Conservar la personalidad judía,
ha sido muy difícil hacerlo en España, y no sólo conservarla en
España, sino recordarla. Pero están cambiando los tiempos y aparecen textos
y personas que nos hacen recordar las sinagogas antiguas, que se
conservan en nuestro País, cuando ya hace siglos, que los judíos fueron
expulsados de nuestra tierra, en el año de 1492. Judíos he conocido muy pocos, que se reconociesen
a sí mismos como tales, pero me acuerdo de uno de ellos, que con su
abrigo de color pardo y su sombrero del mismo color, durante la última Guerra Mundial, escapando de la muerte, que lo
buscaba en Alemania, para echarlo de
esta vida, llegó al Colegio de San Viator en Escoriaza, a pedir se le acogiera,
para trabajar, a cambio de mantenerlo. Yo
no sé si fue por ser judío, que le encontraron una incomprensión secular, y se le negó esa
obra de caridad. Quizá aquellos profesores, que le negaron su auxilio, tenían en
sus corazones recuerdos antiguos, de cuando siendo niños, por la Semana Santa
salían a la calle a gritar, acompañando sus gritos con el toque de matracas y
carracas: “¡a matar a los judíos que han matado a Cristo!. Estos recuerdos son una demostración de que el judaísmo y el
cristianismo han convivido desde tiempos antiguos en España y han hecho que en
este País se recordara con antipatía a los judíos. ¡Qué forma de cultivar la
Historia, fomentando el odio del cristianismo contra el judaísmo!. ¡Qué extraña
forma de odiarse unos a otros, cuando sin saberlo, tal vez llevemos una parte
de sangre judía y los judíos, por gran
parte del mundo, lleven sangre española e incluso algunos todavía conservan la
lengua sefardita!.
En Octubre del año 2012, encontré pidiendo limosna, en el
Coso Bajo, a un judío nacido el año 1950, que, por tanto tenía unos sesenta y
un años de edad. Era natural de Ucrania y me dijo que en tal País se dedicaba
su familia un tanto al comercio y otro tanto a la restauración de carros tirados
por caballos y por mulas. Pero aquel judío se daba cuenta de la labor de los
suyos, que durante siglos se ejerció, en nuestra Península porque me dijo que había visto en Huesca, documentos
judíos, no sé si en el Museo Provincial o en el Ayuntamiento.
En mi escrito, “Judeo español o idioma latino”, escribí lo
que pasó en Ucrania, cerca de Kiev, que los habitantes judíos, tuvieron que
salir de sus hogares y caminar en fila hasta el barranco de Bali Yar. Allí los
agruparon en lotes de diez judíos y fueron obligados a desnudarse y a cavar las
zanjas en que iban a arrojarlos”. Mal ambiente quedó en Ucrania, para que los
judíos pudieran vivir. A los seis años de edad, Abel fue trasladado a Israel. ¡Qué soledad
tuvo que pasar Abel, siendo tan niño, sin ninguna culpa!. En la Guerra Civil, mis hermanos y yo, también tuvimos que huir, como tantos
niños españoles, perseguidos por la citada Guerra Civil pero y unos pudieron
volver a nuestra casa y otros, se quedaron en Rusia. En cambio Abel “en Israel tuvo que luchar como
soldado y como Policía Isaraelí, durante catorce años. No se sentía en un mundo
justo y marchó a Europa. En Irlanda le pareció ser un antiguo pastor israelí y
allí pasó una temporada feliz.
Apareció por Huesca, donde
encontró restos judíos y cementerios debajo de la Ermita de San Jorge y por Barrio nuevo. Recibió la sensación de
que estando sentado en un escalón de Casa Rodrigo, del Coso Bajo, le dio la
impresión de que iba a recibir del Espíritu Santo, una casa, porque su fe
inmensa, le hacía pensar en tal alegría, que no le llegó. ¿Dónde estará ahora?.
Abel no pudo resistir la lucha entre judíos y musulmanes y marchó por el Mundo,
pero ahora tampoco encontró una vivienda entre los cristianos.
En sus numerosos años de
convivencia, sufrieron los maltratos del racismo y también a ellos se les ha
acusado de racismo, cuando en Zaragoza, martirizaron a Santo Dominguito de Val.
Por toda Europa circularon los judíos, pero a España, ya acudían los judíos antes de la muerte de
Cristo. Sólo hay que recordar que los judíos vivían en Palestina, al lado de los fenicios, que traficaban,
ordinariamente, con la Península Ibérica. Llamaron a los judíos españoles, sefarditas y llegó España a ser el
País más poblado de judíos por todo el Mundo. Simón Wiesenthal en la “Operación
Nuevo Mundo”, escribe que los Barrios judíos o Aljamas, en España, estaban en
eterno contacto. Se ve como “Los Reyes de Castilla y Aragón les otorgaron
autonomía a los sefarditas, llamados también marranos, por razones de oposiciones
económicas”. “Los tributos percibidos de
los judíos constituían la única fuente de ingresos segura y constante de las
arcas reales”. Además influyó Colón en
varios “nuevos cristianos” y en el judío Isaac Abrabanel. Además fue el que
financió los gastos del viaje al descubrimiento de América, pero no fueron los
dineros de la Corona.
En Julio de 1492, fueron los
reyes Católicos los que expulsaron a los judíos, que no se convirtieran al Cristianismo.
Después de pensar en la Creación
del hombre, se da uno cuenta de que el hombre no fue un hombre perfecto, sin
que su creación fue la inauguración del desarrollo humano, a través de los
siglos. Esta reflexión es la que nos hace estudiar el camino de la Evolución.
Estos días he conocido en Huesca
a un señor optimista y alegre, que tal vez perteneciera a aquellos judíos que
se convirtieron o tal vez simularan una conversión del judaísmo al
cristianismo. ¿Qué me conduce a este pensamiento?. Un motivo es su apellido que
ha quedado en Aragón, en un número escaso, pero que es sencillamente judío.
Pero, dado su apellido judío, se
da un contraste entre dicho apellido y su escudo infanzón, consistente en un
escudo, que representa un castillo y dos flores de lis. Este caso es un
recuerdo entre su condición judaica, que
socialmente tenía que retirar de su apellido, el que estaba hablando conmigo,
incorporándose un escudo de hijodalgo o infanzón.
Este señor aragonés viajó a
Florencia, como lo hicieron durante muchos años, los aragoneses y los
catalanes. Estaba lleno de optimismo, porque llevaba dentro de sí mismo, sangre
sefardita, que le comunicaba un optimismo, que tras su lucha secular, les ha
hecho conquistar un estado israelita. Es por un lado una aventura humana, que
hace despreciar las luchas por el poder dentro de la vida o tal vez por la
vida, entre los poderes, que ha tenido al Mundo siempre luchando. Cerca de mi
pueblo de Siétamo, en Alquézar vivió un judío, que como el protagonista de esta
comentario, se hizo Infanzón para abandonar la fe judía. El noble apellido
Cavero de Aragón, está en un cuadro,en que lo representan, también como judío.
Otros pueblos, como el gitano,
hacen su vida, pero no luchan por levantar su cultura, hacia la libertad
autoritaria.
El hombre optimista, oscense y
tal vez de origen judío, es de suponer que viajaría a Florencia por activar su
vocación comercial, igual que en otros tiempos los judíos correrían por aquellas
tierras de Aragón, Cataluña e Italia. Llegó el oscense al centro comercial de
un señor , que al decirle su apellido, se entusiasmó y gritando, llamó a su
padre, diciéndole: ¡aquí está un comerciante español con nuestro apellido!.
Aquellos comerciantes de Florencia eran de origen español y de raza o religión
judía, con su apellido igual al del señor de Huesca. Esta circunstancia
demostró que aquellos judíos, entonces italianos, fuero judíos expulsados de
España. Entonces los judíos italianos le mostraron los productos de seda que
vendían en Florenca y lo llevaron a una finca con más de mil hectáreas de
moreras. Enseguida comenzó su vocación comercial, ofreciéndole productos de
seda para venderlos en España. Eran auténticos judíos que transformaban la seda
obtenida por los gusanos, en elegantes ropas de auténtica seda y de ella tejen
y venden tejidos finísimos.
El oscense que parece ser era
también de raza judía, siguió diciendo: las espadas de acero, las sacan del
hierro, igual que de los hilos de la seda, sacan los tejidos de la misma
materia. Y a continuación dijo: los agricultores obtienen el trigo y éste lo
muelen, para sacar la harina, con la que
amasan el trigo.
Me dijo que su apellido lo
poseían en Aragón unas treinta y seis personas, quedando uno en Valencia y dos
en Madrid. Añade que en Barbastro y en Monzón queda alguno con su apellido
judío.
Reconoce que tiene unos noventa
empleados en sus lugares de trabajo, pero se emociona al hablar de un hijo y de
una hija, a los que quiere con un gran amor, pues en ellos ve la sucesión de
los trabajadores, hijos de Dios o de Jehová.
En el Siglo de Oro de la
Literatura Española, había numerosos santos y escritores, que habían pasado su
religión del judaísmo al catolicismo. Una fue la santa Edith Stein, que fue monja
carmelita, judía y mártir muerta en Auschwitz, en 1942.Era una intelectual que
había escrito muchos libros sobre los
derechos de la mujer. Después de leer la vida de Santa Teresa de Jesús, se
convirtió al catolicismo.
En el año actual, el tal vez, judío oscense, con trabajo de su
industria y la educación de su hijo y de su hija, da vueltas a su cerebro, y no
sabe a qué religión pertenece. A
principios del año de 1999, en el “Motu proprio”, Juan Pablo II, expresó un comentario, que
seguramente, sería suscrito por cualquier ciudadano europeo, que pertenezca a
otro credo, que no sea el católico. Se
expresa así: ”Crezca, pues Europa. Crezca como Europa del espíritu, en la línea
de su mejor historia…Para edificar la nueva Europa sobre bases sólidas, no
basta ciertamente apoyarse en los meros intereses económicos, que, si unas
veces aglutinan , otras dividen, es necesario hacer hincapié sobre los valores
auténticos, que tienen su fundamento en la ley moral universal, inscrita en el
corazón de cada hombre”.
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