Yo conocí al jefe de los danzantes, llamado Francisco San Emeterio, que sucedió a Pascual Campo, que se vio obligado a abandonar, de ese puesto por motivo de una enfermedad. San Emeterio era empleado de la Diputación Provincial y yo entonces conviví con él y nos hicimos amigos. Cuando yo salí de Diputado de la Diputación, él aumento su condición de Danzante de San Lorenzo. Pero el bueno de Francisco San Emeterio siguió siendo amigo de mi persona.
Yo
siempre fui devoto de los Danzantes de Huesca y él me trajo a mi casa de
Siétamo, donde ya lo tiene contemplado y con frecuencia me pregunta si lo miro
por las noches, antes de apagar la luz. Este cuadro, casi todos los días lo contemplo,
para recordar ese conjunto de los escudos de los pueblo o ciudades de la
Provincia de Huesca, que siempre me recuerda mis servicios y los de Francisco
San Emeterio. Este tiempo pasado, viene a Siétamo y lo contempla y le alegra
ese corazón tan amante de la Provincia de Huesca.
Las personas, cuando lo son, no se olvidan entre ellas. Más si hay algún tipo de afinidad y buena ombría.
ResponderEliminarSolo soy un Abarca más, que busca sus orígenes perdidos en Urrácal (Almería), allá por los inicios del 1800, con mi tatarabuelo Abarca de Liria. Por algún motivo no quería que se supiese de dónde procedía. Lo cuento por si alguien sabe algo.