 
  
  
  El día 7 de mayo de 2009, fui con mi
  amigo Lorenzo López Laguna, nacido en Aguas, a visitar la casa donde nació,
  el campo de Navarriello y a conversar con algún paisano suyo. Mi compañero
  volvió muy contento después de haber visitado su pueblo natal y yo me sentí
  también muy satisfecho de encontrarme con Jesús Escario, presidente de la
  Asociación de Futuros Regantes de la Cuenca del Calcón. Le pregunté por las
  discusiones que ha tenido Aguas con Loporzano sobre el aprovechamiento de
  aguas de dicho pequeño pantano. Me explicó que Loporzano tiene problemas de
  abastecimiento de aguas, pues su Ayuntamiento comprende numerosos pueblos,
  pero hay que tener en cuenta que el pantano de Calcón no se levantó para
  suministrar agua de bebida a todo el Somontano, sino que se levantó para
  dotar de agua de riego a los pueblos que pudiera abastecer. La concentración
  parcelaria de Aguas, Ibieca y Liesa, con nuevas zonas de riego, sería
  asegurar el porvenir de estos pueblos. Pero Jesús Escario, sintiendo la común
  necesidad de agua por parte de sus pueblos hermanos, exclamó: ¡Ojalá sobrara
  agua en el pantano! Ya no quise hacerle más preguntas, porque me había dado
  cuenta de que el mal viene, no de los pueblos del Somontano de Guara, desde
  Angüés hasta Loporzano, sino de la mala política que se ha hecho con dichos
  pueblos, incluso "quitándoles" el agua de Vadiello y ahora el agua
  del pantano de Montearagón. ¡Jesús Escario!, tu noble deseo de que haya agua
  para todo el Somontano pone en evidencia esa mala política que se ha hecho con
  el mismo. Porque el pantano de Vadiello acordaron allá por el año 1917
  levantarlo los pueblos regados por el río Guatizalema, pero vinieron años de
  luchas políticas e incluso llegó la Guerra Civil y pasada ésta, un gobierno
  dictatorial lo construyó, pero todo para Huesca capital, después de haberle
  ya quitado las aguas de San Julián. Hay que considerar que los que están más
  cerca del agua, tienen sobre el agua un "derecho natural", y por él
  no se les puede quitar el agua. Si por lo menos aquellos gobernadores
  hubieran pensado como Jesús Escario, cuando dijo: "Ojalá sobre agua en
  el pantano", pero no pensaron que no se podía dejar sin agua a los
  somontaneses. Pero no sólo les quitaron el agua, sino que se la hacen pagar
  al Ayuntamiento de Loporzano, como si fueran extraños a ella. Sin embargo, al
  Somontano lo han clasificado recientemente como parte de la Hoya de Huesca.
  No nos tiene que causar escándalo el comportamiento de Huesca con Loporzano,
  pues ya hace muchos años le cobraba a Sasa del Abadiado el agua de una fuente
  monumental, que todavía se conserva. Cuando estuve viendo la presa del
  pantano de Calcón o de Guara, me acordé de Jesús Escario cuando decía que
  ¡ojalá sobre agua!, porque tal presa sólo retiene tres hectómetros cúbicos y
  viéndola desde el mirador, llama la atención la escasa altura que le dieron
  al construirla. Verdaderamente eran tiempos en que no sobraba el dinero, pero
  si ahora la levantaran hasta la altura del mirador, seguramente retendría
  unos seis hectómetros cúbicos. Pero limitando con el Somontano de Huesca,
  baja el río Alcanadre, que no tiene todavía previsto el uso de sus aguas y
  según dijo Albasini en su Proyecto, desde Pedruel se podría bajar agua,
  pasando por Santa Cilia de Panzano, hasta el Calcón. Este proyecto lo sacó
  don Federico Balaguer en la Revista Argensola y fue objeto de broncas por las
  autoridades de entonces. Hoy se podría recurrir a esta solución y se
  evitarían crisis que reúnen a la gente en pocas ciudades, mientras se
  desertizan zonas tan hermosas como el Somontano de Huesca. El ingeniero don
  Ramón Colom ha ideado un Plan de Abastecimientos de Agua para la Gran Huesca,
  que abarcaría Nueno por el Norte y el Somontano por el Este. Así creo que
  Huesca dejaría de ser Huesqueta para convertirse en la Gran Huesca. Hay que
  hacer partícipes a todos los habitantes de la provincia, de la autovía que
  viene de Castellón y de la que se está construyendo desde Lérida a Pamplona,
  sin descuidar el ferrocarril que nos uniría con Europa. 
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