En el Pirineo Oscense, en el
pueblo de San Juan de Plan, se celebra todavía la Tradición más espectacular,
en qué con sus viejas costumbres, sus habitantes buscan el equilibrio entre la
luz y la oscuridad, entre el Verano y el
Invierno.
Celebran la Fiesta de la Falleta,
en que sus paisanos quieren identificar
el día con la noche, la luz con la oscuridad, y para lograrlo, los jóvenes
descienden, desde la Ermita de San Mamés, hasta “o Fosal” o Cementerio del
pueblo. Caminan por el monte con las antorchas encendidas, cuando llega la
Noche de San Juan. Coincide esta Noche de San Juan con el Solsticio de Verano, que es el día con
más horas de luz. El día veintiuno de Junio, tiene lugar en el Hemisferio
Norte, un acontecimiento, que da el comienzo al Verano, es decir al Solsticio veraniego con el día
más largo del Año, un día sin sombra. El equinoccio es el momento en que el día
y la noche entran en equilibrio, es decir que se dan el mismo
número de horas en el día y en la noche. La fiesta de San Juan coincide con el
Solsticio de Verano y es el día con su noche y con su luz, más prolongada.
Es el fuego el elemento más característico de esta Fiesta,
ya que posee un elemento purificador, es decir un triunfo de la luz sobre la
oscuridad. Parece que la Noche de San Juan está dispuesta a cumplir su deseo, haciendo un pequeño milagro. Viviendo la Noche
de San Juan ponemos en relación el Mundo Profano y el Mundo Sagrado.
El pueblo vivía aquella noche con
deseo de cumplir un rito, por el cual se lavaban, para recibir la bendición de
San Juan, que daba hermosura a las mujeres y salud a los miembros de ambos
sexos. En Huesca capital en la Ermita de Cillas, existe una sala con grandes
lavabos, en que los peregrinos, en esa Santa Noche de San Juan, se lavan con el
agua, que parece haber sido bendecida por el Santo.
Cogían yerbas en aquella Noche,
en todas las ermitas de la provincia, para hacer infusiones, que curaban las
enfermedades. En una Huerta de casa Buil, de la Sierra de Guara, abundaban dos
yerbas salutíferas, que tenían sus hojas anchas, que todos los años se recogían
para curar granos e inflamaciones.
En Montmesa, la Manzanilla la
recogían los jóvenes en los huertos y la
ponía a secar al sol, sobre unas hojas de periódico. Cogían Yerba Loca, con la
que hacían “boletas” que procuraban que los animales las tragaran. Recogían la Ruda, que huele mal y se criaba en Vachifitera y la colgaban en la cola de las vacas, para que tiraran la placenta o “las esparrias”, después de los partos. La
Ruda es una defensa contra las brujas, que para que conservase sus cualidades,
había que recogerla en esa noche. Esta costumbre la conservaban en el Sobrarbe
y en toda la parte oriental de Aragón. En Veri se cogían tres nueces verdes con
la boca y se ponían con vino bueno. Los paisanos formaban un Ramo , llamado de
San Juan y en él entraban
malvas,sauco,rosas,espliego, tomillo hierba buene y romero.Yo me acuerdo de
recoger “manzanetas de San Juan”, con las que se preparaba agua, que había que
usar en todas las ocasiones contrarias a la salud. En Tamarite hacían lo
mismo.otros cogían hojas de nogal, que con su agua se usaba contra contusiones
y heridas.
En la carretera de Jaca, observé
los Mallos de Riglos,que dice una leyenda que construyó una bruja gigantesca la
Noche de San Juan. Dicen que se
subía al “Pisón” y desde allí mojaba su peine en el
río Gallego para peinarse.Dicen algunos que apoyaba un pie en Peñarrueba de
Murillo y otro en Riglos.
Tengo un amigo de Colungo, que
vive en Huesca, en la carretera de Sariñena y me ha contado varias veces como
se sanjuanaban en su pueblo natal, la noche de San Juan. Una
mujer de Colungo, decía: “En la Noche de San Juan, hay que levantarse antes de
salir el sol. Se cuentan las verrugas que uno tiene y se dice: “arrugas tengo,
arrugas dejo”, tantas veces como verrugas se tienen”. Cuentan que esas verrugas
desaparecen con rapidez. En Naval, para curar a un niño, los que realizan esta
ceremonia, gritan: Tomalo, Juan-Tráelo
Pedro- Tómalo Pedro- Tráelo Juan-San Juan y San Pedro, te curarán. Después de cortado el árbol desde
la corona hasta cerca de la raíz, se hace un espacio para pasar por él al niño.
Se le pasa por el hueco formado en el árbol varias veces y en muchas ocasiones,
el niño se cura. En el pueblo de Uncastillo de la provincia de Zaragoza, había
un robledal, donde la gente acudía a celebrar ceremonias como ésta. En la
Parroquia de Uncastillo, había escritos en vasco, que enseñaron en ella hasta
el siglo XX.
Siendo niño, escuchaba a mi
tía-abuela, cantar: “Al coger el trebolé, el trebolé…la Noche de San Juan”.
En mi pueblo natal de Siétamo, colgaban en las cuadras Cardo
Santo, con el fin de que las caballerías no se “atorzonasen”, es decir que no
les entrase cólico
Mi amigo de Colungo me dio un
papel escrito en el que ponía:”Antes de la salida del sol, una chica de
Colungo, se quería sanjuanar,Tenía que lavrse en siete fuentes, y se quedaría
muy fina y muy hermosa. En el Término de Colungo hay muchas fuentes, pero con
sólo correr por siete de ellas, hay que hacer un sacrificio.Todas esas fuentes
manaban abundante agua,con las que regaban huertos.Una costumbre era verter la
clara de un huevo enun vaso con agua la Noche de San Juan y a la mañana
siguiente aparecía una figura que parecía representar un barco de vela.
Trabajaba la imaginación en esos
momentos, pero no se aclara mi amigo de Colungo, de que efecto espiritual tenía
esa imagen de un barco en un pueblo del somontano.
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