Tengo un amigo, con el que
lamento que nos veamos tan pocas veces, porque yo no voy a hacer gimnasia al
Parque Municipal con el anciano profesor chino Pa-Yan y con otros muchos hombres
y mujeres. El, todos los días, excepto los domingos acude al Parque a practicar
el Chi- Kung o movimiento de la energía; si, porque los ves abrazando a un
árbol, con el que parece que se dicen algo y efectivamente se están
comunicando. El árbol es inmóvil aparentemente, pero no lo es porque mueve los
corazones porque mi amigo se considera delante de un árbol, su hermano
biológico y siente necesidad de abrazarlo. Nuestros antepasados ya creían que
el árbol era nuestro hermano, porque sus raíces representaban nuestros pies, el
tronco nuestra columna vertebral y las
ramas y hojas hacían las funciones de nuestros cinco sentidos. Los árboles, el
agua y todas las criaturas de Dios, tienen energía, como se ve durante este año
de 2006,en la película documental “Y tu, ¿qué sabes? ; en dicha película
aparecen dos trozos de tierra de iguales condiciones y en ambos se plantan el
mismo número de plantas y a unas les dedican dulces palabras, como: ¡qué bien y
qué verdes estáis aquí, recibid un beso de este corazón amigo!. Al cabo de
cierto tiempo los árboles bendecidos están más altos y bellos que los árboles
abandonados. Colocan dos vasijas de agua en iguales condiciones, una junto a
otra, dirigiendo agradables palabras a una de ellas y al cabo de cierto tiempo
el agua halagada por las palabras y el sentimiento de los hombres se conserva
intacta, mientras la otra se pudre. En los campos de concentración nazis,
separaban dos grupos de niños y mientras a uno de ellos lo trataban
cariñósamente, al otro no le decían nada;
al poco tiempo, los niños que estaban sin recibir muestras de amor, iban
muriéndose poco a poco. Pero no hay que viajar lejos de nuestra tierra para ver
el amor a los árboles, ya que hace unos cincuenta años, en Sabiñánigo, por
ejemplo y en su comarca, cuando daba a luz una señora, enterraban su placenta
en el fondo de un hoyo que habían cavado para plantar un árbol, que era la
forma de unir el porvenir de un hijo con el de un árbol, al que amaban
profundamente. ¿ Qué mujer no les habla a sus flores y qué abuelo no cantaba
cuando iba al campo a trabajar, expresando su armonía con los árboles, porque
“cuando vienen del campo vienen cantando; ya vienen de ver el fruto de sus
sudores, porque las espigas de oro ya están granando”.En “El espectador” de
Ortega y Gasset, se lee: “la tierra es un regazo donde el hombre trabaja y
descansa, sueña y canta…Los valles cantábricos
se hallan siempre resonando canciones de mil años…En Castilla es el
campo mudo…el castellano, ebrio de aislamiento y de agudos perfumes, como tomillo, cantueso, mejorana y de romeros de
los romerales”. Cuando se va por la carretera que de Huesca te conduce a
Barbastro, si miras a las laderas que desde Fornillos llegan al Monasterio de
Montearagón, no se ve ni una sola carrasca; es que durante muchos años quemaban
los vegetales, para que naciera una nueva yerba para que pudiera pacer el
rebaño. Con esa medida consiguieron crear un paisaje miserable. ¡Pobre
Montearagón!.
Dice la Teología que las
facultades del hombre son tres: memoria, entendimiento y voluntad y los
astrólogos dicen que el agua, el aire, la tierra y el fuego manifiestan tres
elementos, que son el cardinal que sirve para la acción, el fijo que practica
la contemplación y el mutable que mueve los pensamientos. La memoria equivaldría
al movimiento fijo y ambos favorecerían la contemplación, el entendimiento y la
forma mutable de la energía producen el pensamiento y la voluntad coincidiría
con el movimiento cardinal del agua, del
aire, de la tierra y del fuego.
No se contradicen ambas teorías
porque el hombre ha sido creado por Dios en medio del agua, del aire, de la
tierra y del fuego, que colaboran con la vida de los seres vivos y por tanto
del hombre. Es como el estudio astrológico de la Medicina, apartado de la
brujería, pero en armonía entre la vida
material de los hombres y de los astros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario