miércoles, 30 de julio de 2025

TORO IBERICO


El Mediterráneo es un mar metido entre tierras llenas de color, de cultura y de vida. Toda su costa está ocupada por pueblos que constituyen el núcleo de la Cultura Clásica, como Roma, Grecia, Israel, Fenicia, Egipto, Cartago, Lyon y ¿cómo no hablar de la España Ibérica? Los iberos es probable que tuvieran su origen en el Mediterráneo o si no lo tuvieron, recibieron influencias de las culturas fenicia, griega, cartaginesa y romana, entre las cuales se la está reconociendo ahora. En el mes de octubre de 1997 se ha dado en París una selecta exposición sobre los iberos, exhibiendo más de trescientas piezas originales, encontradas en España y en la zona francesa del Mediterráneo. La cultura ibérica va del siglo VI al I antes de Jesucristo y sus conocimientos abarcan lo social, el arte, la escultura, los adornos, la cerámica y la escritura, afectando no demasiado a la arquitectura, que no destaca, aunque recientemente se ha encontrado en Valdetormo (Teruel), a orillas del río Matarraña, un fortín de esta cultura, con un torreón circular de doce metros de diámetro y cinco de altura. Don Ricardo Olmos opina de los iberos que "quienes labraron en oro diademas, como Javea,  o  esculpieron en piedra caliza las Damas de Elche y Baza no estaban lejos de aquellos otros artistas que crearon sus mejores imágenes para la Acrópolis de Atenas”.  Para demostrar esta afirmación se llevan a París el guerrero número uno de Porcuna, de los comienzos del siglo V a. e, objetos pertenecientes al tesoro de Tivissa (siglo II a.e), como un brazalete espiraliforme, la esfinge alada de Elche (no se lleva la Dama del mismo lugar) y un recipiente de cerámica que representa, en su superficie, la danza guerrera de Liria. Se han encontrado restos de muchas actividades humanas, de la caza, de los lobos, de la ganadería, entre los que se encuentra el toro de Porcuna (siglo VI a.e), otros toricos de Teruel y muchos más, que formaban parte, tal vez, de ganaderías que hubieran dado, artísticamente, origen al toro bravo español. En Navarra, en el pueblo de Artajona, se encontró una cabeza de loro en una columna, resto que puede ser fuera romano, que recuerda la ganadería de Karri-Kirri. En el Imperio de Tiberio, en las monedas de transición de! período ibérico al romano, salen toros en las de Calahorra, Cascante, Alfaro y Tarazona. Salen también en las monedas ibéricas de Tarragona, Sagunto, Cuenca y sobre todo en las andaluzas. Algunos de estos toros dan la sensación,  de ser verdaderamente bravos, porque en ocasiones están embistiendo. Pero hay una moneda de ITUCI (Tejada la Vieja de Sevilla), situada en la zona fenicia y que me regaló en Pamplona un simpático vendedor de la Plaza del Castillo, en cuya cara aparece un guerrero ibérico montado a caballo y portando un escudo, enfrentado a un toro. ”Ahora, al mirar la moneda, tengo dudas de si se trata de un toro”. Esta moneda no se encuentra en el libro Moneda Hispánica", publicado en 1992 y cuyo autor es Fernando Álvarez Burgos. Pudiera tratarse de un cuidador de toros, aunque parece extraño que un cuidador no estuviese en la moneda acompañado de más toros; parece, más bien, que es un precursor de "un caballero cristiano, que pide licencia, ufano, para alancear un toro " El hecho de estar sólo el ibero con un toro, da a entender que se trata de torearlo, pues Juan Belmonte escribe: "Es verdad, y todo el mundo lo sabe, que e! toro, en campo abierto, no embiste; sólo suele embestir el toro abochornado, es decir, que se separa de la majada después de una pelea” . "Se decide el toro a embestir cuando se le fuerza a ello, cuando no tiene más remedio, cuando ya está cansado de rehuir la pelea " De este texto podemos deducir que al toro de la moneda se le ha ~sacado del rebaño y se le ha buscado para que acometa”. Estamos, por tanto, en un precedente de la Fiesta Nacional de los toros, que seguira siendo la mayor afición del pueblo español en tiempos de Felipe II. "De los más de setenta mil habitantes de Madrid, las dos terceras partes acudían a la Plaza Mayor cada vez que se lidiaban cornúpetas, celebrándose el valor y destreza de los caballeros que se enfrentaban a los animales" (Arturo Pérez-Reverte). A estos caballeros les ayudaban los hombres de a pie, como el paje que sale representado en una tabla de Rodrigo de Osuna (siglo XVI), que está en Gandía, y que se sube a un árbol para evitar el ataque del toro. El toreo de a pie, durante el siglo XVI, era como una ayuda a los caballeros y en el siglo XVII,  como dice la Enciclopedia de los toros de Cosía, "acuden ya a las fiestas de toros verdaderas cuadrillas de profesionales navarros o andaluces”. Goya pintó mucho la fiesta de los toros e hizo un retrato del torero José Romero, vestido con un traje  regalado por la Duquesa de Alba. Hoy la fiesta taurina tiene amigos y enemigos, pero la moneda ibérica de antes de Cristo nos recuerda que va unida al pueblo español, desde siempre en el tiempo y geográficamente desde el norte en que se encuentra Pamplona hasta el sur donde se asienta Sevilla.


Los Ovnis de la Biblia, del Medioevo y los que hemos vivido




Cuenta Ramón J. Sender que tenía un niño amigo suyo, que se llamaba Froilán y  el año 1909, murió electrocutado, al contactar su pequeño cometa de trapos  y de cañas, con un cable de alta tensión. Los vecinos del pueblo afirmaban que aquello ocurrió por el influjo nefasto del Cometa Halley, como  el que también se atribuía a un tremendo terremoto ocurrido en Méjico y a la inundación  que causó la desgracia de la niña Omaira y de sus paisanos  colombianos, muertos unos por la erupción del volcán Nevado del Ruiz  y por las corrientes de lodo que dejaron sin vivienda a muchos ecuatorianos.”Sender esperaba la vuelta del Halley para el año 1985 y creía, más loco que yo, que Froilán volvería a visitarlo, montado en su cola”. Hasta Ramón J. Sender, sentía en su interior, como los campesinos más humildes, el paso de los ovnis o platillos volantes y creyó que su amigo el niño Froilán, marcharía por el espacio, montado en el cometa Halley.  Trató de esperar el nuevo paso de dicho cometa, pero Ramón J. Sender, no vivió hasta el año 1985. Pero así como Sender sintió en su mente las aventuras del cometa, tal vez fuera él mismo, el que influyó sobre mí y ese impulso me obligó a esperar la llegada de Froilán, para entregarle, una rana cogida en la balsa del monte, donde Froilán se supone había subido o lo habían montado en el Cometa. Y  hablando de la rana escribí lo siguiente: “¡buen regalo para Froilán , que también es anfibio, porque yo lo vi en la tierra de Huesca y venía e iba por el espacio, a otros espacios más lejanos”; efectivamente  lo vi en Huesca, pero a través de los escritos de Ramón J. Sender.  Sender y yo, estuvimos influidos por la inquietud, presente en la misma Biblia, por ejemplo del Carro de Fuego, del profeta Elías, que bajó del cielo para llevárselo. También,  seguramente, Ramón J. Sender conocería a la hermosa Julieta de Barbastro, mujer amada por todo el mundo, porque además de bella era poetisa y pintora. Un amigo convivió con ella en París y en Cuba y tuvo novios y amantes en Huesca y en Madrid. Pero ella tuvo amigos de lejos de la Tierra, como los gatos venusianos, como ella los llamaba, que de vez en cuando se ponían en contacto con ella y le decían que serían felices si se iba con ellos, en su Ovni. Amaba el arte porque pintaba cuadros al estilo Naif y se los presentaron, en una exposición, después de muerta. Ella nunca quiso dejar esta tierra, que unas veces la hacía feliz y otras la tenía durmiendo debajo de una escalera, en la calle Argensola. Tal vez fue una buena señora la que le dejó ese refugio. Siendo ya mayor, repartía periódicos por Barbastro.  Murió en 1979 a los ochenta años y todo el mundo la quería, sobre todo la juventud. No se sabe como era el Ovni en el que la querían llevar,  como tampoco se conoce la maquinaria del Carro de Fuego de Isaías. Todos los medios de volar por el espacio gozan del misterio de los ovnis, como hemos visto en el cometa Halley, en el Ovni de Barbastro y en el vehículo de Isaías. A Moisés le hablaba el Ser Supremo, desde una “Zarza ardiente”, que tal vez fuera una “nave”, dotada de una gran iluminación. Y ¿qué sería el Arca de la Alianza?, lo ignoramos,  pero pudiera ser un aparato con energía nuclear, con el que produciría el “maná”, alimento completo para subsistir en medios artificiales, como las pastillas que consumen actualmente los “astronautas”. Al llegar la Edad Media, cuando alguno se atrevía a confesar haber visto algún objeto volante, muchas veces perdía su vida, por obra de una justicia cruel. 
Pero el florentino Giotto en el siglo XIV pintó en un cuadro titulado “Adoración de los Magos”, la Estrella de Belén, que guió a los Reyes Magos hasta la cuna de Jesús, en el Portal de Belén. Pintó una estrella con una habilidad, que hace comprender la escasa velocidad que llevaba, para que los Reyes Magos,  no se perdieran. Pero no sólo es el pueblo el que se interesa por estos hechos, sino que los mismos astrónomos,  le pusieron el nombre de Giotto, a la sonda espacial europea (AEE), que lanzaron en 1986, para encontrarse con el cometa Halley.
La estrella de Belén influyó sobre todo el mundo cristiano, porque ¿hay alguna estrella que se desplace a la marcha de los camellos y que se pare al llegar al Portal de Belén?.
Hace unos cincuenta años, que en Siétamo ocurrió lo mismo que le pasó a Constantino, antes de entrar en Roma, es decir que se le apareció en lo alto del cielo una Cruz, con el grabado de “In hoc signum vinces”, que tal vez se lo concediera el Señor como premio a su lucha por el cristianismo en Roma. En Siétamo en una procesión,  cuando pasaba por la Paul, Antonio Bescós , alias Trabuco , observó en el cielo una cruz con ángulos rectos, no formados por gases, que hizo observarla a todos los que participaban en dicha procesión. Este hecho ocurrió hace unos cincuenta años y ya quedan pocos de los asistentes a esa procesión y unos de los que todavía viven se acuerdan de tal hecho y otros, ya lo han olvidado. Hará unos treinta años,  ocurrió un  caso como el  de la  aparición en Arbaniés, es decir de un Ovni o Aparato Volante, que se paró en la cara Sur de la Sierra de Guara, a la altura aproximada de Coscullano. Yo casi ni me acordaba pero Pascual Ordás de Arbaniés, me ha hecho recordar todo lo que allí ocurrió. Estaba dicho Pascual Ordás, nacido en Arbaniés, con Silverio Dueso Ferrando,  también de Arbaniés, pastor del rebaño de ovejas del pueblo, preparando la suelta del ganado. A primera hora de la mañana, empezaron,  en medio de su conversación,  a fijarse en un objeto, que les pareció ser volante, que estaba sobre la cara Sur del Pico de Guara, poco más o menos sobre Coscullano. Miraban y volvían a mirar para ver si hacía algún movimiento, pero estuvo mucho tiempo sin moverse. Pascual también se preguntaba : ¿quién o qué  estará  dentro de este aparato?.  Ellos estaban un tanto extrañados de ver aquel redondo aparato y pensaron si se trataba de un Ovni,  pero,  a pesar de su curiosidad, no esperaron a verlo circular, porque tal vez esperaran que se movería cuando salieran ellos de la paridera y  fueron a darse vuelta por ella,  para ver el ganado y al subir, ya no lo vieron, porque había desaparecido. A los dos o tres días, enterado por las conversaciones de los vecinos de Arbaniés y de Siétamo, subí a hablar con Pascual. Iba acompañado por José María Díaz Castán , hijo del Boticario de Almudévar, donde había nacido, que era muy amigo mío y que tenía una gran afición a estos vuelos misteriosos, pues una noche se llevó a una hija de “Manolotas” y a Pascual,  a San Cosme, donde él afirmaba que se veían Ovnis. Pero no vieron ninguno. Antonio Cano, pastor y gran amigo mío, que todavía vive, contaba que alguna vez, por las noches en San Cosme, veía a su “santero”, cruzando la Plaza, que está delante de la Ermita, por delante de ella, sin pisar el suelo. Así como el escritor famoso José María  Llanas Aguilaniedo,  escribió que una noche se acostó en una tumba vacía del cementerio de Huesca, para escuchar algún sonido de los muertos, el pastor Antonio Cano, afirmaba acudir por la noche al cementerio para intentar oír los mismos sonidos. Otra vez se demostró la preocupación del sabio y del hombre sencillo por los problemas de la humanidad.
Fuimos con Pascual Ordás a Radio Huesca, de donde nos habían llamado y estando en la entrevista, desde la Empresa Alvisa de los Hermanos Albajar,  constructores de cosechadoras de cereales, llamó alguien, que sería,  suponemos que un trabajador, afirmando que también él había contemplado el Vehículo Volante u Ovni de Arbaniés.
Durante la Edad Media fueron abundantes los hechos, por ejemplo Pedro III el Grande en el siglo XIII, en una marcha sobre los Pirineos vio “un terrible dragón de enormes dimensiones que volaba y oscurecía el aire con su aliento”. Un enorme avión en aquellos tiempos podía parecer un dragón, que oscurecía el aire con los gases de la combustión del petróleo que consumía. En el Renacimiento aparecen numerosos cuadros con aparatos volantes, como Fra Filippo de Lippi, que algo tuvo que ver y conocer para pintar una nave que volaba y se jugó la vida para defender lo que había visto.
 Cristobal Colón, no volaba, pero era un gran navegante y  se expresó en cierta ocasión sobre su viaje, inspirado por conocimientos superiores al conocimiento humano, pero no se saben los conocimientos de los que volaban en los Ovnis, que se ignora si fueron hombres o tal vez, ángeles. Pascual Ordás se preguntaba si dentro de aquel Ovni de Arbaniés, había hombres o seres de  otra especie o simplemente materias energéticas.
Teilhard de Chardin dice que el hombre está en evolución y si no ve todos los problemas claros, los intuye. Es el hombre la síntesis de la materia y el espíritu. Su cuerpo es material, pero su espíritu o alma,  tiene la capacidad de razonar y de abstraer, pero la materia no es capaz de tales acciones. Hay una síntesis de alma y cuerpo y el alma causa vida. El Señor dijo al hombre: polvo eres y en polvo te has de convertir, en cambio Cristo que es Hijo de Dios, vino de Él a la vida humana. Tal vez Teilhard de Chardin, contemplara el cuadro del pintor italiano, Paolo Ucello, que perteneció al Quatrocento y  conocido por “ La Thébaide”. El cuadro representa  a Cristo Crucificado y  a una persona rezándole, un tema como otros millares y millares, representados en cuadros, pero en la parte baja de este cuadro, hay un aparato volador, como un platillo volante, que está girando, como si diera vueltas alrededor de Cristo.
“Benedicto XVI ha opinado que Teilhard de Chardin tiene una gran visión, que culmina en una verdadera liturgia cósmica, en la cual el cosmos se convertirá en una hostia viviente”. Teilhard de  Chardin  pensaba:” En la escala de lo cósmico, sólo lo fantástico tiene posibilidad de ser verdadero”.

LOS OVNIS




La gente, en general, se muestra escéptica ante aquello que se propone a su consideración y no ve, otras veces se pone irónica, otras indiferente y no falta quien adopta una posición de desprecio total, como si fuese un dios del Olimpo.
En este caso, yo expongo a vuestra consideración el tema de los objetos volantes no identificados a los que, con la moda de las siglas, llaman ovnis.
Que existen objetos es obvio, que algunos de ellos vuelan, también y que no todos son identificables por todos, es tan evidente como que todas las aves voladoras no pueden ser identificadas por todos.
Vean con que sencillez un ciudadano oscense dijo que había visto ovnis sin mentar tal palabra, manifestó que había observado unos objetos plateados, cuyo brillo(era de día) le hería los ojos y que volaban a gran altura. Si los hubiera identificado, los hubiera llamado aviones, planeadores o les hubiera aplicado el nombre que creyera adecuado a su condición, pero exclamó:¡qué planeadores tan raros!.Es evidente que él se encontraba en presencia de objetos volantes no identificados, pero tal vez esos, para él, ovnis, no lo fueran para otros.¿Estarían pilotados por alguien?. Si ese alguien que los pilotaba o que los hacía volar, nos dijera de qué clase de objetos se trataba, automáticamente dejarían de ser ovnis para el ciudadano oscense, para mí y para "monsieur tout le monde".
Lo bueno del caso es que aquel señor no estaba viendo visiones, pues el mismo día diecisiete del presente mes, otros fidedignos ciudadanos contemplaron el mismo espectáculo.
Pero lo más curioso es que en fecha coincidente, sobre las siete y media de la mañana, por lo menos ocho personas ,hombres, mujeres y niños de Arbaniés divisaron un objeto volante sobre Coscullano, que se desplazaba hacia Panzano. A la misma hora, aproximadamente, un contratista de Apiés vio, no se sabe si el mismo objeto, desde Ayerbe, sobre el pico del Aguila. Por la tarde aparecieron dos jóvenes, en cuya furgoneta portaban una antena parabólica, diciendo ser miembros de una sociedad de seguimiento de ovnis. Alguien,no se quien, supongo que les habría avisado.
Pero no se acaba aquí la historia o cuento, según lo quieran calificar, pues a las diez y media de la noche se volvieron a ver, desde Arbaniés cinco de esos objetos, uno posado en Guara con intermitentes, que luego levantó, otro encima del mismo Guara,con luces rojas, verdes y azules, dos más confusos en su aspecto y más bajos y uno más, blanco de luna, sobre Ibieca.
Para observarlos usaron prismáticos, afirmando que uno era ovalado con luminaria y focos más potentes en los extremos.
No puedo hablar de videntes, visionarios o de veedores; he de hablar de que uno de los que los vieron, expresó su temor a que nos arrasaran, a otro se le puso carne de gallina, diciendo que hasta entonces, eso de los ovnis le parecía un cuento.
A raíz de esta noticia, ha habido personas en la redolada, que han revelado sus observaciones de hace dos años, que mantenían en secreto por temor a los escépticos, a los irónicos y a los del desprecio olímpico.
Yo trato de explicarme el fenómeno y me acuerdo de que durante estos días había movimiento de globos en Monflorite, pero entre tanto por el cielo del Somontano se han visto objetos volantes no identificados.
Para que dejen de ser ovnis es preciso que "hombres o mujeres, con conocimientos, autoridad, prestigio y capacidad de comunicación, que no dicen nada respecto a cuestiones importantes", digan y expliquen para que esos objetos volantes dejen de ser no identificados.
Entre tanto seguiremos creyendo en brujas de las que dice el gallego "que haberlas, hailas" y en ovnis, de los que dice el altoaragonés que "habene, en hay" y yo añado “¡que a sabelos cuantos!”. 

lunes, 28 de julio de 2025

La cuadra de mi casa de Siétamo

 

He escuchado una conversación entre arquitectos, que están tratando de aprovechar todos los fenómenos naturales, para que los seres humanos vivan agradablemente. Yo siempre he gozado de las cosas naturales, como si soñara en estos goces de la energía del sol en los tejados, del calor que debajo de la tierra contribuye a calentar los pisos. Y yo conservo el cantaral de nuestra casa con sus cántaros y su botijo. Se puede encontrar también el encanto en cualquier lugar sencillo, incluso en una cuadra. Para el que por su condición de ciudadano o para ese joven de pueblo que conduce un tractor, puede sonarles algo extraño eso de que la cuadra tenía sus encantos. Quizá no se haya escrito mucho sobre este tema, pero cuando la Sagrada Familia se refugió en un establo, entre una mula y un buey, no sé si lo haría por encontrar en él ese humilde encanto del que he hablado o por la razón pragmática de gozar del calor que con su aliento y con la irradiación de su extensa piel, producían tan voluminosos animales, pero en todo caso se creó un ambiente encantador, tanto, que todo el mundo cristiano lo reproduce, después de dos milenios, en las fiestas navideñas.

En la cuadra languidecía la pobre luz de la bombilla de quince watios, un olor medio aromático de paja seca con fiemo caliente, vaporoso, evacuado por las mulas y un ambiente uniformemente templado hacía que en el establo se estuviera bien. En el resto de la casa el frío era glacial; en el hogar casi se había consumido la leña y el escaso calibo lo había tapado la abuela, para que al día siguiente, después de escalibado, prendiese la ramilla y los tueros recios para freír el almuerzo, calentar el caldero y la cena, secar los peducos del hombre al volver del monte y echar la última calentada. Aquel día, al enterrar las pocas brasas que quedaban con la ceniza, bajamos a la cuadra para mirar como las arañas se movían por sus telas, como las pocas moscas que quedaban, torponas con la estación fría, se enganchaban en las redes para ser devoradas y como la mula torda se echaba pedos; Jorge le levantaba la cola y le ponía una cerilla apagada cerca del “cagadero” y cuando salía el gas se encendía con un ruido de soplido que se acababa cuando la llama alcanzaba su apogeo, al oír el macho morico ese soplido, él resoplaba: brrrrrr……y batía ·a coda, mascando con un ruido característico los cuatro granos que le quedaban y que rebuscaba golosa entre la paja del pesebre. Dábamos volteretas los niños, mientras tanto, sobre la colchoneta de pinocheras del camastro y comprendía que el Niño Jesús hubiera querido nacer entre una mula y un buey. Jesús pudo haber nacido en un castillo pero prefirió el encanto del establo, de la sombra de las palmeras y el de una humilde carpintería al encantamiento seductor de los castillos encantados. El encantamiento de esos castillos, su maleficio, en unos casos producido por fantasmas, muchos de ellos revestidos con sábanas y sonorizados con cadenas ,pero Kafka entendió que en “El Castillo” se encerraba el fantasma del poder, muchos hombres quieren tener acceso a su recinto atraídos por un encanto no natural, que no llena de gozo los sentidos y el alma sino por un encanto alucinante y alienante producido por el encantamiento maléfico, que ejerce el fantasma del poder. Del encanto del establo hemos pasado al desencanto del Castillo a través del encantamiento; se trata de un desencanto por desengaño. Fray Luis de León dice: ”Despiértenme las aves con su cantar sonoro, no aprendido; no los cuidados graves de quien siempre es seguido, quien al humano trato está atenido” y en estos versos queda definido ese paso del encanto al desencanto, pero muchas veces se encuentra uno con estadios intermedios, que reflejan o producen en el alma, asombro unos, angustia vital, melancolía o nostalgia otros. En aquella cuadra, mejor dicho en el espacio empedrado que cubría el declive que iba desde la puerta hasta la cama de paja de las caballerías; al encender la mísera luz, descubría uno como caminaban torpemente las negras y pesadas cucarachas, que a pesar de su fealdad no producían la repugnancia de las marrones y ligeras que aparecen hoy en los mostradores o bajo las cafeteras de algunos bares.

domingo, 27 de julio de 2025

La Urraca o Picaraza

 


Es un ave que vuela y vive en el campo, es una especie de ave paseriforme de la familia Corvidae que habita en Eurasia. Es una de las aves más comunes en Europa, habita hasta una altitud no superior a los 1500 m. La urraca común es una de las aves más inteligentes, y se cree que es más inteligente que la gran mayoría de los animales. La extensión del cuerpo estriado de su encéfalo tiene el mismo tamaño relativo que el de los chimpancés, orangutanes y humanos. Destaca por su cuerpo blanco y negro iridiscente, acabado en una larga cola de color azul o verde metálico dependiendo de cómo incida el sol, mide en torno a 45 cm de longitud con una envergadura de 60 cm. Es prácticamente inconfundible con otra ave. La urraca es el córvido más abundante y extendido en la Península Ibérica, donde cuenta con poblaciones que, si bien han ido en claro aumento hasta principios del presente siglo, durante los últimos tiempos ha pasado a estabilizarse e incluso a iniciar un moderado declive. Aunque en el pasado fue muy perseguida por sus supuestos daños a la caza y a los cultivos, la urraca ha alcanzado un notable éxito por su capacidad para adaptarse a los ambientes más humanizados. En Escocia una urraca en una ventana anuncia una muerte próxima en la casa. Según una leyenda de la mitología grecolatina, recogida por el poeta Ovidio en sus Metamorfosis, ​ las piérides, hijas del rey Piero de Macedonia, fueron transformadas en urracas al perder en un duelo musical contra las musas. La urraca habita principalmente en paisajes abiertos con prados, arbustos y grupos de árboles. Se encuentra tanto en las tierras bajas como en las montañas. Busca proximidad a los humanos, pues su presencia la protege de depredadores y asegura un acceso fácil a alimentos: los restos de comida que tiramos. Es especialmente ingeniosa cuando da la vuelta a piedras (hasta aproximadamente 10 cm de tamaño). La urraca también recoge fruta directamente de los árboles. Antes de comer avispas, las aplasta completamente con su pico. Las urracas crean depósitos de alimentos durante todo el año. Para evitar que otros animales los roben esconde la comida en lugares diferentes. Las urracas regurgitan la parte de la comida que no pueden digerir en forma de egagrópilas. Durante la temporada de cría las parejas reproductoras viven solas en sus territorios. Las aves no emparejadas viven en grupos con una estricta jerarquía. En invierno se unen todas las urracas de la zona en bandadas. Son muy dicharacheras. Las urracas nacen desnudas y con los ojos cerrados. Durante 12 días la madre no se aparta de ellas y el padre lleva comida para toda la familia. Con 24 a 30 días las crías abandonan el nido por primera vez. Aún no saben volar bien y los padres siguen llevándoles comida y protegiéndolos. Aproximadamente con 45 días las aves jóvenes comienzan a buscar comida en el suelo por sí mismas, pero siguen dependiendo de las aves adultas durante unas tres semanas más. Por tanto, si encuentras pequeñas urracas en suelo no hace falta que hagas nada. Sus padres cuidan de ellas. La urraca puede vivir hasta 16 años, pero debido a sus numerosos depredadores naturales, en estado salvaje habitualmente no supera los 3 años. Pero su relativamente reciente asalto a las ciudades no puede hacernos olvidar que su hábitat originario y óptimo son los paisajes agrarios en sentido amplio, con arbolado disperso. La urraca huye de las zonas densamente arboladas, claramente no es un ave forestal ni tampoco un ave puramente esteparia. Son aves sedentarias muy tolerantes a la presencia humana y seguramente comprendieron desde muy pronto que las comunidades humanas son fuente de abundante alimento. Fue esa tolerancia hacia los humanos junto con su extraordinaria inteligencia la que preparó a la especie para su relativamente reciente expansión hacia las ciudades, donde hoy son una presencia habitual en parques urbanos y zonas suburbanas, como en la piscina de mi casa, donde acude diariamente compartiendo agua y compañía con mi familia.




viernes, 25 de julio de 2025

Les Souffleurs.-

    

En el parque de Huesca, los Soufleurs.                                        

Esta dulce  mañana de principios del Otoño, me he encontrado con un grupo, ¿de qué?.  No lo he sabido hasta que me han invitado a sentarme sobre uno de los hermosos bancos de mosaicos árabes, dentro de la Rosaleda del Parque, en la que todavía lucen unas rosas amarillas y otras rojas.

Iban damas y caballeros vestidos de negro y con unos tubos, en sus manos, también negros, con los que apuntaban al cielo, otras veces a algún compañero o compañera, de tal forma que parecían representar un ejército en que sus miembros, se dominaran unos a otros. Pero no era así, porque me invitaron a sentarme en uno de los  citados bancos y pusieron en comunicación los tubos negros, desde las bocas  de unos pregoneros y pregoneras a los oídos de los demás.

En un momento dado un caballero me abanicó con un abanico también negro y ante tal signo, se pusieron en mis oídos sus palabras a través de los tubos. ¿Qué decían?. Eran auténticas poesías que hablaban de amor, lamentándose de la desaparición de las manos que acariciaban al que recitaba la  poesía.  Et toujours, avec ses parapluies ouberts, regardaint sur le ciel, quand une dame disait : siempre hay que apuntar hacia la luna porque, aún en caso de fracaso se llega a las estrellas. Si el hombre siempre las ha mirado y aspira a llegar a ellas, como ya ha  llegado a la Luna y está estudiando la forma de llegar a Marte.

Dicen que el cielo está lleno de agujeros negros y por ellos desaparecerán aquellas estrellas que contemplaban mis amigos, cuya amistad nos ganamos mutuamente en escasos minutos.

Hoy día las artes y la poesía no proliferan en el Mundo, pero estos amigos de Les Souffleurs son poetas y poetisas vivientes, aunque van vestidos de negro.¡Tal vez lamenten con ese color con que en Europa se han vestido los sacerdotes cristianos,  la posible desaparición de las estrellas, como desaparecieron las manos de la persona amada!.

Conventos de Santa Teresa de Jesús en Huesca

Convento Carmelitas Descalzas de Huesca.

Conventos de Santa Teresa de Jesús los hay en España con una gran proliferación y Huesca no podía ser menos porque yo me acuerdo,  de haber estado en dicho convento en varias ocasiones. Una, cuando mi tía Luisa, hermana de mi padre, me llevaba con ella a visitar a las Teresianas Descalzas,  que seguían  el ejemplo de Santa Teresa de Jesús  en  ese Convento, localizado en la Plaza de Zaragoza, que fue construido entre los años de 1641 y 1704.Quedaba yo impresionado en aquella iglesia de estilo barroco, con sus imágenes impresionantes y sus pinturas en los muros. Más tarde tuve que ir en alguna ocasión a llamar a las monjas,  con una campana, cuyo badajo tenía que mover con una cadena. Acudían a  abrirme monjas con sus rostros tapados con velos y me conducían al gallinero, donde yo tenía que visitar a los gallos y  a las gallinas. Las monjas, para verme actuar con los gallos, se levantaban el velo y cuando yo levantaba la vista, hacían volver al velo a ocultar su rostro. Tenían costumbres antiguas, porque Santa Teresa de Jesús, va a hacer quinientos años, que nació. Hoy las Teresianas Descalzas,  han abandonado el antiguo Convento y se han trasladado fuera de la ciudad de Huesca, en la carretera de Zaragoza. En ese lugar, lejos del “mundanal ruido”,  se dedican a leer las obras de la Santa y a estudiarlas, otras veces, en otras ocasiones consideraban,  por ejemplo aquellos viajes, que montadas en carros se trasladaban a fundar nuevos conventos o moradas. En muchas ocasiones se dedican a leer  y reflexionar sobre los escritos de la Santa. El viejo convento de la Plaza de Zaragoza inspira un respeto imponente y ahora, atendido por los Padres Carmelitas, sigue siendo visitado por muchos oscenses, que asisten a misa y a pensar en los problemas espirituales. Pero aquel histórico convento, como he dicho construido entre 1641 y 1704, se ha visto rodeado por edificios civiles, que casi impedían a las Carmelitas contemplar la Naturaleza por sus lados y tenían que mirar siempre hacia el cielo. Gracias a los Carmelitas se van conservando, por ejemplo la imagen de la fachada de la iglesia, que representa a Santa Teresa de Jesús, a la cual las palomas iban destruyendo poco a poco. A la derecha de la Iglesia se entra en un claustro,  en el que en Navidad se exponen Belenes y en Semana Santa se recuerdan las procesiones, que hacen vivir a los fieles,  la muerte de Cristo. Pero las monjas querían salir de aquellos apretados muros para contemplar al Señor en un ambiente libre del mundo y cercano a la gloria del cielo. Leyendo a Fernando Patxot, en “Las Ruinas de mi convento” y mirando la alegría de su arquitectura, leo  “Parece una habitación levantada en medio de un campo verde y frondoso. Por donde menos dista del poblado es una legua. En los inviernos rigurosos, aquel verde de diversos matices, se cubre de una blancura brillante”. La nieve vuelve blanco el paisaje y parece que las almas de las monjas, derraman un brillo de sus almas.

Las Carmelitas, cuando abandonaron el convento del centro de la capital, se llevaron consigo el mosaico, de 1792, que adorna el recibidor, y  que colocaron debajo de la reja. Es una reja luminosa, que no está, como las de los antiguos conventos, oscurecida por cortinas que impedían verse a los visitantes con las hermanas visitadas. Ahora esos mosaicos, transmiten la antigua alegría que transmiten sus flores y sus pájaros y que, cuando las monjas vinieron de la Plaza de Zaragoza, quisieron llevarse consigo el placer que les producían, y que siguen produciéndoles. Ese placer las unía con Dios. No me extraña que esos mosaicos alegrasen a las Carmelitas Descalzas, porque a mí,  que me siento, frente a la reja del recibidor, cuando los miro me llenan de contento el corazón,  porque exponen ante mí, un color blanco y azul, convertidos en vida. Una vida que viene de muy lejos porque en medio de la escena de los ciervos, los pájaros, la gran variedad de flores y un jarrón, pone la fecha de 1790,en que todavía vivía el Conde de Aranda en Siétamo y de donde saqué, después de destruido su castillo, unos mosaicos ingenuos, que también alegraban el corazón. La fecha de la muerte del conde es la de 1798 y la fecha que preside los del convento de las monjas descalzas del Carmelo, es la de 1790. Proceden los alegres y artísticos adornos del año de mil setecientos y pico y la vida de esos ángeles que acompañan a las flores y a las aves, vienen todavía desde más lejos que de la fecha de mil setecientos.
El fondo de los mosaicos es blanco y el color de los ciervos, de las aves y de las flores, es azul, como el color del cielo. Al otro lado de la reja se divisan las sillas en que se asientan las carmelitas, que no tienen necesidad de ver tales dibujos tan alegres, pues sus almas limpias, sienten alegría sin ver las flores y los pájaros, en cambio en mi mente esas flores y esos animales, purifican la conciencia de mis pecados en este mundo.
La Madre Superiora, me hablaba del origen de todas las hermanas carmelitas, unas españolas, otras africanas, otras asiáticas  y muchas americanas. Y me explicó como Santa Teresa de Jesús, cuya figura presidía el recibidor,  acompañada por San Juan de la Cruz, vivía en una época, en la que existían muchos mayorazgos y valoraban mucho el ser personas de sangre limpia. Santa Teresa nunca consintió que se supieran los apellidos de las familias de cada monja, para ayudar a todas las demás. Han pasado muchos años y hoy se aprecian en plan de igualdad, la patria o la raza de cada una de las hermanas del Convento de las Teresianas Descalzas. Todas son hijas de Dios. En prueba de este pensamiento, se divisan escudos del Carmelo entre todos los animales y flores que están representadas en los mosaicos. Para la Madre Superiora todas las monjas del convento son Hijas de la Virgen del Carmen y hermanas de Cristo. Sigue diciendo la Madre, prescindir de la humanidad de Cristo, es un fracaso,  porque la humanidad es la que te abre las puertas de la Divinidad. Jesucristo es Dios y hombre, pues dijo Cristo: “Quien me ve ha visto a mí, ha visto al Padre”. Muchos ateos dicen  que no creen en Dios porque no lo han visto y ahora que se están estudiando las Partículas de Dios o bosones de Higgs, que  no se sabía que existían, porque no se veían,  pero ahora ya se ven. Dios es Todopoderoso y el hombre es su criatura. ¡Qué fe tiene la Madre Superiora de las Carmelitas Descalzas de la carretera de Zaragoza!. Ahora se están preparando las monjas carmelitas para celebrar el quinientos aniversario del nacimiento de Santa Teresa, el 28 de marzo de 1515. Todas las monjas de Santa Teresa del mundo, se reúnen en comunidad, porque todas son Hijas de Dios, discípulas de Santa Teresa  y por tanto Hijas de la Virgen del Carmen y Hermanas de Jesucristo.

jueves, 24 de julio de 2025

Las grullas en la Alberca de Marmoré de Montmesa.





En el pueblo de Montmesa, en sus orillas, se encuentra el Pantano de la Sotonera. Cuando yo estuve de  veterinario en Bolea, bajaba en ocasiones a Montmesa y contemplaba su iglesia  Mudéjar, de un bello y noble estilo árabe y a su alrededor se alzaban las casas de los agricultores, conocidos por mí. Vivían sus vecinos y cantaban, dicen que como unas doscientas especies de aves, que siempre permanecían  en aquellas tierras y otras,  como las grullas, descansaban en sus emigraciones en la Alberca de Alboré. Era un pueblo fecundo, pues no sólo criaban en él, las aves y los peces, sino que incluso existía una Parada de solípedos. Ahora no se ven recios caballos, y yeguas que llevaban a cubrirlas, porque  todo el cultivo es mecánico. En casa de Sarasa he visto fotografías de caballos y de yeguas. Al pasar por delante de una nave, donde depositan los labradores, la yerba y la paja, he visto dentro de ella un asno, que su  dueño conserva, como un recuerdo vivo de tiempos pasados. Las personas con las que más nos hemos  tratado, eran Ernesto San Martín Campo, nacido el día cinco de Mayo de 1935, con el que estuvimos juntos en Huesca, haciendo el Servicio Militar, por el año de 1955. Somos además lejanos parientes, a través de los Vallés de Castilsabás.  Al llegar a Montmesa, te acuerdas de aquella época, en que hacíamos el Servicio Militar, hoy desaparecido, con Ernesto San Martín Campo y admirabas a su esposa María Teresa Reula, amiga de  Feli, mi esposa.  Siempre fue bella María Teresa y simpática con una sonrisa que hace felices a los que la rodean. Es hermana de Reula,  fuerte labrador y cosechador de ese medicamento sanitario,  al que muchos toman por placer, y que se llama manzanilla. Recuerdo también a Antonio Borderías Rasal,  que tenía un cuerpo grande y fuerte y un temperamento noble, y yo imaginaba  que esas cualidades provenían de alguna montaña, de las que se elevan  por allá arriba, por el Norte. Convivía toda la familia con la joven  María Pilar, que poseía una belleza singular, pero  que murió en plena juventud. ¡Qué recuerdos tan hermosos por un lado y tan tristes por el otro!. Caminando desde casa de Ernesto, casado con Teresa Reula  pasaba por delante de la noble e infanzona casa de Omiste. Al llegar a ella, que se encuentra cerca de la casa  de Borderías, se ve uno admirado, porque el 27 de Marzo de 2016, me recordé de los padres del Veterinario Militar, Omiste, que amablemente me invitaron. Después de muchísimos años me acordé de mi compañero el Veterinario, que murió en accidente automovilístico, y tuve el triste recuerdo de un amigo desaparecido, no sólo de Montmesa, sino del mapa de los hombres vivos.  Pero esta casa histórica de Fernando Omiste el día 27 de Marzo del año de 2016, exhibe al pasar por su fachada, medio pórtico, que descubrieron, pues estaba antes borrado por mezclas de yesos  que alguna construcción, hace poco tiempo y quedé sorprendido por su belleza y por aquellos casi olvidados recuerdos de los “lauburus” y otros diversos adornos de tres y de dos cabezas. Un “lauburu” es una palabra vasca, que significa “cuatro cabezas”. Se han encontrado “lauburus” en Aragón, sobre todo por la provincia de Huesca.  Por ejemplo yo los he visto en Coscullano, en Arbaniés, en Torres de Montes, en Velillas y en otros lugares de los que ahora, no recuerdo. Por ejemplo se exhibe uno en Casa Casalera en Pueyo de Broto. Se les ha dedicado más atención en el País Vasco, en su parte española y francesa, pero abundan en Aragón. Es un lauburu, una cruz de los brazos curvilíneos. Se han encontrado tetrasquetes  y trisquetes y otras variedades, como me quedé encantado cuando vi  que estaban algunas de ellas en la fachada de Casa Omiste. Omiste es una palabra vasco-aragonesa como puede verse en el antiguo libro de la familia de Omiste de Chimillas y  le dan al “lauburu” un origen vasco, que por su difusión por el Mundo, se ve que son de origen indo europeo. En latín identifican a los “lauburus” con los lábaros. Recordé al veterinario Omiste, que siempre había tratado en aquellos primeros años de ejercitar mi carrera y agradecía al Señor, la unión de su defunción con los “tetrasquetes y trisquetes” de piedra que adornaban las puertas de su casa, haciendo una común unión entre el alma y la vida corporal  de los hombres.
El actual Fernando Omiste tiene un origen histórico, y sigue con él, pues es Alcalde del Ayuntamiento y además su apellido viene de varios lugares de la provincia de Huesca. Por ejemplo de Omiste, encima de Guara, como escribió Durán Gudiol, al que coloca a mitad del camino, en línea recta entre Anzánigo y Rasal. Le da  el sabio Durán Gudiol una fecha en la que estuvo vivo dicho pueblo, que es el siglo XII. Así mismo hay un despoblado, convertido en una explotación ganadera, en los términos de Montmesa. Hay una paridera, que fue un poblado a 462 metros de altura. Se encuentra el despoblado de Omiste, que conserva un oratorio, hoy ocupado por una explotación agropecuaria, integrada en los términos de Montmesa y Biscarrués.
Pero no sólo tiene un pasado histórico, sino que cultiva el futuro de Montmesa, porque ha construido un centro de interpretación ornitológica por la gran abundancia de grullas y otras especies, que visitan Montmesa, cada año. Fernando Omiste quiere evitar por procedimientos, que no perjudiquen a las grullas, los perjuicios que cada año hacen en algún lugar, en que duermen las aves. Y sigue Fernando Omiste trabajando por el desarrollo de las emigraciones de las grullas, por las orillas de Montmesa, apoyado por Ernesto San Martín, Presidente de la Sociedad de Alboré.
Al bajar al centro del pueblo, hemos ido a visitar a los dueños de Casa Sarasa de Montmesa. Han sido sus amos una familia, con la que siempre nos hemos tratado, porque el hermano mayor de su actual dueño, estudió en Huesca y en Zaragoza, acompañado por mi hermano Manolo, para ser Médicos. Tenía el médico Sarasa una gran amistad con mi hermano mayor. Manolo, que al akcabar la carrera, después de especializarse en Psiquiatría, marchó a los Estados Unidos. Pero su amigo Sarasa, se escribía con él y le preparó el camino para que cruzara también el Océano y trabajara en los Estados Unidos. Mi hermano desde América, quiso que antes de marchar a tal lugar, aprendiera inglés, pero no lo hizo, pero al poco tiempo, aprendió el inglés. Varias veces, cuando ha venido a España, hemos conversado y en cierta ocasión, el Médico Sarasa  vino a Siétamo, a darnos el pésame, cuando mi hermano Manolo, murió.  Como he escrito más arriba, ¡qué recuerdos tan hermosos por un lado y tan tristes por otro!. El tiempo va pasando, pasando y mientras viva, me podré acordar de mis amigos, todavía vivos y de los amigos y hermanos, que ya se fueron de este mundo.
He salido impresionado del viaje, que me ha dado mi esposa, hasta Montmesa,  porque  los campos, casi llanos, con las montañas que corren por el Norte, son de un intenso color verde y de una gran extensión;  yo creo que esta impresión ha sido producida por la Concentración Parcelaria, que se ha realizado, estos años anteriores.
La casa de Ernesto y de su esposa es de gruesas paredes, como son las casas antiguas de los pueblos, que defienden su interior del calor y del frío. El día de los últimos del mes de Marzo era caluroso y en el interior de la casa, se estaba fresco.
Se queda uno impresionado por una casa, que ha visto transformarse sus cuadras para alojar y cuidar a  los machos y mulas, con los que se labraban aquellas tierras, en que se unía la belleza de las aguas que las rodeaban y el cielo y las orillas de Alboré, donde millares de aves, volaban y cantaban. Eran y ahora son más grandes aquellas casas, con la transformación de las cuadras en salones, donde cuelgan instrumentos de los antiguos labradores, desde cabestros de cuero, adornados con clavos dorados, con los que escriben las iniciales de los nombres de los dueños de aquellas caballerías.  Se llena uno de optimismo al contemplar los viejos carteles que anunciaban las fiestas del pueblo  y otros de las corridas de toros en Huesca, capital. Al otro lado de casa, se encuentra un huerto, del que están restaurando sus paredes de piedra, alguna tallada a mano y se levantan orgullosas unas acelgas verdes y altas, que se guardan en plena naturaleza, para el consumo de Ernesto y de Marité. Al salir de su casa, se encuentra un edificio, que refleja el optimismo de aquellos hijos de Montmesa,  que levantaron,  hace ya una multitud de años.  En su fachada pone: “Fábrica de caramelos”. Hoy da tristeza ese afán por alcanzar un dulce porvenir, que se pasó y no volverá.
En una mesa de nogal y rodeados de antiguas rejas artísticas de hierro forjado, Marite Vitalla, esposa de Ernesto, nos hizo dar un delicioso bocado y un trago de buen vino, que duerme desde hace una multitud de años, en aquellos toneles, que hacen recordar a sus antepasados. Salimos de su casa para dirigirnos a la de Sarasa y al pasar por la casa muchas veces cerrada de Omiste, descubrí  aquellos “lauburus” antiquísimos, que proclaman,  aunque casi nadie les hace caso, el paso de los eternos tiempos, en que el hombre buscaba y sigue buscando sus orígenes. Pero yo, fijándome en estos “lauburus”, en la desaparición de las cuadras, en la concentración parcelaria de los campos, y su color verde por el riego de sus cereales, los toneles de vino rancio, las acelgas del huerto, y en la que fue Escuela de Montmesa, donde se muestra un Centro de Interpretación de la Naturaleza y el deseo ardiente de los hijos de Montmesa, de conservar su iglesia Parroquial de estilo Mozárabe, me voy dando también cuenta de la disminución de la población, que vivía en Montmesa, pero me alegro enormemente de la  presencia de Sarasa con su esposa Pili y de Ernesto con la suya, Tere, que el año pasado nos juntamos en la Playa de Comarruga  y este año, volveremos a hacerlo. Nos encontramos delante de la casa de los Sarasas y ante tal edificio, se me fue el recuerdo de la playa de Comarruga, al entrar en dicha casa, que era simplemente un gran palacio. Estaban salones enormes, en uno de los cuales, en su centro, estaba una gran mesa redonda, sobre cuyo tablero, y unos centímetros más alto, daba vueltas uno de menor tamaño. Era una obra de la imaginación humana, en la que no sabía uno si pensar en una mesa de algún juego, o de una mesa secundaria, sobre la cual darían vueltas con el  impulso de los invitados, los ricos platos de ternasco y las múltiples botellas y botellines de licores.  Era tan inmensa la riqueza de lo que en tal casa se guardaba, que al querer el dueño Sarasa de esta casa-palacio, seguir mostrándome otros muchos tesoros de la artesanía y del arte, yo le dije, que me quedaba muy agradecido a su interés por que yo conociera tanta obra del hombre, paro que ya no me sentía capaz de admirar más objetos, unos útiles y otros bellos.
Ernesto, al salir de la casa de Sarasa, abrió la antigua Escuela, convertida en un kauténtico Museo de un mundo de la Naturaleza del pueblo de Montmesa, con sus cielos, en ocasiones, llenos de grullas y generalmente, de pájaros cantores en número de unas doscientas especies, de aves, algunas tan sencillas y de tantos colores con la cardelina o jilguero. Al montar en el coche,  para volver a nuestra casa, quedé enamorado de la torre mudéjar de la iglesia, que recibió desde hace siglos los recuerdos de paz y de guerra de otros tiempos y ahora parecía que nos saludaba amorosamente, diciéndonos que volvamos en alguna otra ocasión. Pero aparte de recibir la bendición de una torre tan bella, sentimos en nuestros corazones, la alegría de habernos encontrado con la feliz pareja dueña de casa Sarasa, que cada vez que los veo,  me acuerdo de mi difunto hermano Manolo. También nos llenó de alegría el recuerdos de aquellos años, en que hicimos el Servicio Militar con Ernesto, en esos momentos acompañado por su alegre esposa María Teresa. ¡Luego estaremos juntos en Comarruga, recordando desde el Mediterráneo, la Alberca de Marmoré!.

miércoles, 23 de julio de 2025

Del pasar

 


¡Qué usted lo pase bien, don Antonio!, y claro que don Antonio procuraba pasárselo lo mejor que podía y el ceremonioso que se lo había deseado, no sabemos si de verdad, para sus adentros decía: y yo también.
En este caso, seguro que lo deseaba de verdad, aunque luego las pasara canutas. Porque en esto del pasar, hay muchos pasares. Pasa el tiempo, cuya carrera va ligera tras de sí. Pasa la vida como un breve día. Pasa un buen día lo que hemos esperado durante muchos días. Pasa un rato que , si es malo, se hace eterno y, si es bueno, vuela.
Así explicaba Einstein la teoría de la relatividad. No sólo pasa todo lo relativo al tiempo, sino que pasan las guerras, pasan los ríos, pasan los coches, los trenes, la gente, las modas y la belleza. Y se habla de la pasada guerra, de que agua pasada no mueve molino, de que ha pasado el tren o el autobús, de lo rancia que era la gente pasada y de lo pasada que está Fulanita.
Todos hemos pasado alguna vez por el aro, algunos por la vicaría, los chinos por los paralelos y César por el Rubicón.
Para algunos sólo hay dos formas de pasarlo o pasárselo: bien o mal. Cuando a uno le dicen que lo pase bien, quedan incluidos en el deseo todos los bienes. Cuando uno lo pasa mal, en ese “las”, se incluyen todas las cosas pasables o por lo menos, explícitamente, no se excluye ninguna. Yo creo que hay gentes que lo pasan bien, otras tienen un buen pasar, otras tienen un pasar mediano y muchas que las pasan negras.
Cuando se murió uno que lo pasaba bien y el cura anunció que Fulano había pasado a mejor vida, el monaguillo exclamó: ¿aún mejor?.
El que tiene un buen pasar es como si pasara la acequia por el puente; el que tiene un mediano pasar es como si la pasara por las pasaderas y el que las pasa moradas es como el que va como “cagallón por acequia”.
Hay personas que se dedican a jugar malas pasadas a los demás, hay otras a las que siempre les pasan cosas, otras que pasan por alto las ofensas, otras que pasan balones por bajo, y otras que se pasan todo por debajo de los balones. Hay a quien le pasa la suerte de largo, y hay quien coge las tordas cuando pasan. Hay algunos a quienes no les pasa la comida y algunas a quienes les pasa de todo. A pesar de lo antedicho, aún hay quien dice que nunca pasa nada. Y en tiempos modernos tenemos a los pasotas que pasan de todo, y a Luis García, que me pasa este escrito a máquina.  

martes, 22 de julio de 2025

Julio Casabona, un veterinario aragonés en Mauthausen



Cuando uno visita los cementerios, no oye el sonido de las palabras ni los lamentos ni las risas de los seres humanos, allí enterrados, pero uno, sin embargo, escucha los amores, las alegrías y las penas de la vida de aquellos que ahora están muertos. He pasado por el camposanto de Sariñena, donde está enterrado con su esposa María Cruz Anoro Barrieras, Julio Cesáreo Casabona Marías. ¿Quién era este Julio Casabona? Era el hijo del veterinario Julio Felipe Casabona y Gracia, nacido en Monegrillo, en 1882. Ingresó en 1896 en la Escuela de Veterinaria de Zaragoza, acabó la carrera y estuvo ejerciéndola en Sariñena. Ahora parece extraño que los estudiantes que querían hacerse veterinarios fuesen a estudiar a centros denominados Escuelas. A mí no se me hace extraña tal denominación, porque aunque estudié toda mi carrera en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, me matriculé en el edificio donde se asentó dicha Escuela y que estaba cerca de las ruinas de la Puerta del Carmen. Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero yo creo que nuestras vidas están llenas de risas y de lágrimas, que se hacen eternamente presentes al Señor. Esto le pasó también al veterinario Julio Casabona, porque fue feliz en Monegrillo en la casa de labrador de su padre y de su madre, después se casó, en 1904, en Sariñena con Ascensión Marías Allué, en tal pueblo nacida, con la que tuvo dos hijos, a saber, Antonio y Julio Cesáreo. Como a tantos y tantos españoles, nos estaba llegando la profecía del poeta, que dice así: “Españolito, que al mundo vienes, te guarde Dios, que una de las dos Españas, ha de helarte el corazón”. Daba igual que uno fuera monárquico o republicano y el veterinario Julio Casabona Gracia, “el día 14 de Julio de 1936 escribía a D. Diego Martínez Barrio, lamentando, entre otras cosas, el asesinato de Calvo Sotelo y comentándole la tensa situación que se vivía en Sariñena ... recordando una carta que, un año antes, había dirigido a su compañero y correligionario, el veterinario Félix Gordón Ordás, sobre el desprestigio de la clase política española”. Le recordaba también la “necesidad de imponer la autoridad y el cumplimiento de la Ley”. A los pocos días llegó la Guerra Civil y fue incorporado en el Ejército como Alférez Veterinario y sus dos hijos también participaron en la contienda y acabada ésta, huyeron a Francia y estuvieron internados en un campo, a orillas del Mediterráneo. ¡Bienvenido mal, si vienes solo!, pero no les llegó sólo el mal de nuestra guerra, sino que en la segunda Guerra Mundial y siendo voluntarios en los servicios de la Línea Maginot, fueron detenidos por los nazis y enviados al campo de exterminio de Mathaussen. En este campo había unas porquerizas, donde al tiempo que los humanos adelgazaban, tenían que engordar los cerdos. Su propietario era el comandante Ziereis, que cuando se enteró de que había un veterinario prisionero, lo puso al frente de la granja. Al darle tal encargo le dijo al veterinario Julio: “La vida de un prisionero español me importa muy poco al lado de uno de mis hermosos cerdos. Para mí, un cerdo de éstos está muy por encima de cualquiera de vosotros, porque sois unos subhombres”. No era Julio un subhombre, sino un hombre entero, pues ayudado por sus dos hijos y por su amigo Cabezas, se dedicó, durante los cinco años que estuvo sometido al terror de ese campo de muerte, a organizar un grupo de auxilio a sus compañeros, salvándoles la vida a muchos. Encargó a su hijo llamado como él, Julio, que transportara patatas y remolachas, destinadas al alimento de los cerdos, a un escondrijo de las porquerizas para dar de comer a los compañeros más extenuados, evitándoles la muerte. Al acabar la Guerra, se dispersaron por el mundo, muriendo Don Julio en Montevideo el año de 1961. Su hijo Julio Cesáreo no pudo resistir a la llamada de volver a España y regresó, desde Montevideo a Sariñena, donde murió el año de 1994. Allí está en el cementerio y no se le oye hablar, pero uno escucha los gestos nobles de unos aragoneses monegrinos, amigos de la humanidad y Julio, como veterinario, de los animales.


lunes, 21 de julio de 2025

En busca de la música




Estando acomodado en un Hotel de Comarruga, cuando salía de la habitación para usar  el ascensor, me fijaba,  cada vez que pasaba por delante del mismo, en contemplar apoyadas en la pared e implantadas en un recipiente, diez cañas gigantes. Llamaban la atención por su tamaño y por el brillo de su color negro y brillante. Son vegetales, que tanto en Africa, como en España, son cañas de bambú,  que llaman la atención por su tamaño. Pero en aquella ocasión me enteré de que golpeándolas con los dedos, lanzan sonidos musicales. Yo conocía aquellas cañas musicales, que usaban los indígenas de Africa, unas veces como lanzas,  con  las que se defendían   y cazaban los indígenas de Africa,  pero ignoraba que sus estructuras,  fueran capaces de producir  sonidos musicales.
Pero, un día cualquiera, al salir de la habitación del Hotel, me ha llamado la atención la escena entre una señora, que me daba la espalda,  frente a  las diez cañas de bambú,   a las que siempre había observado silenciosas, pero que ahora hacían sonar desde ellas notas musicales, porque la citada señora, que no me veía por estar de espaldas a mí, estaba golpeando con sus dedos, unas veces  elevados hacia arriba de las cañas y otras que los bajaba en las mismas cañas, que hacían sonar una música africana.
Se dio al fin cuenta de mi observadora presencia y se llevó una inesperada sorpresa.  Admirado de su amor al arte musical, después de saludarla, le pregunté cómo se llamaba y me contesto que Natividad, precioso  nombre, que precede a su noble apellido de Prieto.

Conservatorio  Fracassi , Buenos Aires.

Ese nombre se adapta muy bien a la música, confesándome que,  que en Buenos Aires,  en el “Conservatorio FRACASSI”, fue durante algún tiempo profesora de Música. Su rostro alegre y sus dulces palabras, confirmaban su pasado musical, pues sentía la belleza de los sonidos en aquel adorno  de cañas de bambú, en la escalera del Hotel.
Al confirmarme la naturaleza africana de estas cañas de bambú, que en su vida vegetal aspiran por un lado , a la defensa de las vidas humanas, convertidas  en lanzas  y por otro lado  Natividad  me estaba demostrando,  su capacidad de producir música tañendo esas cañas de bambú.  Recibí una lección,  sobre la armonía entre Natividad, hermosa mujer y las cañas de bambú, que estaban instaladas en el rellano de la escalera de un Hotel, para alegrar la vida de los humanos, de una forma tan espontánea,
Su condición de profesora de música, detuvo  mis pasos en el rellano de la escalera, al contemplar esas cañas de bambú, africanas y se puso espontáneamente,  a dar un concierto musical.  Ella, no sé si era argentina, lo que explica su curiosidad por todos los instrumentos, fundados  en la cañas,  incluso las  africanas, al recordar  los instrumentos musicales, fabricados también con cañas,  que alegran la vida de los sudamericanos. Aquellas ornamentales cañas de bambú, le recordaron aquellas flautas sudamericanas, fabricadas también con cañas que suenan,  por  ejemplo,  en Argentina.
Estaba la señora Natividad, buscando sonidos musicales en aquellas enormes cañas de bambú  y estaba haciendo lo mismo que toda la humanidad ha hecho desde hace ya muchos siglos.  
No sé si aquellas cañas de bambú eran flautas u otros instrumentos musicales. Pero las flautas tienen una antigüedad, la  mayor que se conoce, porque en Alemania queda una flauta  de hueso de unos  43.000 años. Desde entonces se han seguido construyendo  flautas, que en ocasiones eran simplemente silbatos, unas  de  hueso  y  las había de madera, de cerámica y de caña. Dicen que  la estructura más habitual  es un tubo de una sola pieza, cilíndrico  o ligeramente  cónico con embocadura, ventana, con la ranura en la cabeza, con siete orificios para los dedos (el último doble) y otro para el pulgar.  
Nos saludamos la señora Natividad  y  yo mismo y ella marchó a seguir su viaje por el mundo, sin abandonar su placer por la música.
Pero no me abandonó la curiosidad por la música, porque me vino a buscar al Hotel, el Maestro Jubilado Don Manuel Puerto y con nuestras esposas paseando por el pueblo de El Vendrell, nos sentamos en un banco en una pequeña Plaza, presidida por la estatua de Pau  Casals,  que estaba representado sentado en otro banco, haciendo sonar un  violoncello,  que estaba mudo, pero que imponía en los corazones sonidos admirables.
 Había pasado de la música primitiva de las cañas del Hotel a la divina música de Pau Casals. Entonces nos pusimos con Manolo Puerto a dialogar de nuestra experiencia musical. Y me explicaba como en las vallas, usadas en las obras,  había  visto,  en ciertas ocasiones, como ciertos individuos impulsados por la necesidad, que sentían de  escuchar la música, hacían agujeros en los tubos férreos y soplando por uno de ellos, hacían sonar la música. Pero no sólo se acordaba de esos instrumentos musicales rudimentarios, sino que  de niño, en una fiesta, en la que no se podía escuchar música, por falta de instrumentos musicales, un hombre que necesitaba oírla, cogió un embudo normal y se ponía en su boca la parte más estrecha  y soplaba. Con la palma de una de sus manos, regulaba el paso del aire  por su parte más ancha, tapándolo o abriéndolo y aquel soplar y resoplar,  se convertía en alegre música. Me explicó que con unos modernos bastones, en que en la parte de apoyo de los codos, continuada con la parte en que apoyaba la mano,  hacían algún agujero para dar paso al aire y al soplar, sonaba la música. El profesor Manuel Puerto, al hablar de la música producida por las cañas, se acordó de que en el pasado mes de Agosto,en la Plaza de delante del CIBOLIS, donde se encuentra la Escuela de Música del Vendrell, contempló un individuo, que hacía sonar cualquier instrumento, que encontrara. Por ejemplo, cogía un tubo de plástico, que se usaba para instalaciones eléctricas,  le abría unos cortes, para que corriera el aire, soplaba y hacía pasar el aire por el tubo y hacía sonar música.
No sólo en El Vendrell, sino incluso en mi pueblo de Siétamo, al lado de Huesca, los niños hacíamos flautas con cañas, para hacer sonar la música, que si no brotaba armoniosa, la ayudábamos a sonar bien,  lanzándola con nuestra garganta, a través de nuestra boca. 

Allí cerca está la escultura de Pau Casals, que empezó de niño a sonar la música, con un pequeño violín,  que el mismo creó con una pequeña calabaza, que lo ha hecho sentar en el banco musical de El Vendrell. Su música suena por todo el mundo. Pero siento que los visitantes oscenses, no puedan escuchar además del catalán, el castellano y ¿por qué no la fabla aragonesa?. De todas formas,escuchando aquella música casi divina,se entiende todo lo que pasa con las lenguas humanas.

Curas y labradores

  Son las ocho y media de la mañana del último día de Agosto de este caluroso verano del año 2003. Aparco en la subida que está frente al ja...