miércoles, 28 de junio de 2023

Aniversario (veinticinco años de Veterinario),1981.-

 


No todos los aquí presentes nos hicimos tales en el universo en la misma fecha, pero casi todos nos matriculamos por los mismos días en la Universidad y todos entramos en el mundo de la Veterinaria hace veinticinco años.

Y si Lepanto fue para Cervantes la mayor ocasión que vieron los siglos y para los catalano-aragoneses fue la expedición a Oriente, para nosotros esta celebración de las bodas de plata es una de las mayores ocasiones que han visto nuestros ya no jóvenes ojos, pero  ocasión pacífica y entrañable por los recuerdos de compañerismo y amistad, por la nostalgia de una juventud pasada y de unos compañeros como Eduardo Respaldiza y de unos profesores que se fueron otra vez al universo de donde vinimos todos. Es todo cuestión de fechas, pero la fecha de la que hago cuestión en estos momentos tuvo lugar hace veinticinco años. ¿Es posible? ,¡si es posible zagales de entonces, honorables señores de ahora!.Aquí estamos para contarlo y para celebrarlo. Y como supongo que a vosotros os agradará saber de los demás compañeros, como a mí de vosotros, os voy a contar un cuento que parece historia, tal vez pobre pero humano de un veterinario. Se llamaba Francisco y en lugar de llamarlo Paquito, como era altoaragonés lo llamaban Francher.

Francher era un “misache” que vivía en uno de esos pueblos de la sierra en los que ya no queda nadie. ¡Bueno!, aún quedan jabalíes que crían en las mismas “zolles” donde antes criaban los tocinos. Cuando Franco, no Francher, porque ya ha crecido, sube a su pueblo, se llena de tristeza al ver la iglesia convertida en paridera, el cementerio en un bosque y su casa solar en una ruina. Entró por ella y de la “zolle” donde antiguamente criara la tocina saltó un jabalí que se puso “rufo”, le enseñó los colmillos, gruñó y dando un bufido salió disparado por la puerta del corral. Francho se acordó del “gulín” que cuando era niño le acompañaba por los prados, porque lo había hecho “panicero” y exclamó: ¿qué lástima no haber traído la escopeta?. Mañana hubiera bajado la muestra del jabalí al matadero y nos hubiéramos echado una “lifara” con los matarifes. Porque, aunque no lo había dicho aún, Francho era veterinario y ¡bueno!.No le gustaba matar a nadie a pesar de estar en el matadero, aparte de los jabalíes, que lo tienen bien merecido, pues como habéis podido comprobar, se les está “pusiendo mucha orgullez”. Pero a ese “gulín” que estaba recordando no lo hubiera matado nunca, porque era amigo suyo y si no fuera porque sus padres se empeñaron, aún estaría vivo. Claro que el día que lo mataron, el se escondió en la cuadreta de la burra para no verlo padecer, pero aún así se acongojó de “sentilo chilar”. Aún ahora después de tantos años, le parecía que una “angunia” se le metía en el pecho al recordar a su amigo el tocino. No se rían ustedes de que Francho tuviera un amigo tocino, pues era verdadero, tocino de verdad y amigo de verdad y después conoció en la ciudad a muchos, que nunca ha sabido si eran amigos de verdad o tocinos de verdad, pues si bien sólo tenían dos patas, su comportamiento era peor que el de un tocino o el de un jabalí, como el que le brincó de la zolle de su casa.

¡Qué cosas es la vida!, pensó  Francho. Un gramático le hubiera dicho: no se dice ¡qué cosas es la vida! pero yo que no tengo más gramática que la parda, que me ha enseñado la gente del pueblo, pienso que tenía razón el veterinario, porque la vida está compuesta por muchas cosas. Y muchas cosas le pasaban a Francho por la cabeza en esos momentos. Salió de la cuadra cantando: mi tocino murió, mi alegría se fue y la cuadra se quedó “pa” criar jabalís. Llegó a la plaza donde había unos hermosos carasoles y en ellos, le pasaron como en una película, antiguas escenas: “la vieja hilaba, el tejedor tejía, la gallina escarbaba, el ciego tañía y la niña cantaba al bebé: ¡teje, teje, tejedor, garras, garras de traidor.

El tejedor llevaba su tejemaneje, pero, desde luego que no tenía garras y menos de traidor.El niño pequeño,que todavía era menos traidor, agitaba sus manos como si tejiese, alternaba el movimiento de sus pies, como si estuviese moviendo el telar por medio de pedales y mostraba una gran alegría al oír eso de garras, garras de traidor; el contraste entre la inocencia infinita del niño y la acusación de traidor que él oía gozoso al ritmo del cuneo, provocaba la risa de todos. Risa esencial, risa natural, risa existencial.

Todo era ritmo en el carasol, el subir y bajar del huso, el tejemaneje del tejedor, el escarbar de la gallina, el tañer del ciego y el crí, crí de la cigarra en el árbol; el burro, atado a una herradura clavada en la pared parecía dirigir la orquesta, pero no con una batuta, sino con dos, que eran sus largas orejas. Se posaba un tábano en su oreja izquierda, lo espantaba con su movimiento y se posaba en la oreja derecha en una constante pugna tábano-asnal en la que no había vencedor ni vencido, pero sí movimiento continuo. Zumbido del tábano y ritmo en las orejas del asno, música de ciego en el ambiente y ritmo en el cuneo de la cuna y en el sube y baja del huso de la vieja. El tejedor teje y una anciana desteje una toquilla para hacerle “peducos” al nieto repatán.

Tejer y destejer todo es hacer. Ahora se oyen muchas músicas ruidosas, pero yo quisiera que alguien tejiera y destejiera una música con un ritmo antiguo y aldeano, que me hiciera olvidar siquiera por un momento o por el tiempo que tarda en consumirse un disco, el ruido sin ritmo de la capital y recordar el ritmo aldeano de la placeta caracolera próxima a la casa donde nació Francho.(Ansó).

Casi se echó a llorar después de estos recuerdos, pero se tuvo que marchar, pues al día siguiente tenía que madrugar para volver a su dura tarea del matadero. Si hubiera elegido otra tarea no hubiera tenido que madrugar tanto, pero cuando bajó a vivir a la capital quiso estudiar veterinaria por su amor a los animales y se tuvo que agarrar a la moto, a la cuchilla y a la jeringuilla. Y ahora soy yo el que exclamo: ¡Qué cosas es la vida!, qué cosas se preguntarán ustedes y yo contesto ¡muchas!. Y entre otras: emigración de los pueblos, capitales que devoran, matarifes que desuellan ,veterinarios que miran, “vigoleros” que enmadejan, señoras que nos alegran, sátiros que las incordian, bufones que se nos ríen, José que sella canales, Don Adrián que canta pesos, trabajo que se acumula, entradores que interrumpen, almuerzos que nos reponen, algún “gótico” de vino, cables de luz que “garrampan”, alguna teja en el coco, el camión de los repartos y algún higo que a escondidas nos comemos en la higuera. ¡Cómo están los mataderos, Dios mío!. Porque en el matadero, aparte de las higueras que crecen por las paredes y por los tejados, había una más hermosa que daba dulces higos, pero el Señor Administrador no dejaba comer higos a nadie. Le mandaba una cesta al Señor Alcalde y muchas más a su suegra, que le gustaban mucho; el pobre Francho se acordaba de la higuera familiar de su pueblo y exclamaba, ya no voy a buscar higos, blancos, dulces y amorosos, que derraman por la tierra sus miles de semillas, al caer y aplastarse en el suelo, generosos. No me punzan los pinchos en la higuera, como me hieren las espinas del rosal, pero es áspero el roce de sus hojas, como dura es  la piel de la mano labradora. Forman las hojas de la higuera un manto protector, como si cientos de manos campesinas solidarias trataran de ocultar a los higos y a las brevas, ya blancos ya negros en su piel, del pico de la urraca, ladrona alcahueta y blanquinegra.

La abeja defiende la miel de bocas golosas con sus aguijones, pero los higos son miel que comen los campesinos, que devoran los tejones, las raposas y los perros. Las aves son elegantes y los toman de las ramas y depositan semillas en los viejos campanarios, el color es oscuro, verde oscuro, el de las hojas de la higuera y el del tronco es claro porque no le llega el sol. son sus ramas meduladas, no resisten violencias y se quiebran en seguida. Sus raices, cual aceros, penetran profundamente entre juntas de las piedras de las ruinas y en grietas de las piedras arriscadas.

¿Qué se habrá perdido en mí, que no voy a las higueras de los huertos, de las viñas, de las rocas, de las ruinas?.Quedan higos verdes en los huertos, quedan higos pasos en las viñas y quedan higueras en Figuerazas, y yo paso y tú pasas. Pasamos todos del fruto generoso y buscamos la miseria embotellada, enlatada, de color plastificado. Si fuera libre, volvería a tu sombra, higuera centenaria y me sentaría en el cajero de la acequia que te riega, comería de tu fruto pegagoso,  el agua corredera lavaría mis manos y tus hojas rozarían mi frente. No tienes amigos, higuera, porque eres modesta, basta y campesina, ¡campesina y basta!.No llores higuera, látex de tus hojas, látex de tus higos, de tus hijos higos, que la fealdad que se te atribuye, Juana de Ibarburu coincidió contigo en que la higuera es bella, que acoge, que es buena su sombra y el higo es un fruto espléndido de niños sin dientes, viejos desdentados, de fieras, de aves y también de hombres.

A  Francho cuando salió de la Facultad le tocó ir a inseminar con quinientas pesetas al mes, a bordo del cajón de un motocarro, conducido por su lacayo, que cobraba  veiticinco mil pesetas al mes, se comía un higo y se acomodaba lo mejor que podía en su cajón. Asomado a los laterales, al pasar por las calles, las veía a todas y todas lo veían a él y exclamaban: ¡Que veterinario tan bueno! ; pero ahora igual que los jabalís han perdido la vergüenza, la han perdido también algunas jóvenes y cuando ven a mi guapo y apuesto compañero veterinario bajar de su lujoso coche, exclaman; ¡qué bueno está este veterinario!. Otras,  más pudorosas, cuando lo abordan le dicen, es usted un matador, señor, pero a Francho que ya está un poco mayor le dicen las chichorreras del mercado: ¡es usted un incordiador Señor Mariscal!

Francho pasa de las chichorreras del mercado, pero le preocupan las brujas del matadero, porque le parece que hay brujas alrededor de los mataderos. Unos dicen que los van a cerrar, otros que los van a trasladar, pero como el matadero en que trabaja dicen que es un monumento artístico ni lo venden ,ni hacen otro nuevo.

El otro día se cayó un trozo de techo y casi mató al Señor José.¡No somos nada!.Cualquier día le caerá a Francho una teja de esas artísticas y hará de el veterinario un muerto.

Con esto del aceite de colza, el Señor Alcalde escribió un papelico y convirtió de repente a Francho de veterinario en boticario, con estos vituperios nuestro héroe no se quiere dejar ver por la calle porque un coro de mujeres, tan guapas como esas que tienen retratadas los matarifes en los vestuarios, pero con buena ropa, le empezaron a cantar: ¡Qué pasa contigo tío y qué con el matadero, matarife, rife, rife matarife riferón!.

Un domingo se fue a su pueblo, a ver si mataba un jabalí. Mientras estaba allí, cayó sobre Huesca una bomba de neutrones, de esas que llaman civilizadas porque matan a la gente pero dejan los monumentos artísticos como el matadero. Vio desde el pueblo a los pocos días como los buitres revoloteaban sobre Huesca. Cuando pasaron más días bajó a la capital y encontró a todos los del matadero que se habían escondido en un antiguo refugio de la Guerra, que hay debajo del ropero de las mujeres.

La única que había muerto, además del administrador era la higuera y todos los empleados del matadero, como una gran familia se pusieron a cantar: ¡Ya la higuera se secó, tiene las raíces fuera, mi muchacha no me quiere porque ando en la borrachera……!

A los pocos días bajó a Zaragoza y se encontró a los compañeros de carrera y exclamó:¡Después de pasar tantos “vetuperios”, tan caro no lleguemos a celebrar las bodas de oro!.

Claro que si llegamos a  tal fecha, nuestros cerebros estarán un poco en la higuera y nuestras coyunturas tendrán higos, esparabanes y alifafes.

José Luis Liesa Pisa… Almudévar, de 73 años de edad.-

 

 
La mansión de los Rufas en Torres de Barbues ( Huesca).
                                                 
Este miembro de la antigua familia española originaria del Vizcondado del Bearn, está casado con MAGDALENA ORDÁS MIRANDA  . La hija de ambos, MARTA LIESA ORDÁS, tiene una niña que se llama BLANCA LLORET LIESA, con siete años, que  cumplirá en Navidad. Tiene su casa familiar en el pueblo de TORRES DE BARBUÉS.  JOSÉ  LUIS LIESA PISA … ALMUDÉVAR,  de 73 años de edad, es descendiente de un Almudévar, nacido en Casa Almudévar de Barluenga.
 Su hermano mayor, descendiente de la casa de ALMUDÉVAR, que hace muchísimos años  bajaron de Barluenga, que se encuentra justamente debajo de la Sierra de Guara. Según las explicaciones de mi padre, de casa Almuévar de Siétamo, cuyo primer Almudévar de esa casa, fue a casarse en  Siétamo  con  Francisca Escabosa AZARA, pariente de los AZARA de Barbuñales. Su esposo JOSÉ ALMUDÉVAR ALTABÁS  era  el hermano pequeño de dicha casa de Barluenga.
De la nombrada casa de ALMUDÉVAR de Barluenga, salieron varios hermanos, uno que se quedó a vivir en esa casa, que todavía está muy bien conservada por los Barreu, y en la que está exhibido el escudo de los Almudévar. El señor Almudévar, dueño de dicha casa, estuvo por ideas políticas luchando en la última Guerra Mundial en Francia y al volver, pasados unos años, la vendió a sus parientes los Barreu, que todavía viven en esa casa de escudo, y con orgullo, y con dignidad. Con elegancia presentan en su fachada el escudo de ALMUDÉVAR.
Fueron varios hermanos los que salieron de casa Almudévar de Barluenga. Uno se quedó de heredero, otro unido al Monasterio de Montearagón, era un sacerdote que vivía en Casa Almudévar y se preocupaba de ir por aquellos pueblos para mantener la fe y cuando murió, su hermano más pequeño, en un asno devolvió al Monasterio los instrumentos litúrgicos, que había usado su hermano. Otro hermano  de los Almudévar de Barluenga fue a Blecua, donde un sucesor suyo lo conozco, pues  se hizo albañil. Este, un muchacho que todavía vive, me regaló una Infanzonía de los Almudévar. Tiene un temperamento modelo, pero el apellido Almudévar lo perdió, porque su madre tenía ese apellido Almudévar, pero ya no tuvo antecesor de ese apellido  en Blecua.
Otro hermano, nacido también en Casa Almudévar de Barluenga, llamado  MIGUEL ALMUDËVAR Y ALTABÁS (quinto de este nombre, en la todavía casa con su escudo de los ALMUDÉVAR) se casó en TORRES DE BARBUÉS, donde vive todavía mi gran amigo y pariente JOSÉ LIESA PISA ….Almudévar, casado con MAGDALENA ORDAS MIRANDA ,nacida en dicho pueblo. Este JOSÉ rufas de LIESA PISA …. Y ALMUDÉVAR, me dice que en el cementerio de Torres de Barbués, en uno de sus nichos, está el nombre del Almudévar, proveniente de Barluenga.  A mí me entraron ganas de hacer una visita al cementerio del Almudévar, que se casó en Torres de Barbués.                                                                                                                                                      “Se fue, hace ya más de un siglo de Barluenga a Torres de Barbués, Miguel Almudévar y Altabás (quinto de este nombre), desde el Lugar de Barluenga y en el citado Torres de Barbués, contrajo legítimo y verdadero matrimonio con doña RAIMUNDA CORZ, que era hermana de la antecesora de los Rufas, de Torres de Barbués  y han sido y son Marido y mujer y conyugues legítimos, de cuyo matrimonio han tenido y tienen en hijos legítimos y naturales a don Cecilio Juan y a don Ramón Nicolás Almudévar y CORZ, menores de 14 años y por Marido y Mujer e hijos y conyugues legítimos, han sido y son tenidos y reputados, pública y comúnmente, de dicho Lugar de Torres de Barbués”.
El año de 1.769, se publicó la REAL PROVISIÓN  de  la Ejecutoria de INFANZONÍA de la familia de ALMUDÉVAR, del Solar y  Casal de SIESO en su rama de SIÉTAMO. En ella se encuentra el citado MIGUEL ALMUDÉVAR y Altabás de Adahuesca, casado con RAIMUNDA CORZ, de Torres de Barbués y a continuación, cita a sus dos hijos   Ramón Nicolás ALMUDÉVAR y CECILIO JUAN ALMUDÉVAR.
Mi padre MANUEL ALMUDÉVAR CASAUS, me hablaba del parentesco que nos unía al dueño de esa Casa Corz, que era Rufas de Torres de Barbués.  Yo tengo recuerdos de él, que frecuentaba los bares de Huesca y era de un tipo elegante y erguido. Tenía en esta ciudad amigos con los que  frecuentaba entre otros el Bar Flor. Pero su frecuencia en la ciudad la compartía con sus viajes a Francia, donde según comentarios que oí a otro, jugaba en los Casinos de Juego. En cierta ocasión estuve conversando con su bella esposa, que era una señora simpática y bella.     
Mi trato fue muy frecuente con su hermano Luis Rufas y con su esposa  e incluso conocí a una hija suya, que fue alcaldesa del Ayuntamiento de Torres de Barbués  y sentí un gran dolor cuando el hermano pequeño  del elegante Rufas de Torres, murió. Hace ya tiempo que no he visto a la esposa del hermano pequeño.
La casa donde vivía el señor don Luis Rufas, estaba datada su construcción a  principios del siglo pasado y tenía tres pisos.  La última vez que intenté admirar una enorme y bella residencia de los   ricos Rufas de Torres, me quedé desilusionado de ver unas ruinas, urbanas, revestidas de verde yedra. Allí parecía que aquellas ruinas se estaban acordando, llorando lagrimas verdes de  aquella verde yedra.
Su pariente y mío , Don Luis Rufas, no me lo recordó  José Liesa Pisa… Almudévar, porque no se acordaba del pasado de su familia y me hablaba de la riqueza de aquellas tierras que ahora poseía, y estaba cansado de tanto trabajo de la tierra, que le recordaba aquellas años de penalidades pasadas. Entonces me recordó los últimos días que pasó con su familia, en la casa que le proporcionó su querida  esposa. Me recordaba la felicidad que pasó en ella durante varios días, en que acompañado por su familia, en la casa de Torres de Barbués, recordó la historia de la vida en los pueblos agrícolas, a punto de desaparecer.

martes, 27 de junio de 2023

Sal, sal, caracol,que tu cuerpo está en el sol…y tu boca en la boqueta, empinando la boteta.

 



Hace ya muchos meses que se ven pocos caracoles en nuestras plantas, lo que es debido a que no ha llovido en nuestros campos. Cuando antes llovía, enseguida aparecían los caracoles, corriendo por las márgenes y parecía que con su acudida al contacto del agua sobre las plantas, se alegraba su vida. Pero no sólo la suya, sino la de las mujeres que bajaban corriendo a las márgenes de los campos, con alguna bolsa, para recogerlos en ella y gozar del placer de guisarlos, para comerlos con sus hijos y nietos. Hoy ya no quedan casi caracoles en los campos y es porque llueve menos y el agua de la lluvia no los invita a recrearse ,cazando tan pacíficos y mansos animales. Producía placer en los hombres y mujeres el recoger tan mansos y bellos animales, revestidos con sus bolsas de calcio, rodeando sus pacíficos cuerpos, refugiados en el secano, esperando una lluvia sagrada y refrescante, que alegraba sus vidas. Cuando ya tenían sus bolsas llenas de caracoles, subían felices a sus casas para hacer felices a sus seres queridos, que devoraban aquellos caracoles llenos de felicidad. Cada día que pasa son más escasos los caracoles en el monte y han disminuido los vecinos en el pueblo, pero yo recuerdo con felicidad aquellos primitivos banquetes de sabrosos caracoles , que llenaban de ilusión nuestras vidas.

Cada día que pasa llueve menos y son menos los agricultores que se acuerdan de los caracoles, pero esas escenas de la “caza” de los mismos, ya no puedo verlas , porque son muy pocos los tranquilos animales, que se esconden entre las plantas que nacen en las acequias de los campos. ¿Quién es el culpable de la desaparición de los caracoles?. ¿ No serán los abonos que la agricultura lanza sobre los sembrados?, que van haciendo desaparecer la vida a los amables, simpáticos y gustosos caracoles.

En estos últimos tiempos se siente uno solo en el mundo y se tiene que pones a cantar:

Caracol, -col, -col,
Saca tus cuernos al sol,
Saca uno, saca dos,
Caracol, -col, -col.
Si saca la cabeza y los cuernitos

Cuando hay sol,
Seguro que es un bicho
Que se llama caracol.
Caracol, -col, -col,
Saca tus cuernos al sol,
Saca uno, saca dos,
Caracol, -col, -col.

lunes, 26 de junio de 2023

Julio Casabona, un veterinario aragonés en Mauthausen



 Cuando uno visita los cementerios, no oye el sonido de las palabras ni los lamentos ni las risas de los seres humanos, allí enterrados, pero uno, sin embargo, escucha los amores, las alegrías y las penas de la vida de aquellos que ahora están muertos. He pasado por el camposanto de Sariñena, donde está enterrado con su esposa María Cruz Anoro Barrieras, Julio Cesáreo Casabona Marías. ¿Quién era este Julio Casabona? Era el hijo del veterinario Julio Felipe Casabona y Gracia, nacido en Monegrillo, en 1882. Ingresó en 1896 en la Escuela de Veterinaria de Zaragoza, acabó la carrera y estuvo ejerciéndola en Sariñena. Ahora parece extraño que los estudiantes que querían hacerse veterinarios fuesen a estudiar a centros denominados Escuelas. A mí no se me hace extraña tal denominación, porque aunque estudié toda mi carrera en la Facultad de Veterinaria de Zaragoza, me matriculé en el edificio donde se asentó dicha Escuela y que estaba cerca de las ruinas de la Puerta del Carmen. Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor, pero yo creo que nuestras vidas están llenas de risas y de lágrimas, que se hacen eternamente presentes al Señor. Esto le pasó también al veterinario Julio Casabona, porque fue feliz en Monegrillo en la casa de labrador de su padre y de su madre, después se casó, en 1904, en Sariñena con Ascensión Marías Allué, en tal pueblo nacida, con la que tuvo dos hijos, a saber, Antonio y Julio Cesáreo.


Como a tantos y tantos españoles, nos estaba llegando la profecía del poeta, que dice así: “Españolito, que al mundo vienes, te guarde Dios, que una de las dos Españas, ha de helarte el corazón”. Daba igual que uno fuera monárquico o republicano y el veterinario Julio Casabona Gracia, “el día 14 de Julio de 1936 escribía a D. Diego Martínez Barrio, lamentando, entre otras cosas, el asesinato de Calvo Sotelo y comentándole la tensa situación que se vivía en Sariñena ... recordando una carta que, un año antes, había dirigido a su compañero y correligionario, el veterinario Félix Gordón Ordás, sobre el desprestigio de la clase política española”. Le recordaba también la “necesidad de imponer la autoridad y el cumplimiento de la Ley”. A los pocos días llegó la Guerra Civil y fue incorporado en el Ejército como Alférez Veterinario y sus dos hijos también participaron en la contienda y acabada ésta, huyeron a Francia y estuvieron internados en un campo, a orillas del Mediterráneo. ¡Bienvenido mal, si vienes solo!, pero no les llegó sólo el mal de nuestra guerra, sino que en la segunda Guerra Mundial y siendo voluntarios en los servicios de la Línea Maginot, fueron detenidos por los nazis y enviados al campo de exterminio de Mathaussen. En este campo había unas porquerizas, donde al tiempo que los humanos adelgazaban, tenían que engordar los cerdos. Su propietario era el comandante Ziereis, que cuando se enteró de que había un veterinario prisionero, lo puso al frente de la granja. Al darle tal encargo le dijo al veterinario Julio: “La vida de un prisionero español me importa muy poco al lado de uno de mis hermosos cerdos. Para mí, un cerdo de éstos está muy por encima de cualquiera de vosotros, porque sois unos subhombres”. No era Julio un subhombre, sino un hombre entero, pues ayudado por sus dos hijos y por su amigo Cabezas, se dedicó, durante los cinco años que estuvo sometido al terror de ese campo de muerte, a organizar un grupo de auxilio a sus compañeros, salvándoles la vida a muchos. Encargó a su hijo llamado como él, Julio, que transportara patatas y remolachas, destinadas al alimento de los cerdos, a un escondrijo de las porquerizas para dar de comer a los compañeros más extenuados, evitándoles la muerte. Al acabar la Guerra, se dispersaron por el mundo, muriendo Don Julio en Montevideo el año de 1961. Su hijo Julio Cesáreo no pudo resistir a la llamada de volver a España y regresó, desde Montevideo a Sariñena, donde murió el año de 1994. Allí está en el cementerio y no se le oye hablar, pero uno escucha los gestos nobles de unos aragoneses monegrinos, amigos de la humanidad y Julio, como veterinario, de los animales.

domingo, 25 de junio de 2023

A Miguel, el andaluz


Alhaurin ( Málaga)

Miguel se llama un amigo, nacido en Andalucía y que ama con grandeza a esta tierra de Aragón. Vino al mundo en Alaurín, por las Sierras de Málaga, donde brotan frescas aguas, que refrescan los frutales. Pero la Sierra de Mijas, se encuentra al Norte del pueblo, y le protege del aire, que sopla airoso, despeinando a los vecinos y vecinas, de sus oscuros y negros cabellos, que adornan sus figuras, con gran elegancia.  Se hace una vida agradable en la serena ladera, plantada de verdes pinos y de frutales variados, como aguacates y mangos, higos chumbos, naranjales  y de dulces mandarinas.
Es verde la vida y oscura la muerte y en tanto que mi amigo Miguel, vivió  en Alaurín,  su salud y vida, le reverdecían  el cuerpo. Pero tuvo que marchar al pueblo de Siete Amos, debajo de Sierra Guara, para vivir con su hermana, su cuñado y su sobrino. Allí trabajó contento, incluso en un molino de aceite, allá arriba en Los Molinos de Sipán, que producen el aceite, como el que  cogen  en los olivos  y toman los Alaurinos,  en su tierra del aceite, allá abajo, en la provincia andaluza de Málaga. Era feliz,  con ese alimento del cuerpo, medicina interna de la salud del hombre y superficialmente,  suavizaba las heridas.
Pero hoy, meses después, me he encontrado con Miguel, que como andaluz, parece que le ilumina la alegría de algún ángel de los cielos, porque tiene la sonrisa y el amor de los que vuelan por el cielo, alrededor del Señor.
Pero le he visto en el cuello, unas  grapas,  que cosían una herida, que los médicos abrieron, al operarle el tiroides, que él llama “el árbol de los manzanos”. Ya he dicho que su lenguaje  angelical, se deriva de esos ángeles del cielo,  porque,  ¿de dónde saca Miguel, que el tiroides es como un árbol, con muchas venas internas , que  riegan  zonas del cuerpo, y así como en Alaurín,  el río que  se desborda en años de lluvias abundantes ,en su cuerpo se desborda el árbol de los manzanos, cuando el Señor quiere, porque El entrega la vida y la muerte, la salud y la enfermedad.

Pero Miguel tiene un cuerpo andaluz, con un espíritu angelical y el Señor ayudará a los doctores, a qué le curen el árbol de la muerte, que estaba en el Paraíso y que produjo en los hombres,  descendientes de Adán y de Eva, la enfermedad y la muerte. Pero la alegría de Miguel y la ciencia de los doctores,  alargará,  hasta cien años su salud  y su alegría.

sábado, 24 de junio de 2023

“Tribulaciones de un chino en China”, por Julio Verne.

 


He encontrado un viejo libro titulado “Tribulaciones de un Chino en China”, editado el año de 1.935. Lo he visto en una sala de Casa Almudévar de Siétamo, donde lo guardó mi hermano Manolo, cuando se marchó de Huesca a Estados Unidos. Me ha llenado de ilusión contemplar los dibujos de numerosos chinos en diversos colores. Entre ellos se encuentra uno adornando sus dibujos con colores elegantes, que aquel chino   había  dibujado, introduciendo dos granos de una semilla de tabaco, en una pipa, de barro rojo. En el dibujo de su domicilio aparece ese chino que está manipulando una larga pipa entre sus manos, pero revestido con  un hermoso capote  rojo con amplias mangas y su cabeza cubierta por un sombrero chino de lujo. Debajo, en su cabeza, por la parte delantera debajo de su nariz, cuelgan dos arreglados bigotes. Está todavía de pié, delante de una mesa de estilo chino y sobre ella, junto a la pared, se presenta una caja donde guardar su pipa. Al lado de la pared hay un hermoso jarrón con adornos chinos, del que sale hacia arriba una bella planta de hojas rojas. Al fondo  hay una cortina plegable con bellos dibujos chinos y en lo alto cuelga un jarrón de llamativos colores.

“Después se tiende sobre un diván; encontrábase leyendo el último número de la Gaceta de Pekín. Cuando de pronto, arrugó el entrecejo, lo cual indicaba seguramente, que el periódico que tenía en las manos dedicaba algunas frases laudatorias  a  la dinastía reinante de  los Tsing”.

En aquel Gran País, en aquellos viejos lugares, se instalaron en esos  tiempos en una colonia francesa. Pero no se conformaron con visitar solamente esa colonia francesa y atravesando un puente llamado  el Yang- King- Pang, pasaron al territorio inglés.  Escribe Julio Verne:” En aquellos instantes. En aquellos años llegaban al puerto inglés, casi todos ellos con bandera inglesa. De aquellos navíos de cada diez iban cargados de opio. Esa substancia embrutecedora era como un veneno, con el que Inglaterra envenenó a los chinos. “Los ingleses sacaban de este negocio más de doscientos millones de francos”. Los chinos fracasaron prohibiendo la importación de opio en este Celeste Imperio, porque la guerra de 1.841 y el tratado del comercio indudablemente Nan-King impidió la importación de esa droga de origen inglés. Por tanto el pleito fue ganado por los príncipes del Comercio inglés.  El escritor francés no se calla las vergonzosas fórmulas comerciales de los ingleses con los chinos. Y Julio Verne escribió lo siguiente:¡quizá habría algo mejor que hacer que importar el embrutecimiento de todo un pueblo!. El comercio, indudablemente es bueno; pero la filosofía es mejor. Impresiona leer las palabras de Julio Verne cuando dice el comercio es bueno; pero la filosofía es mejor. “¡Seamos filósofos, ante todo; seamos filósofos!” Mi hermano Manuel fue un discípulo de Julio Verne y se recogía las obras de este escritor en libros, que compraba, como éste de Las Tribulaciones de un Chino en Chinea. A esas tribulaciones de un Chino en China, ha superado el Gobierno de la misma China, que ha movido el terror en todo el Mundo y se le tiene miedo y se ha presentado una rivalidad entre americanos y chinos. Hoy están los chinos por toda España y por el Mundo, pero son pacíficos y grandes negociantes entre diversos lugares de todos los países barcos llenos de “opio”.



Cómo los ingleses deshacían la virtud de los chinos con el ‘colocarles” en puertos chinos, que los chinos habían renunciado a comprarles “opio”, pero los chinos seguían fumando la droga del “opio”. Julio Verne abominaba del uso del opio por los hombres, pero en su obra describe su abuso por los chinos. Raza de hombres, al que los barcos ingleses con sus cargas de OPIO, convirtieron a muchos chinos en “drogatas” y el francés Julio Verne los defiende de su drogadicción. Pero el sabio escritor francés ya había muerto cuando se descubrió en China por un agricultor, que estaba abriendo  un pozo. En esa labor en 1.974, ya habían encontrado los chinos algún resto de aquellos guerreros de terracota.

 Los chinos abrieron el pozo 1 en 1,979 y encontraron 2.000 estatuas, que habían encontrado. “En total lo que los arqueólogos han sido capaces de descubrir han sido más de 8.000 estatuas de soldados, una caballería de 150 animales, 130 carros tirados por  520 caballos.

Y hasta 40,000 puntas de flecha, llevaban cargadas junto con docenas de espadas, lanzas, ballestas y otras armas de bronce”.El encuentro lo hicieron en una localidad cercana a la ciudad china de Linzi, cercana a la próxima a la costa del Mar Amarillo y a tan sólo cinco horas de Pekín. Además la Gran Muralla China que separa a esta enorme Nación de varias razas humanas, como las razas de hombres orientales, que tienen un típico modo de cazar animales por medio de águilas, domadas por ellos.

Los chinos tienen una gran habilidad para vivir con sus propias costumbres y en impresionante esa Inmensa Muralla China, que guarda a este enorme imperio de la agresividad de sus vecinos. Ha renovado su identidad, creando un Imperio Chino , que se rige por un modo particular. Siguió su historia casi abandonada a su personalidad, pero ahora está muy cerca de poseer el Dominio Universal.

Pero está un tanto sujeta por el poder de los Americanos del Norte. ¡La historia nos descubrirá si acaban sus relaciones en Guerra o contribuirá a la unión de toda la Humanidad!.Entre tanto el escritor JULIO VERNE, desde los cielos, verá con placer como la China, está recuperando el poder mundial y desea que no sea una dictadura.

viernes, 23 de junio de 2023

Yo Ignacio Almudévar Zamora…

 


             
Yo ,Ignacio Almudévar Zamora, nací en la Villa de Siétamo, el año 1930. Allí iba a la Escuela, donde también acudía el muchacho que ha llegado a ser Cardenal Javierre, entre otros muchos. Mi primer maestro fue Don José Bispe, hombre sensato y bueno.
Las circunstancias nos hicieron vivir a mi familia y a mí en Jaca ,en Ansó y más tarde en Huesca,donde fui al Colegio de los Salesianos y al de San Viator.Luego estudié en Escoriaza (Guipúzcoa),donde caí en la cuenta de que desde Lérida a Navarra se habló el vasco-ibérico.En Zaragoza estudié la carrera de Veterinario
Siempre me gustaron las catedrales, los puentes, los ríos, los montes y las alamedas y escribí mis artículos y di conferencias, de los cuales he seleccionado algunas para componer este Retablo del último tercio del siglo XX. Ya me habían editado dos libros  de los que ya no queda ninguno en las librerías, a saber . uno en “fabla” aragonesa y titulado Beyendo  chirar o sol y otro en castellano ,que tiene por título Claroscuros.
Este libro describe en algunos artículos a los ciudadanos del Alto Aragón, que han soñado con el porvenir de su tierra y de sus pueblos, pero como decía Don Federico Balaguer :Si son pocos los habitantes de un país, poco pueden alcanzar y yo añado pero tenemos que alcanzar el triunfo.    
Encuentro este escrito el día 27 de Septiembre del año 2005 y pienso en los inmigrantes, que están llenando España. Pienso en lo que escribió Jesús Llanas Aguilaniedo, que decía que todas las grandes culturas del mundo han caído por obra de hombres primitivos. Así ocurrió en Roma, en Egipto, en Grecia y ahora puede ser que ocurra en Europa. Hay que considerar que en Francia viven unos once millones de norteafricanos, que son contrarios a los viejos pensamientos de los franceses.
Aquí en España sus habitantes no se conservaban en gran número porque no se reproducían y se cerraban escuelas y ahora se están abriendo y vuelvo a repetir :”tenemos que alcanzar el triunfo, pero será un triunfo distinto al que durante siglos ha sido la causa de que el español se hablara en tantas partes del mundo.

jueves, 22 de junio de 2023

Zenobia Camprubí, mi tía Luisa y la burra Platera.-

 



 



Zenobia, esposa del poeta Juan Ramón Jiménez, como escribe don José Antonio Serrano Segura,”fue una mujer sencilla, ocupada en las tareas del hogar y muy atenta a todas las actividades culturales de su tiempo. Música, teatro, pintura, ballet….todo era del interés de Zenobia. Fue administradora, secretaria, enfermera, relaciones públicas, ama de casa. Fue la artesana del diseño de la vida del poeta. Si ella no hubiera organizado su vida, el poeta hubiera caído en una de sus crisis infernales. Y este mundo no se organiza sin un amor compartido”. Era el poeta de una sensibilidad muy delicada, ya que era melancólico, de sentimientos vagos, los colores que veía eran desvaídos, escuchaba música del mar, que le llamó la atención en el barco en que volvía de casarse en Nueva York. Como dice en el párrafo anterior “ si ella no hubiera organizado su vida”, Juan Ramón hubiera seguido sufriendo depresiones, como la que le llevó el año 1901, al Sanatorio de Burdeos.
En 1911, Juan Ramón era ya un poeta que encantaba a sus lectores con sus poesías y en la Residencia de Estudiantes, quedó enamorado al escuchar las alegres risas de Zenobia, de la que quedó enamorado, pero ella no se rindió enseguida al amor poético de tan gran poeta, pero sin embargo no pudo aguantar indiferente ante los acosos poéticos de Juan Ramón. En 1916 se casaron en la iglesia de St. Stephen en Nueva York. Volvieron a España y Zenobia traducía obras de Rabindranaht Tagore, que Juan Ramón convertía en obras de literatura  poética en castellano.
Juan Ramón Jiménez, nacido en 1881, fue un poeta que escribía con versos de oro y que no podía estar sólo porque le descomponían los nervios los hechos vulgares y continuos de la vida ordinaria, por ejemplo, el escuchar constantemente hablar en inglés e incluso las risas de las mujeres entre ellas. Y estos estímulos perjudiciales para sus ánimos, se acrecentaron, cuando tuvo que vivir con Zenobia en los Estados Unidos. Y Zenobia pensó primero por el bien de Juan Ramón Jiménez,  trasladarse a Puerto Rico, a cuyo país de sus antepasados,  tanto amaba. Al marchar a Puerto Rico, se sintió más a gusto al escuchar el dulce son del castellano portorriqueño.
En 1916 Zenobia se casó con Juan Ramón y añadió a sus actividades de escritora,  actividades sociales, la de escudero ayudante  de su marido, del que fue secretaria, economista, escritora en español y en inglés y traductora, por ejemplo de Rabindranath Tagore, que luego hacía más sensible el poeta Juan Ramón. Entre sus actividades sociales creó “La enfermera a domicilio” o durante la Guerra Civil, la ayuda humanitaria, entre otros a los niños españoles, que fueron víctimas de dicha lucha civil. En aquella época la mujer estaba discriminada por aquella sociedad y ella luchó por el acceso de la mujer a su presencia en todos los aspectos de la Sociedad. Apurada por la situación económica, llena de dificultades y de escasez, resolvió esos problemas, con pequeños negocios, que aliviaron el estado económico y de ánimo de su esposo. Al llegar la Guerra Civil, ella resolvió problemas como el de exiliarse de España y en el año 1936 inicio con su marido un ciclo por el que vivieron en Cuba, Estados Unidos, Argentina y Puerto Rico, donde tuvo que trabajar de profesora en la Universidad de Puerto Rico. Era la esposa de un delicado poeta y en uno de sus diarios escribe que Juan Ramón,  sin ella, sería “el pusilánime, hipocondriaco, depresivo y neurasténico  poeta se hubiera hundido en un pozo sin fondo…pero el día en que se juntó su destino con el mío, cambió ese fin….En esa empresa nuestra, yo siempre he sido Sancho”. Sancho fue el escudero de Don Quijote y Zenobia se declara el Sancho de Juan Ramón. El asno “Platero” y el yo de Juan Ramón”,  colaboraron entre ellos y con el “escudero Sancho”, es decir con Zenobia. Sancho Panza es un personaje ficticio y lleno de sabiduría popular, en tanto que Zenobia es una persona real, como Sancho llena de sabiduría, pero no sólo popular, sino para toda la sociedad, amante de la paz para los niños y para los mayores, para toda la humanidad, siendo en aquellos tiempos de principios del siglo XX, una gran feminista. Efectivamente se preocupó por el acceso de la mujer a una educación, que le permitiera acceder a ocupar cargos en la sociedad, dejando de ser servidoras del servicio doméstico y de la agricultura. Luchó contra el machismo para que se respetara la igualdad  sin discriminaciones entre el hombre y la mujer.
Y al escribir sobre las cualidades femeninas de Zenobia, me acuerdo de mi tía Luisa y de su amor a los niños,  a pesar de carecer de hijos suyos, aunque Zenobia amaba a Juan Ramón, además de cómo esposo, como si fuera hijo suyo, del que tendría que cuidar el porvenir. Tía Luisa, fue también sin hijos, la madre de todos los niños con los que Dios ponía en su camino, los amaba como amaba a su hermano José María, al que hizo feliz. Así como Juan Ramón hubiera caído en el pozo de la desesperación, José María, con su periódico diario, fue feliz con su hermana Luisa. Como dice Juan Ramón en su libro de “Platero y yo”, “las historias son reflexiones sobre la vida, enfermedad, muerte y la vida feliz de Platero y yo” y las historias que yo recuerdo de mi tía Luisa, eran como las de Juan Ramón y su esposa, con una burra platera. En mi artículo “La fuente y el río Guatizalema”, escribo : ”Y mi tía  Luisa, hermana de mi padre, vivía lo que la Naturaleza gobernaba y tenía un corazón de oro y al llegar el solsticio de primavera se le despertaba el deseo de llevarnos a la fuente de “mi tío Rafael”, para que nos bañásemos los niños y jugásemos con la arena de las orillas del Guatizalema y bebiéramos las aguas que surgían de la fuente que manaba a su lado”. El poeta “nos cuenta que los niños pasean encima de Platero y siempre él los asusta de manera que hiciera como que va a empezar a galopar y sólo está jugando, nos dice como hay una niña que adora a Platero y siempre está pendiente de él.  Nos habla del doctor, yo diría veterinario de Platero”. Porque mi tía Luisa mandaba “aparejar la burreta  torda-platera, a la que por detrás del cuello, colgaba tía Luisa las alforjas con pan y chocolate y nos montaba a los tres hermanos pequeños, a saber Luis, Jesús y yo mismo, mientras  mis hermanos mayores, Mariví, Manolo y María iban a alcanzar las aguas del río y de la fuente caminando y teniendo cuidado junto con la niñera de que no cayésemos de los lomos del asno al suelo”. “Las historias (que acabo de contar)son reflexiones sobre la vida feliz de Platero y  yo” ,dice Juan Ramón Jiménez y yo también participé en ellas y Zenobia y tía Luisa. Yo veo en Platero un hermano gemelo de Platera, la burra, que vivió más de veinte años en casa Almudévar de Siétamo. Tía Luisa, después de muerta, ha completado su labor social y humana, porque la Torre en que vivió, se convirtió en un Hospital de la Seguridad Social, a la que tanto amaban Zenobia Camprubí y Luisa Almudévar.

miércoles, 21 de junio de 2023

Cardús y el agua.-

 



El Domingo 24 de Octubre de 1976,Don José Cardús Llanas escribía en Turismo Altoaragonés ,en el periódico Heraldo de Aragón ,un artículo titulado :El Molino Viejo de Siétamo. En él dice entre otras cosas “Aquí ,en Siétamo nace un vallecico  muy bonito en forma de triángulo .Uno de los lados ,el norte ,está limitado por unos tozales  que van desde el caserío del pueblecito que estamos visitando hasta la actual fábrica de harinas, con vida pujante en la orilla izquierda del Guatizalema.
Desde Siétamo y desde la nueva harinera parten lomas a los lados del río ,convergiendo en las cercanías de Fañanás.
A este valle siempre le llamé yo “La Val de Siétamo”.La gente le llama de antiguo “A Fondura de Siétamo”. Fondura , hondura, que concretamente está dentro del plan de riego de Vadiello,  pero... 
El caso es que a “Fondura de Siétamo” no se riega, a pesar de que un río “muy majo”pasa por ella , y mientras se está madurando el que parte  de las aguas que pasan “por las narices de Siétamo” sean trasvasadas a Barcelona.(No se trasvasaron a Barcelona, pero sí ,a Huesca).
Repetimos :”A Fondura de Siétamo no se riega”.¡Si el canal de el Grado ,que atraviesa
la carretera N-240 por Peraltilla, hubiera seguido su curso hacia Huesca...!.
El plan más antiguo fue promovido por los vecinos de Siétamo .Se empezó a trabajar en la roca ,cerca de Arbaniés , para labrar la acequia  con que convertir en huerta “A Fondura”.
Almudévar y Cavero fueron los promotores de estos afanes, pero ...se acabó el dinero y con el desencanto nació el apodo “¡Me mojo!” y esta copla: “Los señores de Siétamo-pusieron el monte en huerta,-y “pa” la Virgen de Nunca –baja el agua por la acequia”.
En la Plaza del pueblo, hace muchos años ,tuvo lugar este diálogo:¿Quién ye ese mocé que monta a yegua de José María Almudévar?.Es un sobrino de Doña Pilar Almudévar, la que está casada en Huesca. Ese “mocé “ era yo .Después de tantos años pasados, remuevo viejos anhelos del pueblo que tanto quise u quiero ,pidiendo para él la acequia  con que regar “a Fondura”.
Este artículo publicado en el año 1976, lo guardé en un libro de mi primo Pepe Cardús
y he tenido la suerte de encontrarlo, en unos momentos en que los riegos de Aragón y de Siétamo  están siendo objeto de la inquietud  de todos sus habitantes. Es una satisfacción para mí comprobar como el pueblo de Siétamo  ha conservado sus “viejos anhelos.....pidiendo para él la acequia con que regar”,pues ha sido el primer pueblo del Somontano y casi de la propia Hoya de Huesca ,que ha llevado a cabo la Concentración Parcelaria, totalmente necesaria y exigida para poder ser puesto en riego.
Los pueblos se están despoblando y es nuestra obligación crear estructuras que los hagan renacer y la principal es el agua ,que si la logramos será no sólo para la agricultura, sino también para la Industria ,pues hay que pensar en levantar una zona industrial ,cerca de la Autopista que se va a crear .
En cuanto al suministro ,ya se ha aprobado tomar el agua del río Guatizalema ,para la instalación de conducción de agua para Siétamo y otros pueblos hasta el aeropuerto de Monflorite. Esperemos que se realice pronto ,para que no pasemos   apuros los habitantes de Siétamo.
Ahora se ven desaparecer muchos pequeños pueblos ,pero los de Siétamo no queremos desaparecer ,como lo hicieron ,alrededor de él muchos otros como Olivito ,Abrisén, Castellazos y Santa Engracia y algunos un poco más lejos como Quinto ,La Ripa Alta y la Ripa Baja y para evitar la desaparición hemos de luchar ,en primer lugar por las aguas, que las hemos ya pedido para el riego y que servirán también para la Industria, porque hay que crear una zona industrial ,cerca de la autopista que van a construir de Lérida a Pamplona.
Y no es nada raro luchar por la industria en un pueblo que tuvo Fábrica de Alcohol  y de Harinas y donde de han dado todos los oficios antiguos de Aragón ,como “arnalero” o mielero,”pelaires “ o colchoneros .”mondongueros “,”zucreros “ o pasteleros ,”caveros”,
que hacían caveras para sacar carbón,”esparteñeros “ o teleros e incluso algo parecido a los banqueros ,como los “cabaleros “ o caudaleros.
Quedarán pocos labradores en Siétamo ,pero sus habitantes podrán ganarse la vida con dignidad y vivir a gusto y en armonía .

martes, 20 de junio de 2023

Mi burra torda y las flores

 


Cuando con mi hermano Manolo, llegaba a Huesca desde Siétamo, subido en un carro traqueteante, la burra torda cambiaba el paso por el trote desde el puente del Isuela hasta la posada de Laviña; el animal iba al pienso sin pensar y yo pensaba, viendo a mi izquierda a Santo Domingo y a Santa Rosa al otro lado, que había entrado en un ambiente dominicano. Me acordaba del Rosario del mes de Octubre en que cantábamos: ”¡Viva María, viva el rosario, viva Santo Domingo que lo ha fundado! ; veía salir a las niñas de Santa Rosa, la dominica limeña que había nacido el día de San Lorenzo y una rosaleda de cuentas de rosario, hechas con pétalos de monjas de Santa Rosa, de niñas colegialas, de rosas místicas, de rosas del paraíso, de rosas de Abril, de rosas de bronce y de rosas de Belial, florecía en mi imaginación. Me parecía que iba a hablar con mi parienta la venerable Madre Berride, que participó en la fundación de Santa Rosa y estuvo enterrada, primero en la iglesia de Santo Domingo y luego en la de Santa Rosa y hoy yace en la capilla del Colegio.
Puedo resumir estas impresiones, apoderándome de la poesía de Valle-Inclán:
“Esta emoción divina es de la infancia,
cuando felices el camino andamos
y todo se disuelve en la fragancia
de  un(dominical)Domingo de Ramos”.
Yo debí haber cambiado Ramos por rosas, pero no rima y no puede uno hacerse la ilusión de que los ramos eran de rosas y éstas había que ir a buscarlas al rosal.
No lo digo yo, lo dicen los poetas:
“Era un jardín sonriente; era una tranquila fuente de cristal, era a su borde asomada, una rosa inmaculada de un rosal. A la orilla de la fuente un caballero pasó y la rosa dulcemente de su tallo separó”.
Los hermanos Serafín y Joaquín Alvarez Quintero se lamentan a continuación de la desaparición de la rosa y a mí me ocurre como a ellos al pasar por el colegio de Santa Rosa. Me acuerdo de la poesía, un tanto anacrónico, en medio del ruido y de los humos de los automóviles, mirando el edificio y digo, como ellos: ¿Quién te llevó la rama, que no estás en el rosal?.
Me acuerdo también de Valle-Inclán cuando decía: ”El misal donde rezaba aquella santa, que  oía en su rezo el canto que encanta, del ave celeste, del celeste Abril; del ave que sabe la áurea letanía, de Nuestra Señora la Virgen María.¡Azucena Mística!,¡Torre de Marfil!.

Habla el poeta de azucena mística, cuando la letanía reza rosa mística y es que como el hábito dominicano es blanco, trocó la rosa en azucena, pero la explicación del cambio es más prosaica, pues lo hizo simplemente por falta de sílabas en la rosa. Sin embargo yo creo en la mentira verdadera del poeta, pues ellos los poetas y los niños entienden este juego de mentiras con la boca, que son verdades para el corazón.

lunes, 19 de junio de 2023

El Señor Don Gato

 


A un amigo mío los animales que más le gustaban eran los felinos y de estos los gatos. Debía tener afinidad con ellos pues se llamaba Félix y sus amigos lo conocían por Félix el Gato. En su casa se juntaban dos, su michino y él mismo. Se miraban mutuamente  a los ojos y de esa observación que llegaba a ser compenetración, sacaban sus consecuencias. Las del michino nunca las conoció, porque sólo decía miau, pero las de Félix consistían en divinizar al gato, elevándolo a la categoría de dios, como ya  hicieran, en su tiempo los egipcios. Estos tenían muchas imágenes de bronce de animales sagrados, entre los que se encontraban los gatos, que se debían ofrecer a los fieles como exvotos, con lo que se quedaban entusiasmados, ya que aquellos antiguos egipcios  se daban cuenta de que aquellas figuras captaban la identidad de esos felinos, de la que formaba parte su delicadeza insinuante, ya que eran aristocráticos y exquisitos, y los representaban muchas veces enjoyados con pendientes y con collares colgando de sus cuellos.   
Yo escéptico, le manifestaba que no creía tal historia, pero él me salía con nuevos argumentos y me decía: si no crees que el gato es divino, admite por lo menos, que es un señor. Para demostrármelo, cantaba:"Estaba el Señor Don Gato, sentadito en su tejado, marramamiau  -miau-miau, sentadito en su tejado. Ha recibido una carta por si quiere ser casado, marramamiau, miau, miau, por si quiere ser casado. Con una gatita blanca, sobrina de un gato pardo, marramamiau, miau, miau, sobrina de un gato pardo. El gato por ir a verla se ha caído del tejado, marramiamiau, miau, miau, se ha caído del tejado.  Se ha roto siete costillas, el espinazo y el rabo, marramiamiau, miau, miau, el espinazo y el rabo. Ya lo llevan a enterrar por la calle del Pescado, marramiamiau, miau, miau, por la calle del pescado. Al olor de las sardinas el gato ha resucitado, marramiamiau, miau, miau, el gato ha resucitado. Por eso dice la gente: siete vidas tiene el gato, marramiamiau, miau, miau, siete vidas tiene el gato."    
Aquello empezó a preocuparme porque el pueblo tiene una sabiduría muy vieja y cuando trata de señor al gato, por algo será, y también porque eso de resucitar es muy difícil y más siete veces, como dicen que es capaz de hacerlo "el señor Don Gato".
Seguí reflexionando sobre el tema y caí en la cuenta de que en los pueblos, cada uno tiene llave de su casa y nadie osa entrar en la ajena, en cambio el gato tiene acceso a todas las casas del pueblo, pues todas las puertas tienen su gatera. !Por algo será!.

sábado, 17 de junio de 2023

El Triangulo Fascista de Siétamo.

 


                                  

Mosen Marcelino Playan, natural de Antillón que tanto se nombra en estos escritos, y que según los republicanos fue muerto primero en la toma de Siétamo, como así lo anuncio la Radio Barcelona al servicio del CNT y de la FAI. En la toma de Estrecho Quinto y en franca huida fue sorprendido por los militares y estos le dieron muerte después de cruzarse entre unos y otros varios tiros. Pero el cura no murió. “Como ves, caro lector, resucité cual el otro Lázaro, no una sino dos veces” para hacer esta copia. Sin Comentarios”.  (Esto lo escribió aquel que lo llamaban el guerrillero faccioso “Bonete”, que prefirió incendiar el pueblo que defendía antes que entregarse a los  leales). De nuestro enviado especial Antonio de la Villa.

Cuando entraron “los rojos” en Siétamo, abusaron de todo lo sagrado que había en la Iglesia, que lo sacaron a la Cruz central de la Plaza, y allí lo quemaron y convirtieron la Iglesia en un garaje para reparar sus vehículos.

“Copia hecha el  15 de marzo de 1937 por los rojos”.

Otra vez estamos en estas calles desoladas de Siétamo, la mártir. Puede asegurarse que de ochocientos treinta y cuatro edificios de que consta el lugar, solo once se han salvado de ser desmantelados por la metralla. Los restantes están destrozados, ennegrecidos por llamas sus muros y hundidos sus techos, bajo los cuales quedaron muebles y enseres, y en muchas casas enterrados por el escombro los humildes campesinos a quienes cogió dormidos la barbarie fascista y no pudieron huir de la muerte.

Siétamo era un pueblo tranquilo hasta unos diez años. Los egoísmos de los que todo lo tenían, dividió el lugar en dos castas. Ricos y pobres. Aquellos daban jornadas de hambre. Estos pedían un poco mas de pan para sus hijos. No hubo nunca acuerdo, pues, que en Siétamo había un triángulo feroz. El señor, el cura, y el guarda.

Linda el medio siglo el señor ex Duque de Almudévar: Alto, recio, de gesto duro y carácter violento, habitaba en la plaza Mayor del lugar, desde donde ordenaba y exigía como señor de horca y cuchillo sobre el vecindario. Había que hacer lo que él quisiera. Su desagrado causaba la desgracia de una familia, ya que todas las fincas y casas eran de su propiedad. Tan peligrosos como el señor eran sus siete vástagos, que se distraían en provocar vejaciones y jugarretas a todos los elementos avanzados del pueblo.

La sociedad del señor ex Cura Párroco y el Duque de Almudevar es tan corta como pintoresca. El  Cura Párroco, un tipo de religioso trabucaire, guerrero y bravucón, que siempre estaba metido en sucedidos pícaros, y que desde el púlpito, con palabras amenazadoras afirmaba que había de llegar un día que se convirtiera en verdugo de los marxistas. El Cartero del pueblo, personaje de solapada hipocresía y delator constante de los vecinos cerca del señor ex duque, y un Guarda jurado, que era como el perro encargado de clavar sus colmillos a quien a aquel se acercaba en son de queja. Cuentan y no acaban relatando vergonzosas y repugnantes hazañas que durante muchos años cometieron el Ex Duque de Almudévar y sus mastines.

Sonroja tanta ignominia, cuando surgió la traición fascista, el señor y sus secuaces desaparecieron. Mala semilla ventearán sobre el lugar cuando vuelvan esos cuervos, profetizó un viejo pastor.

Y así fue, en efecto. El miércoles, primero después del alzamiento, aparecieron los fascistas, seguidos de fuerzas militares rebeldes. Al frente de los primeros, venía el triángulo fascista de Siétamo: El Señor ex Duque, el Cura párroco y el Guarda Jurado.  A la entrada de las Huertas se les unió el Cartero, que entregó una lista misteriosa al señor. Era la relación contra los vecinos que “merecían “un escarmiento. Consistía este en poner a los elegidos en la pared del Cementerio y volarles la cabeza a tiros de mosquetón. Se realizó la espantosa “razia” y de esa trágica forma fueron asesinados veintidós vecinos y cuatro mujeres. Todas las ejecuciones fueron presididas por el triángulo siniestro. El Cura, después de decir Misa, marchaba todos los días a los parapetos rebeldes formidable tirador celebraba con grandes risotadas cada vez que hería a un leal a la República.

 Así estuvieron hasta que se tomó Siétamo. La conquista fue tan rápida que de los cuatro asesinos sólo lograron huir el ex Duque y el Cura que, como lo habían hecho Alférez los fascistas, fue a seguir luchando. El ex duque se refugió con sus lebreles en Huesca. El Cartero fue sorprendido en uno de los arrabales, cuando trataba de fugarse, y fusilado por individuos de su propia familia. El Guarda Jurado también lo alcanzaron los fusiles leales y murió en la Torre de la Iglesia, desde donde agredía, a las milicias que primeramente entraron en Siétamo´. Posteriormente el famoso cura de Siétamo, al tomarse el  Castillo de Montearagón huyó pero fue descubierto en el monte, donde se había escondido, y como recibiese  las fuerzas leales a tiros, fue muerto.



El general José Villalba Rubio, jefe de las fuerzas republicanas en Barbastro, intercedió para que los de la CNT y la FAI y anarquistas no tomaran Siétamo. “No obstante, al producirse la sublevación, cambió de idea sin que se conozcan bien los motivos, aunque quizás pudo deberse a la incomunicación con respecto a los demás sublevados, a la presión anarquista incluso dentro de sus propias tropas, a la falta de unidad entre sus oficiales y al fracaso de la sublevación en Madrid y Barcelona.​ Posteriormente, en el consejo de guerra por auxilio a la rebelión militar al que se vio sometido el coronel José Eduardo Villalba Rubio, se comprobó que este dato era falso y  pronto se puso en acción, y avanzó con sus tropas sobre Huesca. Por su experiencia se le otorgó el mando de todas las unidades que asediaban Huesca, realizando ataques contra la ciudad en septiembre y en octubre sin llegar a conquistarla. También tuvo alguna discusión con los jefes anarquistas, caso de Durruti, por la forma de llevar la lucha en el Frente de Aragón. (Fuente de Wikipedia).

Tendríamos que aclarar que, el cura no fue muerto por que se fue a Huesca y cuando acabo la guerra volvió a ejercitar su misión eclesiástica en Siétamo. Como habían destruido la Iglesia donde los rojos habían construido un foso para arreglar sus vehículos, el cura siguió celebrando la misa en su casa en la calle Alta. En el balcón de esta casa tenía colgada una llanta que golpeaba haciendo el uso de un badajo-campana. Los que entraron en Siétamo eran de la CNT y la FAI y no eran militares profesionales. Un comisario rojo, quiso hacer entrar en la conquista de Siétamo a unos militares de la República y que se abstenían de luchar por la conquista de la villa con la violencia que usaron los anarquistas. A parte de esto , vi a Mosen Marcelino durante la guerra con mi padre y nos lo encontramos en Huesca vestido de paisano delante de la Compañía en el Coso. Una vez arreglada la Iglesia, Mosen Marcelino Playan, bautizó a un niño y colaboramos con este sacerdote un amigo mío de Siétamo y yo.

Miguel Ruiz Orús, Maestro en la Escuela de Siétamo

  Me he encontrado, paseando por el Parque de Huesca, con mi antiguo amigo Miguel, al que conocí, cuando ejercía de Maestro Nacional en la E...