lunes, 18 de noviembre de 2024

La PACA, restaurante situado en Huesca, en la calle del alcalde EMILIO MIRAVÉ.



Está dirigido por su dueño, que va vestido de negro y se llama RAUL BERNAL, que fue el mejor maestro chocolatero de España en el año 2011. A mí el día 16 de Noviembre del actual año de 2.024 ,me han llevado a su Restaurante , al que entre otros ha acudido mi hijo Ignacio , amigo, del adelantado Pastelero Raúl Bernal y podemos hacer constar su antigua profesión de Panadero, que es común entre pasteleros y panaderos. Este pastelero con su cuerpo joven, va vestido de negro, en lugar de blanco y al llegar al lugar, donde estábamos sentados con mis familiares,  se presentó ante nosotros con su negro y elegante uniforme de Panadero que me produjo una impresión notable por su rostro fino y su figura elegante ,cubierto por aquella ropa negra, que le daba un poder sobre mí y sobre los que me acompañaban en aquel cuadrado espacio de madera , donde nos habíamos sentado. Nos saludó con gran amabilidad y no pudo hacer otra cosa que entregarme unos bombones, que habían ganado el primer premio de Maestro Chocolatero. Se quedó admirado de los artículos abundantes, que yo le entregaba, pero se llenó de alegría al ver, aquel regalo de agradecimiento mío.

Yo me complacía observando esas pequeñas celdas, que rodeaban un gran mostrador, en que estaban depositados auténticos regalos de pasteleros, comunes entre estos y los panaderos.

Estábamos sentados con mis hijos y nietos, en unas pequeñas cabinas, que formaban, una cadena de ellas, rodeando el más elevado mostrador, en qué se alzaban diversas tortas, como ofreciendo su consumo a los asistentes al espectáculo. Y todos los comunicadores contemplaban los ramos de productos, fruto de su factura panadera, que se sentaban en las pequeñas “capillas”, donde fabricaban tales tortas aperitivas.

Mis compañeros llegamos los primeros entrar en aquel lugar, en cuyo centro se alzaba  la citada mesa, de cierta elevación. Al entrar nosotros en el salón donde esta una alta mesa con numerosos pasteles de chocolate y figuras de animales, preparadas por el inteligente cerebro del Maestro chocolatero. Nosotros entramos en el salón los primeros, pero detrás de nosotros se formaron colas de consumidores, que iban a satisfacer la “minería” de sus miembros. Se llenaba de deseosos consumidores de bombones y de pasteles. Cuando ya no cabían en este salón más consumidores, se sentaban en los veladores de la calle. Y así se acababa la mañana, llena de “buscadores” de alimentos placenteros. Al mediodía, en que se habían terminado los ricos alimentos que se ofrecían. Yo les di a las camareras varios relatos escritos sobre las costumbres de muchos de los que ahora, habían entrado a satisfacer sus estómagos y su imaginación.

Al poco tiempo de enviarle mis escritos, apareció  RAUL BERNAT, que me dijo que agradecía mi visita a sus curiosos y sabios clientes. Me sonrío y me regaló una caja con bombones exquisitos. Cuando nos ausentamos mis parientes y yo, nos fuimos llenos de felicidad.

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