Linaje aragonés. De Castejón de Sobrarbe y Adahuesca (Huesca), Una rama pasó a Valencia. Don Antonio de Naya, noble aragonés, fué creado Barón de Alcalá en 12 de marzo de 1700.
Los aragoneses no somos dados a airear nuestros
propios asuntos y, sin embargo, con la vida de nuestro bandolero, el Cucaracha, se podría filmar una película
que no le tendría envidia a la de Curro Jiménez. Casi hemos destruido la jota y
la fabla, hemos olvidado a nuestros hombres famosos por sus valores
intelectuales, literarios o por su mito.
Bien se vale que mosen Rafael Andolz, publicó
su libro sobre la vida de nuestro personaje.
El Cucaracha tenía sus escondrijos en la Sierra
que va de Tardienta a Alcubierre y otras
veces se ocultaba en las cuevas de la Serreta que va desde Piracés hasta
Alberuela, pasando por Tramaced, Fraella y Marcén. Grañén en el llano, quedaba
casi en el centro geográfico del mapa de sus correrías. Alguna vez se alejaba
de esta comarca, llegando hasta Colungo, donde con su cuadrilla asaltó una casa
muy rica. Dicen que todavía alguien de la “redolada” conserva una clueca de oro
con sus “polletes”. Si es verdad, yo creo que ya habrá prescrito el delito,
porque estas fechorías tuvieron lugar a fines del siglo diez y nueve.
En Senés, la víspera de San Bartolomé, se puso
un bandolero en cada boca de calle y el Cucaracha se llevó lo que quiso sin
ninguna violencia.
En Torralba, los pinos bajaban de la Sierra
hasta el Pilar y escondiéndose entre
ellos, llegó un secuaz hasta una casa, en que llamó, miraron desde una ventana
y viendo de quien se trataba, le tiraron una gruesa piedra, le dieron en la
cabeza y lo dejaron muerto. En Callén dicen que el Cucaracha mató al amo de casa
Bercero, pero el pueblo dice que fue un criado infiel, buscando descargar su
crimen en el bandido.
En toda película tiene que salir una bella mujer
amada por el protagonista y el que nos ocupa dicen que tenía una amante en Torres
de Barbués. También los bandidos tienen su corazoncito. Si, el Cucaracha tenía
buen corazón y a los labradores pobres les daba dinero para comprar dos, tres o
cuatro cahices de trigo para sembrar. También demostró su generosidad con “Siña
Olaria”.
“Cuatro titinas teneba a viella Olaria n’o corral. Una con a gorguera pelata, sin plumas,
con a pelleta muy roya, muy roya y cotaza
de tanto aparar a frigor d’a nuey al
raso, penchada en una Figuera”.”Otra tenía la cresta granada como una granada o
“minglana”, otra era negra como la toca, la toquilla, las sayas y las
alpargatas de su dueña y la más pequeña era enana, pero la que más gozo le
proporcionaba. Se le ponía en los hombros cuando se acomodaba en la silleta de
ir a misa y le picaba en las cabecicas negras y redondas que le sujetaban el
moño. Estaba viuda y como no tenía
dinero, no podía pagar la contribución. El recaudador, que tenía la conciencia
más negra que la gallina del mismo color de la señora Olaria, se le llevó la negra,
la pelada, la de la cresta granada y la enanica”.
El Cucaracha que se enteró, le regaló ocho
gallinas y dos sacos de trigo para que les diese de comer. En otra ocasión
vio a un chico joven, que tembloroso,
apretaba sus manos. Le preguntó el Cucaracha que era lo que llevaba entre manos
y éste le contestó, que se había recogido unos billetes, para comprarse un asno
y el Cucaracha le dijo: no te vas a comprar un burro, sino una pareja de mulas.
Y el Cucaracha le proporcionó el dinero que para dicha compra necesitaba,
Pero el bandido generoso estaba condenado a
muerte y estando asando un cordero en una paridera, mandó al “repatán” a buscar
vino. Cogieron al muchacho y en su bota, el Farmacéutico de Lalueza le añadió
un soporífero, para que se durmiera el Cucaracha. Estando durmiendo llegó la
justicia y le dispararon. Aún tuvo
tiempo de incorporarse y de disparar un trabuco de boca de campana, antes de
caer muerto. Sus enemigos muy contentos, cantaban: “La cucaracha, la cucaracha,
ya no puede caminar” y los niños de los pueblos cantaban : ”ya no puede caminar
porque le faltan, porque no tiene las
patitas de detrás”. ¡Cómo los niños mezclaban la vida del bandido Cucaracha con
la de las negras cucarachas!.
“Siña Olaria”, a pesar de sus escasas
posibilidades, le mandó decir una misa y le rezaba por las noches el rosario y
lloraba, lloraba.
Estas tristes historias, todavía las recuerda el
pueblo. Tengo una prueba de las aventuras del Cucaracha, porque el día siete de
Mayo del año de 2016, estando sentado en un banco de la Plaza, donde, en viejos
tiempos, se encontraban un Hotel y una Cárcel,
me saludó un señor, con el que nos conocíamos hacía unos cuarenta años.
Era nacido en Tardienta, el punto
opuesto al Norte de la Sierra de Alcubiere, que se encuentra en el Sur. Este
señor, todavía vivo y de un gran humor, se
llama Alfonso Gallán. Esta buena persona, durante unos treinta años, fue
taxista en su pueblo ferroviario de Tardienta, al tiempo que cultivaba la
tierra. Era un hombre amante de su tierra, tanto que trabajó incluso en el
Canal de los Riegos del Alto Aragón, con lo que soñaba redimir los Monegros. Este fue uno de sus propósitos, que fue el de
la redención del desierto monegrino, al contrario que el Cucaracha, que con su
poder, en lugar de crear riqueza, destruyó la agricultura, a pesar de darle un
par de mulas a un muchacho. En esta diferente conducta con su tierra, se nota
la diferencia entre el propósito de Alfonso Gallán de regar los Monegros y la
labor destructora del Cucaracha, de ser un dictador de esa tierra, que hoy, se
va volviendo verde, porque le proporcionaba un par de mulas a un joven
muchacho, pero arruinaba el capital a los labradores monegrinos y el trabajo a
los demás monegrinos. Es Alfonso un hombre
de hoy, pero durante muchos años, al volante de su taxi, no sostenía otras
conversaciones, que las que habrían de cambiar el destino de los Monegros.
Empezamos
una conversación sobre la dicha Sierra y sobre los doce hombres armados con
trabucos, de los que uno más pequeño y vestido de negro, era su jefe, que por el año de 1870, se
constituyó en El Bandido Cucaracha. El señor estaba sentado a mi lado en un
banco, frente a un Puesto de Lotería, propio de su hijo y me dejó entusiasmado
de la segunda parte de la vida del Bandido Cucaracha. Conocía perfectamente, esa vida apodada con
el apodo de El Cucaracha y de nombre Mariano Gavín Suñén.
Uno, al escuchar a este señor, comprende este
conocimiento tan profundo de un hombre, natural de Tardienta, que al contarte
aquellas pasadas aventuras, te parece que las vivió. Fue taxista de Tardienta, donde,
haciendo con los años miles de kilómetros por esa tierra, tuvo que escuchar las aventuras del bandido
Cucaracha y otras tantas, que el día siete de Mayo de año 2016, me las estaba
relatando a mí. Mi amigo el taxista retirado, no conoció al Cucaracha, pero
después de tanta conversación, tenía que acordarse de ese Bandolero tan moreno
y pequeño de estatura, porque me recitó aquella copla que dice: ”Se pasea el Cucaracha-
por la Sierra de Alcubierre, -un hombre como un tomillo,-y todo el mundo le
teme”. Su vida con el taxi, supongo que
no sería muy dulce, porque, cuando festejaba yo con mi actual esposa Feli Bercero, circulaba por
aquellas carreteras desasfaltadas y algunas veces sin asfaltar.
Daba la impresión de que El Cucaracha era el
Mandamás, o el Dictador y recorría desde la Sierra de Alcubierre, seguido por
sus “cuadrillas”, que vivían en distintos lugares, para unirse cuando tenían la
ocasión de robar a ricos propietarios. Robaron los bandidos de Cucaracha, que
llegaron a formar una cuadrilla de unos cien hombres, que vivían por diversos
pueblos del Norte de la Sierra de Alcubierre y otros por el
Sur, a un número enorme de
propietarios. Parecía aquella Sierra un País independiente, gobernado por
bandidos. Hacían su vida, pero cuando iban a realizar un robo grande, se unían.
¿Cómo podían robar y matar casi con entera
libertad?. Sencillamente porque las Guerras Carlistas, hacían que los escasos
Guardias Civiles, no pudieran dedicarse
a combatir a los bandidos, pues tenían suficiente trabajo y peligroso, con
ocuparse de la lucha política, que tenían que hacer contra los Liberales.
Durante aquellas Guerras Carlistas, el Cucaracha odiaba a los ricos y presumía
de “asestar sus tiros a los hombres de posición y de fortuna”. Era el Cucaracha
un hombre inculto, que apenas sabía leer
y quería imitar el romanticismo de los dos románticos bandoleros, José María el
Tempranillo y el de Jaime el Barbudo de Crivillente. La doctrina del Cucaracha
se convirtió en una dictadura sobre la Sierra de Alcubierre, dominando parte de
Huesca y de Zaragoza.
Es evidente que la vida de los campesinos, había
que protegerla, pero los bandoleros que no tenían nada que sacar a los pobres,
como la señora “Olaria”, se aprovechaban de ellos para hacer fama de bondad,
con cuatro gallinas y algún saco de trigo. La señora “Olaria” era buena, pero los propietarios
de la tierra, no podían producir riqueza
cultivándola, y Los Monegros se quedaron sin progreso. ¡Cómo iban a ser
productivos cuando se sabe que estaban siempre amenazados de asaltos, que les
robaban el dinero y muchas veces los asesinaban!. Todavía suenan los apellidos
de Bastaras, de Lanaja, del que ahora dicen que cede el templo con las pinturas
del cuñado de Goya, al Estado. También suenan los apellidos de José Calvo y Juan
Ruata de Alcubierre y de Juaquín Angas de Ontiñena, Sebastián Peralta de
Monegrillo, donde sus habitantes todavía peregrinan a rezarle a San Urbez, en
Nocito. Otras de sus víctimas eran de La Almolda, de Tramaced, de Pina y de la
Perdiguera.
Todavía cantan algunos “La hija de Bercero – la
más pequeña-se casa con don Santos por la moneda.- La moneda se acaba y el
viejo queda”. Esta hija de Bercero, lo fue de Bercero de Callén, pariente de mi
suegro, que fue labrador en Torralba de Aragón. Este Bercero de Callén, dicen
algunos que fue asesinado por los seguidores del Cucaracha y otros que lo mató
alguno, para provechar la oportunidad de robarle dinero.
Se casó “la hija más pequeña de Bercero, con el último barón de Naya o de Alcalá del
Obispo”. Se quedó viuda y murió en una Residencia de Zaragoza. Allí acudía mi
suegro hace ya multitud de años a verla y a saludarla, porque había muerto sin
hijos. Torralba de Aragón se encuentra entre Senés de Alcubierre y Tardienta. Mi suegro ya hace
muchos años que murió de noventa y cuatro años. Yo no puedo precisar la vida de
la “hija de Bercero, la más pequeña”,
pero lo que cuento, lo he escuchado en varias ocasiones. Yo ignoro si “ la
chica más pequeña de Bercero”, se casó con un barón de Naya o de Alcalá o si ya
no quedó ninguno de ellos, pues ya no he oído hablar de más barones de Alcalá
ni de hijas de Bercero tan bellas como María Cruz.
Este barón de Naya fue también llamado barón de Alcalá, con
título desde 1700, durante los últimos años de Carlos II. Otro sucesor del barón don Alejandro Naya y Ferrer, aprovechó
la Guerra de la Independencia, para volver con su familia a Huesca. Combatió
con Espartero hasta el año de 1876, con la Restauración. Desde 1862, contaba
Huesca con un Banco por Acciones y por Crédito y su principal promotor fue el
barón de Naya y de Alcalá del Obispo. Una gran parte del Parque Público de
Huesca era propiedad del barón de Naya. Ese terreno lo entregó al Ayuntamiento
de Huesca, para ampliar dicho Parque,
dejándole unos metros para edificar un edificio, mirando al Parque y yo me acuerdo del barón de
Naya, que por el apellido de Azara, era también pariente nuestro, más o menos
lejano de los Almudévar de Siétamo. Eran los Azara de Barbuñales parientes de
Antonio Naya y Azara, sexto barón de Alcalá. En una nota de los Antepasados de
Antonio Naya y Azara, sexto barón de Alcalá,
escribe su nombre al lado de
Francisco Antonio de Azara, segundo Marqués de Nibbiano( 1744-1820) y natural
de Barbuñales. Los Azara de Siétamo, exhibían un escudo en el altar de su
capilla en la Iglesia Parroquial, donde eran enterrados, ya desaparecido para
la Guerra Civil y otro que se encuentra, junto con el de los Almudévar en un
armario del salón de la Casa de estos señores de Siétamo.
Era grande la relación entre los Azara y el
Conde de Aranda, que en el Museo Provincial de Huesca, recibió el título de
Teólogo, así como varios familiares de los Azara de Barbuñales y el Párroco de
Siétamo, de apellido Azara.
¡Pobre tierra de Monegros, de Huesca y de
Zaragoza, por no prolongarla al Norte de la provincia de Huesca, que estaba
sometida a la dictadura de los guerrilleros y a la ausencia de los Guardias
Civiles en defensa del pueblo!. ¿Esa era la defensa que recibía el pueblo del
Poder?. No porque el Poder se preocupaba
de conservarlo y el pueblo, pobre,
aguantaba que lo gobernase el Cucaracha por medio de su Dictadura particular. El orden
estaba perdido por la lucha entre liberales y carlistas y ese vacío de poder lo
ocupaban los bandoleros. Se echaron estos al monte para vivir sin trabajar,
porque el escaso número de Guardias Civiles, no podían perseguir a los
bandoleros, cuando tenían tanta faena en combatir a los Carlistas, que
constantemente pasaban por la sierra de Guara, desde Cataluña a Navarra y
viceversa. Mi abuelo Manuel Almudévar Vallés, tuvo que huir de Siétamo hasta
Francia, acompañado del Confitero Vilas, el de las Castañas de Mazapán y por un
vecino de Liesa. Por Siétamo pasaban los Liberales y a veces luchaban con los
Carlistas, cerca de la próxima Sierra de Guara.
El Cucaracha casi no sabía escribir, pero
intentaba hacerse un romántico, que protegía a los pobres campesinos, como
protegió a la señora Olaria y a algún muchacho, al que proporcionaba
caballerías para labrar.
La familia de los barones de Naya y de Alcalá
del Obispo, era oriunda de Labata, debajo mismo de la Sierra de Guara. Estaba
documentada esa familia desde el siglo XI, extendiéndose por Rodellar, Panzano,
Azlor y Castejón de Sobrarbe, siguieron por Adahuesca. En 1700 unos Naya
recibieron el título de tales barones y en 1708 el del Marquesado de Viñuales.
Vivieron por el Somontano de Guara y bajaron a Zaragoza. Estaba Antonio Naya y
Azara, Sexto barón de Alcalá, impregnado por la vida de Aragón y sobre todo del
Alto Aragón. Fue un dirigente provincial del Partido amigo del progreso, pues siempre luchó contra las situaciones revolucionarias.
En aquellos tiempos del bandolerismo, el Barón
de Naya o de Alcalá, dirigió el Partido Moderado, creado en el año de 1862 y fue
promotor del Banco de Crédito y Fomento del Alto Aragón, porque en su interior
quería eliminar esa república de bandoleros, cuya política sólo fomentaba la
vida miserable de aquella “siña” Olaria, pero que retrasó el progreso económico de los
Monegros principalmente. Fue Antonio Naya y Azara, el sexto barón de Alcalá y
se constituyó en el principal promotor del citado Banco, que se creó el año de
1862, con un capital de 12.000 reales.
¡Qué diferencia de Banco existía entre este Banco
de Crédito y el del Cucaracha !.
¿Qué tipo de Banco poseían los Bandoleros de los
Monegros?. Era un Banco sin capital propio, pues el dinero de que no disponían,
lo robaban a los que lo poseían y el Cucaracha, lo gastaba con sus
revolucionarios socios y dando alguna limosna a los más desgraciados de los
Monegros.
El Banco de Crédito y Fomento fue promovido por
Antonio Naya y Azara, barón de Naya y de Alcalá. Lo fundaron en 1862 y se
apoyaron en un capital de doce millones de reales, distribuidos en dos mil
acciones. Antonio Naya y Francisco Pérez, fueron los mayores accionistas, pues
cada uno de ellos tenía ciento cincuenta acciones cada uno de ellos.
Antonio Naya y sus compañeros del Banco, lo
fundaron arriesgando su propio y no muy abundante dinero, con el fin de que los
ciudadanos, con el dinero que recibieran prestado por el Banco, compraran ganado,
labrasen tierra e hicieran correr el dinero por aquellas tierras de miseria
fomentada por los bandoleros. Los intereses de esos pequeños Bancos, eran
modestos, pues no practicaban la usura, en cambio los interese de otros Bancos,
llegaron a cobrar el treinta o el cuarenta por ciento, intereses que no podían
llegar a devolver al Banco y sus clientes acababan arruinados. Los que no se
arruinaban se tenían que dedicar a negocios sucios, que contribuían a que la
Sociedad se pudriera.
Esos intereses han arruinado a muchas
operaciones de la sociedad y se ha reaccionado de una forma bestial, porque
ahora por el dinero ahorrado por los ciudadanos, no les devuelven ni cinco
céntimos. Hoy muchos Bancos se han convertido en lugares secretos, en lugares
donde se juega con el dinero y se impide el desarrollo normal de la economía.
Hemos bajado de la usura a la nulidad de los intereses, que hacen imposible que
el Mundo gobierne sus ahorros o los cree.Estaban los Monegros de Huesca y de
Zaragoza, convertidos en una república corrompida,
en que el Cucaracha y su cuadrilla, se
mezclaron en sucesos turbios. Por ejemplo mataron a Martín Rubira de Zuera en
1873. Tras este crimen se unieron más de doscientos hombres de Zuera,
Perdiguera, San Mateo de Gallego, Leciñena, Farlete Monegrillo, Alcubierre,
Robres, Senés y Torralba y recorrieron la Sierra de Alcubierre, sin encontrar
resultados positivos. Pero estos alcaldes se reunieron en el Santuario de la
Virgen de Magallón y hablaron de seguir persiguiendo a los bandidos.
En 1862, el barón de Naya y sus amigos fundaron
el Banco, y en aquellos años, se comenzó una lucha más eficaz contra los
bandoleros. El siete de julio de 1874, detuvieron al ermitaño de San Miguel, que estaba situado en
el monte de Juvierre, en Castejón de Monegros,
por actuar de colaborador de la
banda del Cucaracha. Los bandoleros, irritados por la labor de la Guadia Civil,
cuando llevaba preso al ermitaño, acometieron a los Guardias civiles. En esta
lucha salió herido un Guardia Civil y fue causa de la muerte del ermitaño.Son
muchas las coplas que se recuerdan de la tiriste historia de los Monegros y una
de ellas ,dice”Cucaracha y los civiles-tuvieron un tiroteo;-Ellos bien se
divertiero, pero lo pagó el santero”.
Pero también el Cucaracha tuvo fin, porque
estando con cuatro compañeros, en el
corral de la Anica, cerca del entonces poblado de Peñalbeta, en el término de
Lanaja, mandó a un joven muchacho a Lanaja, a comprar vino. Lo cogieron los
Civiles y en la Farmacia de Lalueza, hicieron que el boticario, añadiera un
soporífero en el vino que llevaba dentro de la bota.El muchacho volvió a
llevarle el vino al Cucaracha. Aquellos bandoleros se fueron durmiendo y cuando
llegó la Justicia, dispararon.”Aún tuvo tiempo de incorporarse y de disparar,
antes de caer muerto, un trabuco, de
aquellos de boca de campana”.
Como en el cuento americano de otro Cucaracha,
“sus enemigos, muy contentos, cantaban: la cucaracha, la cucaracha, ya no puede
caminar”
El 28 de Febrero de 1875, la Guardia Civil acabó
con la vida del Cucaracha, en el corral de la Anica, en el término de Lanaja.
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