El año 1941,cuando escasamente
se tenía presente la “fabla“ aragonesa, mi padre, Manuel Almudévar Casaus,
escribió para las Navidades un cuento en dicha “fabla”, en el que entre otras
muchas cosas decía: “Trayeban figos de Fraga,-orejones
d’Estadilla- y pansas d’ixas qu’escaldan- en Lascellas y Velillas,- vinos de
Castilsabás.- y corderetes d’Albero,-billotas de Banastas- y conejetes de
Pebredo”. Pasaron muchos años hasta que se generalizó la inquietud por la fabla
aragonesa. Pero mi padre, ya sentía el amor al Alto Aragón, porque escribió lo
siguiente: ”Quiero esta noche…hacer mi cuento de Navidad, valiéndome del
lenguaje, que todavía se habla en nuestros
pueblos, induciéndoos en el conocimiento del lenguaje y modo de ser del
país que os vio nacer”. ¡Cómo amaba su “fabla”, mi padre¡, igual que muchas personas
veneran sus dos lenguas, que los hacen bilingües. Pero desde hace poco tiempo hay gentes que
parecen odiar la lengua española o
castellana, porque querrían hacerla desaparecer. Mi padre fue un hombre, que
recordaba a Joaquín Costa, que nació el 14 de
Septiembre de 1846 y que hablaba y amaba la lengua ribagorzana. Costa
amaba su tierra altoaragonesa, pero su ideal era formar parte de una gran
Europa, pues defendió la europeización de España por medio de la escuela, la
despensa y la higiene. Cuando después de muchos años se llegó a la entrada de
España en Europa, aumentaron las presiones para convertirla en una colección de
naciones. Un presidente de una de las Autonomías, dijo en enero del año 2009,
que “las autonomías han perdido el sentido de Estado”. En algunas provincias se
niega el derecho de elegir castellano, para educar a los niños y en otra del
Oeste se impide a una niña que utilice el
castellano en clase. Hay que repasar la Historia, acordándonos del
fracaso en la construcción de la torre de Babel, al introducirse entre sus constructores una serie de lenguas
distintas. Costa en su obra Los Reyes Católicos, pone:”Dos cosas habían hecho
bancarrota en Castilla, la Hacienda y la Nación. Exactamente lo mismo que en la
España de nuestros días”.
Murió Costa el 17 de Febrero
de 1911, fecha ya muy próxima al centenario de su muerte. Estamos en Europa,
donde tal vez la lengua oficial sea el inglés.
Rubén Darío nos escribe:”A
vosotros mi lengua no debe ser extraña.-Soy un hijo de América, soy un nieto de
España”. España formó un Imperio, al que el conde de Aranda soñaba dar la
independencia, para permanecer unidos por la lengua española. Rubén Darío, allá
por los años de 1911 exclamaba: “La América española, como la España entera,
fija está en el oriente de su fatal destino… ¿Seremos entregados a los bárbaros
fieros?-¿Tantos millones de hombres hablaremos inglés?”.
Pero el Quijote ha
intervenido en esta cuestión y Costa en 1883, dijo que “El Quijote español hace
que la Tierra sea algo más que un mercado donde se compra y se vende”.En la
Antología de Literatura Latina,
publicada en California, en la ciudad de Santa Barbara, en el número 25 del año 2008, escribe Gerardo
Piña-Rosales, un artículo, en que el protagonista estaba sumido en la lectura y
relectura de la Historia del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha.”Si le
asaltaba alguna duda, acudía al Quijote, si tenía que tomar alguna decisión,
acudía al Quijote”…”Todos los hombres son iguales, buen amigo. El racismo es
una de las plagas de este país…los que hablamos la lengua de Cervantes, no
somos nunca extranjeros en estos predios del Tío Sam, porque cuando los anglos
llegaron, ya nosotros habíamos fundado ciudades y pueblos por todas estas
tierras”. Conseguidos numerosos éxitos públicos, “sólo quiero, una
recompensa”, le dijo don Quijote al
señor alcalde: que a mi amigo Sancho, aquí presente, se le otorgue la oportunidad
de ser alcalde de Nueva York”. ”¡Sancho alcalde!”, se oyó gritar. No sé si escucharía estos gritos Rubén Darío, que
temía que al español se lo comieran los anglo –americanos. En la Península, ¿conocerán
todos nuestros nietos el idioma de Cervantes?.
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