Voy con frecuencia a Angües desde
Siétamo, pues están ambas Villas separadas sólo por unos doce kilómetros. Se va
desde Siétamo a Angüés por la carretera
N-240, que por el Norte, nos mira la Sierra de Guara. Encima de Siétamo, por
Castejón, por Arbaniés y, allí mismo ya
te encuentras con el pueblo serrano de Coscullano. Por aquella zona serrana te
encuentras con el pueblo de Aguas y más adelante, se observan en la alto de la
Sierra, las ruinas
de un Palacio y de una Iglesia, que hace siglos prepararon los
montañeses para conquistar la Tierra Baja. Debajo de las ruinas del Palacio y
de la ermita, se encuentra el pueblo de Santa Cilia, donde hay un
reino de Buitres, a los que se reparte alimento de restos de matadero.
Después de Aguas y debajo de Santa Cilia de Panzano, se
encuentra el pueblo de Panzano. En este pueblo, cuando estuve en él, de
Veterinario Titular, me encontré con mis parientes lejanos, y poseyendo los
documentos que lo acreditaban, de Francisco Bescós Claver, pariente mío a
través de la familia de mi tío Manuel Bescós Almudévar, que en Huesca fue Alcalde por 1923
y escritor con el seudo nombre de Silvio Kosti.
Estuvieron en Santa Cilia y en
Panzano ,la esposa y la hija de Silvio Kosti (Manuel Bescós Almudévar),a saber María Teresa con cien años de edad y su hija,
también llamada María Teresa, que después de mayores, quisieron conocer las
casas y los escudos de su antigua familia BESCÓS. La hija, con sus estudios y su
madre con sus avanzados años, quisieron conocer, los antiguos años de su
familia y María Naya Alastrué, esposa de Francisco Bescós Claver y hermana de
Antonio Naya Alastrué, les dio el libro de la vida de la Madre Pabla Bescós, que fue compañera de la
Madre Rafols, fundadora de las Hermanas de Santa Ana. También conoció a la
Madre María Naya Bescós.
Este Francisco Bescós Claver, esposo de la ya difunta María Naya
Alastrué, trabajó de vigilante de la Sierra de Guara y este vecino de Panzano
,Francisco Bescós Claver “y vigilante del Parque de Guara, nos había insistido
repetidas veces sobre la convivencia de visitar dos estructuras que creía
dólmenes en la partida de Las Lienas, monte de Panzano. Ante el interés de la
noticia, el 20 de Enero de 2002, acudimos a reconocerlos J,A. Cuchí y L. Montes
junto con el propio Francisco Bescós, que en ese momento nos comentó que I.
Aguilera, entonces socio de Arqueo-Expert, los había visitado en su compañía al
recorrer uno de los antiguos caminos. I. Aguilera nos confirmó la noticia y el
hecho de que estaban ya consignados en el estudio mencionada, al que
posteriormente”, hemos tenido acceso en las oficinas del Parque “.
Mi pariente Francisco Bescós
Claver, que fue esposo de la buena señora también pariente mía, ya está jubilado,
pero siempre está pensando en aquellos monumentos antiquísimos, en cuyo
descubrimiento participó hace ya varios años.
Volviendo de Santa Cilia al
pueblo de Aguas y siguiendo hacia el Sur, se llega a Labata y se baja a SIESO de HUESCA, donde muchos años vivió la familia
Almudévar. En Sieso vivieron, por el año de 1.549, Mosen SALVADOR Almudévar que fue Beneficiado y Cura
de la Catedral de Huesca y su hermano Miguel Almudévar, que viviendo
en la Casa en ruinas de la Placeta, “se puso de acuerdo con su hermana Violante
Almudévar, para que ésta se casara con Miguel CLAVER, alias VALETA, que era de
Pueyo, pueblo del Valle de Tena, allá por el año de 1515”. ”Violante Almudévar
era de familia antigua e infanzones
notorios de SIESO. Su Casal dice un escritor antiguo, está sito en la Plaza
Baja, entre casa de Miguel Almudévar, luego de la familia Claver, y el huerto
de Miguel Azara”. Coincide casi la fecha de la boda de Violante Almudévar, con
la de su hermano Miguel Almudévar, que se casó en Barluenga. Estos Claver, con
uno de los que se casó Violante Almudévar, más tarde los
hizo
parientes de San Pedro Claver y
del Conde de Aranda.
Bajando hacia el Sur se pasa por
Casbas, donde todavía queda el apellido Almudévar, presidido todo el pueblo por
un Antiguo Monasterio. Más abajo, un tanto apartado
de la carretera y acercándose al río Alcanadre por el Este y por el Oeste, se
acerca a la carretera, que nos lleva a Angüés.
Angüés es la capital de aquellos
pueblos que se encuentran debajo de Guara. Desde la Gasolinera se contempla con
admiración la Sierra de Guara, porque impresiona la vista de una cumbre
serrana, que parece dominar aquellos valles, que se deslizan desde su cumbre
hacia el Sur, donde nos encontramos.
Han existido personas que se han preocupado del desarrollo de la Zona de Angüés, debajo de la Sierra de Guara.
Por ejemplo el Cura Avellanas, que fundó a principios de siglo la Mutua Ganadera
y un Sindicato Agrícola, pero
tuvo grandes enemigos, que le hicieron sufrir un cruel atentado. Pero a pesar de este atentado,
escribió: “Urge industrializar la agricultura, se precisa que el agua de los
ríos, fuentes y arroyos se convierta en carne mediante la praticultura, en
leche, en lana, en queso, en cueros, y sobre todo en lo que más que todo eso
junto …al pan”.
Aquel impulso que se dio en la
Comarca de debajo de Guara, todavía dura en Sieso, donde todavía se trabaja
creando un queso de muy buena calidad y yo subo con cierta frecuencia a comprar
ese rico alimento y a contemplar el paisaje de la Sierra de Guara. A esa
Fábrica acuden a trabajar personas nacidas en la zona y me parece que está
resucitando.
Pero, ¿resucita la Comarca de Angüés
o muere? Le prometieron el progreso y
están consiguiendo el retroceso. Joaquín Costa tiene dedicada la calle Mayor a
su ilustre persona, pero ahora, que ya no pasan los vehículos por ella, sino
por la Autovía, me acuerdo con lágrimas de Joaquín Costa. ¿Por qué le dieron a
la calle Mayor su nombre?, porque por ella había de pasar el Canal de Riegos
del Alto Aragón, pero todavía no pasa y el nombre de Joaquín Costa que por un lado, produce
alegría, y en
este caso hace llorar a los escasos habitantes de Angüés.
El cura don Julián Avellanas
luchó por el agua y Joaquín Costa decía: que si en España hubiera diez o doce curas como él, ya
estaría resuelto el problema del agua.
Pero cuando murió el día 11 de
Marzo de mil novecientos de 1926, en Barcelona, a los 61 años de edad, vino el
fin del Sindicato Agrícola, de la Caja Rural y de las Cooperativas fundadas por él. Luego vino la República y
después la Guerra Civil, de 1936, con lo que Angüés, Casbas y el Somontano se
quedaron sin defensores de sus aguas y sin agua.
Cuando tuvieron defensores como
Julian Abellanas y tuvieron fe los de Angüés en
Joaquín Costa, al que dedicaron una calle, que parece un recuerdo lleno de
ilusión en la venida del agua.
Pero ANGÜÉS no ha podido olvidar
la Historia de la Sierra de Guara, con sus poblaciones al Sur de la
misma y viendo como han ido desapareciendo las
glorias históricas y los trabajos de aquel pueblo honrado , ha fundado una
Residencia para que descansen sus, cada vez más escasos habitantes del
Somontano de Huesca.
El dueño de esta Residencia, se
dio cuenta de que los años que estaban corriendo por debajo del punta de Guara,
iban a conducirla casi a su desaparición y quiso que esos paisanos suyos,
acompañados por habitantes próximos , tuvieran un fin feliz y levantó aquella
Residencia en la han acabado su vida muchos ancianos, entre los que se han
encontrado mis parientes, como por ejemplo a mi tía Francheta Almudévar, que
dejó a su hija y a su familia una hermosa casa en Ibieca. Recuerdo a mi
amigo y compañero el diputado Fajarnés, al que iba a visitar para recordar nuestro tiempos políticos,
que acabó en dicha Residencia.
Hoy reside en la misma Antonio
Naya Alasrué, cuñado de Francisco Bescós, ambos nacidos en Panzano. Posee un
documento en el que pone que una antepasada suya, hermana de Francisca Escabosa
Azara, casada a su vez con José Almudévar y Altabás, que llegó a Siétamo desde
Barluenga, se casó con el dueño de Casa Naya de Panzano.
Antonio Naya tiene su
casa en Panzano, pero vive en la Residencia de Angüés. Cuando quiero verlo
me detengo en la puerta del Bar y entro a saludarle. Se alegra como
si pasaran por nuestros espíritus, las historias que he relatado en este
escrito y entra en mi espíritu una emoción antigua, creada por el
Señor.
Es Antonio Naya un hombre
sonriente y tiene una edad menor que la mayoría de los hospedados en la
Residencia.
Canta jotas que emociona los corazones de los
ancianos que le rodean en el Cuarto de Estar de la Residencia y aquellos sonidos
llenan de alegría nuestro corazones y nos dan esperanza de que un día, vuelva
el progreso a esta Tierra, que está vigilada por la Sierra de Guara.
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