Carta escrita en 1974.
Hoy es día de alegría y de
esperanza en este pueblo de Siétamo, porque en casa de Vicente Benedé, ha
nacido un nuevo ciudadano, llamado Vicentico. Y repito que es motivo de
alegría, porque en la parroquia de este pueblo, hacía años que no se bautizaba
a un niño; en sus naves estamos juntos con frecuencia, acompañados de numerosos
visitantes, pero es desgraciada suerte,
que sea para entierros.
Tanto es así, que hemos comenzado
el acondicionamiento de un camino sin retorno, un camino por el que te conducen
y no vuelves y así, señores, el pueblo se despuebla. Pero Vicente Benedé, por
apellido uno de los que más años lleva
arraigado en esta villa, acompañado y en colaboración con su esposa Nieves, ha
hecho una hombrada; ha traído al mudo un zagalico para que el pueblo no se
acabe. Será preciso que el pueblo no se acabe, que lo imiten otros porque sino
habrá que echarlos al “bacibo”.
Es Vicente de Casa del Cortante,
como se dice en aragonés al Carnicero, un hombre inquieto, que no para y al
mismo tiempo es un naturalista, porque después de recorrer tierras extrañas, ha
vuelto a sus raíces, a continuar las labores familiares e igual que la olivera
introduce sus raíces en la tierra, él también las afinca en el pueblo que lo
vio nacer, como viera nacer a sus padres y a sus antepasados. Su padre también
ha “redolado” mucho por estos Somontanos y a pesar de los males, que le
aquejan, “redola”, aunque sea sobre ruedas, lo que muchos, por desgracia ya no
pueden hacer.
Aquí se juntan tres generaciones,
con voluntad de seguir luchando en esta tierra, que es su patria chica.
El alcalde les desea suerte,
salud y larga vida, al tiempo que acoge con cariño al nuevo ciudadano,
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