Yebra de Basa. |
El Himno a Santa Orosia, canta: “Todos los pechos aragoneses- y los de Yebra
en la Montaña, - a Orosia claman con frenesí”. Es verdad lo que canta el himno,
pues yo de unos seis o siete años, en Jaca conocí la cabeza de Santa Orosia,
que traían los de Yebra al templete, donde se veneraba a la Santa, en la Plaza
Biscós y rogaban ellos, unidos a los de Jaca, por la paz y por los endemoniados,
que iban acompañando a la Santa para verse libres del mal demoniaco. Era una
batalla en la lucha del bien contra el mal, era una manifestación de los
aragoneses unidos de Yebra de Basa con los de Jaca, contra el odio, que la
Guerra Civil había traído por estas tierras. Conocí, en aquella ocasión, la
personalidad secular de la santa centroeuropea, que vino a casarse con un Rey
de Aragón, pero que fue martirizada por un Rey moro, que la deseaba para él
mismo. Tuvo lugar dicho encuentro el día veinticinco de Junio del año 1937, en
la procesión que cada año se celebra durante la Fiesta que tal día celebran en
Yebra, en honor de la Santa. Acudimos los hermanos acompañados por mi padre y
allí nos encontramos con el jacetano don Paco Ripa, primo hermano de mi padre, caballero
del que todavía poseen su casa, sus nietos, después de cien años de vida, en la Plaza Mayor, con
su jardín y su capilla, dotada de piezas litúrgicas. Hace de este encuentro con
Santa Orosia, setenta años, pero he descubierto la verdad del Himno a la Santa,
porque en su rústica oficina, que Sorribas posee junto al Hotel Monteargón, lo he encontrado un día del mes de Julio, acompañado
por Santiago Villacampa, natural de Yebra de Basa y allí llegué yo a conocer a
un gran amigo de Santa Orosia. Durante tres generaciones tienen el salterio o
chicotén, Alfonso Villacampa el padre,
Faustino Villacampa el hijo y ahora está Rafael, que sobrino de Santiago y nieto de Alfonso, es
hoy día el músico que hace sonar el “chuflo” o el chiflo, en el Baile de Yebra.
Así como en Jaca hay una
Hermandad de Santa Orosia, que ya dura siglos, descubrí por la conversación que
mantenían el almacenista de pinturas Sorribas, con Santiago Villacampa de Yebra
de Basa, que Ibieca, pueblo que está al
lado de Siétamo, en la Vía Romana, que iba desde Huesca hasta Alquézar, veneraba a Santa Orosia, también desde hacía
siglos. No en vano desde Ibieca, que está al Sur de Guara, se contempla dicha
Sierra y desde el Norte de la misma Montaña, se observa mirando al Sur, desde
la Cueva de Santa Orosia. Se celebra la Fiesta de la Santa el día veinticinco
de Junio y poseen una reliquia de la misma. También cantan en Ibieca la canción
de la Morena y la del Humo, como escuché al auténtico jotero Sorribas, cantarla
emocionado. Así como escuché a Sorribas
recitar los versos de Santa Orosia, escuché a Santiago Villacampa, de una edad
aproximada a la mía, los versos que componen los “Dichos de la Vida de la
Santa”, como las canta él, ya hace
muchos años, en Yebra y que también se cantan en Egea de los Caballeros. Estuvo
Santiago recitando unos larguísimos versos, que comenzaban así : ”Santa Orosia tan pura y tan bella-de
tus brazos venimos en pos-te alabamos ilustre doncella- que el martirio
sufriste por Dios”. El “chicotén” o
salterio, que hacen sonar, recuerda por su forma una caja de un reloj de pared,
pero de un metro y veinte centímetros de altura, y que en lugar de apoyarse en
una pared, lo hace en el pecho de quien lo hace sonar. Tiene para hacerlas
sonar, cinco cuerdas, sujetas por su parte superior por clavijas de madera y
por la de abajo, con pletinas de hierro. Dicen que el instrumento musical
“chiflo” o “chuflo” que usan es vasco-ibérico y que incluso de él, se deriva el
Txistu. Yo no lo sé, pero, viendo a
Santiago Villacampa, me hace la impresión de ver y escuchar a aquellos
altoaragoneses, en la época en que fue martirizada Santa Orosia. Decía Santiago
que hay cerca de Yebra de Basa una montaña , que la llaman el Puerto de Santa Orosia,
que está al aldo del Pico de Furia, de 1920 metros de altura. En esta montaña y
en su seno, se encuentra una cueva, donde la Santa estaba refugiada para no ser
capturada por el Rey Moro, que la pretendía, para casarse con ella. A ella
suben los vecinos de Yebra, acompañados por sus danzantes y Santiago Villacampa
que nació el año de 1933, recita los “Dichos y vida de Santa Orosia”, que se
sabe de memoria y que nos recitó a José María Puyuelo Sorribas, a Tomás Sanz, funcionario del Ayuntamiento de Huesca y a mí mismo. ¡Cómo no
iba a saber tales versos, si durante años los ha recitado como Mayoral, con un
enorme cariño!. En el Puerto y después de comer, actúan los danzantes y se
explica la vida y el martirio de la Santa. Luego bajan andando y al llegar a la primera
ermita, implantan la Romería y entran en la Plaza de la Iglesia, donde hacen el
ofertorio y veneran el cráneo de la Santa, actuando los danzantes. La música
que acompaña a los danzantes se divide en la que producen el “Chiflo” y el
“Salterio o Chicotén”.
Se goza en esta Romería de una
música celestial y primitiva pues, como he dicho, el “chiflo” o “chuflo” es un antecesor del Txistu de los
vascos actuales, pues los de Yebra de Basa, son vasco-ibéricos, como el pueblo
vascongado, dondecse encuentra el nombre de Ibero e Iberiu e incluso otro
Viriato. Igual que penetraron los celtas en Aragón, en Vascongadas han
penetrado, no sólo los celtas, sino muchos españoles de todas las provincias.
Pero los de Yebra de Basa, sostienen en sus corazones, acompañados por el
Salterio, Chicotén o Chuflo, su fe en Aragón, protegidos por Santa Orosia.
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