domingo, 30 de agosto de 2020

El ocaso en San Jorge.-(De mi libro Claroscuros)



Mi tía Luisa, Penélope para los leñadores, aseguraba que, según opinión de Zuloaga, las puestas de sol del Cerro de San Jorge eran las más bellas en variedad de color o de toda España. No tengo noticia de que llegara a conocer a tan eximio pintor; tal vez escuchara  esa opinión de boca de don Manuel Bescós Almudévar( Silvio Kosti), pintor además de escritor y rico en relaciones humanas de todo tipo.
De todas formas, no creo que se sacase la opinión de la manga, pues las mangas, por sí solas, constituían en aquellos tiempos una cuestión de moral conflictiva y que hacía que las pobres modistas unas veces tiraran de ellas hacia arriba y otras hacia abajo. En aquellos tiempos la moral se calibraba, se ponderaba escrupulosamente, y por tanto, el dejar al descubierto unos centímetros más o menos de tejido epitelial de las extremidades superiores constituía materia de consulta en el confesionario.
En cuanto al tejido epitelial de las extremidades inferiores, más vale no menearlo, porque mi tía se levantaría de su tumba para amenazarme como a los leñadores que talaban los populares y copudos árboles de la carretera de Zaragoza. De esta anécdota le vino que un sobrino la llamara Penélope por mal nombre; si se mete uno a redentor, sale crucificado.
¡Pobre tía Luisa!. Tenía una borrachera de belleza ambiental, a la puesta del Sol refulgente, se unía la frondosidad de aquellos enormes árboles y, sobre ellos, el ”triunfo de los pavos reales”, que con su rueda erótica, competían en color con el ocaso. Los pavos reales fueron uno a uno, aplastados por el tránsito en aumento de los vehículos de motor; los enormes árboles, cuya tala no pudo evitar mi tía, cayeron estruendosos, víctimas de la sierra, también de motor. En cambio su prima María Cruz Bescós consiguió que se respetase el plátano de Indias gigante que aún alza su ramaje frente a la puerta de su casa.
El ocaso sigue cada día teniendo lugar, y seguirá mientras exista el Sol, pero su colorido espectacular y cambiante se ve oscurecido y como emborronado por el humo que vomitan las altas y negras chimeneas que por aquella zona proliferan. Me queda el consuelo que tantas veces, y en plan irónico, se aplican las gantes entre ellas; ¡Ya vendrá el verano para que no se eleven esos humos negros que velan la hermosura de nuestras puestas de Sol en el Cerro de San Jorge!. Las más bellas de España.

viernes, 28 de agosto de 2020

¡Rosa!, está linda la mar.- (De mi libro Claroscuros)


                       
                                           
Te voy a contar un cuento.” ¿A dónde irá ese barquito que cruza la mar serena?, “unos dicen que “pa” Cádiz y otros que “pa”  Cartagena”.
 Al oír esta canción queda uno embelesado y enamorado del mar. Este “llega a hacerse imprescindible y como un gran amor”. Así se expresa Rosa Paz, añadiendo que la mar, como la tierra, resultan a veces amargas. El barquito de vela, vela, que no se sabe si va pa Cádiz o pa Cartagena, si es pesquero, lo más probable es que vaya a parar secuestrado a algún puerto de la morería. Ya tiene bastantes motivos de sufrimiento el marinero con su propio trabajo,    con su soledad, sobre una cáscara de nuez, bailaba y rebailaba  por las olas que vienen no se sabe de donde y que van, tampoco se sabe a dónde. Sólo le sirve de referencia el sol, si luce, y le  amarrarán  a tierra el recuerdo y el amor de los suyos, que cansados de tanta espera, unas veces exclaman:”¡Me “cagüen” la mar serena!”. Y otras dicen:”¡Me “cagüen” la mar salada!”.
Es impresionante ver enterrar a un ser querido en la tierra; pero queda el consuelo de ir a rezar a su tumba y depositar sobre ella un ramo de flores. Pero yo creo que es más impresionante ver sumir en las aguas el cadáver de un marinero. Su tumba será insondable en lo profundo e inabarcable en su extensión. Su madre, sobre una roca,  pronunciará una oración, de la que harán eco los acantilados, las olas y las borrascas. ¡Luego dicen que el pescado está caro!.
Los oscenses estamos acostumbrados a navegar por la tierra, y cuando uno de nosotros trabaja mucho, se le dice: ¡cuanto navegas!. Navegando con el tractor sobre torrocos se destroza la columna vertebral. Navegando sobre la más mullida superficie de las olas del mar se destroza la columna con los reumas. Todo es navegar. Incluso navegamos por la vida.
Antiguamente los aragoneses buscaron la salida al mar por el Ebro, que dicen que es más estrecho que el mar, pero de largo ¡habría que verlo!. Los catalanes nos cortaron la capa y eso que dicen que hasta los peces del Mediterráneo llevaban las barras de Aragón.
También algunos aragoneses, como mi hermano, se han lanzado a la mar e, irónicamente, los llamamos marineros de secano. ¡Rosa!, tu tema si que interesa y tiene que ver con Huesca, porque también hay oscenses enamorados del mar. Como tú.


miércoles, 26 de agosto de 2020

Al ritmo. ( De mi libro Claroscuros)



La vieja hilaba, el tejedor tejía, la gallina escarbaba, el ciego tañía y la niña cantaba al bebé: “¡Teje, teje, tejedor, garras, garras de traidor!”.
El tejedor llevaba su teje-maneje, pero desde luego que no tenía garras y menos de traidor. El niño pequeño, que todavía era menos traidor, agitaba sus manos como si tejiese, alternaba el movimiento de sus pies, como si estuviese moviendo el telar por medio de pedales y mostraba una gran alegría al oir eso de :”Garras,garras de traidor”. El contraste entre la inocencia infinita del niño y la acusación de traidor que repetía gozoso al ritmo del cuneo, provocaba la risa de todos. Risa esencial, risa natural, risa existencial “.
Todo era ritmo en el carasol, el subir y bajar del uso, el teje-maneje del tejedor, el  escarbar de la gallina, el tañer del ciego y el cri-cri de la cigarra en el árbol. El burro, atado a una herradura clavada en la pared, parecía dirigir la orquesta, pero no con su batuta,sino con dos que eran sus largas orejas. Se posaba un tábano en su oreja izquierda, lo espantaba con su movimiento y se posaba en la oreja derecha, en una constante pugna tabano-asnal en la que no había ni vencedor ni vencido, pero si movimiento continuo. Zumbido del tábano y ritmo en las orejas del asno. Música de ciego en el ambiente y ritmo en el cuneo de la cuna y en el sube y baja del huso de la vieja. El tejedor teje y una anciana desteje una toquilla para hacerle peducos al nieto “repatán”.
Tejer y destejer, todo es hacer. Suena mi transmisor y se oye tejer a Luis Amstrong acordes metálicos en su larga trompeta, que desteje con sonidos bajos disonantes, pero todo con un ritmo que su raza morena heredó de Africa.
Cuando siento el ritmo de dance guerrero de los Danzantes de Huesca, se me pone la carne de gallina. Pero quisiera que alguien tejiera y destejiera una música, con un ritmo antiguo y aldeano, que me hiciera olvidar siquiera por un momento o por el tiempo que tarda en consumirse un disco, el ruido sin ritmo de la capital.


domingo, 23 de agosto de 2020

Mosen Iván Castillo Mainer




El pintor frente a Novales

Iván es el nombre que precedido por la palabra  Mosen, que en aragonés tiene el significado de Monseñor, adorna el apellido Castillo. Los Castillos se muestran elevados en los pueblos próximos a su Parroquia de Novales. En ella, desde hace unos cincuenta y ocho años, Iván eleva los espíritus de los feligreses de Novales, de Argavieso, de Piracés y de Albero Alto, que desde cientos de años, comunican por medio de la oración, sus espíritus con los de sus antepasados. Porque, cuando abandonan los hombres y mujeres, es decir “el populo barbaro”, este suelo, que recuerda, como se canta en los salmos, el abandono de sus cuerpos de “Egipto” o de esta tierra, en la que han vivido,  igual que los judíos soñaban vivir en el “Reino de Israel”. Ivan se puso a cantar, en la Parroquia, este salmo en la Semana Santa:  “In exitu Israel de Egipto, domus Jacob de populo Barbaro”, “en la salida de Israel de Egipto, la casa de Jacob del pueblo extraño”.

 Cuando ya se vio Mosen Ivan con su carrera terminada, impulsado por su vocación de redimir a los hombres, se desplazó a predicar a los miembros del pueblo venezolano, en sus densas selvas. Una vez en Venezuela, con toda su fe, rogaba al Creador, al acercarse a las orillas del Río Orinoco, que le salvara del daño que amenazaban las pirañas, que en escasos minutos devoraban a una vaca, que se había acercado a beber agua a las orillas del río. Incluso,  cuando los hombres se acercaban a desviar el agua para regar sus tierras, debían tener un gran cuidado, para no ser sorprendidos por aquellos crueles animales de agua. Además, los mosquitos, cuando iba montado en un coche, formaban oscuras nubes, que hacían  parar en ocasiones al vehículo, produciendo un temor, por su enorme tamaño y por el nombre que les daban  los indígenas, que era el de “zancudos” y eran capaces con sus picaduras, si eran numerosas,  de dar la muerte a los humanos. La temperatura de cuarenta grados le hacía la vida casi imposible. Mosen  Ivan se acordó de cuando los israelitas salieron de las orillas del Nilo, de aquel pueblo, que les hacía  sufrir, como a él le hacía penar aquel “populo barbaro”, lleno de pirañas y de “zancudos” y se decidió a volver a su tierra de los castillos de Aragón. Hay un castillo hermoso,  pro ya casi derruido en Argavieso, derribado en Albero Alto, restos de edificaciones ibéricas en Piracés y en Novales han restaurado el castillo, cercano a su Parroquia.

Iván ha contemplado paisajes del Pirineo, de la Tierra Plana, todos ellos serenos y verdes por el Norte y pardos por el Sur, pero se acuerda de aquellas tierras venezolanas, que llenan los espíritus de intensos coloridos que le invitan a plasmarlos en un lienzo. El día doce de Abril de este año de dos mil doce, en un encuentro casual con Iván, me invitó a contemplar los cuadros que pinta en el Estudio de Pintura, que tiene abierto en su piso. Al entrar me llamó la atención, la presencia de bustos de hombres y de mujeres, unos artistas como Betoven y un busto de una mujer clásica de Roma. Yo me pregunté ¿qué tiene que ver la escultura con la pintura?. Pero antes de acabar mi pregunta, Iván me explicaba que allí estaban como modelos, para que él y sus alumnos, pintaran con carbonillo, figura humanas bellas y elegantes. Y efectivamente, a medida que ibas recorriendo el Estudio, veías cuadros representando músicos, damas, guerreros y hombres sabios o aguerridos. Pero los paisajes unían tu sensibilidad a la obra de la Creación. Los colores no eran siempre los mismos los que vitalizaban los cuadros. Por ejemplo uno de ellos que representaba un pasaje de los Pirineos, que era como una visón idealista de una elevada montaña con sus cumbres nevadas, donde la nieve no resultaba de color azul, sino blanca, luego a medida que con la vista ibas descendiendo de las cumbres, aparecían los bosques y en la parte baja, corrían las aguas de un río, rodeado de árboles, que se miraban como corrían las aguas por su cauce, en el que se encontraban peñascos desgastados por las eternas corrientes de agua que los besaban. No se pensaba en el color blanco ni en el verde ni en el gris, sino que todos  se unían como vistiéndose de un romántico color azulado.

Atraían las fachadas de numerosas casas montañesas con sus puertas provistas de arcos de piedra, con esas puertas adornadas con recios relieves de férreos clavos, con sus ventanas también protegidas en sus bordes por piedras labradas, balcones de negro hierro, como protegiendo numerosas y bellas macetas con flores de diversos colores, que las dueñas colocaban en los balcones, para devolver a las montañas y a los valles, la belleza de los montes, de los árboles y de las plantas, unas enormes y otras pequeñas.

Hay una ventana, que deja adivinar en su interior la vida de una mujer, pero que se aproximaba al exterior, para contemplar la Naturaleza, ofreciéndole en la base de la apertura de la ventana, una maceta, llena de rojas rosas y una de ellas, se encontraba sola, fuera de la maceta, como para que contemplara el exterior de  la ventana, y para que el paisaje la besara y así se amasen la dama que vivía en el  interior de la casa ofreciendo a la Naturaleza una hermosa rosa, como para agradecer  al exterior de la vivienda  y devolverle la belleza, que el Eterno Dios ha creado.

Oráculos y computadoras.-(de mi libro Claroscuros)



De los dioses paganos que habitan en las cumbres del Olimpo y gobernaban con mejor o peor fortuna a Grecia y a Roma, hemos pasado a los dioses ciudadanos, que habitan en las alturas de los rascacielos de Manhattan y gobiernan con la mala fortuna en universo mundo.
Aquellos dioses adoptaban figuras humanas, como las tienen los nuevos dioses, pero de igual manera que aquéllos llevaban túnicas, éstos de ahora dicen que llevan sombrero de copa, aunque yo no he tenido la oportunidad de ver a ninguno de los dos tipos de divinidad.
El dios Apolo, cuando se despojaba de sus vestiduras era la admiración de las diosas, dioses, ciudadanas y ciudadanos, y los ricos herederos, cuando van a bañarse con su figura apolínea, son también la admiración de divas, de divos, de  gachises  y de tordos. La Afrodita griega, que se bañaba en espumosas olas del mar Egeo, tenía su réplica en la Venus romana que se sumergía en las templadas ondas del mar Tirreno. Afrodita ante el espejo es un cuadro que inmortaliza a la diosa Helena y a la Venus de Milo es una escultura que representaba a la diosa romana. Ambas diosas a una debían estar para recreo de los dioses, según unos y según otros para sublimar el amor a altitudes poéticas.
Hay muchas réplicas modernas a esas diosas. Podía ser Brigitte, la francesa, equivalente  a la griega, pero bañándose en la Costa Azul, y podía ser Marylin, la americana, la émula de la romana, pero nadando en Miami Beach.
Había templos en que las sibilas interpretaban los oráculos. Fue famosa la sibila Eritrea y nombrado el oráculo de Delfos. Estas sibilas, bellísimas, interpretaban los oráculos y las prometían muy felices a los que querían conocer su porvenir, que cuanto más color de rosa les era presentado, mejores exvotos colgaban en las paredes del templo.
A consultar los oráculos iban desde los gobernantes hasta los ciudadanos más humildes.Aquellos querían saber la marcha de su empresa y el futuro de sus ciudades y los humildes preguntaban por sus amores y por la suerte de los suyos.
Hoy los oráculos son las computadoras, que desde países distantes nos programan, algunas veces con éxito, y otras como decía la vieja: de lejanas tierras, lejanas mentiras.
A nivel personal, muchos están programados por los  horócopos de los periódicos, que tienen la ventaja de que, cada uno, los puede interpretar de forma que  se vean triunfantes  en el amor, aunque sea cornudo y en las finanzas, tenga letras aceptadas para todos los días que le restan de vida.

Del apagón y el rayo.-(de mi libro Claroscuros)


           
                                                  
Tomás Alba Edison, al inventar la bombilla, era consciente de los grandes beneficios que de ella se iban a derivar para la Humanidad. Su gozo, como buen filántropo, debió ser enorme. Pero tal vez no llegara a darse cuenta, de que de la misma forma que al día le sigue la noche y al sol las tinieblas, a la iluminación eléctrica le iban a seguir los apagones. El Sol se va ocultando poco a poco en el horizonte y a las gallinas les da tiempo sobrado para instalarse cómodamente en sus perchas; los pastores calculan el tiempo que va a durar el crepúsculo y se va acercando a sus apriscos, antes de que la noche los sorprenda en el monte, donde por otra parte, prolongan su estancia si comprenden que el cielo está despejado y la Luna Llena va a hacerles compañía.
Pero los apagones eléctricos producen  transtornos  repentinos e imprevistos; son como los que siempre ha producido el rayo, pero al revés, porque éste es una avenida tumultuosa de electricidad y el apagón es una ida masiva de la corriente. El rayo electrocuta, quema  y a veces derrumba edificios. El apagón también derrumba a algún anciano que bajaba o subía por la escalera, suspende a otros en el ascensor, hace que alguien meta mano en los estantes del supermercado o  en los sostenes de quien se descuida.
La luz eléctrica, por otra parte, nos separa de la vida natural, cambiando los horarios solares por los oficiales. Por eso muchos campesinos, cuando preguntan la hora, piden que se les aclare si ésta que se les da es la vieja o la nueva.
Poco a poco nos vamos adaptando a la luz artificial, pero nos quedan reminiscencias de cuando gobernaban nuestras vidas la Luna y el Sol. La luz de la Luna era propicia para los enamorados, que todavía cantan: “ Los dos a media luz; a media luz los dos, ¡qué bello es el amor!”.
La mayor ventaja que yo le veo al apagón sobre el rayo es que éste disminuye la población, y  áquel hace que aumenten los nacimientos.

viernes, 21 de agosto de 2020

Dos pastores, José Bentué y Vicente Benedé, aman la Naturaleza.

Visión aérea de Loscertales.


José Miguel Bentué, nació de día 22 de Octubre de 1.984,en las laderas del Pico de Guara. Yo conocí a su padre en Siétamo,donde ejercía de pastor en este pueblo de Siétamo. Yo conocí a su hijo José Miguel, después de la muerte de su padre, y que su hijo ha heredado, teniendo  ambos las mismas cualidades de simpatía.
Su mente está limpia de vicios urbanos, pues respirar tantos años  en aquellas laderas de la Sierra de Guara, muy cerca de Coscullano y , eleva sus pensamientos al cielo, cuando mira la cumbre de Guara.
Es José Miguel un hombre que está pendiente de la Sierra de Guara, de sus ovejas y  cabras  y Dios le ha dado soltura para conocer a otros pastores. Por eso es amigo del joven de Siétamo Vicente Benedet y Dios les ha dado poca soltura para conocer a otros pastores , que van abandonando sus ovejas y sus  corderos. Por esa actividad de pastores, han recibido la ayuda del Señor para convivir en el amor de las ovejas. Y ambos se unen uno con otro para cuidar las ovejas de ambos, en unión y las conducen, ayudadas por sus perros pastores como ellos. Unas veces están con las ovejas de ambos bajo de Guara y otras en el monte de Siétamo y a veces escuchan las peticiones de algún agricultor de otros pueblos, para que acudan a ellos para que las ovejas, que cuidan, acaben con las malas yerbas, que atacan al crecer, a los cereales.
Es una amistad íntima de dos pastores en la zona en que se encuentra su pueblo y el de Siétamo, debajo de la Sierra de Guara. Yo no sé si los comprende la Sociedad, pero ellos gozan de la libertad que les concede Guara, aunque tengan que sufrir de los pagos tan miserables de sus corderos por parte de los ciudadanos.
¿Qué Dios premie su vida en aquellas zonas debajo de Guara, que el Señor y los comerciantes, parece que se han olvidado, de esos corderos, antes”divinos”.

jueves, 20 de agosto de 2020

“Gigantes y Cabezudos”.-(de mi libro Caroscuros)


      

“P’al Pilar sale lo mejor los gigantes y la procesión”. De labios de mi abuela oía de niño esta   letra acompañada de la zarzuela  “ Gigantes y cabezudos”. Mi mente de niño se distorsionaba, porque yo asociaba a los gigantes con San Lorenzo y no con el Pilar. En Zaragoza, ciudad que lleva camino de hacerse gigantesca, hay naturalmente más gigantes que en Huesca, pero cuando más tarde los vi, me parecieron más pequeños que los nuestros. No sé si esa impresión la tuve porque soy un fato y me gusta presumir de Huesca, o porque siendo los gigantes de las dos ciudades iguales, quedaban más pequeños ante la Basílica del Pilar que ante la de San Lorenzo. Tal vez fuese, porque desde mi pequeña estatura y mi imaginación de niño, los viese más crecidos.  Cuando ya de mayor, conocí los gigantes de Zaragoza, no me impresionaron en absoluto y de los cabezudos ya casi no me acuerdo. Todo es cuestión de perspectivas y si los gigantes no se ven en una ciudad gigantesca, los cabezudos pasan desapercibidos en una ciudad que padece de macrocefalia, o más bien, la macrocefalia de Zaragoza la padece todo Aragón. En cambio, la macrocefalia de los cabezudos festivos, no la padecemos, sino que la gozamos. Antes con nuestro protagonismo infantil en las estampidas estas amenazas, que la agüeleta y el negrito nos hacían aprender,ante las amenazas de sus largos palos. Estas amenazas eran sólo un reflejo defensivo de las ilustres cabezas contra los tirones que dábamos a sus ropas y contra insultos tan graves como: ”La agüeleta,cabeza de mosqueta” y “El negrito, cabeza de mosquito”.
Estos cabezudos me parece que debían tener el corazón tan grande como su cabeza y no me explico donde lo metían. A lo mejor su cabeza de cartón, alojaba,no cerebro ,sino corazón. Ahora, que ya no corro detrás o delante de ellos, también me hacen feliz, viendo como gozan los niños con su presencia, con sus actitudes amables hacia los más pequeños, y con su participación en la danza que la música de San Lorenzo pone en marcha automáticamente en los pies de los niños y adultos,de cabezudos y de gigantes.
Estos despertaban nuestra curiosidad y al ver que tenían las espinillas tan ridículamente flacas,  cantábamos a coro: “Al gigantón le picaron los mosquitos y se compró un sombrero de tres picos, garras de alambre se ha muerto de hambre”. El gigante insultado, permanecía impasible, hierático, en contraste con los cabezudos. Estos nos resultaban más simpáticos y más humanos, pero el gigante quedaba en ridículo cuando su portador sacaba la cabeza por la bragueta para echar un trago, con lo que daba la impresión de que los gigantes en lugar de mear, desmeaban vino. Entonces nos dábamos cuenta de que las garras de alambre no eran del gigante, sino de su pequeño “alter ego”.
Contrastaba la “comparsita infantil” con la comparsa triunfante de los regios gigantes, feroces guerreros, arropados por sus caballeros enanos de torpe carrera y por sus cómicos bufones. Las gigantas, con sus figuras de montañesas inmensas de tamaño, como nuestros Pirineos y de raza como las chesas o ansotanas, son dignas compañeras de sus majestades.
Suena la gaita con aires célticos, que contrasta con la música de nuestro dance, tal vez ibérico.
Esta es la fiesta, fusión celtíberica de sangres, de músicas, de cohetes, de sol, de toros, de vino y de albahaca moruna.
La vida sigue: orgullos acostumbrados de bebedores de bragueta, caballeros enanos de caballos de cartón y corazones, cada vez menos, de cabezudos ingenuos.

miércoles, 19 de agosto de 2020

La bruja Morgana



Julio Caro Baroja en su obra “Las brujas y su mundo”, habla de la diversidad de formas, que a lo largo de la historia, ha adoptado la brujería, entre las que figura la brujería vasca a lo largo del siglo XVI y “los grandes procesos inquisitoriales de comienzos del siglo XVII (como el de las brujas de Zugarramurdi)….. de la persistencia en el siglo XX de ese género de creencias dentro de sectores rurales colindantes con centros urbanos e industriales altamente desarrollados”. El, como conocía muy bien los problemas de su país Vasco, no hablaba demasiado de la brujería en Aragón. Yo, sin haberme dedicado a investigar este problema, he vivido en mi tierra asuntos realmente de brujería, pero no hace falta haber vivido esos problemas, pues basta mirar alguna revista o estudio, para encontrar afinidad entre lo vasco y lo que ocurría en los pueblos vasco-ibéricos que vivían en la provincia de Lérida y en la de Huesca.
En un artículo del Diario del Alto Aragón, del día 10 de Agosto de2004,fiesta de San Lorenzo, la escritora Julia Emperador dice:”Empezamos a subir la suave y prolongada cuesta de Arratiecho” hacia la Caseta de las Brujas…Cuentan que las brujas del valle de Tena fueron muy famosas y en Búbal, en el Museo de Tradiciones, existe una sala dedicada a ellas. Quizá en ese mismo paraje en medio de la naturaleza, se reunían las brujas del valle de Trasmoz, que engañaron a la joven sobrina del cura y surcaban los cielos del pueblo montadas en escobas, o las brujas de Tamariz, llamadas Jina Bardají y Margalida Escuer, que en combinación con los demonios provocaban grandes tormentas, o las brujas de Tella que se reunían y organizaban grandes aquelarres. Todavía se conserva en esa localidad el museo dedicado a la brujería”.
En cualquier lugar de la provincia que uno pregunte, sale saturado de cuentos o historias de brujas. En Julio del año pasado pregunté a un barbastrense y me dijo que hubo una ¿bruja?, llamada Julieta, a la que venían a ver unos habitantes del planeta Venus. En su juventud fue una mujer bella, teniendo relaciones con el conde y con el abuelo de una ilustre familia de Huesca. Me contaba que en Barbastro, salió un escrito en una publicación ya desaparecida ”Zimbel”, allá por los años ochenta y tres al ochenta y cinco. Por las noches llegaban a su casa varias mujeres en un aparato espacial, desde luego mejor que la simple escoba, aparato que fue pintado en un dibujo para una revista, por maría Pilar Chinestra. Las visitantes trataban de convencerla para que se marchara con ellas. A mi amigo le decía:”Quieren que me vaya con ellas, pero yo no quiero ir”. La transvección o desplazamiento de las brujas, es tradición que lo hacían volando en escobas, palos o palas y antes de la Edad Media se decía que lo hacían sobre carneros, machos cabríos, en bueyes, gatos o perros. Parecía razonable que las brujas se trasladaran ayudadas por los demonios como lo hacían los ángeles y los santos en virtud de la gracia del Señor.
Vestía en Barbastro de “clochard”, con su gabardina, sus botas y una boina negra. Era, en resumen, una bruja pobre pero moderna, aunque su historia interplanetaria ya se había dado muchas veces en dicha historia. Yo creo que no era bruja, es decir, que no tenía pactos con el diablo, porque éste, cuando introducía a una mujer en la brujería, le daba ungüento volador y ella les negaba a sus amigas el volar al planeta Venus, que requería haber recibido del demonio ese ungüento a base de manteca de niño, acónito, belladona y cicuta. Estas drogas les daban alucinaciones, entre las que estaba la de volar y flotar por el aire, ya que se sabe que algunas brujas que habían declarado acudir violando a los aquelarres, se sabía que habían permanecido en sus camas durante el tiempo que decían haber estado volando. Además copulaban las brujas con el diablo y de Julieta no se sabe tal cosa, pues parece que lo hacía con el conde y con el señor de Huesca y la Iglesia consideraba a la mujer “moralmente débil y potencialmente pecaminosa”. A sus diecinueve años y en posesión de una gran belleza (murió a los ochenta y pico de años), se bañaba desnuda en la Punta Flecha en la Malinquera del río Vero,donde la veía el padre de mi amigo, que fue un buen Maestro.
En tiempos pasados había mujeres dominadas por la diosa Diana y Julieta tal vez estaba poseída por la diosa Venus. Poseído, poseso o endemoniado es un hombre o una mujer que se siente poseído por un espíritu impuro, que le hace comportarse o decir las cosas, no como él desearía, sino como ese espíritu desea. Pero yo creo que Julieta no llegó a estar poseída por el demonio, sino sólo por el pecado y aún en este tema habría que escuchar la opinión de San Miguel Arcángel, de si hacía el amor por pecar o solamente por amar. Tal vez no tuviera culpa por haber lavado su cerebro con hierbas, que tan bien conocían las brujas al ir a buscar alimento por el monte, donde encontraban también cualidades nocivas como estupefacientes peligrosos. Con algunas aumentaban el deseo sexual, en otros conseguían la impotencia. Así como los cristianos utilizaban la oración, que en ocasiones daba origen a algún milagro, las brujas empleaban la magia. Todavía se venden libros como el de San Cipriano, que tratan de brujería y que fue el que quería quemar en el hogar aquel vecino de Siétamo, Andrés Lobateras, pero no pudo porque se le escapaba el libro por la chimenea.
Hablan los libros de la metamorfosis, magia por la cual las brujas se podían transformar en animales y dicen que esa fue una forma de magia de las religiones primitivas, porque aquí parece que tenemos vergüenza de figurar en la historia de la humanidad, pero al leer este pasaje, me acordé del caso que ocurrió en Siétamo después de la Guerra Civil y que todavía hoy recuerda y comenta la gente. Decían que en una casa había una bruja, que asustaba a los que iban a visitarla, pero tenían que marchar horrorizados por el miedo que les producían esos ruidos que hacía sonar la bruja. Entre otros acudieron mi padre y el practicante señor Jorge Betrán y mi padre me afirmó que ellos no se habían dado cuenta de nada.
Y llegó el fin, cuando el mozo más valiente d Siétamo, que había sufrido mucho para la Guerra Civil, vio un gato en la escalera, se sacó el cinturón de gran hebilla que llevaba puesto y golpeó con dicha hebilla al gato en la cabeza. El gato entonces le gritó:”¡pégame más!”, porque si lo mataba quedaría libre el gato de la posesión que lo esclavizaba y pasaría a ser poseso el que lo matara. No quiso darle más y al día siguiente apareció el cura del pueblo con la cabeza vendada.
En mi libro “Retablo del Alto Aragón” y en la página cuatrocientos cuarenta y tres, narro la aventura de un cazador que sorprendió a una bruja, que se había transformado en gato, para acudir a Velillas a maldecir a una mujer preñada para darle “mal dau”, con el fin de que muriera su futuro hijo. En página cuatrocientos cuarenta y dos y en mi conferencia sobre encantos, desencantos y encantamientos, escribo:”Un cazador de Sieso caminaba por el monte, pero aquel día en lugar de ver perdices, conejos o liebres, fue algo insólito lo que divisaron sus ojos: sobre una piedra que marcaba la divisoria entre dos campos se encontraba toda la ropa que una mujer de principios de siglo necesitaba para encontrarse bien arropada. Por su mente pasó el leve encanto de la posibilidad de ver un bello cuerpo de mujer, ocasión tan difícil en unos tiempos en que el sol no era buscado para broncear los cuerpos, sino rechazado por las mujeres que tenían a gala para su piel, conservarla blanca como la leche. Pasó también por su imaginación la sospecha de un crimen ritual, pero no descubrió señales de sangre en las ropas de la pobre víctima.
Optó el cazador por esconderse en una espesa mata de carrascas y esperar a la mujer, que necesariamente tenía que llegar a vestirse. Así obtendría, por un lado, el placer de contemplar lo que nunca había visto y, lo que era más importante entre los habitantes de los pueblos,saber quién era la descocada, para correr a contárselo a sus convecinos. No es esta última apreciación peyorativa o una ceremonia dirigida a los pueblerinos, pues hoy día conozco a caballeros ,ciudadanos y modernos que dicen ¿de qué me sirve yacer con la señora marquesa, sino se enteran todos de que he yacido con la señora marquesa?.Pero volvamos al caso que nos ocupa; el hombre seguía esperando y , estrujando su sesera, pensó en que tal vez las brujas anduviesen por medio. El cazador acordándose de que dichas brujas obraban como poderes del mal, quiso contrarrestarlas con una cruz, colocando una que él siempre llevaba consigo, sobre la ropa femenina. Después de esperar un poco “vio avanzar un gato negro, que se dirigió directamente a las vestimentas pero al llegar a ellas, se mostró inquieto y como no sabiendo qué hacer. Había visto la cruz. El amagado salió de su escondrijo y le habló al gato diciéndole: ¿de dónde vienes?. Le contestó: Vengo de Velillas de dar mal”dau” a una mujer preñada para que aborte. ¿Cómo puedes hacer esas cosas?, le preguntó el cazador, a lo que el gato contestó: es que todos los días he de hacer un mal, porque tengo trato con el demonio. Pues ya puedes volver a Velillas a quitarle el mal a esa mujer y dárselo a la clueca. Así lo hizo el gato, y cuando volvió , el buen hombre quitó la cruz de encima de las ropas, se reconvirtió el gato en mujer,se vistió y se fue.
No me aclaró el anciano de ochenta y cinco años que me lo contó y que todavía vive, si conoció a la mujer y si la vio, pero sí me dijo que al cabo de unos días se enteró que había nacido un niño en Velillas y que la clueca de la misma casa en que había tenido lugar tan feliz acontecimiento, no había sacado pollos.
Todavía sigue la brujería buscando el mal de los hombres. Antonio Bruis, persona noble, se marchó de vacaciones a Brasil y una señora le encargó que le trajera una bruja de trapo, se la trajo muy llamativa y con el nombre de Morgana. Era una bruja de origen portugués, como San Antonio de Padua, al que su buena madre le enciende velas delante de la capilla de nogal, que tiene en el pato de su casa.
El Bien y el mal siguen en lucha, que es distinta a la de antes, porque ese mal tiene oprimidos a muchos a los que prestan dineros para amortizar en treinta años y a otros el consumismo los convierte en esclavos y creadores de riqueza.

GIGANTES VIEJOS Y NUEVOS





De todos es sabido que los gigantes de Huesca son los mismos de siempre y sin embargo son otros. Tal vez ellos padezcan problemas de esquizofrenia, ya que su personalidad es doble, la antigua que ha pasado al rincón de los recuerdos y la actual más leve, más ligera porque sus huesos no son de madera, sino de materiales plásticos. En cambio el pueblo no tiene con respecto a tan altas personalidades, problemas de identificación porque siendo otros, son los de siempre.
Fuí el día de San Lorenzo a conocerlos y estaban alineados de espaldas al muro de su templo, esperándolo.
Como en el chiste a los dos hombres los reconocí en seguida, en cambio ellas me parecieron nuevas, sin duda que precisamente por ser nuevas o modernas, se escaparían a la playa y su cutis se diferenciaba del de sus "socias", de sus otras "yo" por estar moreno, que es lo que ahora se lleva, ya que antes el canon de la belleza exigía,para las altas damas una piel blanca como la leche. Eran las damas de baja cuna las que tenían derecho a estar morenas, aunque procuraban evitarlo con velos, pañoletas y sombreros de paja de ala ancha y de ello nos da testimonio la baja dama llamada por el pueblo"la agüeleta, cabeza de mosqueta" que se cubría con pañoleta,optimista ella,de colores.Cuando me aproximé a ellos ,para darles la bienvenida y conocerlos, no me dijeron nada pero en su nombre me dieron explicaciones dos señores de Loporzano que allí se encontraban; lo sabían todo porque habían vivido toda la gestación y nacimiento de tan nobles personalidades. Como el agua que viene a Huesca nos llega del Somontano, los gigantes han nacido en Loporzano y esos hombres estaban orgullosos de haber colaborado con el artista creador que no "ye"(en aragonés) de Loporzano sino que "ye"(en bable) de las Asturias de Oviedo.
Decían los somontaneses que el artífice no había buscado el dinero,sino la perfección de la obra para la que miró los mejores materiales y las más bellas telas.
Se encontraba también en la tertulia de gigantes, cabezudos, gitanos portadores y somontaneses, el Doctor Mateos, felizmente jubilado y tan amante de nuestra Tierra que cada día comulga con ella por medio de un litón (almez).Como ya conocía la fisonomía y exterior de los gigantes y aprovechando su presencia lo invité a realizar una endoscopia a lo que con su amabilidad característica ,accedió gustoso, no hizo falta bisturí porque, sencillamente con abrir la enorme bragueta sin cremallera ni nada pudimos contemplar ese gigantesco mundo interior. Lo que más nos llamó la atención a ambos fué lo que le dijo la zorra al busto: “tú cabeza es hermosa, pero sin seso”. Eso no constituye problema para los gigantes pues los gitanos portadores, entusiasmados con su caballo de Troya, suplían la carencia; ese problema es grave cuando la carencia afecta a algún responsable del bien común.
En esa endoscopia me enteré, también de lo que antes he dicho; que los huesos eran de plástico. El doctor Mateos y este humilde veterinario quedaron muy satisfechos al contemplar tan original anatomía.
Los gigantes viejos dicen que sirvieron cien años al pueblo de Huesca, ojalá que estos duren otro tanto y que ustedes los puedan ver.

Las brujas. (7-X-79)


      
   
¿Has estado en el Congreso de Brujología?. No, chico, es que sabes, estas escobas de ahora no valen para nada  y cualquier ráfaga (volada) de aire, te las dejas escodadas. Pero, ¿también tú crees en esas cosas?, pregunta el licenciado. De momento, me siento  disminuído. Me repongo y le digo lo que le dijo el gallego, pero en aragonés: no creo en las brujas, pero “ habene ,en hay de brujas”, y lo sé, porque he conocido y conozco  alguna de ellas e incluso algún brujo. Se lo toma a cachondeo, y le digo: si  quieres  ya te presentaré una. Ahora el disminuido parece el profesor, aunque no fue mi intención apocarlo. Todos me  piden que les presente alguna bruja, pero como ellas no poseen teléfono, ni tengo el libro de  San Cipriano para convocarlas, se quedan con las ganas. Cierto que también se las puede llamar quemando hojas secas de higuera, pero en los Porches no hay higueras, aunque las ruinas estén cerca, y si las hubiera, el guardia nos impediría hacer una hoguera en un lugar tan céntrico.
Como no se puede  cercionar con sus propios ojos, ponen fe en mí y me dicen:¿pero tú has vito volar alguna bruja en su escoba?. Les contesto la verdad: yo he visto volar brujas sin escoba, y he visto volar escobas sin bruja. ¡Qué difícil lo pones!, No tanto; la gente llama brujas a esos remolinos que forma el aire antes de las tormentas, y que son, en pequeño igual que los tornados que salen en las películas americanas. Esos tornados son brujas malas, porque acarrean desgracias, pero nuestros pequeños remolinos son más bien, para mí, duendes traviesos que son brujas. También he visto volar escobas sobre nuestrascipriano cabezas infantiles, dis- paradas por mujeres más o menos brujas, más cuando no tenían motivos para pegarnos y menos o nada, cuando nuestro comportamiento era el de auténticos duendes. Ahora nadie pega escobazos a los niños, porque aparte de que los mangos se rompen, ya que no son como los de antes, y van y te denuncian. Y de brujos ¿qué me dices?. Yo conocía a uno, que era muy buena persona y tenía el libro de San Cipriano¸una vez le robaron un arado y leyó dicho libro para que el ladrón se quedara, de por vida, cruzado en una cama. Essan te labrador se tomaba la justicia por  mano de San Cipriano.
Si alguno de ustedes se ve en tal situación, procúrese de u Libro de San Cipriano. Aquíno quedan, pero me dijeron que se puede adquirir en Portugal. Lo entenderán, porque el galaico-portugués se parece al aragonés.

martes, 18 de agosto de 2020

Las aguas huelen a “carnuz”.-



Cuando iba a la escuela repetía, cantarinamente y a coro, con mis condiscípulos: “ Las lagunas de España son: Gallocanta en Zaragoza; de Ruidera en Albacete y Mar Menor en Murcia”. En el Alto- Aragón siempre nos hemos acordado de lo ajeno y hemos olvidado lo nuestro. ¿Por qué no nos citaban la Laguna de Sariñena?. No tenían visión de futuro, No se daban cuenta de que nuestra laguna iba a ser más cantada que la de Gallocanta, pero no por gallos sino, sino por ecólogos, zoólogos y  políticos  de indudable buena voluntad. Estos señores, llevados por un exceso  se  han  constituído  en redentores de Sariñena, sin contar con la opinión de esta villa, que hace mucho tiempo que sabe lo que le conviene. Han hecho más “ruiedera” con la laguna de Sariñena con la que sólo hace ruido de nombre en Albacete. Y tienen intención de convertirla no en Mar Menor,sino en un pequeño océano, con su Atlántida sumergida , que sería Sariñena. Esta siempre ha amado a su laguna; convivieron en armonía ecológica durante siglos, pero un día así como el reloj del abuelo, de tan viejo se paró, y la higuera, del mismo  mal, se secó,el alcanduz de tan antiguo, se “esclachó”. Este sobradero o aliviadero daba paso a las aguas sobrantes y aliviaba de residuos la laguna.
Fue todo así de sencillo y nadie de Sariñena ha descubierto que los patos, al elevar el vuelo tuvieran cuatro patas. Ha venido la confusión, pues algunos han equivocado las patas de andar y, en este caso, también de nadar, con las posiblemente numerosas patas, esposas de los patos.
Al cegarse la salida de cerámica vieja de las aguas, éstas empezaron a extender sus dominios salir con intención de meter a Sariñena en la laguna, como ocurre con la ciudad de Méjico. Y al son de las aguas, un romántico ecólogo, no sé si patoso, pero sí amante de los patos, cantaba: “¡ Guatizalema  en un llano, Sariñena en una laguana, me he de comer…,me he de comer a esa tuna!”. Sariñena que es muy tuna, pero no tunante, se defiende aunque le cueste la vida. Porque es suya. Si no lo hiciera, en lugar de hablar de la laguna de Sariñena, se hablaría de Sariñena bajo el lago.
A las gentes de Sariñena no las confunden así como así, pues tienen las ideas claras. Ellos aman su laguna porque es suya y les gusta ver a los ánades nadar tan ágilmente como torpemente andan con su plumaje irisado. También les gusta observar los nidos, con huevos pintados, de las polletas de agua, y de entre sus idos puede salir un ecólogo, acostumbrado a tanta belleza.
De la misma manera que “si cantan os porpuz, cal quitase o capuz”; si las aguas de la laguna huelen a “carnuz” es preciso darles salida por el alcanduz. Este es el problema: que arreglen el desagüe, y si se resuelve esto convivirán hombres y aves juntamente. En lugar de discutir, que le hagan caso al profeta del Alto Aragón, Joaquín Costa, poniendo en riego a todos los Monegros. Estos se llenarán de pequeñas lagunas, que serán un paraíso para aves, para ecologistas y para todos los aragoneses.

lunes, 17 de agosto de 2020

RAMON JOTA SENDER, ARAGONES UNIVERSAL




He encontrado este artículo escrito en aragonés y quiero transmitirlo en esta lengua a los lectores, que acostumbran a leer mis artículos o narraciones en castellano.  


Un  diya cualsiquiera, fa muitas        añadas, se presenté  o mío pay en         casa  con bels  artularios  propios     d'una   imprenta-librería:   lapizers,      plumins,  clarions,  etz.  Le pregunté de dó los iba sacau y m'expliqué qu'en  Uesca bi-eba un periódico diario, que  le  deziban «La Tierra»,  en  o Consello  d'o  cual,  teneba  parti.
Allora me charré d'os qu'escribiban  en  o dito  diario  y  me dizié  que un tal Sender yera o que millor lo feba.
Yo  yera  chicote  y  no  torné  a sentir charrar de tal escritor durante muito. tiempo; pero dimpués a'una ripa d'añadas cayé n'as mias mans  un  d'os suyos  libros.  iQue descubrimiento estié ta yo!. Anque no ese sabíu  o  nombre de l´autor, ese  conoxíu  que  yera  aragonés.
¿A quí, si no ye a er, li se ese podíu ocurrir meter en nobelas d'embiesta   unibersal  parabras          como “misache”,  “sotobar”,”andalocio”  y  muitas  más?. ¡Miá   que dentro d'a fanzilia Cervantes, a parola_ “batiapitas”, la fican en a nobela        “Las gallinas  de  Cervantes”.
As parabras aragonesas y os modismos surten d’a suya pluma como ibons qu´estendillan as páxinas d’aragonesismo, como l’augua plena os patrals y os feners de berdor. Ye un aragonés que no amaga a una condición, como beluns fan pa que no digan qu’están periféricos, provincianos u baturros. Ye que permitise ixa fachenda,  porque ye universal o esmo  suyo, que ye  amplio y rispeta a suya  condición d’aragonés, dende que alufra o mundo entero. Atros, de cerebro pobre, amagan a suya identidad y s’apuntan a corriens universalistas, que baxan mayencas porque ye a moda y se beyen arrastraus como cagallón por zequia.
Sender se trova de güelta de tó ; cata con gúelladas reluciens, -dople reluciens, por os suyos lentes- y sonrisas  con riseta somarda y sorniza, pero plena de comprensión, como aquel que beye fer quicadas a un interprete.

Pero dende o cobalto d’as boiras etéreas u no, como Teresa,”por una razón u otra
y sin indagarlo, sapeba de los negocios del Mundo más de lo que había querido saber” y “dolido en  su alma” se meteba no a fer oración, como Teresa,sino a escribir. Y asinas le pasó con “El regreso de Edelmiro”, que por izir a berdá, por saper masiau do roze basto de muitos españols y aragoneses (beyez a historia do paisano que se concaré,con un viajero). Y a Sender,Saputo, li dolié y prebé a dar sincusas que no debeba a naide.
Sender  ha  padeziu  muito,  pero ye sereno y esclatero. A pasata d'a pretendienta,  a  moncha,  li pasé a er;  una  chobena  que quereba  ficase moncha y fue ta o combento con una Biblia; y le dijeron que no quereban eruditas, sólo veyer monchas que sapesen filar, rezar i obedexer.
Sender no sapeba qu'escribir y tenié que remarier 
dillá  d'a mar, en l'amargazón d'o desierto. ¿Tornará? Sonnea  con as  tierras y  con as chens de “Cronica del alba” y n'os   esquiruelos  de  San  Cosme,  pero  beye  muitos  güesos  y coscaranas que n'ista tierra nople y fura a la begada.  Y  en bi-ha guesos que no s'esbafan,   anque   beluns  s'aigan esbalau d'o fosal.

domingo, 16 de agosto de 2020

Ana, la “libre pensadora” o la “hippi” aristocrática.


                                
                 
He estado leyéndole a Ana, los sufrimientos, que durante la Guerra Civil, pasó en Lérida y en Tarrasa, su madre, Doña Carmen, que ya está en los ochenta y cinco años de edad y que me ha contado, durante estos días, con gran sentido del humor, en las termas de Comarruga.  Ana, que es hija de Doña Carmen y que había venido a buscarla,  desde Lérida,  me ha cortado para aclararme la idea que me había formado, sobre las aventuras de su madre. Y me ha dicho, al leerle la marcha de las dos niñas de catorce y de doce años, sobre los peldaños por los que se subían a los vagones del tren, contándome  a su vez, que su madre también subía a los vagones de mercancías y abría sus compuertas y rajaba los sacos de carbón o de alimentos, para que la gente necesitada, pudiera recoger carbón para calentarse, y habas o habichuelas, para poder comer. ¡Dios mío!, esta Ana, mucho más joven que las personas mayores que acudimos a las Termas de Comarruga, también tiene conocimientos sobre lo que pasó el pueblo en esa Guerra Civil. Pero ella piensa y reflexiona sobre la actitud  humanitaria de su madre y te abre el pensamiento sobre el papel protector de la mujer hacia sus hijos, hacia su esposo y no sólo hacia ellos, sino hacia toda la sociedad, como deduce de  la labor distribuidora de calor  para las cocinas y para las estufas, y de calorías para los cuerpos. Actuó su madre abriendo las puertas de los vagones y rajando los sacos; estaban abriendo y repartiendo  amor a sus prójimos. Pero la mujer, al acabar periodos oscuros, abre sus pensamientos libremente para repartir la felicidad entre los espíritus de los hombres, como se ve claramente en el comportamiento de Ana, con los hombres y mujeres, que acuden a lavar sus cuerpos con las aguas medicinales de Camarruga.  A todos los escucha, a todos les hace caso y procura distraerlos en las  sesiones de baile, en las que ella misma baila con soltura y con una gracia, que llena de alegría los corazones de los, que hoy día, renuevan su vida con el baile; no como antes  cuando tenían que ir a buscarse el pan de cada día.
Lleva a sus “protegidos” a la Vil-la de Pau Casals, donde les hace gozar del arte, les recuerda aquellos ya viejos cuartos de baño, que a mí me producen tristeza, pero casi todos, el ver la bañera y los grifos de Paul Casals, les alegra los corazones y les da esperanza de un futuro grato. Un futuro del que hablaba Pau con “el lenguaje universal” de la música del violonchelo. Pero Ana no sólo goza con los bosques, los pájaros cantando, sino que me ha hecho reflexionar sobre la actitud de varias mujeres, durante su larga vida, que calladas  y con humildad, hicieron que Pau Casals fuera como un rey del violonchelo, y al mismo tiempo acogido por los reyes y políticos del mundo.
Estoy convencido de la inteligencia de Ana, que pensando libremente, llega a la conclusión de llamarse a sí misma, la “librepensadora”.Pero su pensamiento no le da un aspecto de mujer sabia y retraída en sus reflexiones, sino que siempre está acompañada por una actitud sonriente, acogedora e incluso bailadora y es que es una fémina, es una dama moderna y eterna.
Parece ser Ana, una explicación de la oración bíblica, que así reza :”Envía, Señor , tu Espíritu y todas las cosas serán creadas y renovarás la faz de la Tierra. Es como si su espíritu o su inteligencia estuviera todo el día, buscando la creación del bienestar de los cuerpos de las personas mayores y el arte para sus corazones, Así ella busca la renovación de la faz de la Tierra.
Yo,  Ignacio Almudévar, veo a Ana, como una figura librepensadora y aristocrática, al mismo tiempo, pero un hijo suyo, la ve como una “hippi aristocrática”. Es joven el muchacho y tiene razón en llamar a su madre, la “hippi” en inglés, porque cuando baila en la sala con la nariz roja de un payaso, como tal se identifica.
Si, pero su aspecto es aristocrático, por su elegancia y por sus reflexiones de una mujer “librepensadora”.

sábado, 15 de agosto de 2020

Requien por un águila real.-



Yendo con mi amigo, un gran cazador, llamado  Isidro Artero, vimos como caía un águila real, en las montañas de Nueno, desde el camino que conduce a Arguis. Cayó prisionera en un cepo y no se podía soltar. Isidro caminaba por la glera hacia la prisionera águila, por cuidar de soltarla.  Las piedras que removía el animal agitando el cepo y todavía más con sus móviles  alas, bajaban por la ladera y le hacían daño a Isidro en las piernas, donde le golpeaban. Aquel trofeo en lugar de ser real, al tratarse de un águila real, habría que llamarlo un trofeo vil, por atacar a un noble animal, rey de la Naturaleza. En el cepo se encepó el águila, e Isidro ya la iba a alcanzar, con la esperanza de liberarla de la prisión del cepo, cuando ya casi  la tenía cerca de sus manos, pero el águila, con una pata de menos, se arrancó a volar. ¡Qué lástima, perdernos la contemplación del águila libre, viéndola volar y volar  su vuelo real!.  Pero la Virgen de Ordás, que se encuentra en una alta montaña, sobre la carretera, tal vez sonreiría, como casi todos nosotros hemos sonreído, al leer, como una lechuza, volando , volando  a la Virgen  “un ramo de olivo le traía”. Isidro y yo lamentábamos que el águila perdiera una de sus patas, pero a él se consolaba al ver que el cepo iba a quedar en su poder. Le serviría para cazar raposas y tejones, bichos astutos los primeros y torpes los segundos y luego vendería sus pieles, en aquellos tiempos en que el dinero era escaso y había que sacarlo de donde se pudiera. Además,  agarrada al cepo, le quedó la garra con sus uñas aceradas y certeras y el viejo cazador, abriría sus dedos y en el pulpejo clavaría un clavo de herrar, para colocarla en la puerta de su casa. Las brujas no acudirían  a su hogar,  ante el temor que les inspira ese amuleto agresivo y real.
¡Qué habrá sido del águila?. Estaba un zagal de Erminio sentado bajo un olivo y observó cómo “sobre el olivar se vio un águila volar y volar” y vio como se lanzaba como una flecha sobre un conejo incauto, y en un cable de la luz, su vertiginosa velocidad la hizo golpearse, y el alambre de cobre, como un arco que se tensa, con crueldad la rechazó. Sobre el olivar, ante los ojos atónitos del zagal, quedó el cadáver del águila real. Sólo tenía una garra. El cepo de técnica rústica, se la había cercenado y el cepo de técnica elevada, le cercenó la vida.
Sobre el olivar cayó el águila. ¡Quién la pudiera resucitar!. En la tierra cayó una lágrima, una lágrima por el águila real, que a este paso se va a convertir en un ser mítico e irreal.  

Así fue”…narración histórica de Antonio Trisán Viñuales y Jesus Valles Almudévar





Yo , me acuerdo de la Guerra Civil, pero no necesito escribirla , porque ya lo hicieron otros, como los Trisán de Fañanás y mi doble pariente Jesús Vallés Almudévar


Los hermanos Trisán Viñuales del pueblo de Fañanás, que limita al Norte  con Siétamo, estuvieron luchando en la Guerra Civil del año de 1936. Y fue la Guerra, no entre dos países distintos, sino entre los mismos españoles, ya que Antonio, se puso en contacto con la Cruz Roja, que hizo posible la liberación del “hermano republicano”. Lo mismo pasó entre los hermanos Buil Aniés de San Román de Morrano, que uno estuvo de oficial con los republicanos, en Barcelona y Alfonso Buil con sus trece años, acompañado de su  padre, cultivando la tierra en San Román,  encima de Casbas. El hermano republicano salvó la vida a sus hermanos  de la Sierra de Guara, pues Alfonso Buil estaba estudiando para ser sacerdote jesuita, en Huesca, de donde se subió a San Román, pueblo de su familia, que fue dominado por los gubernamentales y los sindicatos.
 Y Francisco Trisán, con el que tuve una fuerte amistad, que conducía un camión del Ejército de Huesca y que llegó a Siétamo, después de que el Teniente de la Guardia Civil Manuel Lahoz, que dirigió las tropas durante la noche y la madrugada del día 29 de Agosto, consiguiera provocar la retirada a aquellos sindicalistas,  unidos al Gobierno, que habían ocupado las primeras casas de Siétamo. En su llegada a Siétamo, entró en Casa Almudévar, de donde habíamos escapado a Huesca, toda la familia, acompañados por otros muchos vecinos del mismo pueblo. En mi casa se dio cuenta de la soledad en que había quedado, y, en lugar de recoger cuadros u otros objetos de valor, en un saco introdujo todos  los papeles antiguos,  como escrituras y documentos relacionados con el Conde de Aranda y las distintas familias de Siétamo,  como la de los Azara, Benedé y varias otras. Llevó Francisco Trisán el saco a la Farmacia de Llanas, donde vivía casada mi tía Pilar Almudévar. Y gracias a mi futuro amigo, pues yo tenía cerca de seis años, he podido, con la colaboración de mi padre Manuel Almudévar Casaus, recordar, tiempos pasados de la historia de Siétamo. Pero yo no sé si Francisco Trisán hizo él solo o en compañía de su hermano Antonio, la visita a nuestra desierta casa Almudévar, pero  creo que la harían unidos, contando después,  cada uno de ellos, sus recuerdos y sus impresiones. El día 29 de Agosto de 1936, los sindicalistas unidos a los gubernamentales, entraron en Siétamo, donde sólo ocuparon las primeras casas. Pero los sublevados, volvieron a conquistar el pueblo y éste no cayó en poder total de los gubernamentales, a los que gobernaban los anarquistas,  entre otros. Durruti se buscó un despacho en mi casa, donde estuvo poco tiempo, por acudir a Madrid, donde murió.
 Francisco Trisán Viñuales estaba casado con una hermana de Ciria de Arbaniés, con el que yo, tenía   amistad.
 Al hermano de Francisco, el escritor Antonio Trisán Viñuales, no he tenido la suerte de conocerlo, pero en mis manos cayó su libro “Así fue…No sucumbí” y en él leí, lo mejor que se ha escrito sobre la Guerra en  casa Almudévar, en toda mi vida. Dice así:”En la Plaza (de Siétamo), hay una casa señorial saqueada y una iglesia. Esta ha sido como todas, el blanco de las iras; en su portal queda un parapeto de sacos; en el interior dos cadáveres de los últimos defensores.
(Hay que recordar que estos hechos ocurrieron en la reconquista de Siétamo el 28 y 29 del mes de Agosto de 1936). Por todo el pueblo, la legión con sus cantos y sus disputas. En el centro de la Plaza está el monumento obligado a estos pueblos del Alto Aragón: La Clásica cruz de piedra con su escalinata. Recostado en ella, Gibbs y su pipa…
Mientras la tropa vivaquea alegremente, me dedico a dar un vistazo por la casa y por la iglesia, que parecen más castigadas. La capilla es pequeña, de un estilo indeterminado……Hay dos imágenes, patronas del lugar. La primera representa a San Pedro; es una talla corriente, de proporciones naturales, vestido de Obispo, con las clásicas llaves del cielo.
Ilustre portero que has de visar nuestro salvoconducto, cuando emprendamos el último viaje ¡Hossana, ¡Hossana!. Acuérdate de este soldado que mientras el resto de sus compañeros bebía y comía en un festín bárbaro sobre las ruinas de tu lar, sintió la dulce necesidad de penetrar en los misterios de tu arcano.
La otra imagen es una virgencita de rostro regordete y lleva un Niño Jesús muy diminuto entre sus brazos. Tiene un nombre evocador, hermoso: ¡La Virgen de la Esperanza!.
Se han salvado del sacrificio sacrílego; así lo demuestran esos jarrones de cerámica pintarrajeados, llenos de rosas y de albahaca que son ofrendas de mozas, mayoralesas y casaderas.
Penetro en la sacristía, las ropas del culto están tiradas por el suelo. Alguien buscó el eterno tesoro del cura rural. ¡Error de cálculo!. Sólo había ropajes litúrgicos: capas pluviales de más vista que valor y un “cepillo” con un poco de dinero, contribución de los fieles para las “ánimas del purgatorio”, como reza la inscripción. Tesoro, ¡ja...ja…ja¡.  A lo sumo un mezquino paraíso de calderilla.
Hay una penumbra suave; tan suave que no he visto al entrar un charco de sangre negra al pie del altar mayor. Un defensor herido se debió arrastrar hasta aquí en un supremo esfuerzo. ¡Ya no estaba el héroe tan lejos de su Dios y de su gloria!.
Yo, pensando en la religiosidad  de mi madre que no sabe donde estoy, mascullo una plegaria a esta imagen lugareña, que debiera ser en estos días tristes y solemnes, nuestra dulce patrona: ¡La Virgen de la Esperanza!.
Sin la esperanza, el mundo: ¿Qué sería?.
Se han desbordado las pasiones en esta casa solariega; tiene pinta de casa patricia, solaz de mayorazgos y refugio de los pobretes. En la amplia fachada, un escudo tallado en piedra con las armas de los Almudévar, familia linajuda del Alto Aragón. En el patio ya lleno de tropas, algarabía debida al vino noble que los combatientes han encontrado en un torreón de lo que fue castillo del Conde de Aranda, y que el abuelo de esta casa tenía en estima. En el primer piso, muebles, ropas y vajillas en revuelta confusión. No ha quedado alacena ni arquimesa sin abrir.
¡Han pasado los bárbaros!.
Restos de lo que fue comedor familiar; dos pequeños rimeros con libros vacíos; éstos sobre la mesa medio abiertos, medio rotos: Galdós, el Duque de Rivas, Rubén…por el santo suelo.
Un solo volumen ha quedado en el estante: Los “Epigramas” de Silvio Kosti con una dedicatoria magnífica del autor. Reza así: “Al ilustre tío Manuel, Mayorazgo y jefe de mi estirpe. Silvio Kosti.
Contiguo al comedor, profanado con latas de sardinas y panes de munición, que fue el festín de la Horda, hay una sala amueblada con gusto. Entrando se ve una foto de un caballero de unos sesenta años, de buen aspecto. No puede ser otro que el abuelo a que alude Kosti. Así lo proclaman su aspecto noble y su bigote blanco y legendario. ¡Ah, si él volviera por aquí y viera todo esto!. Sus manos patricias que empuñaron la esteba en su mocedad, hubiera retorcido el gaznate a la canalla.
¡Una casa que tiene historia de siglos, destruida  en pocos minutos!.
Hay un piano con la tapa levantada y sobre el atril música de Straus: un vals vienés.”El último corsario”. He aquí una de tantas incongruencias de los hombres. Por un lado, la horda destrozando la poética quietud de esta casa…Y otro bárbaro, enamorado de la música, arrancando al piano las voluptuosidades de este vals cien por cien.
No hay armario sano. Ni un vaso, ni nada a excepción de esta habitación que permanece sin destrozos. Ya al salir, en una rinconera magnífica, hay abandonado un estuche de pintura, con su paleta, sus colores y sus pinceles.
Pues bien, aprovechando este mensaje, un “focín” como se dice en Aragón, pintó en el tocador de puro estilo español antiguo, sobre la luna, las letras de rigor .U.H.P.
Muy bien, muy bien…Yo opino que sí, que debemos unirnos, hermanos proletarios, pero no para esto sino para hacer el bien y conseguir la mayor cultura general.
Salgo y cierro la puerta. Lo único que ha quedado intacto, no debe verlo nadie. Además está dentro vigilante desde su arco, el lejano abuelo, el jefe de la estirpe de los Almudévar.
Tomo como recuerdo el volumen de Kosti y salgo a la calle. Sigue la alegría. He de buscar a mi mascota, a mi viejo compañero”.  
¡Cómo describe Antonio Trisán Viñuales esas melopeas de los que están en el límite de sus posibilidades alcohólicas!. Los Almudévar eran productores de vino y en el palacio del Conde de Aranda, encerraban unos seiscientos mil litros. Como es lo que pasa en las luchas, que beben los hombres, porque quieren hacer huir el dolor que producen las muertes y aumentar su valor para seguir luchando.
Antonio Trisán describe con realismo  que:  “el vino se nota en el ambiente. Cantan los soldados esas melopeas de los que ya están en el límite de sus posibilidades alcohólicas.
Encuentro al viejo algo mareado. La faja le cuelga hasta el suelo y se apoya en su fusil como en un cayado. Al verme intenta justificarse.
--Pero, ¿También, usted abuelo?
--Mira, hijo… comer,  beber y…nada más.
--Ya, ya, me sé de memoria la canción-le digo mientras lo siento en la cruz de la plaza.
Ya es tarde, las ocho de la noche. Brillan las estrellas intensamente y del campo llegan con la humedad de la noche aromas de heno y de flores, como un “canto de vida y de esperanza”.
Es la naturaleza, pródiga, embriagadora, que me dice al oído: ¿Qué culpa tengo yo de vuestras locuras?.
Efectivamente…Ninguna.
Ronca el viejo, feliz en su borrachera y siguen los cantos un buen rato. Al fin, todos se cansan y se tumban como pueden y en donde se encuentran.
Para algunos, esta noche ya es la última que  viven al raso…
Mañana hemos de enterrar nuestros muertos en el cementerio del lugar.
¡Victoria!, ¡Victoria…!. Eres la deidad suprema que reinas sobre todo y sobre todos…Hasta sobre los muertos. Y tu hálito da vida a las nuevas generaciones, que oirán hablar de estos sacrificios, como de un cuento de Grimm…
Abro la cabina de mi camión y hago de ella y con ella, juegos del espíritu. Esta noche perfumada, sobre estas ruinas, sobre estos muertos, arrullados por las emociones, es para mí, con su único asiento, una alcoba nupcial.
Nuestro nido, allá en el pueblo natal (el inmediato Fañanás), también saqueado, está vacío”.
¡Cómo quería Antonio a su esposa. Basta leer estas frases suyas, cuando dice ”Comemos en paz de Dios. Tengo ganas de echar la siesta en mi cama. ¡Dormir en cama!, parece un sueño…Veo a mi mujer feliz. ¡Qué lejos están las trincheras!”. En la página 65 y 66, de su libro, “Así fue… No sucumbí”, dice: “Soy de por aquí y ese paisaje me es familiar”. Cuenta los hechos de la Guerra en Siétamo, que son impresionantes e igual que él, los sentía fuertemente,  yo también,  porque mi padre me contó la muerte de un soldado de dieciocho años.”Todo un poema. De dolor, desde luego. Aparecen muertos y más muertos, que el enemigo tuvo en la retirada… Un buen mozo de dieciocho años arrastrado a esta locura de la Guerra Civil”.
El autor de este relato de la Guerra Civil, declara en  el prólogo de la obra, con letras mayúsculas.”COINCIDE LA TERMINACIÓN DE ESTA NOVELA CON EL FIN AL DE AÑO 1937”. Lo publicó en 1987, en Gráficas MAPA,S, C.-Calle las Fuentes,4. BARBASTRO.
Antonio Trisán Viñuales, fue un Maestro altoaragonés jubilado, que como él mismo escribe:”he pretendido reflejar la vida en las trincheras, en el frente de Huesca”. Como Maestro tuvo una conciencia limpia, amante de la sencillez y enemigo de la violencia. Se vio envuelto  en la aventura de la muerte física de los cuerpos humanos y en la muerte de la vida pacífica y trabajadora del pueblo. Ha vivido, después de jubilado en Esquedas, y ahora podemos meditar sobre su visión de una vida humana pacífica  y justa.
Pero en los recuerdos de aquella Guerra salvaje, destacan con los Trisán de Fañanás, los de su paisano Jesús Vallés Almudévar, que con sus catorce años empezó a escribir el diario                           de su vida. Era paisano de Antonio y de Francisco Trisán Viñuales y era doble pariente mío, porque el apellido Vallés de Castilsabás, lo llevaba mi abuelo, en cuyo retrato se fijó Antonio Trisán en su visita a nuestra casa. El apellido de Almudévar,que era el de su madre,  la hacían prima hermana de mis antecesores de Siétamo. Este Diario lo conservó el sacerdote Jesús, durante toda su vida y pocos meses antes de morir, me lo entregó, para que recordara con él,  las miserias de aquella Guerra Civil. A él mismo, en  Fañanás, se le llevaron a su madre y a su hermano, casi de la misma edad que la suya, a Bespén y al lado de la carretera, los fusilaron. 
El día treinta y uno de Julio de 1936. Luis desde Fañanás y yo en Siétamo,escuchamos u tiroteo imponente.”Era por Siétamo, pero parecía que estaban a cien metros.Han tirado muchos cañonazos seguidos y desde arriba se veía la polvareda que levantaban.Después ha pasado la aviación.Han dado unas vueltas por encima de Siétamo bombardeando y luego se han ido hacia Huesca”. Yo en los mismos momentos que Luis observaba como bombardaban en Siétamo, pues fue este día el que me hizo escuchar los ruidos de la Guerra, fui introducido en la bodega de la iglesia vecina, con todos los vecinos y familiares míos. Allí estuvimos muchas horas,mientra lloraba mi amigo Rafael y mi tía Lisa, hermana de mi padre,iba a casa para traer alimentos para los acogidos en dicha bodega.Ya bastante tarde,se dejaron de escuchar el día 18 los ruidos de guerra y bajamos a la carretera, donde un camión nos recogió y nos llevó a Huesca,  de refugiados. Jesús , el día siguiente, dos de Agosto, escribió en su Diario:”Ha corrido la noticia de que había caído Siétamo”. Nosotros fuimos  a alcanzar la libertad, pero Jesús, escribió el día 7 de Agosto:” Hablan de libertad y no puedes hacer ni decir nada de lo contrario que ellos quieren”.”Se oyen muchos cañonazos”. El día 18 de Agosto , escribió Jesús “Mi hermano Luis cada día está más inquieto y preocupado aunque trata de disimularlo,con chirigotas y con buen humor…Hace ya unos días que no duerme en casa. Cree que es la hora en que van a buscar a las víctimas y le asusta que lo maten por la noche…Mamá pasa las noches en vela pensando siempre lo peor  y no descansa hasta que no lo ve de nuevo en casa.Los veinte años de mi hermano Luis le harán estar tenso y cualquier golpe de viento moviendo llas ramas de los árboles ( tras de los cuales se esconde),le hará sospechar que lo han descubierto y van a por él… El día 23 de Agosto, dos milicianos preguntan por el señorito Luis.Bajó mi hermano rápidamente.-Que venga también la madre.”

Se pasaron unos días terribles,pues la madre ,le decía a Jesús:”Se valiente,cuídate y come mucho.Ten confianza y esperanza que todo acabará bien. No olvides que hay Providencia…Sí, mamá y hay un Dios…”. El día 29 de Agosto “En el escenario de la plaza irrumpió la figura menuda y vivaracha de Juané , el alguacil. Dejó oir el sonido chillón de su trompeta-cuerno y a continuación, con su voz más vibrante, cantó su pregón:-De orden del Comité…hago saber…que se va a proceder… al juicio… de la Viuda de Vallés…y de su hijo…que acudan todos al granero…del obispo…”.
“Del juicio sé que fue una farsa más, tal vez un juego, una diversión, aunque lo hicieron con visos de seriedad…  Se les acusó de hacer señales con linterna al frente “fascista”de Siétamo…Salieron testigos que declararon haber visto una luz en una ventana, no sabían si era de vela o de linterna. Las pruebas, unas linternas sin pilas, que encontraron durante un registro. El abogado “defensor” se negó a defender a Luis. Dijo que no tenía defensa posible. En cuanto a mamá, cuatro, cuatro tópicos vulgares le sirvieron para salir del paso y dar la cosa por resuelta. Los condujeron a una casa extrema del pueblo, cerca de la carretera y dejaron a unos cuantos guardias civiles custodiándolos”. Dijo Jesús que quería estar con ellos, pero se lo “impidieron”. Pero luego le dieron un permiso para permanecer una hora con su madre y con su hermano.”Estaban sentados en un patio pequeño, la puerta abierta…Los guardias civiles en la calle charlaban amigablemente al mismo tiempo que los custodiaban sin dejar el fusil de las manos, leyeron el permiso del comité y me dejaron pasar. Me senté en las rodillas de mi mamá, abrazados muy estrechamente”.Su hermano “Luis le afeaba el que estuviera encima de mamá. ¿No te da vergüenza tan grande como eres ya?. ¡Serás toda la vida un mimoso, un crío!”. Luis, a pesar de su juventud, tenía un pensamiento realista y en lugar de sufrir, ”hablaba, medio en broma, medio en serio de la muerte. Total, hay que morir de una vez. Pues, cuanto mejor de un tiro sin guardar cama, sin enfermedad, sin fiebre, sin sufrir; un salto y a la eternidad, a gozar de Dios. Pero yo que había sido siempre su confidente, al que contaba sus amores, sus proyectos, sus ilusiones, sus sueños, sabía que amaba la vida y que de esta manera se despedía de la luz y del sol que en aquellos momentos se ocultaba en aquel atardecer de agosto; del cacareo de las gallinas que “escarvaban”  allí cerca, de las golondrinas de su chillido agudo, que jugaban a  “encorrerse”  rozando casi la calle, dando sus vueltas rápidas allí mismo, a dos pasos, ante nuestros propios ojos, y que daban al mismo tiempo una mezcla de melancolía, de paz y añoranza”.
“Un guardia se acercó a nosotros. ¡Es la hora, tendrán que despedirse!.
Un abrazo apretado, en grupo, los tres juntos. Un “hasta mañana”, musitado casi sin voz y eché a correr, calle abajo, sin volver la cabeza, sorbiéndome las lágrimas”.
Jesús experimentó, en su espíritu joven, la muerte de su madre y de su hermano Luis, él que tanto amaba la luz y el sol, que gozaba de contemplar las gallinas escarbando y de seguir el vuelo rápido de las golondrinas, se encontraba en el encuentro entre la vida y la muerte “en un barranco, entre Bespén y Blecua”.  Si. “Aquí. El piquete lo formaban unos guardias civiles cobardes más que asesinos y dos jóvenes del pueblo. Dispararon . Cayeron. Luis no se movió. Mamá intentó incorporarse, una nueva descarga se lo impidió.
Después llegaban los del comité. Rociaron los cadáveres con gasolina y los prendieron fuego.
En Blecua (pueblo en el que no fusilaron a nadie), fueron unos hombres a enterrar los restos”.En Blecua ejerció el Maestro Cavero, pariente de los Caveros de Siétamo y enseñó la paz y no la guerra. En Fañanás la autoridad estaba en posesión de un analfabeto.

El día 13 de Septiembre cayó Siétamo en manos de los gubernamentales tal vez dirigidos por los los sindicalistas anarquistas y comunistas Y jesúa Vallés Almudévar, el día 20 estuvo en Siétamo. "Alguien vino diciendo que en la cocina de la casa Almudévar le había preguntado un hombre ya maduro por la suerte de la familia Vallés". Esta noticia le impresionó, porqeu "Yo le había ddo vueltas a la cabeza si podría encontrar rastro de alguno de mis hermanos por allí, y más de una vez,había pensado en ir, y esto me decidió ,tal vez hubiese algún familiar o amigo".Marchó con José y "cuando llegaron a los alrededores d eSiétamo, oimos graznidos de cuervos que levantaba el vuelo al oir nuestros pasos y volvían de nuevo a su festín, después de que habíamos pasado". "Había todavía cadáveres sin enterrar,tostando sus huesos, ya casi mondos, al sol". Su sensibilidad le impulsaba a espantar las moscas y los cuervos que por allí volaban.
"En la iglesia lo que habían respetado las bombas, lo han destruído los milicianos.Se lamenta Jesús de no haber encontrado a ningún amigo , sino es a un guardia civil "que era uno de los que estuvieron en casa cuando lo de mamá".
"En el castillo había un enjambre de muchachos revolviendo entre los escombros,buscando cápsulas, balines, trozos de metralla, cada hallazgo era comunicado a los demás con gritos de alegría. A mí me apeteció mezclarme con ellos y buscar yo también. Medieron verdadera envidia.¿Por qué no podía ser yo como ellos?.Un niño normal, sin preocupaciones, sin problemas, que pudiese jugar y reir sin pensar en nada?. Sufría por no poder encontrar a ningún conocido ni a ningún pariente por parte de Vallés o de Almudévar."Estaba disgustado conmigo mismo". Se encontraba muy solo, pero le consolaba la señora Vicenta, que se desvivía por él. No tenía apetito y la señora se sentía triste, y él al verse querido por ella, intentaba ser más amable.

Están madre e hijo, enterrados en el cementerio de Huesca, pero Jesús, sacerdote de la Parroqia de San Pedro el Viejo también de Huesca, colaboró con los arquitectos medievales, en la Torre de tal iglesia, al crear en ella  un cementerio o más bien un lugar que mira al cielo. Él fue el cementerio –cielo de sus difuntos durante toda su vida, porque consagró su vida al sacerdocio, para estar unido a su madre y a su hermano y en su piso tenía todos los escudos de sus antepasados, que los tenía unidos a la vida de su madre y de su hermano con la vida superior del cielo. La Torre de San Pedro el Viejo, le hizo recordar las alturas del cielo y si van ustedes por allí, verán cómo están sus muros con santos enmarcados y objetos litúrgicos que hacen mirar hacia arriba y tratar de ver en lo alto a la madre y al hermano de Jesús Vallés. Yo cuando paso por San Pedro el Viejo de Huesca, entro en su Torre, que me recuerda a los mártires de la Guerra Civil.

A Peña Guara (26 de Enero de 1982)

Cañon de Añisclo (Huesca).   Nuestro Pirineo es el más agreste de toda la cadena que también recorre el Sur de Francia, Navarra y Cataluña. ...