Luis acompañado por Luisito. |
El día 3 de Febrero del año de 1995, el hecho de que se encontraran solos en Bilbao, me llevó a escribirles y a enterarme de su vida, por alguna de sus cartas.
En mi carta, de la que he encontrado una copia en un escritorio
viejo, me expreso así: “Querido sobrino Luis: Me das una gran alegría al
decirme, en tu último mensaje, lo bien que lo pasasteis con nosotros, estas
últimas Navidades. Te quiero manifestar que para todos nosotros constituyó un
gran placer el que vosotros, los hijos de mis hermanos Luis y María Pilar,
estuvieseis unidos, representándolos a ellos, haciendo una continuación de
nuestra historia familiar.
Me dices que allí las cosas
siguen como siempre, pero en el espacio de tiempo que ha pasado desde que me
escribiste hasta la hora actual, tu espera de la nota escolar, se ha convertido
en “Sobresaliente cum laude”, lo que hará que lo que pensabas sobre la compra
de “on fax”, se convierta en una realidad.
Las clases de euskera, a parte de
su curioso origen, incluso en la provincia de Huesca, tienen su peso, pero luego darán más personalidad para mandar “currículos” a todas
partes.
Muchas gracias por el
cumplimiento de la promesa de visita que has hecho a nuestro nieto y sobrino
tuyo, Pablo Adiego Almudévar. ( Hace ya unos
veinticuatro o veinticinco años, de la muerte de sus padres, Luis y
María Pilar).
Ya me dirás si has comprado un “on
fax”, con su alegría, unida con tu “Sobresaliente cum laude”, que te habrán
hecho feliz, que es lo que desea tu tío.
(Un día de estos, después de
pasar unos veinticuatro años, ha venido mi sobrina
Marina
acompañada por su esposo Gabriel, a comer en Huesca en el día feliz de
mi hermana María, que ha cumplido noventa años. Ella también se ha sentido
feliz con su esposo, pues le han regalado a su tía Maria,
un Niño Jesús, que es un simple reflejo de la bondad del
corazón de mi sobrina Marina, nombre que pusieron para recordar a su
padre Luis, que siempre tuvo como profesión, la de Marino).
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