Un niño de
cuatro años y medio,que vive fuera de Huesca,cada vez que viene a visitar a su
familia,lo llevan de paseo por el Parque.Siendo muy pequeñito le enseñaron la
Casita de Blanca Nieves y ahora cada vez que vuelve por tan precioso jardín
,pide que lo lleven a verla, preocupándose de mirar por una ventana, que tiene
la protección de una reja, pero que carece de sus correspondientes ventanicos
de madera. A continuación pregunta por Blanca Nieves, por sus enanitos y se
interesa por el lugar donde están y por qué ya no están, con las ganas que
tiene de conocer al personaje, que tantas veces ha visto en los cuentos .
Repasa también las otras ventanas e intenta abrirlas, para ver que hay dentro, preguntando
con gran interés por el pozo, de donde sacaban agua los enanitos. Hay un mural
de mosaicos donde se encuentran retratados los enanos con su dama Blanca Nieves
y me pregunta que quien es el que los ha puesto ahí, respondiéndole que el
Señor Wald Disney, que está retratado al lado en un bronce cilíndrico. Lo mira
entusiasmado y dice: ¡Ah ,los ha hecho el señor que está en la moneda!.
Este interés
del niño, despierta el mío y me acuerdo que en tiempos de Don Vicente Campo, me
parece que cuando era alcalde de Huesca, mandó construir la casita y allí
alquilaban cuentos para los niños, pero Blanca Nieves no aparecía por su casa. Sin
embargo me acuerdo de una de las hermanas Recaj, una señora ya mayor, vestida
de negro elegantemente, que por lo visto necesitaba ganar algún dinero para
poder seguir viviendo. Cuando yo era niño e iba al colegio, muy cerca de él, cerca
de la calle de Villahermosa vivía la señora con una hermana y con un hermano ya
mayor y educado pero era como un niño. Lo llamábamos Pedrito y venía por el
colegio, donde hablaba con los profesores y con nosotros los niños y los
domingos entraba a ver las películas. Se murió lueg una hermana, pero le
quedó otra, con la que paseaba, iba a
misa a la Compañía y escasas veces ,se las veía sentadas en un mostrador de los
Porches, tomando algo, pero parece ser que lo hacían invitadas por personas
oscenses conocedoras de su apurada situación económica. ¡Dios mío qué difícil
era encontrar trabajo en aquellos tiempos ya lejanos! Su esposo o tal vez
esposos de las hermanas Recaj, debían ser burócratas y no se si les quedaría
algún retiro a sus viudas o si estas tuvieron que vivir con lo poco que les
dejaran. Menos mal que a Blanca Nieves le hicieron casa nueva en el Parque y
Don Vicente Campo, amigo de las buenas gentes colocó algunas temporadas a una
de las hermanas Recaj. Hace poco se murió una señora que de niña había estado
sirviendo en casa de Recaj y me contaba los apuros que tenía que pasar algunas
veces, obedeciendo a tan buenas y desmonedadas señoras, cuando la mandaban a comprar a una
tienda sin dinero; ella, que las quería mucho insistía a los vendedores para
que le proporcionasen alguno de los alimentos, pidiéndoles que por favor se lo
diesen, que ya se lo pagaría. La moza pasaba sus apuros, pero siempre consiguió
lo que las buenas señoras necesitaban.
Eran personas
de buen carácter, pues me acuerdo de cuando estaba en la casita, alquilando
cuentos a los niños, los trataba con cariño. Este es mi recuerdo que coincide
con el de un viejo amigo mío que hoy me ha contado sus recuerdos de tan
elegante al tiempo que apurada dama.
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