Ermita de San Fructuoso , Bierge (Huesca) |
José Otín Nasarre, tiene dos apellidos derivados de los pueblos de Otín y de Nasarre,
que están deshabitados. Tiene sus dos
apellidos, iguales a los nombres de los dos pueblos, que están en la
cuenca del Barranco de Mascún, en Pleno Parque Natural de la Sierra y
Cañones de Guara. Están separados pero no muy distantes, Otín y
Nasarre, por un Barranco donde había un puente, que permitía a los niños de Nasarre, asistir
a la escuela de Otín. Desde Rodellar se accede directamente por dos senderos
diferentes, actualmente bien señalizados o también con vehículos
todo-terreno por Las Bellostas, pasando por la Pardina de Ballabriga, San
Hipólito (San Poliz) y Letosa. La iglesia
de Nasarre es románica de finales del
siglo XI, y su templo es de nave
única, con ábside de tambor, de estilo serrablés. Se restauró en 1999.
El bisabuelo de José, Ramón Otín, era del pueblo del que había heredado su nombre, a
saber Otín y como no podía José olvidar
ese pueblo, donde éste había nacido ni a sus
ancestros, acompañado por su abuelo, desde Alberuela de Laliena (Albargüela), donde vivía, se
montaron en un asno ; y se subieron a Otín, a vivir unos días en el pueblo, en
compañía de la familia que allí, aún les quedaba. Su familia consistía en la señora María,
prima hermana de su abuelo y su hijo soltero
Tomás, que más tarde murió en la Residencia de Ancianos, que se encuentra en la
carretera de Sangarrén. ¡Qué vida tan
montañera llevaban sus parientes, acompañados por todos los habitantes del
pueblo, que todavía no habían emigrado!. La luz de sus casas no era eléctrica, sino que
en el hogar, llegada la noche, encendían
una “tieda”, es decir una tea y en sus habitaciones se alumbraban con un
candil. José y su abuelo, cuando se iban a acostar, soplaban sobre la llama del candil y la
apagaban. Ya he dicho que este pueblo, no hace tantos años, allá por los
cincuenta, estaba habitado, porque aún estaba abierta la Escuela Nacional
Mixta, llegando a sus pupitres a aprender, los niños del pueblo de Nasarre.
Además de éstos, acudían también los niños de Letosa y de Bagüeste. Yo conocí a
Leandro Campo de Nasarre, que estuvo como su paisano San Urbez, en la Sierra
cuidando su ganado lanar, bajando como su Patrono al pueblo de Ola. Si se va a Otín por la
carretera que sube a Monrepós, una vez alcanzado el pueblo de Bara, para pasar
desde él a los pueblos de Otín y de Nasarre, había que cruzar el cauce del río Alcanadre, por puentes
de madera. Pero no sólo tenían que pasar
por el Alcanadre, sino que en casos de
entierros en alguno de aquellos pueblos, había que cruzar por el río Mascún.
Ahora ya no quedan habitantes en aquel pueblo de Nasarre, pero este año de
2014, han descansado mi hijo Ignacio, con un compañero, devotos ambos de San Urbez,
en la iglesia de Nasarre. Estuvieron con gran respeto y le rezaron al Señor,
por medio de San Urbez. Por aquellos puentes no podían pasar los coches, porque
en los años cincuenta, no podían ni llegar a ellos. Nasarre y Otín eran dos pueblos
hermanos y cercanos y en el primero se levanta una iglesia románica del siglo
XI. En la casa en la que nació Leandro, sobre la dovela de la puerta, está, ahora ya no lo sé si está o estaba, una hermosa
flor, al lado de la fecha de construcción. Además rezaban en dicha iglesia los
vecinos de casa Laliena y de casa Español.
Entre aquellos pueblos se comunicaban, unas veces para comprar y vender y otras para
asistir a algún entierro o a algún bautizo. En Nocito estaba el tendero Mariano
Ortas, que con una caballería iba de visita por los distintos pueblos, para
venderles ropa o comprarles pieles de reses o de conejo y llevarles encargos,
que le habían hecho. El pan lo traían de Bierge y lo compraban más cerca, es
decir en Rodellar. José ,en cierta
ocasión, que bajó a dicho pueblo, desde Otín, se encontró con numerosas personas
que montadas en mulas, en burros o asnos, que iban, unos a Rodellar y otros que
venían, para comprar el pan nuestro de cada día. Eran unos panes de unos dos
kilos y de dos moños, que sin secarse, se conservaban una semana.
Estuvo José de Guarda Forestal en la Solana de Burgasé, que es una bella comarca, que ahora pertenece
al Municipio de Fiscal y que estos años del dos mil y pico, ha visto mejorada
su comunicación con Sabiñánigo. En la
Solana de Burgasé había varios pueblos, como Campol, San Felices y otros. En sus
faenas, José Otín, fue un día a San Felices y durante la comida, que consumía en cierta casa, la
abuela de la misma, lo saludó. Se acordó José de que había conocido en el
pueblo en que se encontraban, es decir
en San Felices, una Maestra, que era de
Alberuela de Laliena y su marido era de casa Aguilar de Alberuela, llamado
Clemente, al que todavía visitó José muchas veces en Huesca, cuando lo llevaron
a las Hermanitas de los Pobres. Este Clemente, marido de la Maestra, hacía con frecuencia como los mozos de los
recados, pues vendía y compraba mercancías a la gente de aquellas latitudes. Se parecía a José, que
quería tanto a sus paisanos, que cuando ya estaban en las Residencias de
Ancianos, los iba a ver. Luego, tal vez, no se acordará nadie de aquellos vecinos, que
entonces vivían, pero mientras viva José, se acordará de todos los montañeses con los
que ha vivido. Clemente, el esposo de
la Maestra de Alberuela, proporcionaba
ropa interior, ovillos de lana, agujas de coser y de hacer calcetines, les
compraba pieles de conejo, de cordero, de cabrito
y de reses mayores.
Cuando José tenía veinticuatro años, fue destinado de
Guarda Forestal, a la Comarca de la Ribera del río Ara, con residencia en
Sarvisé. Tenía, entre otros compañeros, a uno que residía en Fiscal, llamado
Antonio Lacasta y se arreglaban
mutuamente, para hacer trabajos en conjunto en los Montes del Valle de Broto,
Ribera del Fiscal, La Solana de Burgasé, Fanlo y parte del Sobrepuerto. Me estaba contando José Otín, diversos hechos de su historia,
pero de repente exclamó: “En Fiscal, me acuerdo de que en una
ocasión festiva, llegaron los “músicos” con aparatos eléctricos muy modernos,
que iban a estrenar en esa fiesta, que se celebraba el día de la Virgen de Agosto. En Fiscal se
producían ellos mismo la electricidad con un aparato, que al mismo tiempo, que
suministraba luz al pueblo, hacía moler piensos para dar de comer a los
animales. Al enchufar los músicos sus aparatos, se les estropeó todo el material eléctrico”.
En los pueblos de al lado de Fiscal, hemos visto como usaban la “tieda” y los
candiles para iluminarse, pero en Fiscal, por su técnica eléctrica no muy
desarrollada, sufrieron una derrota técnica, que al año siguiente ya habían
arreglado.
Me dice José Otín que en el
pueblo de Laguarta, hace unos ocho años que se iluminan con energía eléctrica y
al recordar esto, se preguntó: ¿cómo puede ser que una Provincia como la de
Huesca, exportadora de energía eléctrica, padezca estas carencias?. Parece ser
que gran parte de la energía producida, se lleva al País Vasco y a Cataluña.
Esto explica que estos países, donde se da con tanta ilusión, el Nacionalismo, conviertan a Aragón en un
País sin tren, que lo comunique con
Francia. Parece mentira cómo se llevan las obras de arte, por ejemplo las de
Villanueva de Sigena y la luz y ya no sería extraño que se llevaran
la iglesia de Nasarre, como se llevaron las
piedras de Casa Carderera de la capital oscense.
Me dice José Grasa, que cuando va
por la Montaña, le acuden lágrimas a sus
ojos al ver los portales de muchas casas, sin piedras armeras, porque se da cuenta
de cómo de dichos pueblos, han volado muchos escudos, así como los crismones y
piletas de agua bendita de las iglesias.
Buenas tardes, estaría interesada en contactar con el señor sobre el cual habla en esta publicación que fue compañero de mi padre en la juventud.
ResponderEliminarSi no tiene inconveniente me puede enviar un correo para hablar con usted? Muchas gracias
Me da tristeza el ver la despoblación que tienen esas tierras tan poeticas y que han vivido tan felices acompañadas muchas veces de la libertad. Pero hoy tengo 90 años y no puedo recordar con facilidad aquellos tiempos y aquellas tierras en que los hombres vivian en contacto con la naturaleza. Pero ya hace años que no veo a Jose Grasa que cuando va por la Montaña, le acuden lágrimas a sus ojos al ver los portales de muchas casas, sin piedras armeras, porque se da cuenta de cómo de dichos pueblos, han volado muchos escudos, así como los crismones y piletas de agua bendita de las iglesias.
EliminarMi interés es hacia José Otin Nasarre, guarda forestal que trabajó hace muchos años con mi padre. Vamos a subir al norte a celebrar el 76 cumpleaños de mi padre y ahora vienen a su mente antiguos compañeros y descubrí su nombre en este artículo suyo. Estaría muy interesada en contactar con él.
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