Esta
afirmación la ha pronunciado el Párroco de Chernóbil atribuyendo ser Putin, una posesión del demonio. Y añade que sus
políticos, se encuentran cegados por sus dirigentes, y no ven la sangre de los
rusos y de los hijos de Ucrania. Sin embargo,
ya se escuchan quejas en Rusia
por el horror de la cruel guerra, que su “ Rojo País”, para
conservar la esclavitud está llevando a cabo contra el pueblo ucraniano.
Yo
estoy cerca de cumplir noventa y dos años desde el año 1.930, y que tardó en empezar la
Guerra Civil Española el año de 1.936, en que el “comunismo rojo”, asaltó mi pueblo
de Siétamo, con la intención de gobernar en España, por medio de hombres como Durruti,
que gobernó en casa Almudévar de Siétamo. Estuvo un tiempo en Siétamo, pero
tuvo que ir a pelear a Madrid. Un general ruso, murió por proyectiles viajando
en coche, por la cuesta de Estrecho Quinto, viajando hacia Huesca.
En
Siétamo estuvo herido en el Huerto-Hospital, Georges Orwell, qué para juzgar la realidad de esta Guerra,
resultó herido en un intento de apoderarse los “Rojos”, en la cercanísima
ciudad de Huesca. Georges Orwell fue trasladado al Huerto-Hospital, que habían
preparado en la entrada a Siétamo. Era Georges Orwell un hombre inglés, que
estuvo en la India, como un colonizador de su Imperio, preocupado por la Libertad
que estaba preparada por organizar la
Libertad en todo el Mundo. Porque lo que le preocupaba era la Libertad de todos
los pueblos del Mundo. El Imperio Inglés iba dando la Libertad a muchos países
del Mundo, cuando Rusia estaba preocupada por poseer el Poder Absoluto del
Comunismo sobre todos los hombres. Y allí en el Huerto a la entrada de Siétamo,
usado para crear un Hospital, al ser herido en la máxima cercanía de Huesca,
fue internado.
Se
salvó su vida de la muerte y marchó a Barcelona, con un gran temor de ser
asesinado por los comunistas. En su lucha por conquistar Huesca salió herido,
pero con un gran trabajo, pudo salir de España. Se había levantado en la
República española, un movimiento del comunismo y se perseguía a personas que
luchaban por la Democracia, como Orwell. Este hombre que llegó a obtener el
Premio Nobel, huyó de España a su tierra
inglesa
Y Orwel anunció ya hace años que en su obra
:”Rebelión en la Granja” habría una “Rebelión”, pues Orwel, se
acordaba de los hombres sacrificados en
Siétamo, porque él estuvo en el hospital temporal, que hicieron los invasores
de los distintos grupos ateos, durante la Guerra Civil, en la carretera N-240,
a su paso por Siétamo. No se acordaba del sacrificio de heridos por la Guerra,
pero aquellos Médicos, que conocí sentados delante de la iglesia, en
peregrinaciones que hicieron a Siétamo, ya en tiempos de paz, por haber acabado
la Guerra delante del señor Salvador Puig, sentados en el Portal de la iglesia,
no pudieron callar y recordaban con tristes sonrisas, aquellas muertes, que se
produjeron en el Huerto-Hospital. ¡Qué
tristes sonrisas salían de los rostros de aquel digno Médico!.
Aquel
espectáculo de muertes en esa Guerra, lo provocaron los políticos comunistas
extranjeros en el Mapa Triste de España, principalmente los comunistas, algunos
desorientados por extranjeros como ORWEL, que cuando se dieron cuenta de su
lucha a favor de una República, y amenazados con ser asesinados por los comunistas, que aspiraban a convertir a
España en una República Comunista, desaparecieron de dicha Guerra
Peninsular. Y desde el Hospital
Huerto, de Siétamo, desaparecieron de España por Barcelona.
Orwell,
con su herida, escribió: “Lo que he visto en España no me ha hecho un cínico,
pero me hace pensar que el futuro es muy tétrico”. Desde el huerto-hospital de
Siétamo, fue enviado a Barcelona, donde consiguió escapar de la condena de
Stalin al POUM. Uno se acuerda cuando en Siétamo, se podían encontrar por todas
partes las tumbas, los cadáveres y los cementerios. A Orwel le hacía sufrir la
crueldad de Stalin, pues él no gozaba con la muerte de los que luchaban al otro
lado del frente, pues narra como “una noche en el monte de Huesca, a unos
ochenta metros de él, vio pasar a un
enemigo agarrándose los pantalones, que parecía se le estaban cayendo y esa
situación le hizo recordar que se trataba de un hombre y no quería dispararle”.
Escribió Orwell que no encontraba en Stalin defensas del obrero, pues afirma “que
la política exterior de Stalin, en vez de diabólicamente lista como se
pretende, ha sido sólo oportunista y necia”.
En
1.937, nos llevaron de Monte Oscuro, “ y nos mandaron junto con las tropas del
POUM a incorporarnos al ejército que asediaba a Huesca”. Tengo muy bien
marcados los recuerdos que tenía a cuatro kilómetros de Huesca, porque esta
ciudad “ brillaba, pequeña y clara, como una ciudad de casa de muñecas.
Orwel
soñaba a Huesca como una Casa de muñecas y el párroco de Chernobil, escribió:
“Putin está endemoniado”.
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