En este mes de Julio de 2013,
he pasado por debajo de la Parroquia del Perpetuo Socorro, por la Escuela
Nacional para niños de cero a tres años. En esa calle, en que al otro lado
estuvo la Cárcel, ahora hay un aparcamiento de coches y estos días, han
instalado unos juegos de feria para niños. Mientras los coches permanecen
parados, los espíritus del pueblo, están soñando con ver sobre ese solar, un
Hospital Sanitario, para acudir a él, con el
fin de ver atendida su salud. Pero
en la parte Norte de la calle, se encuentran unas rejas, que separan edificios
escolares y patios de recreo. A través de las rejas, proliferan numerosas
plantas, ya que las lluvias han sido múltiples este año y han crecido enormemente
“letacines”, malvas y toda clase de hierbajos o plantas silvestres, que afean
el edificio escolar, de escasos años
y que impedían el uso por los pequeños
niños de aquel recreo, pero no sólo de ellos, sino incluso de muchachos ya
crecidos. Al pasar por las rejas, me he encontrado con una agrupación de
señoras, entre las que estaba una antigua conocida mía de Sasa del Abadiado,
que yo visitaba cuando ejercía de Veterinario, en esa zona. Aquellas señoras,
se encontraban defendiendo el Edificio Escolar, en el que se tenían que educar sus hijos, pues estaban colocando sobre las
rejas del jardín de recreo, unas letras confeccionadas con hilo de algodón y
con otros hilos de lana, que resultaban de color verde. Las habían fabricado
esas mujeres, con todo su buen gusto, para reclamar a la Diputación General de
Aragón, a través del Arte doméstico, pero ese Organismo, que no se gastaba ni
unos litros de herbicida, para matar la yerba, tampoco estimulaba el juego de los niños, para que se desarrollara su educación. Estaban
algunas de esas señoras, unas tres o cuatro especialistas en agilidad, subidas
sobre bancos y escaleras y colocaban las letras sobre las rejas, en las que ponía:
”Escuela Nacional para niños de o a 3 años”. Mirando el edificio, se
contemplaba con tristeza, un tejado hundido, que producía una extraña tristeza,
porque no se trataba de un viejo
edificio, sino de una nueva Escuela. Tampoco pertenecía dicho tejado a Montearagón, que se
contempla en el horizonte, por el Este del Barrio, sino que estaba levantado y
ahora tirado, en la Escuela Pública del Barrio del Perpetuo Socorro. ¡Parece
que las autoridades querían envejecer a nuestros niños, y que no sólo se
olvidaban de la Historia pasada, sino que los obligaban a abandonar su
esperanza de ver un futuro próspero para ellos y para el Barrio.
José Luis Escartín, nacido en
la ya arruinada ribera del río Guarga, relacionaba el abandono del Monasterio
de Montearagón con el abandono cultural, concretamente, pasando de Montearagón a la Escuela Infantil del
Barrio del Perpetuo Socorro. Pero no sólo los hombres quieren que el Barrio
progrese, sino que allí estaban numerosas señoras, que llenas de energía y
deseos de trabajo, deseaban poner a punto
la Escuela, para que sus hijos no sean unos discriminados por la sociedad. Con
serenidad y sin protestas violentas, no podían permitir el retraso en la
educación de sus hijos. ¡Dios mío, como esas
mujeres defendían el porvenir de sus hijos, como lo han defendido
durante muchos años, sus madres y sus abuelas!. Yo estuve en cierta ocasión, en
esta Escuela, hablando con una Maestra, que demostraba un interés inmenso en la
formación de sus alumnos y me he enterado del comportamiento de muchos niños,
unos nacidos fuera de España y otros en ella.
Pero aquel yerbazal y el tejado
caído en la Escuela, son señal infalible de que no se mira con celo, por los
gobernantes, la formación de los niños, para que sean felices el día de mañana
en la vida del Barrio del Perpetuo Socorro. Cada comunidad o barrio, tiene
problemas distintos en su historia, en sus agrupaciones gubernamentales o en
pueblo, que le transmiten unas características, que contribuyen a darle una
personalidad particular. Basta con mirarse a Montearagón, a Las Mártires, a las
actividades de la Seguridad Social en el Edificio de los Ancianos, a la
Parroquia con su salón de reparto de alimentos, para comprender la notable
actividad de las mujeres, para que la Escuela cumpla perfectamente en unión con
los habitantes del Barrio, la Educación perfecta de los niños.
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