue amando la vida y la amará mientras pise la tierra, porque le agrada vivir el amanecer de cada día y la belleza del parque, donde cantan los pájaros, se agitan las hojas de los árboles y este gozar le deja el cuerpo frío como el mármol y caliente como los rayos del sol. Ama la vida, porque después de ver trabajando a sus doce hijos, cuida niños, que son hijos de la ciudad de Huesca.

Curas y labradores

  Son las ocho y media de la mañana del último día de Agosto de este caluroso verano del año 2003. Aparco en la subida que está frente al ja...