He
encontrado un viejo libro titulado “Tribulaciones de un Chino en China”,
editado el año de 1.935. Lo he visto en una sala de Casa Almudévar de Siétamo,
donde lo guardó mi hermano Manolo, cuando se marchó de Huesca a Estados Unidos.
Me ha llenado de ilusión contemplar los dibujos de numerosos chinos en diversos
colores. Entre ellos se encuentra uno adornando sus dibujos con colores elegantes,
que aquel chino había
dibujado, introduciendo dos granos de una semilla de tabaco, en una
pipa, de barro rojo. En el dibujo de su domicilio aparece ese chino que está
manipulando una larga pipa entre sus manos, pero revestido con un hermoso capote rojo con amplias mangas y su cabeza cubierta
por un sombrero chino de lujo. Debajo, en su cabeza, por la parte delantera
debajo de su nariz, cuelgan dos arreglados bigotes. Está todavía de pié, delante
de una mesa de estilo chino y sobre ella, junto a la pared, se presenta una
caja donde guardar su pipa. Al lado de la pared hay un hermoso jarrón con
adornos chinos, del que sale hacia arriba una bella planta de hojas rojas. Al
fondo hay una cortina plegable con
bellos dibujos chinos y en lo alto cuelga un jarrón de llamativos colores.
“Después
se tiende sobre un diván; encontrábase leyendo el último número de la Gaceta de
Pekín. Cuando de pronto, arrugó el entrecejo, lo cual indicaba seguramente, que
el periódico que tenía en las manos dedicaba algunas frases laudatorias a la
dinastía reinante de los Tsing”.
En
aquel Gran País, en aquellos viejos lugares, se instalaron en esos tiempos en una colonia francesa. Pero no se
conformaron con visitar solamente esa colonia francesa y atravesando un puente
llamado el Yang- King- Pang, pasaron al
territorio inglés. Escribe Julio Verne:”
En aquellos instantes. En aquellos años llegaban al puerto inglés, casi todos
ellos con bandera inglesa. De aquellos navíos de cada diez iban cargados de
opio. Esa substancia embrutecedora era como un veneno, con el que Inglaterra
envenenó a los chinos. “Los ingleses sacaban de este negocio más de doscientos
millones de francos”. Los chinos fracasaron prohibiendo la importación de opio
en este Celeste Imperio, porque la guerra de 1.841 y el tratado del comercio
indudablemente Nan-King impidió la importación de esa droga de origen inglés.
Por tanto el pleito fue ganado por los príncipes del Comercio inglés. El escritor francés no se calla las vergonzosas
fórmulas comerciales de los ingleses con los chinos. Y Julio Verne escribió lo
siguiente:¡quizá habría algo mejor que hacer que importar el embrutecimiento de
todo un pueblo!. El comercio, indudablemente es bueno; pero la filosofía es
mejor. Impresiona leer las palabras de Julio Verne cuando dice el comercio es bueno;
pero la filosofía es mejor. “¡Seamos filósofos, ante todo; seamos filósofos!”
Mi hermano Manuel fue un discípulo de Julio Verne y se recogía las obras de
este escritor en libros, que compraba, como éste de Las Tribulaciones de un
Chino en Chinea. A esas tribulaciones de un Chino en China, ha superado el
Gobierno de la misma China, que ha movido el terror en todo el Mundo y se le
tiene miedo y se ha presentado una rivalidad entre americanos y chinos. Hoy
están los chinos por toda España y por el Mundo, pero son pacíficos y grandes
negociantes entre diversos lugares de todos los países barcos llenos de “opio”.
Cómo
los ingleses deshacían la virtud de los chinos con el ‘colocarles” en puertos
chinos, que los chinos habían renunciado a comprarles “opio”, pero los chinos
seguían fumando la droga del “opio”. Julio Verne abominaba del uso del opio por
los hombres, pero en su obra describe su abuso por los chinos. Raza de hombres,
al que los barcos ingleses con sus cargas de OPIO, convirtieron a muchos chinos
en “drogatas” y el francés Julio Verne los defiende de su drogadicción. Pero el
sabio escritor francés ya había muerto cuando se descubrió en China por un
agricultor, que estaba abriendo un pozo.
En esa labor en 1.974, ya habían encontrado los chinos algún resto de aquellos
guerreros de terracota.
Los chinos abrieron el pozo 1 en 1,979 y
encontraron 2.000 estatuas, que habían encontrado. “En total lo que los arqueólogos
han sido capaces de descubrir han sido más de 8.000 estatuas de soldados, una
caballería de 150 animales, 130 carros tirados por 520 caballos.
Y
hasta 40,000 puntas de flecha, llevaban cargadas junto con docenas de espadas,
lanzas, ballestas y otras armas de bronce”.El encuentro lo hicieron en una
localidad cercana a la ciudad china de Linzi, cercana a la próxima a la costa
del Mar Amarillo y a tan sólo cinco horas de Pekín. Además la Gran Muralla
China que separa a esta enorme Nación de varias razas humanas, como las razas
de hombres orientales, que tienen un típico modo de cazar animales por medio de
águilas, domadas por ellos.
Los
chinos tienen una gran habilidad para vivir con sus propias costumbres y en impresionante
esa Inmensa Muralla China, que guarda a este enorme imperio de la agresividad
de sus vecinos. Ha renovado su identidad, creando un Imperio Chino , que se
rige por un modo particular. Siguió su historia casi abandonada a su
personalidad, pero ahora está muy cerca de poseer el Dominio Universal.
Pero
está un tanto sujeta por el poder de los Americanos del Norte. ¡La historia nos
descubrirá si acaban sus relaciones en Guerra o contribuirá a la unión de toda
la Humanidad!.Entre tanto el escritor JULIO VERNE, desde los cielos, verá con
placer como la China, está recuperando el poder mundial y desea que no sea una
dictadura.
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