lunes, 31 de mayo de 2021
Las tijeretas.-
domingo, 30 de mayo de 2021
Muralla de Huesca
sábado, 29 de mayo de 2021
Francisco Brines (1.932-2021)
¿Qué
es el hombre ?. Me pregunto, y hoy con la muerte del
valenciano Francisco Brines, gran poeta, leo su frase: “Porque el hombre es
eso, un tránsito pensante, sensible, que por ahí anda, para perderse en la
nada. Viene de una nada para terminar en otra nada. Somos el misterio que
existe entre dos nadas”.
Este
escritor es el ganador del Premio Cervantes. Nació en 1.932 y ha muerto el 27
de Mayo de 2.021, hace escasos días. Se
ha marchado de este mundo, tal vez el último Poeta, y digo que puede ser el
último que se acaba de marchar, “sensible, pensante, que por allí iba andando,
para perderse en la vida”. Parece que los Reyes de España estaban pendientes de
entregarle el Premio Cervantes 2.020 en el propio hogar del Poeta Francisco
Brines, fallecido a los ochenta y nueve
años de edad, en el Hospital de Gandía. La vida le dio escaso tiempo de recibir
de manos del Rey de España, el premio Cervantes. Fue Francisco Brines el último
superviviente de la generación literaria de los años 50.
Francisco
Brines fue ingresado en el Hospital de Gandía, un día posterior a
aquel en que los Reyes le entregaron el galardón en su finca particular de
Oliva (Valencia), escasamente a una semana de recibir su Premio Cervantes.
Muere
el poeta Francisco Brines, el último Premio Cervantes a sus 89 años. Un día después de que
los Reyes entregaran el Premio Cervantes
en su hogar. Este poeta fue el último superviviente de la Generación de
los Años 50.
Ha muerto a los 85 años de edad el Poeta, al mismo tiempo que se le ha tornado su personalidad en el Viejo Cervantes.
Brines
se pregunta por el funcionamiento de la vida,
por la belleza del Mundo, pero él que es un enamorado de la belleza del
Mundo, se daba cuenta del contraste
entre esa belleza con la fealdad de las tormentas que asustan a los niños y a los hombres. Pero él que sueña con la
belleza de la Naturaleza, porque no comprende “porqué el hombre es eso, un
tránsito pensante, sensible, que por ahí anda para perderse en la nada. Viene de una
nada para terminar en otra nada. Somos el misterio que existe entre dos nadas”. Adopta Brinet la Poesía que encuentra en los
pasajes alegres de la vida, la adopta como una religión. Y lo proclama con su
poesía (Aún no, en 1.971). El poemario
en el que escribe su ruptura con la fe y ni duda en que el que lo más patente
es la desesperanza.
“El poeta se rebela ante un Dios, que ha creado al humilde para morir, para el sufrimiento”, que escribe Pedrol. Es aparte de entonces cuando, según el propio poeta “la fórmula del rezo se hizo verso”. “Brinet emplea el lenguaje de la mitología religiosa de la vida, es decir el engaño de la vida” que para él hace imposible la existencia de Dios, y por tanto la imposibilidad de la eternidad.
Pero
la Eternidad está basada en la existencia de Dios y basta contemplar la
continuación de aparecer más estrellas “cada día”, que se van extendiendo por
el espacio, aunque nuestra mirada humana no alcanza ese inmenso espacio
celeste, donde crecen y siguen creciendo las estrellas. Brinet no sabía
que esas estrellas eran gobernadas por el Todopoderoso Dios, o más bien no
pensaba en los propósitos de Dios y dándose cuenta de su incapacidad para entender
el gobierno del Mundo, “el poeta se rebela ante un Dios, “que cree” que ha
creado al hombre para morir.
Pero
no es la primera vez que el hombre sufre un fracaso en la Historia de la
Humanidad, pues Adán y Eva comieron el Fruto
Prohibido y fueron expulsados del Paraíso Terrenal.
¿Puede
alguien oponerse a la Voluntad de Dios?. Todos sabemos que los ángeles malos o
demonios se oponen al Señor. Por tanto es posible que algunos hombres, amigos o
creyentes hagan caso de El y no crean en la Vida Eterna.
Brinet
escribió en Oliva en 1.932 y en Gandía en 2.021 : “Era un pequeño dios: nací
inmortal”, instituyéndose dios e inmortal.
Pero
en el poema “ La Perversión” cierra su pensamiento con esta frase: “ Ningún
hombre es feliz”, incluso cuando sus “cuerpos
se han amado con furia y alegría” porque sus cuerpos sufren una especie
de maldición, es decir la Soledad. “En la soledad has escrito estas palabras/ y
estás ardiendo:/ húndelas en la oscuridad, la incomunicación, el paso del
tiempo que nos desarma y nos envejece”.
En
“Noche de la desposesión” apunta: “Inhóspito es el mundo”.
viernes, 28 de mayo de 2021
Onofre Almodóvar o Almudévar y después Almudéver
Escudo de la Villa de Almudévar. |
Escudo casa Almudévar (Sietamo). |
jueves, 27 de mayo de 2021
El Paseo de la Alameda, hace ya muchos años.
Por
el sol saliente rodea a Huesca la Isuela, nombre de un río con reminiscencias
ibéricas, hoy el río pudiera ser llamado la Cloaca, que lanza emanaciones
putrefactas.
La
Isuela era un río; yo me acuerdo de pescar con caña en él y tenía a sus orillas
un paseo: La Alameda. Sigue la Alameda al río desde el Puente de San Miguel y
hasta el otro puente que cruza cerca de Santo Domingo. En medio está el Puente
del Diablo, pues en esta tierra nuestra, santos y diablos se mezclan en
místicas peleas, orgías y romerías, tal como Goya las pintó en sus aguafuertes.
Lame el río la Alameda por su ribera izquierda y por la derecha se alzan las
murallas romanas y moriscas. A la izquierda de la Alameda se eleva el Pueyo de
Don Sancho, la Ermita de las Santas Nunila y Alodia y el cementerio donde reposa Manolín Abad.
Alineados los álamos formaban la Alameda, que era el Paseo elegante de Huesca.
Allí, a la sombra de los pópulos albus y tremulus, las señoritas de blancas
pamelas, botines de cañas finísimas y mirada picaresca, paseaban su porte y
temblaban sus corazones de amor, por
primera vez.
Florinda
con sus amigas llegaba a la Alameda por el puente de Santo Domingo, después de
haberse tomado su horchata de trufas, para iniciarse en las lides del amor.
De
Flora decían que si había pasado o no el puente del Diablo a altas horas de la
noche. Tal vez se la quiso “llevar al río creyendo que era mozuela” o tal vez
tuvieran que ver “las lenguas de doble filo”, pero “nadie supo de fijo saber”
si en alguna torre, Flora había comido churros con chocolate. Tuvo lugar un
duelo bajo las Murallas para aclarar el honor de Flora y los álamos que eran
los únicos que sabían la verdad, estiraban sus copas, curiosos. Por el puente
de San Miguel, cruzaba Floripondia, que bajaba de la calle La Malena con su
corte ruidosa, porque se iban a las choperas a beber cazalla y ron. Las
choperas son las Alamedas, pero en basto y en ellas no hay que guardar
etiquetas para beber en sus fuentes, ni para folgar en sus sombras.
miércoles, 26 de mayo de 2021
El cielo llora.(16-III-2004)-
El Bosque del recuerdo.
La humanidad
quiere vivir y se levanta cada mañana para ganar su pan de cada día y la
imaginación le ha trabajado desde siempre para conseguirlo. Basta ver, cuando recorres
las orillas de los ríos aquellos molinos viejos, donde el molinero trabajaba
para que los hombres pudieran comer pan y torta en sus fiestas y conseguía que
sus hijos subsistieran. Existían plazas, mesones y mercados y viajaban en
carros, en caballos, en asnos y caminando y emigraban a buscar ese pan por
otros horizontes, pero las escuelas no eran abundantes y la incultura llevaba a
muchas personas a convertirse en celestinas, pillos, busconas y rufianes, creando el mundo del hampa. El fanatismo
originaba las luchas, las muertes y se quebraban las honras y se trataba de
limpiarlas con sangre y con engaños y crímenes.
En mayo de 1864,
mi pariente Valero Almudévar, cuyo padre natural de Loporzano, había emigrado a
Madrid y allí estudió la carrera de Magisterio. Al acabarla sintió la necesidad
de promover la cultura en su provincia de Huesca y pidió al pueblo de Castejón
de Sos, a donde se dirigió desde Huesca por Barbastro y Graus; añade Valero en
sus Memorias de un Maestro de Escuela: “Desde este punto encontramos un camino
tan áspero, que se hacía imposible transitar por él en carruaje”. Después de
unos años volvió a Madrid, donde todavía viven
sus descendientes. También tengo familiares en Argentina y en Canadá,
como muchos otros españoles los tienen en Cuba, en Venezuela o en Filipinas.
Ahora sigue
siendo Madrid un punto al que acuden de todas las provincias españolas, como
acudió el padre de Valero y de casi todos los países del mundo y muy bien
comunicado.
Cada día van a
la capital, los hombres y mujeres que van a buscar su pan con el trabajo; unos
son españoles y otros extranjeros. Viajan en aquellos ferrocarriles los
estudiantes que van a las Escuelas y a las Universidades. La enseñanza se ha
extendido, pero siguen existiendo los fanatismos y el día once de marzo de este
año de 2004, ese fanatismo ha vuelto a cometer un terrible acto de terrorismo,
que ha causado doscientos muertos.
Ha quebrantado
el subsistir de esas familias que buscaban su porvenir en Madrid y ha hecho que
todos los españoles sensatos lloraran de dolor porque les dolía hasta el alma y
se han lanzado a manifestarse espontáneamente, por las calles de nuestras
ciudades, en las que caían las lágrimas del cielo en forma de lluvia. Algunos
que acudieron a manifestarse con sus paraguas, los cerraron y se unieron al
dolor de la Naturaleza, mojándose con sus lágrimas, ante el salvaje
comportamiento de los fanáticos, que dan la impresión de no ser humanos.
martes, 25 de mayo de 2021
La noche de San Juan.-
A lo largo del año
se suceden los días y las noches, que luchan entre sí, ganando en general el
día a la noche, porque durante el día se trabaja y por la noche se va de
juerga. Pero hay periodos nocturnos, que caracterizan varias fechas del
calendario, como la de San Juan, la de San Fabián y San Sebastián, la de Animas
y las dos noches cercanas entre sí, como son la de Navidad y la Noche Vieja, en
las cuales el pueblo las vive y apoya sus significados y en ellas triunfa el
bien. Hoy un soriano de costumbres muy parecidas a las de los aragoneses de la
zona del Moncayo, cantaba: "Mañanitas de San Juan-mañanitas
sanjuaneras-que antes de salir el sol-La gente en la calle espera",
canción que se canta para San Juan, que además de promover la belleza de la
noche, casi la más larga del año, la sed del agua, que mana proveniente del
invierno en las fuentes de los pueblos y el placer de respirar el rocío
nocturno, alude a la gente, al pueblo que "en la calle espera". La
gente, el pueblo en tal noche rinde culto al agua, porque ha llegado el solsticio
estival, lleno de magia entre los paganos y de devociones cristianas, como hemos podido ver en lo que ocurría en la
ermita de Cillas. No sólo acude el
pueblo oscense, sino también el pueblo de las Cinco Villas, llega a tal lugar a
rendir culto al agua, por medio de San Juan Bautista, que recuerda a todos su
bautismo, cuando se sanjuanan, cuando se
curan por medio del agua de San Juan. Dios mío, que ilusión tiene el pueblo en
esta noche, pues en mi pueblo la gente recoge las "manzanetas de San
Juan", chiquitinas y royas y tan buenas de comer. Recogen las flores de
los tilos y se remojan en la fuente pública, armando "chabisque" e
incluso algunos se meten en la pila, como lo hacía Trullenque. Algunos más
exquisitos se beben el rocío, que como perlas acuosas está colgado de los
pétalos de las flores. El escuchar las "Mañanas de ilusión- mañanitas
sanjuaneras-Que antes de salir el sol-La gente en la calle espera", te
hacen creer que el agua tiene virtud y verdaderamente algo tiene el agua cuando
la bendicen y, más ésta bendecida por San Juan, "que hace que antes de salir el sol -la
gente en la calle espere". En los Pirineos predomina lo mágico y recuerdan
a una especie de Hadas, a las que llaman "as moras de os ibons", que
dicen se aparecían a los de Sallent.
Guardaban el agua para hacer la aspersión sobre los enfermos humanos y animales
y se preveía el uso del agua para apagar el fuego.
En esta noche de
San Juan hemos rendido culto al agua, pero en la de los santos Fabián y
Sebastián, se rinde culto al fuego, pues mientras dura el sol, los niños y
mozos de mi pueblo se dedicaban a recoger fajos de leña y tozas, por las casas.
Con ellos preparaban una gran "ripa", a la que prendían fuego cuando
llegaban las sombras nocturnas. Me acuerdo, cuando era pequeño de ver saltar a
los mozos por encima de las llamas y de un mozo, que se ponía sobre sus hombros
un niño "ancoliquetas", y se paseaba sobre las brasas, levantando
chispas, pero sin quemarse los pies.
Se arremolinaba la
gente alrededor de la hoguera y corría la bota de mano en mano, hasta que se
armaba una porque el pueblo en sus peticiones de agua para regar, no ha sido
escuchado y el mismo se ha olvidado de sí mismo, cuando caminaba por las
brasas.
Organizaban una
gran algarabía, al comenzar todos a gritar entusiamados: ¡Viva San Fabián y San
Sebastián!.En el silencio de la noche retumbaba la voz del pueblo y lo
escuchaban la silenciosa "choliva", mientras algún gorrión o alguna
chirla se lanzaban al vacío.
lunes, 24 de mayo de 2021
Sentado ante un velador del Bar Galileo.-
Estoy sentado ante un velador en la entrada
del Bar Galileo. Tengo noventa años de edad, y ante mí pasan hombres y mujeres
de edades avanzadas. Y a medida que
también pasa el
tiempo, aumentan los pasos por delante del velador, que yo ocupo, de personas
de distintas edades que van a comprar al
Supermercado próximo. Pasan también personas llenas de juventud, vestidos con
uniformes deportivos, que caminan al próximo Campo Deportivo.
De
vez en cuando levanto la mirada del papel que voy escribiendo y a mi lado
contemplo una pareja de edad avanzada, que por cierto hace ya mucho tiempo que
al dar las diez de la mañana, se sientan frente a un velador del Bar Galileo y
con placer, miro como
desayunan con gran apetito.
La
ciudad da marchas mañaneras, unos clientes sobre las ruedas de su coche, otros
caminando por la calle. Todos con sus bocas tapadas por pañuelos de distintos
colores.
Hay
mañanas que el sol no ha enviado todavía sus rayos a los que ya muy pronto, se
han acomodado en algún velador. Si la mañana es fresca el que va a desayunar,
se abriga con su chaqueta, pero a los escasos instantes, ya luce el sol y goza
recibiendo sus calientes rayos.
En tanto van pasando por delante de la mesa en que yo me he acomodado, paisanos y paisanas, unos con sus bolsas de compra, que se dirigen al Supermercado cercano, en tanto que otros vuelven del mismo, con sus bolsas llenas de productos, que han comprado para consumirlos. Otros pasando al lado del velador que yo ocupo, entran dentro del Bar, algunos a hacer su consumición y otros, sentados alrededor de su velador, hablan del negocio que esperan hacer durante todo el día, en tanto otros hablan de los medicamentos que en Farmacia van proporcionando a los que los necesitan. El más sonriente de los clientes, toma su café y explica a sus compañeros de mesa, lo bien que el día anterior, lo pasó en la finca, que en el monte de Bolea tiene próxima a un Santuario. ¡ Qué recuerdos me proporciona esa finca norteña de Bolea, a la que yo llegué a caballo desde una aldea al norte de la Sierra, donde vacuné un rebaño de ovejas!. Aquel pueblo no tenía carretera que lo uniera con Bolea y hoy existe una nueva ruta, que conduce por la Montaña a Arguis.
Unos
clientes, como estos que los domingos van a Bolea, conversan sobre sus viajes,
sus aventuras y se ríen de lo bien que lo pasan, en esa ruta montañesa, pero otros,
van a este Bar, para tomar algún café o a almorzar algún sabroso bocadillo.
Yo
suelo estar sentado junto a un velador, pero si entro dentro del Bar y veo a un
señor retirado, que creó hace años un Comercio para vender herramientas, que se
empleaban en los talleres o en las casas privadas. Es un señor elegante y de
muchos años, que toma su café y lee las noticias que expone en el Periódico. Yo
cuando comencé a labrar la tierra de Siétamo, iba a comprarle herramientas para
cuidar los tornillos de mi tractor y ahora se alegra de hablar conmigo y me
dice que los escritos que yo le dedico, se los lee a un alumno que estudió
conmigo, cuando éramos jóvenes en el Colegio de San Viator. Es curioso que un
señor ya mayor, se alegre de leer mis escritos e incluso hace unos días, al
marchar del Bar, se detuvo a mi lado para recordar con cariño mis comentarios.
Yo,
sentado en mi mesa, saludo a los clientes del Bar Galileo e incluso una señora
culta y elegante, me regaló el día de su Santo, unas “pastas floras”
riquísimas. Allí sentado en tu sillón, recibes noticias de clientes e incluso
alguno de ellos, me demanda algún artículo sobre el comercio, la literatura y
la alegría que produce su lectura. Cuando acabo de tomar mi café, me marcho a
otro lugar y dejo a mis compañeros gozar de sus consumos, deseándoles un feliz
provecho para sus cuerpos y espíritus.
Son
variados los clientes que se sientan dentro del Bar y allí, con recogimiento
conversan y consumen las bebidas que pidieron y llevan conversaciones, unas veces sobre sus negocios, sobre la
consumición que hacen que recreen sus paladares y aumenten su amistad o su
amor.
En
los veladores en que toman el sol, unas veces se ríen algunos clientes de los
chistes que el “gigante” les cuenta y mi amigo el gigante, no acabaría de
consumir cafés. En otros, señoras y señoritas hablan de las modas que dirigen
su vestimenta agradable y dialogan sobre sus trabajos en clínicas o en
comercios y siempre se ríen y a veces es tanta la amistad que las une, que hay
veces que hablan varias señoras o señoritas al mismo tiempo.
Son
muchos y optimistas los que dentro del Bar consumen y conversan, pero cerca de
la entrada en el Bar, los consumidores dan noticias
y se saludan con los que delante de ellos , circulan por la acaera, al
lado de los veladores, en que los clientes, conversan y saludan a sus amigos,
que circulan por la acera, en que se alzan los veladores.
Cuando
uno acaba de tomarse su café con leche con pastas o con su bocadillo, se marcha
a trabajar, a comprar o a pasear por la ciudad.
Ambos dueños, cuando
están presentes me dicen adiós y la bella camarera, sonriente me despide también
con un ¡adiós!.
domingo, 23 de mayo de 2021
Les Souffleurs.-
En el parque de Huesca, los Soufleurs.
Esta dulce mañana de principios del Otoño, me he
encontrado con un grupo, ¿de qué?. No lo
he sabido hasta que me han invitado a sentarme sobre uno de los hermosos bancos
de mosaicos árabes, dentro de la Rosaleda del Parque, en la que todavía lucen
unas rosas amarillas y otras rojas.
Iban damas y caballeros
vestidos de negro y con unos tubos, en sus manos, también negros, con los que
apuntaban al cielo, otras veces a algún compañero o compañera, de tal forma que
parecían representar un ejército en que sus miembros, se dominaran unos a
otros. Pero no era así, porque me invitaron a sentarme en uno de los citados bancos y pusieron en comunicación los
tubos negros, desde las bocas de unos
pregoneros y pregoneras a los oídos de los demás.
En un momento dado un
caballero me abanicó con un abanico también negro y ante tal signo, se pusieron
en mis oídos sus palabras a través de los tubos. ¿Qué decían?. Eran auténticas
poesías que hablaban de amor, lamentándose de la desaparición de las manos que
acariciaban al que recitaba la
poesía. Et toujours, avec ses
parapluies ouberts, regardaint sur le ciel, quand une dame disait :
siempre hay que apuntar hacia la luna porque, aún en caso de fracaso se llega a
las estrellas. Si el hombre siempre las ha mirado y aspira a llegar a ellas,
como ya ha llegado a la Luna y está
estudiando la forma de llegar a Marte.
Dicen que el cielo está
lleno de agujeros negros y por ellos desaparecerán aquellas estrellas que
contemplaban mis amigos, cuya amistad nos ganamos mutuamente en escasos
minutos.
Hoy día las artes y la poesía no
proliferan en el Mundo, pero estos amigos de Les Souffleurs son poetas y
poetisas vivientes, aunque van vestidos de negro.¡Tal vez lamenten con ese
color con que en Europa se han vestido los sacerdotes cristianos, la posible desaparición de las estrellas,
como desaparecieron las manos de la persona amada!.
sábado, 22 de mayo de 2021
Al Doctor D. Carlos Tordesillas.
Yo, no soy sabio, pero me
han dicho otras personas conscientes de que el Doctor que trata mis años de
vejez, es un Docto Sabio. Gabriel García Márquez, que murió en 2014, escribió:”
El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado en la
soledad”, pero esa soledad es el abandono del hombre viejo por los suyos, ya
difuntos y el Doctor, al que me atrevo a llamar amigo mío, no quiere dejar al
hombre en su soledad. Y me pregunta cosas de la vida ordinaria, como en qué día
de la semana nos encontramos y yo, que ya no me preocupan, las actividades de
cada día, no le sé responder, en que día, si lunes, martes o miércoles nos
encontramos. Esa situación mía de ignorar en que día nos encontramos, al Doctor
le preocupa y a mí me somete a una situación de “despiste en la vida”. ¿Se
trata realmente de un despiste o de una falta de preocupaciones por los
problemas de la vida, en que uno se da cuenta, de que se está acabando?.
Hay ocasiones en que yo acudo a su despacho,
para que me dirija por el camino de la vida y yo acepto mis terminales
ocasiones de prolongar mi vida y el Doctor juicioso, prudente, entendido, intelectual,
sabiendo que todo tiene fin, se empeña en hacer durar mi vida con conocimiento.
Yo sé que no se quedaría su sabiduría satisfecha de ver a un hombre, con su
cuerpo todavía vivo, pero con un espíritu muerto.
Yo, como veterinario, cuando veía a un hermoso
caballo, con su vida perdida, convertido en un cadáver, me encontraba sólo en
el mundo, y mi amigo el Doctor, cuando me ve perdiendo el significado de las
palabras, parece empeñarse en que vuelva mi memoria a hacer de este hombre una
persona, que se vaya prolongando por el calendario de la vida.
Me acuerdo del caballo del Doctor Tordesillas,
al que contemplé en mi pueblo de Siétamo, montado por él mismo. Iba con varios
caballistas, haciendo una excursión desde Huesca. Abrevaron sus caballos en el abrevadero de Siétamo y estuve unos momentos conversando con
él, que estaba montado sobre su caballo, despejando su espíritu de los trabajos
de medicina semanales. Me alegré de ver al Doctor Tordesillas sonriente,
montado en su caballo y recordé cuando me veía a mí mismo, montado en otro
caballo alazán, que ahora no podría montar con tranquilidad.
En Agosto
de 1978, en mi artículo:” El ballet de
los caballos”, introduje un antiguo verso, que así canta: “Ay, cuanto de
dolor-Está presente- Al infante valiente, - a hombres y a caballos, juntamente”.
“Ahora el Doctor Tordesillas, unas veces juntamente y otras separadamente, sufre
los dolores de su caballo y los de sus clientes, pero no puede disimular el
gozo que le produce, montar a su caballo” y añade “la compenetración entre dos
seres vivos (caballo y caballero), para mí constituye una amistad muchas veces
superior a la que existe entre dos personas”.
Parece que el Doctor, que es un caballero y su
caballo, en la “Plaza de la Vida”, se unen amistosamente, para defenderse de
los ataques del toro bravo, que parece identificarse con la “Patología negra
que ataca al Doctor Tordesillas y a su amado caballo”, que es el negro toro.
En la arena de la Plaza de Toros y en la arena
de la Vida, el Doctor y su caballo, se unen para defenderse del Toro Negro, portador
de las heridas y de la muerte, que puede provocar al Caballo y a su Caballero,
las enfermedades y la muerte. “Hasta el caballo tiene elegancia y coquetería,
arqueando el cuello y la cola, con sus crines trenzadas”.
Pero el Doctor Tordesillas, estuvo en el pueblo
de su mismo nombre y no amaba el trato que en dicho pueblo vallisoletano, le
daban a un toro, sacrificándolo en público, para divertirse. En sus fiestas, al
Doctor Tordesillas, no le gustó esa falta de respeto al “Juramento Hipocrático”
“Este Juramento es un catecismo del ejercicio de
la Medicina, que ha sido respetado por el Universo a través de cien
generaciones”. Dice este Juramento: “Para el tratamiento me inspiraré en el
bienestar de los enfermos, en lo que yo pueda y sepa, jamás en daño suyo, ni
con mala intención”. Y en el Capítulo 5,
dice: “Pura y santamente viviré y ejerceré mi arte”.
Este Juramento de Hipócrates en favor del
tratamiento amoroso a las personas, el DOCTOR TORDESILLAS lo extendía a los
caballos, que con su nombre, forman con el hombre la unidad de los CABALLEROS.
El Doctor Tordesillas sigue cabalgando y yo voy por la “Plaza de la Vida” y él se da cuenta
de que poseo un desplazamiento lento, pero progresivo del cerebro, que afecta
poco a poco mi memoria, mi capacidad intelectual e incluso mi comportamiento
con él, que es un Doctor que piensa en el comportamiento del enfermo, ”para que
su tratamiento se inspire en el bienestar de los enfermos, en lo que él pueda y
sepa, jamás en daño suyo, ni con mala intención”.
En cambio yo, con mis ochenta y siete años, tengo
un trastorno progresivo de mi cerebro, que afecta a mi
memoria, a mi capacidad intelectual y ya habrá quien juzgue mi comportamiento.
Pero el Doctor Carlos Tordesillas se ha dado
cuenta de que la “ribastigmina”, acompañada de otras fórmulas químicas, bloquea
esas enzimas, ayudando a que aumente la acetilcolina en el cerebro, que afecta
poco a poco, la capacidad intelectual, la memoria y el comportamiento.
Es
un sabio Doctor Don Carlos Tordesillas y su sabiduría me transmita confianza en
una larga vida, pero cuando me acuerdo del romance medieval , que dice: ”Ay,
cuanto de dolor- Está presente- Al infante valiente,- Y a hombres y caballos,
juntamente”, le deseo al Doctor Don Carlos Tordesillas, que siga siendo feliz,
prolongando la vida de los hombres, y contemplando la vida de su caballo.
CAROLUS REX Y LAS MUJERES
Estaban dos jóvenes varones al borde de la acera y a su altura, han parado su coche dos jóvenes mujeres. Entre risas de unas y entre bromas ...
-
Con la colaboración de Angel Hernando del Cura y de mi yerno Santiago. Yo no sólo me acuerdo de esta elegante Casa-Palacio de Hu...
-
Siétamo es un municipio en la provincia de Huesca, que pertenece a la comarca de la Hoya, situado en la N-240 sobre una suave colina cerc...
-
El leñador observaba todas las mañanas, desde su chabola, como una “rabosa”, que así llamamos los altoaragoneses a las raposas o zor...