domingo, 17 de marzo de 2024

El Instituto Ramón y Cajal, por los años cincuenta





Me he acordado del Instituto Ramón y Cajal de Huesca, al hablar con un amigo de mi hermano Jesús, con el que juntos estudiaban. He reflexionado sobre sus profesores, que formaban una cátedra de hombres y mujeres, que infundían un gran respeto por su sabiduría. Al oír pronunciar sus nombres me sentí impulsado a despojarme de la gorra, porque ¡Dios mío, qué respeto impone el ilustre nombre de Don Ricardo del Arco, que tantas obras escribió de la Historia de Aragón!. Me acuerdo de verlo pasear por el Coso, con su cabeza desprovista de cabellos, pero llena de ideas, con su cara redonda y con gafas de gruesos cristales. De Don Ramón Martín Blesa, me han recordado que era un hombre carismático, que buscaba el bien de los hombres y mujeres, sin olvidarse de sus tres hijos y dos hijas, cuyo porvenir le impulsó a ir a vivir en Zaragoza, para que pudieran realizar estudios universitarios. Su origen aragonés le inclinaba a vivir en Aragón, pues su primer apellido Martín se corresponde con el río que discurre por la provincia de Teruel, pasando al lado del pueblo de Blesa, con cuyos dos nombres coinciden sus apellidos. Su primera colocación la encontró en Mérida, donde conoció a Eulalia del Río que fue alumna suya. Logró ser destinado a Huesca, donde se encontraba muy bien y donde todavía, después de tantos años, hay muchos que se acuerdan de él y que lo quieren, como el farmacéutico don Francisco Almazán, que aparte de ser turolense, siguiendo los consejos de algún familiar de don Ramón Martín Blesa, se hizo una hermosa casa, en Chiclana, que se encuentra próxima a Cádiz. Allí convive muchas temporadas con su esposa e hijos, con la esposa de don Ramón, María Eulalia y con sus hijos, hijas y yernos. Para que sus hijos pudieran acceder a la Universidad, se vio atraído por la ciudad de Zaragoza, pero tuvo que bajar a vivir a la ciudad más sureña de España, es decir a Cádiz. En esta ciudad no se sintió desplazado porque era un hombre que se adaptaba con facilidad a todos los medios y a todas las personas, pues ya estaba acostumbrado a conocer distintos alumnos cada año. Alcanzó la cátedra de Termodinámica en la Escuela Náutica de Cádiz. Sacó también la cátedra de Química en Primero de Medicina. Se lo merecía porque antes de marchar de Huesca, ya le concedieron la Cruz de Alfonso X, el Sabio. .
En la finca de José María Puyuelo Sorribas, me encontré con el Coronel ya jubilado, Javier Martín Blesa y me asombré de encontrarme con un señor con los mismos apellidos que los de Don Ramón; le pregunté si era pariente suyo. Me dijo que era pariente un tanto lejano, pero que tenían un origen común en el pueblo de Blesa y en la cuenca del río turolense Martín. Pero aparte de recordar los orígenes en tierras de Teruel, me estuvo cantando la inteligencia de don Ramón, ya que todavía conserva su libro de Física, que él estudiaba en la Academia General Militar de Zaragoza. Cuando fue a la Academia de Toledo, siguió estudiando el mismo libro. Pero es curioso el placer que le producía estudiar temas tan serios, en un tan sencillo libro. Pero su cerebro no cesaba de crear ideas para traspasárselas a los jóvenes, pues sacó entre otras, la plaza de Química en el primer curso de Medicina. Javier Martín Blesa explicaba como todo el mundo hablaba maravillas de don Ramón, diciendo: ¡qué bueno era y qué buen profesor!. Se preocupaba de todo el mundo, como se preocupó de que sus hijos alcanzasen tres de ellos el puesto de catedráticos, como una hija suya alcanzó el cargo de Vicerrectora de la Universidad de Cádiz. Todavía seguían sonando los nombres de Don Virgilio Valenzuela, profesor de Filosofía, de Sánchez Tovar, que cuando te lo encontrabas, con su amabilidad, te contagiaba de la Historia de Aragón. El profesor de Lengua don Miguel Dolc, con su esposa Dolores Cabeza organizaron el año 1956 una obra teatral, que representaron en el Olimpia, titulada “La Santa Virreina”. Pero el año 1958, el día siete de Marzo, día de Santo Tomás, dirigidos por don Virgilio Valenzuela, los alumnos de sexto curso, entre los que se encontraban Francisco Almazán, Pardo , hijo del ferretero de la calle de Goya, Fernando Bagé, cuyo padre fabricaba básculas y la símpática chica María Fernanda Pesini, representaron la obra de Miguel Mihura, titulada “El caso del señor vestido de violeta”. Era el caso humorístico de un torero al que le entraba un complejo de “viejecita”, cuando se vestía de luces. El director del Teatro era don Virgilio Valenzuela, pero siempre estaba presente la colaboración del Director del Instituto Ramón y Cajal, don Ramón Martín Blesa, que intentando ayudar a sus alumnos, convertidos en actores, estaba entre los bastidores. Tenía inquietud por el cerebro de sus alumnos y trataba de guiarlos con las obras de Teatro, pero le preocupaba tanto la salud de sus cuerpos, pues formó un equipo de fútbol con el que se sentía unido, ya que se le veía correr por la banda del terreno de fútbol, animando y aconsejando a los jugadores. En dicho equipo jugaban, Ernesto Puertas, hijo de la profesora de dibujo, ”Fito” pariente mío de Santolaria, Antonio Escartín, casado hoy en día con la pintora, Maestra y poetisa Asunción Laplana, José María Franco, actual farmacéutico de la Farmacia Mingarro y entre otros muchos Carlos Auría que dirigió la Farmacia Auría.
Francisco Almazán jugaba al fútbol y ahora, desde Huesca, vive de los recuerdos de Don Ramón Martín Blesa, del que recibió formación y conserva una amistad, rayana con el parentesco de toda su familia.

 

Ramón y Cajal y el Obispo de Huesca, Don Zacarías



Memoria, entendimiento y voluntad. A mi memoria se han acercado recuerdos un tanto confusos. En los cementerios, en las lápidas en que está escrito el nombre de algún ser humano, se añaden una multitud de recuerdos al Creador, a la vida pasada de los hombres y mujeres, a las estrellas y planetas, que tanto nos hacen meditar. Yo pensaba en tres tumbas soñadas, en las que estaban escritas en cada una de ellas,   empezando por la primera, la palabra Memoria, otra en la que ponía Entendimiento, y una tercera que estaba acompañada por la palabra Voluntad. Ya no las encontré, porque no me acuerdo cuando soñé semejantes tumbas. Pero mi memoria se apegó a su recuerdo y soñé lo que pasaba en una pequeña iglesia parroquial en la que unos rezaban y se lamentaban, llegando incluso algunos a llorar, delante de las tumbas que llenaban el pequeño cementerio, entre tanto otros, debajo de la bóveda, que no era muy elevada, llegaban a cantar “De profundis” populares, acompañados por sonidos de unas pequeñas campanas, que colgaban de los techos y que hacían sonar tirando de una cadena que ponía en movimiento un aparato de engarces de hierro, que corría, hasta hacer escuchar el din…don, din…don, din …don de las pequeñas campanas, porque no eran ni grandes ni del tamaño de las campanillas. Uno de los que tiraban de  una cadena, era alto, de media edad y soñé su nombre, que era el de Marquer y a su lado estaba su hija de unos dieciocho años, y yo les oía cantar una letra semejante a la de aquella jota de Leciñena, que dice así: ”Si con lágrimas pudiera, resucitar a mi madre- iría a la sepultura- a llorar gotas de sangre”. En medio de aquellos sueños, creí ver las tres tumbas en las que ponía Memoria, en la primera, Entendimiento en la segunda y Voluntad en la tercera. Al despertarme un tanto extrañado, acudieron a mi memoria muchos recuerdos de nuestros pueblos, porque éstos, pareen escuchar el “memento homo, quia pulvis es”, ”¡acuérdate, ¡oh! hombre, de que eres polvo!. Y el hombre lo recordaba porque estaba organizado para recordar, ya que con él convivían plañideras “ploraderas”, que asistían a los difuntos, para llevarlos a enterrar y asistían a las familias que se quedaban sin compañía. Ahora ya casi no se sabe nada de ellas, porque se han creado sociedades, que se encargan de recoger a los muertos y de enterrarlos,  pero yo conozco a una de esas plañideras. Un día me contó como vestía los difuntos y lo difícil que era poner la chaqueta a uno de ellos, me relató también los cuatro casos en que los difuntos le crearon alguna dificultad. Y, ¡cómo lloraba, cuando alguien moría!, pero no eran lágrimas hipócritas, sino sentidas. Yo me acuerdo del Día de las Almas o Día de difuntos, en que el sacristán,  Antonio Bescós, tocaba las campanas cada hora y con su sonido lento, hacían trabajar las memorias de los vivos. ¿No serían los sonidos de las campanas en esa pequeña iglesia, como  recuerdos de aquellos que hacía sonar Bescós, cada hora, el Día de Difuntos?. Iban los vecinos del pueblo y los que venían de fuera, a pedir por algún pariente suyo, al cementerio y allí reunidos rezaban el Rosario y por todas partes, cuando subían y cuando bajaban, encontraban calaveras, construidas con calabazas y por sus ojos salían los rayos de la luz de velas encendidas. Un Día de difuntos, por la noche, pasaba yo por la carretera que de Novales sube a Huesca y en medio de ella, vi una luz extraña, paré y cogí una calavera de calabaza, con su vela dentro. Todavía se siguen colocando recuerdos a los muertos, hechos vaciando calabazas e iluminándolas con velas. En Sariñena cantaban. “En la tumba de unos padres- no hay una flor que se seque-mientras que tenga unos hijos-que con su llanto la rieguen”.
Parece que he encontrado el sentido de la Memoria de la primera tumba, pero ahora debo buscar el Entendimiento, que exponía la segunda. La Memoria me ha dado material para poner en marcha ese Entendimiento; ahora “el morir tenemos, ya lo sabemos”, pero el entendimiento piensa no sólo en el fin de la vida, sino también en su origen. No muere todavía la especie humana sino que van muriendo sus componentes, que son sustituidos por vidas nuevas y es por tanto el momento de que el Entendimiento, piense en el origen de esas nuevas vidas, pero la vida es múltiple de formas, ya que existen multitud de seres vivos, unos, plantas, y otros animales. Aquellas tienen una vida botánica, en tanto los animales obedecen a sus instintos, mientras que los hombres están preparados para ser libres, ya que unos creen en Dios, otros no lo hacen y tienen un pensamiento y un entendimiento libre. Teilhard de Chardin ha escrito sobre el origen del hombre y éste usa el entendimiento para buscar su origen, y para alcanzar una vida mejor. Muchos no piensan y se entretienen con el baile, con el fútbol, con el juego o tratando de enriquecerse para vivir mejor, pero no para ayudar a su prójimo y para que éste piense. En tanto existen hombres que piensan y que han descubierto que aparte de la materia está la antimateria, cuya existencia y misión no han podido aclarar.Es un gran misterio para los hombres de la calle, que no sabemos cómo un Ser Todo poderoso nos gobierna y nos deja libertad para investigar modestamente la Luna, Marte, las Novas, etc., etc. Estos estudios  son sólo el principio que nos conducirá a conocer el infinito, con la ayuda del Señor, y después de prolongados tiempos. Pero así como con la palabra Memoria he soñado, estoy haciendo lo mismo con el Entendimiento. ¡Soñar!, es tan complicado el pensar sobre el origen de la vida, que uno tiene necesidad de hacerlo.
Parece ser que lo intentaron el burgalés, que fue obispo de Huesca en 1818, Fray Zacarías Martínez. Fue un agustino, que estudió ciencias Físico-Naturales en la Universidad de Madrid y el sabio aragonés Ramón y Cajal, amigo suyo, que se habían conocido en la Universidad. En una carta, que el histólogo escribió al obispo, le dice: “No le interese a usted demasiado lo que los histólogos imaginan para dar  del sueño una  explicación físico-química o histo-fisiológica. En realidad, nada se sabe de seguro sobre el tema…”Pero Cajal no pensaba sólo en el sueño, sino que reclamó a la Real Academia la aclaración de las diferencias entre sueño y ensueño. Cajal era científico puro, pero igual que yo he buscado la investigación por el sueño, él la buscaba también en el ensueño.  Es una lástima que no se publicara un solo libro sobre “el sueño y los fenómenos del ensueño”, porque dicho manuscrito se extravió durante la Guerra Civil; Ramón y Cajal, como escribe Virgilio Pérez en el Diario del Alto Aragón del día de San Lorenzo: “anotaba regularmente el contenido de sus propios sueños y los de las personas que tenía alrededor”. No sé si Cajal creía en Dios, pero sentía el Evangelio, porque en una carta, le escribe a don Zacarías Martínez: “le diré, aunque hiera su modestia, que resplandecen en su libro tres méritos sobresalientes: talento oratorio cautivador, sólida preparación filosófica y científica, y profunda unión evangélica, sin la cual las dos primeras, con ser tan altas, serían cual brillantes flores sin aromas”.
La tercera potencia del alma es la Voluntad, acto con el que se quiere algo o se aborrece o rechaza y que equivale al libre albedrío. Después de haber recordado tantos episodios de nuestra vida y de ocupar el Entendimiento en su análisis, es la Voluntad la fuerza motriz que mueve  el cuerpo  y por esa voluntad, queremos y por el deseo amamos. He visto como el Creador llama al hombre para que investigue el origen de la vida y los caminos de la luna y de las constelaciones y es que quiere al hombre, para encontrarse con él y le da las facultades para que prospere en sus conocimientos y que esa facultad de la Voluntad, que le ha dado, coincida con la del Señor, cuando decimos en el Padre Nuestro: ”Hágase tu voluntad así en la Tierra, como en el Cielo”.

Joaquín Costa.-


Desde Monzón,donde nació Joaquín Costa, me enviaron unas tarjetas dedicadas a resaltar su figura, en cuya cabecera ponía 1846-1996-Joaquín Costa. Además, , organismos, como el Instituto de Estudios altoaragoneses, la Diputación de Huesca y otros, patrocinaron la celebración del Pensamiento de Joaquín Costa del 10 al 16 de Septiembre en la Casa de la Cultura de Monzón, con quienes colabora el Ayuntamiento y el CEHIMO. En estos actos no se habla sólo de los riegos del “Alto Aragón, como modelo de desarrollo agrario natural en la obra de Costa”, tema sobre el que diserta Don Alfonso Ortí, de la Universidad  Autónoma de Madrid, sino de otros aspectos del pensamiento de gran montisonense.

Estamos en 1996,noveno aniversario de la conquista de la ciudad de Huesca a los moros, con la  intervención del Castillo- Monasterio de Montearagón, que ha llevado a su restauración y ha coincidido con la creación del Pantano y quizá sea un motivo de alegría para Joaquín Costa, del que celebramos el 150 aniversario de su nacimento, pero también sentirá tristeza ,como yo la sentí al ir a ver el monasterio de Casbas  y pasar por Angüés, observé que la Calle Principal, que hace también de Carretera N-240,tiene como nombre el de Joaquín Costa, y sin embargo Angüés y su zona escasean de agua, como dice Madoz, en su Diccionario, en el que se lee:”el barranco de la Tejería, de que se hace mérito, no tiene curso sino en  tiempos de lluvias, y aun entonces no pueden servir sus aguas para el riego”. Esto está escrito hace ya muchos años, pero sigue siendo verdad porque el pantano de Calcón, se ha estrenado este año, y tiene un volumen de dos y pico hectómetros cúbicos, se infiltra y no hay tuberías o acequias para abastecer y regar a Sieso, Junzano, Casbas, Angüés, etc.¿ Cómo regarán los fieles a Costa, en el futuro?. Don Luis de Zulueta, escribía en 1935 lo siguiente:”Díce el Evangelio de San Juan que había en Jerusalén una piscina o albergue, llamado en griego Probática y Bethsaida en hebreo… Afirma el texto bíblico que “en cierto tiempo”, un ángel del Señor descendía a la piscina. Entonces, milagrosamente se movía el agua”. “ Y el que primero entraba en la piscina, después del movimiento de esa agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese”. Ya , allí pasaba,como pasa en Aragón, es decir los tullidos y enfermos,ignorantes del momento en que las aguas iban a moverse,acudían a la piscina, sobre todo los días de fiesta, para curar su enfermedad,como los de Siétamo, Angüés y el Somontano en general esperan el momento en que las aguas se pongan a su disposición para curar su sarta de sequías y de casi continuas rogativas para curar el mal casi eterno, pues siempre se han repetido sus sequías.

Ahora en el aniversario de Huesca y del nacimiento de Costa se han movido las aguas para la capital. Zaragoza ha tenido sus hombres, Huesca ha podido encontrarlo ahora,como aquel paralítico, que estaba cerca de la piscina esperando que se moviera el agua, al que Jesús,como narra el cuarto Evangelio le preguntó¿quieres ser sano? Y le contestó: no tengo quien me meta en la piscina cuando el agua se mueve, pero “Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho y anda”. Aquel hombre se fue sano,sin esperar a que el angel moviera las aguas.Pero Angüés y el resto del Somontano de Huesca no tiene hombre , pero al leer el nombre de Costa en la principal calle del pueblo, quizá tengamos a él, quizá nos quede Joaquín Costa,pues ya murió el padre Avellanas, cura de Casbas, que tanto luchó por el riego de nuestro Somontano, y del que escribió el mismo,también difunto Don Joaquín que si en España hubieran existido cuatro curas como el de Casbas, España se hubiera regado.

De Siétamo venía un tercer hombre, Don Pedro pablo Abarca de Bolea,del que Costa dice que entren en el Parlamento hombres como el Conde de Aranda,que callen y obren.

Dicen que se están estudiando los nuevos regadíos y yo me pregunto:¡estudiarán el riego de Sieso,Casbas, Angüés, Torres de Montes,Bespén,etc. Y dejarán a Ibieca, a Aguas y a Liesa, sin balsas ,con cuyas aguas puedan regar unas  doscientas hectáreas en cada pueblo , con aguas procedentes del río Alcanadre, que como mostró Albasini se podría recoger  a partir de la zona de Pedruel.

Al pasar por Angúés, me pregunto: ¿puede España ser una nación moderna?.Costa habló con Ortega y Gasset sobre la europeización de España” que la salve de ser un tránsito a Marruecos”.

Ahora nos estamos europeizando, pero “como satélites o como miembros activos”

Siguen haciendo falta los objetivos antiguos,”la eliminación de caciques y la formación del ciudadano”.

sábado, 16 de marzo de 2024

El antiguo tocino, convertido en jamón.-

 



Qué buen recuerdo mueve en nuestras memorias el tocino, unas veces calentado antes de probarlo, introducido entre dos tajadas de pan. ¡Qué  buen  recuerdo  produce en nuestras memorias el probar esa loncha de tocino blanco, que hacia resbalar su grasa por nuestras bocas!, incluso, a veces, por nuestros labios. Cuando en nuestros corrales, hace ya varios años, matábamos un cerdo, estábamos todos los niños, esperando probar aquella capa de grasa, que recubría la anatomía de ese animal. Yo recuerdo la prisa que teníamos los niños de saborear ese tejido graso que debajo de la piel del cerdo, le daba una hermosura porcina. Durante la matanza del cerdo se encendía fuego para quemar las “cerdas o pelos”, que recorrían su piel y darle una limpieza y un brillo, que daba sensación de limpieza de su superficie corporal. Aquellos hombres, que tenían una necesidad inmensa de satisfacer su hambre o apetito, con unas paletas metálicas, con mango de madera, arrascaban la piel de aquellas víctimas, para dejarla limpia y apetecida por todos los que rodeábamos la escena de aquel sacrificio. Se hacía el sacrificio del cerdo para conseguir que el ser humano, siguiera vivo y desarrollando sus cualidades humanas, pero ese sacrificio a algunos niños nos hacía pensar en aquel “sacrificio” de la vida de aquellos desgraciados animales. El matarife clavaba en la parte inferior del cuello de un cerdo un cuchillo y empujándolo hacía brotar la sangre, que la depositaban con el auxilio de varios hombres, encima de una cuba de madera y a provechaba la ocasión para clavarle el cuchillo, que hacía brotar la sangre de la infeliz víctima.
Entre tanto los niños y jóvenes, algunos pensaban en la utilidad alimentaria de aquellos cuerpos y algunos casi lloraban al contemplar aquel sacrificio sanguinario de un inocente cerdo.
Esta es una parte inferior del sacrificio de la Vida, que a lo largo de la misma del ser humano sobre la Tierra, ha sufrido el hombre con sus luchas y sus guerras. El hombre ha tenido que luchar contra el hombre, no sólo contra los animales, como el cerdo y leyendo su historia y viendo el ambiente que reina en la humanidad, sigue contemplando las luchas, desde las políticas hasta las más sangrientas.
Mi compañero de profesión, Alvaro Franco Oliván, Veterinario como yo, me ha contado un cuento o leyenda, que ocurrió en la Villa de Almudévar. Hemos visto el sacrificio que los hombres han realizado con los cerdos, pero no la esclavitud que el hombre ha realizado, no sólo con los cerdos, sino también con muchedumbres de seres humanos y Alvaro Franco, que tiene el corazón sensible a todas esta ocasiones en que se ha perdido la sensibilidad de la humanidad, me ha contado una historia o leyenda, ocurrida en la Villa de Almudévar.
El escritor Braulio Foz nacido en la provincia de Teruel y profesor de la Universidad de Huesca, nos ha dejado escrito durante los primeros años del siglo XVI  el  relato de las aventuras de PEDRO SAPUTO. “En la tradición oral, Pedro  es  la  personificación  del ingenio popular , el que aplica en las tribulaciones de sus paisanos, soluciones sencillas, de sentido común, o actúa como un  pícaro  riéndose de los que quieren burlarse de él”.
Muchas de las aventuras de Pedro Saputo están escritas en la biografía de Pedro Saputo, pero muchas han quedado sin escribir. La que voy a sacar ahora me la ha comunicado mi amigo y compañero Alvaro Franco Oliván.
 Pedro Saputo, cuya vida ha sido comparada con la de Don Quijote de la Mancha, es una figura que recorrió todo el Alto Aragón y a la que todos las aragoneses le consultaban los problemas de su vida, un día se le presentó en su casa un vecino de Almudévar, que las pasaba mal, igual que en tiempos del Quijote, les ocurría a muchos en toda España. ¿Qué quería?. Sencillamente comer. Pedro Saputo no poseía en aquel momento muchos y buenos alimentos para sí mismo y menos para los demás. No sabía como remediar la situación de su consultor y se le ocurrió ofrecerle un trozo de piel de cerdo, que él  mismo había usado para darse algún masaje, pues el frote con ella, la aliviaba las molestias en sus órganos viscerales o anales.
Ya los había usado el mismo Pedro Saputo y en un rincón los conservaba para solucionar algún problema. Se le ocurrió darle aquella vieja porción de piel de cerdo, y al desgraciado mendicante, al ver tan vieja pomada y tan asquerosa,  echó a correr y Pedro Saputo.se quedó desanimado por su poca utilidad, para curar un mal en el ano de su visitante.

viernes, 15 de marzo de 2024

NIEVES BUIL SIERRA

 


Hoy, al encontrar frente al Parque y cerca de la Parroquia, el Programa de Fiestas del Barrio de San José, se han vuelto optimistas mis ojos, pues están los ciudadanos repartiendo plantas, que distribuyen alegría al contemplar las ramas de los árboles y de los rosales más pequeños que reparten optimismo a los visitadores  del Parque de Huesca. Está el mundo vegetal alegrando la fe de los oscenses que acuden a la Parroquia de San José. Allí se unen la Fe que se adivina allá arriba, en el otro Mundo y la alegría y la felicidad en este Jardín de Huesca. Y en las proximidades de la Parroquia y del Parque y las actividades del Barrio de San José.

En la tienda de Nieves Buil se presenta una actividad  muy  caritativa, presentada por el aspecto comercial de Nieves y de su hija. Estamos viviendo en el Mundo con las depresiones que tiene la Salud Humana  entre los hermanos. Sin embargo Nieves empezó en 1.980, hace cuarenta y cuatro años, y sin embargo sigue trabajando en el museo-comercial de la humanidad.

Nieves tiene una gran imaginación y se acuerda de cuando era niña, de rezar el Rosario a María Mística, a la que convertía en una Torre de David. A la Virgen la convertía como Vaso Espiritual, o en Rosa Mística o Puerta del Cielo, Torre de David  de los enfermos y Refugio de los pecadores.

En la última petición, después de la larga selección de  cualidades de la Santísima Virgen, ésta pide: “líbranos de las tristezas de ese mundo y concédenos las alegrías del Cielo.”

miércoles, 13 de marzo de 2024

Hace ciento cincuenta años que murió Goya


“Van cayendo con las hojas amarillas-las que fueron mis verdes ilusiones.-El aire las agita y las levanta-formando fantásticas visiones.”

Ciento cincuenta años hace que don Francisco de Goya murió en Burdeos. ¿Por qué razón tuvo que morir allí el genial aragonés?. Hubo razones de esta España nuestra, que él retrató y plasmó como nadie en este mundo ha sabido hacer. No fue el último español que muriese en el destierro. ¿Cuándo seremos un país como los demás?. Yo creo que no tenemos las cualidades y defectos humanos equilibrados, sino que constituimos un espectáculo trágico, a la vez que cómico para el mundo. Y Goya supo pintar a España con tal realismo, que es suficiente mirar sus cuadros para ver nuestra figura tal cual es en la realidad. Me produce risa cuando el ver la “Familia de Carlos IV”, cargado de condecoraciones y con unas caras que parecen ser verdaderas radiografías sicológicas de cada miembro de esa familia. Dan ganas de vivir cuando contemplas “Las Majas”. A cualquiera le gustaría luchar cuando mira “El Dos de Mayo” y le darían ganas de llorar ante “Los fusilamientos de la Moncloa” y ante la “Diversión de España”, que representa una capea de esas en que tantos compatriotas han muerto como perros, a causa de las cornadas de los toros enfurecidos por un pueblo harto de sangre.

Pero lo que más gozo me hace es acudir a interpretar todas y cada una de las miradas de los frailes y de las brujas, las actitudes de los machos cabríos, las lechuzas y los murciélagos y otros espíritus que se amontonaban con las figuras medio humanas en una masa disforme. En esa masa gozarán encontrandose “as zamuecas y os gambusinos” y otros mitos populares. Entre toda esta antropofauna me ha parecido ver a “Patetas”, el que se lleva a los niños malos y a algún “sacamantecas”, que en otros tiempos mataban a los pequeños a golpes, para sacarles la manteca y ahora para sacársela a los mayores. De estos aquelarres salían las brujas que mataban a los “abríos” en las casa de labor en las Nocheviejas, durante la misa de Gallo. Las que golpeaban en las falsas ensordecían con sus ruidos a la gente, que, asustada, pasaba las noches en vela, y las que hacían dar saltos a las cacerolas, pucheros, terrizos y toda clase de vajillas en los aparadores. En un momento dejaban a las mujeres sin instrumentos de cocina. Aquella gente no necesitaba películas de terror porque las tenía gratis siempre delante de sus vidas. Estas escenas las pintaba en el período negro. Algún crítico ha afirmado que Goya se había vuelto loco. Pero de eso , ¡nada!. El mismo nos explicaba “que el sueño del espíritu encarna monstruos”. Y por desgracia la razón suele dormir mucho, pero sobre todo en los españoles, aunque Ortega y Gasset fundase el Ratio-vitalismo. Quería Goya con aquellos cuadros hacer reaccionar a España, despertarla, pero no creo que lo haya conseguido.

Los locos o barrenados somos los hombres y él lo define perfectamente en su “lucha a golpes de vara”, en “Saturno hambriento, comiéndose a sus hijos” y en los “Concietos”. ¿ Qué diferencia hay entre los dos muchachos que luchan a “tochazos” y los muchachos que ahora luchan en la puerta de una discoteca?. ¿Qué diferencia encontramos entre “Saturno comiéndose a sus hijos” y la humanidad que traga con gula sus alimentos del futuro?. ¿En qué se diferencian los berridos del “Gran Buco” y los de los espectadores que en el fútbol llaman “buco” al árbitro?. ¿Qué le pasaba a Goya cuando pintaba sus aquelarres?. Era como si fueran cayendo con las hojas amarillas “las que fueron sus verdes ilusiones”. El cierzo que corría por su cerebro las revolvía y las levantaba “formando quiméricas visiones”. Fueron visiones que “el aire de la vida disipó”, porque todavía tuvo tiempo de pintar la “Lechera de Burdeos”. Contempló quiméricas visiones del “Gran Buco”, rodeado de brujas sicalípticas, obscenas y marranas. O se acompañaba con formas contrarias como las místicas, beatas, atónitas y pasmadas. Poco más o menos como los aquelarres presididos también por un Gran Buco, que llena sus bolsillos, con le excusa de la liberación humana. Los dos llevan barbas de grandes machos cabríos y pelambreras de pelo duro hasta en el corazón. Así como portaban sobre sus cabezas, unos cuernos como pilares salomónicos. Se ven brujas viejas que son como un armazón de huesos y “pelleta” y en su escoba llevan una “broxeta” para beber que no envidia a la “Maja desnuda”. Brujas narigudas de profundos estímulos olorosos. Brujas morrudas, piconas y befas, unas con lengua o sin ella, con dientes o sin ellos, pero todas con la ambición de agradar al Gran Buco. Vampiros que “volastreaban” por encima de las escenas, también con ganas de chupar sangre humana, como los especuladores. Murciélagos y lechuzas de ojos como farolas lúgubres, que se recrean con lo que están viendo y como “escalfetas” van volando a contarle a todo el mundo lo que pasa y lo que no pasa. Burros con riseta, con cara de más inteligentes que muchos magnates, pero además, más prácticos y más productivos. Tan monstruoso es un burro sonriendo como un hombre que no lo hace nunca. Tocinos con cara de filósofos, que recuerdan a algunos señores con tirantes, que son sencillamente auténticos cerdos con tirantes. Y en todas las pinturas te llaman la atención ojos de deseo, de odio, de espanto, de envidia, de avaricia, de asombro, de pasmo, de carraña y ¿por qué no?, de ingenuidad.

No es necesario leer Libros de Caballerías para saber la sicología y los vicios de la gente española y foránea, pero por desgracia, y a pesar de ser tan religiosos, están más metidos dentro de los españoles o, tal vez, peor disimulados. No, Don Francisco de Goya no se volvió loco, somos nosotros los que lo estamos. Ved la “Lechera de Burdeos”, uno de sus últimos cuadros. Respira serenidad y anuncia lo que sería la pintura impresionista cincuenta años más tarde. En Burdeos pintó “Corrida de Toros” para rejuvenecer su viejo corazón. Como buen aragonés, su espíritu genial no podía desmentir su nacionalidad española.

El sucesor de Goya, en Huesca.-


Conozco a un señor, que vive en Huesca, que nació en  Zaragoza, nieto de una señora de Fuendetodos, pueblo donde nació Goya. Me he enterado de que es biznieto o tataranieto de Francisco de Goya.  El,   no  pinta, pero el marido de su hija, ha cogido los pinceles y expone cuadros en Huesca. Por lo visto le han llegado las ondas de la luz del gran pintor aragonés. Es que esta tierra de Aragón es rica en colores en muchos lugares, como es parda en los Monegros.

Se acabó el verano del año 2005 y aquel color oprimido por el enorme calor, que hace imposible mirar los paisajes, ya que los montes pelados rechazan las miradas de los hombres y los campos, sin hierba, hacen lo mismo, mientras que las carrascas y los olivos parecen encoger la superficie de sus hojas, para evitar el calor. Pero esta luz del verano no es la única que ilumina nuestros paisajes, porque ofrece una multitud de aspectos de nuestra tierra, que van desde el blanco de la nieve, que tantas veces cubre la cima de Guara, pasando por el verde de los pinos, que presumen altivos cerca de Peralta de Alcofea,  por cerca del Canal de Almudévar, por el pueblo de Panzano y en el mismo Siétamo. ¡Cómo destaca el azul del cielo!.Desde una elevada meseta, desde su extremo se ve un contraste de luz y de sombras,  en los trigos y cebadas que nacen para pardear sor de Goya en Huescaal llegar los meses de Mayo y de Junio y volverse rubios en el tiempo de la siega. Estamos a principios de Noviembre y empiezan a caer las hojas de los árboles, de los que algunos como los almeces o litoneros han dado sus dulces y pequeños frutos de color marrón. Son las cuatro de la tarde y subo a la meseta que divide el monte de Siétamo del antiguo Olivito. Me quedo deslumbrado por la luz, que no es intensa pero ofrece multitud de ondas de colores. El sol adorado desde antiguo por casi todos los hombres, preside desde el Oeste el cielo y la tierra. Es un círculo rojo, amortecidos sus hirientes rayos por una niebla no espesa, pero que lo delimita y hace resaltar el color de la tierra de saso, roja también como el sol y amortiguado su color por el agua de la lluvia de los últimos días. Destacan las siluetas de unas acacias, que se agarran a una tierra toda ella verde en los campos cultivados de cereales, que ya han nacido y por las múltiples yerbas que convierten los yermos en verdes prados. Se ven los chopos de color otoñal amarillo, las cepas mezclan el color amarillo con el rojo La luz es como un símbolo de la divinidad y de la gloria. Basta leer aquel salmo 129 que dice: “Desde la mañana hasta la noche, espere Israel en el Señor”, porque la luz es esperanza, como las tinieblas son la representación del horror, como se puede interpretar aquella oración, que dice.”Líbranos de la oscuridad de la noche y del profundo lago”.

Esa luz mueve a muchos aragoneses, como al mismo Sender  y a Goya y a tantos otros, como por ejemplo a Leoncio Mairal, a Aida Corina, a Lanzarote, a la Reiné, viuda de Morchón, a Giral y a tantos otros, que cada día vemos pasear por las ciudades y pueblos de Aragón, a representar nuestros paisajes y el color y  la luminosidad de nuestros pueblos y montañas.

He contemplado un autorretrato de Goya, con un comentario del poeta Ildefonso-Ramón Gil, que dice: ”Así me veo yo: redondo rostro / de campesino aragonés y un dejo/ de profunda tristeza como poso/ del goce de vivir a que me entrego./ Abierta la camisa, pecho al aire/ de la vida total en duelo y fiesta,/ un desmedido afán de soledades/ y un descreído amor por cuanto alienta”.He visto al descendiente de Goya y es igual que el que describe Ildefonso-Ramón Gil. Quizá esté la diferencia  en el dejo de profunda tristeza,  que era como un poso del goce de vivir a que se entregaba Francisco de Goya y Lucientes, con la eterna sonrisa de mi amigo, que no se entregó  al placer, sino al trabajo.

El Instituto Ramón y Cajal, por los años cincuenta

Me he acordado del Instituto Ramón y Cajal de Huesca, al hablar con un amigo de mi hermano Jesús, con el que juntos estudiaban. He reflexion...